y como hace mucho tiempo, ellos dos se volvieron a ver.
pero fue distinto, el
silencio inhundo la habitacin mientras que ambos respiraban pesadamente, ash penso que se le habia cortado la respiracion, pero no era verdad. el estaba aqui. despues de trece largos aos. el shock de verlo de nuevo la tenia anonadada,el no habia cambiado nada, en cambio de ella no se podia decir lo mismo. automaticamente se llevo las manos a su rostro para palpar las nuevas arrugas que se le iban formando, e hizo una mueca al sentirlas alli, al igual que todas las maanas desde hace un ar de aos atras, cambio su peso de un lado a otro, ahora pensando en la verguenza de que el la observara de esta manera, demacrada y mas vieja. En cambio el rostro de l segua siendo impoluto, suave como la seda, se record ella. El mrmol pareca tosco al lado de su dulce cara, y sus ojos asemejaban a las estrellas en cuanto se posaban en ella; dos estrellas brillando, y mezclando su luz con el azul del cielo. Su boca era demasiado gruesa para pertenecer a un hombre, pero lo haca. El rojizo del labio inferior indicaba que se lo morda a menudo, eso lo hacia cuando pensaba en algo importante. Si no se lo mordiera, unos labios rosados contrastaran perfectamente como lo hacan en el pasado. Su nariz encajaba a la perfeccin, y su sonrisa. As era l, belleza juvenil, y no haba cambiado nada en treinta aos. No haba cambiado el amor que senta en sus entraas. Ella quera dejarlo salir, quera sentirse abrumada por l, volver a sus brazos y que la llevara a la isla como solian hacer, dar un paseo tomados de las manos por la orilla de la playa mientras recolectaban conchas de mar ella misma se jur que eran sueos, sueos que su mente de desquisiada inventaron para cubrir una vida llena de trastornos, y que pudo acabar con la muerte si no escapaba con este hombre ficticio que segn le cont a los psiquiatras, era producto de su imaginacin. Pero ella lo senta, no, mejor dicho, lo tenia ahora a unos metros del comedor principal, que en ese momento se encotraba baado por la luz de la luna que se colaba por la ventana apenas cubierta con una cortina marfil transparente.