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El Rey no necesita una silla para sentarse; solo necesita un caballo.

As como San Martn, Napolen, Simn Bolvar, los militares romanos del Imperio o
el Che Guevara, el Diego tambin hizo Historia. Y la marc para siempre. Le dio una
marca tan personal que cualquiera asocia esta Era con su figura. Pero a esa imagen
no la acompaa un arma, como a cada uno de los primeros nombrados. l va junto
a una pelota. Una pelota redonda como la Tierra. Una pelota que logr enamorar al
mundo.

Y con esa bola hizo de sta una mejor. Nada se le puede reprochar, porque aunque
cometa mil delitos, le debemos eternamente la felicidad de ese momento. Es que
cuando alguien te regala felicidad, no se le puede exigir ms nada. Se gan el cielo.
Acaso por algo lo llamamos DIOS. Producto de la televisin, es deidad en cualquier
tierra; su cuerpo supo ser cancin, cargndose toda Inglaterra.

A ver si entendemos de una vez que super la barrera de cualquier deportista, y su


nombre se acerca ms a los prceres nombrados al comienzo. Que el mundo est
cambiado, puede ser. Que sea una locura la magnitud y trascendencia de su imagen
habiendo sido simplemente futbolista, lo acepto. Pero l tambin es uno de ellos.
Acaso, como cant Rodrigo, llev alegra a su pueblo y reg de gloria este suelo.

En Game Of Thrones, una serie que habla de luchas entre dinastas en pocas
medievales, dicen que El Rey no necesita una silla para sentarse; solo necesita un
caballo. Ahora, si la serie fuera sobre los aos que corren, estoy seguro que diran
Dios no necesita una iglesia para evangelizar el mundo; solo necesita una pelota.
Y el Diego, un dios antihroe como nadie, la domin a su antojo.

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