LO QUE DEBE ENTENDERSE POR
PUEBLO”
Después de paseda In época ominosa que hemes co
ido en medio de tantos peligros y azares, y abrifado-
nos paso y rumbo a trevés de la mala fe, de In insolen
y descaro de los malos contra los buenos, y del espiritu
de bando y parcialidad, que en su vérigo de sabia, rocs
hasta los nombres de las cosas; y devuelto ya’ hasta
unto el reposo ala sociedad y la eonfianza a los
4nimos, agitados antes, ora por el temor, ora por
to de las pasiones politicas, ha venido ya el tiempo de
consagrarse con vigor y espacio a consideraciones de
Ind y utilidad para precaver males futuros, y a pesar en
calma, como si dijéramos libres de mal’ influjo, hasta
énde es capaz Ia razén de cegarse cuando anda metida
y envuelta en el torbellino de los intereses de partido.
a que puede dar
argen ese estado, que se acerca mucho al de Ia guerr
ie ¢s su imagen y que, sobre todo, en Ia faccién que
nosotros partido’ politico, Ilegaron
a ser las més escandalosas asf como les mis perjudi
les, por lo mismo que los que lo componfan no eran
otra cosa, en su generatidad, que ladrones y_bandidos,
¥ Serie de tres, artculos,publicados en El Continele de
Patria, Ne F 24 (Gen, eer de 1847).
imo de los’ ret, “Al ciudadano eiclaerido", se incl
Qhyas, Howe. po. 259-262), Fron inches emo
8 dea colescién Pensamionio Politico Venezolano del
HX (Caracas, Ediciones de la Presidencia de la Rep
1961). Nota de ta Comisién Editora,
ninguna més ridicula que el abuso de la palabra pueblo
Vergiienza nos da hoy, lo confesamos, que Ia posteridad
haya de ver un dfa tanta miscria, tanta debilided en los
unos para suftir, tanto descaro en los otros para buscar
males ‘aun en cosas que debieran ser sujeto de
burla y risa, més que motivo de temor. ¢A qué de pa
siones no ba dado margen, a qué de intereses no ha exal
tado, cuantos planes negros e inicuos no ha promovido la
mala inteligeneia del vocablo pueblo? ¢Exa preciso ame-
drentar Ta autoridad, for f
rla_con
gritos de crinen y amenazas de asesnos, pata eludis el
fallo de la justici, como sucedié el 9 de febrero?
eta quien debia hacer todo esto? ¢Era preciso
Se invoeaba al pueblo. gSe levantaban cuadrillas
quien se levantaba, Se pro
alfa la caida del Gobierno? Era el pueblo
quien proclamaba y pedis, Y al fin, se insultaba a los
Buenos cindadanos, y a a plaza el pudor y buen
virtud y el buen procedes, y se hecta
sala de maldad, y se prometia el reparto de la propiedad
y del sudor ajeno, y se alentaba la tevolucién, y se alen-
taban Jos crimineles y se buscaban, y se befaba a. los
buenos y se les persewuia: y todo en nombre del pueblo,
porque el pueblo lo pedia, porque el pueblo lo procla
aba,
lustre pueblo de Venezuela! jPueblo de la inde-
pendencia y de In gloria! jPucblo del patriotismo y las
virtudes civiles! Mira e6mo se te insulta
Otro quiere tomar tu nombre para engalapara embaucar con él, para imponer respeto y autotidad
con Ia magia de él; quiere ponerse tus vestidos para em
parejarse contigo, y tratarte de igual a igual para reba
jarte a su bajeza.nara confundirte en su polvo, para
ismarte en su miseria, Ta no eres él, ese que ha que-
rido suplantarte y contrahacerte; tii eres la reunién de
los ciudadanos honrados, de los virtuosos padres de fa
nila, de Tos p.
dustriosos, de los leales militares, de los industrisles y
jornaleros’ contrafdos; ti eres el clero que predica I
‘moral, los propietarios que contribuyen a afianzarla, los
que s@ ocupan en menesteres stiles, que dan ejemplo de
icos Iabradores, de los mercaderes in-
ella, [os que no busca Ia guerra para medrar, nicl tras-
torno del orden establecido para aleanzar empleos de
holganza y Iuero; ti eres, en fin, la reunién de todos los
buenos; y esta reunién es lo que se lama pueblo; lo
demfs no es pueblo, son asesinos que afilan el pufal,
Indrones famosos que acechan por la noche, bandidos
que infestan caminos y encrucijadas, especuladores de de
sorden, ambiciosos que aspiran, envidiosos que denigran
y demagogos que trastornan.
Nosotros tenemos motivos para decirlo asf. El-que
regaba J tierra con su sudor, no dejé la escardilla para
reunirse a turbas que proclamaban la. expropi
el mercader tampoco hizo alianza con I
0; ni el sacerdote con los que tenfan en los labios
lasfemia y el pecado; ni el padre de familia, que
tenfa virgenes, con los que hacfan el reparto impuro del
pudor. De manera que el verdadero pueblo de Venezue
Ja, el que influye y pesa en Ja balanza de los destinos
politicos de nuestra patria, el que la ama de corazén,
porque tiene intereses comunes con ella, porque tiene
propiedid y, por lo mismo, esp
vio despojado de su afiyj.
ba, porque no. sem que no andaba
uadrillas por cam pablados, po»
reunia en los figones, porque no se reunia en las plazas,
porque no manchabe la vida privada, ni desacreditaba al
Gobierno, ni desobedecia las autotidades, ni predicaba
Ja rebdlién, i h que fuese
trasjorar el orden y desuni la so
Y sin embargo de tanta torpeza en el uso del vocablo,
y sin embargo de tanta malicia en su aplicacién, y sin
embargo de les males que se empezaron a palpar, so
se hizo al principio y eso se coatinus
y eso se hubiera continuado, tal vez, sino se hubiera lo
grado sarar Ia carrera que levaba muestra sociedad, y
que Ia precpitaba a su ruina
Es preciso, pues, que no seamos més ilusos; que no
nos dejemos engafiat con palabras como los nifios; y se-
ppamos que el verdadero pueblo no son ni diez, nici
ni mil, ni nunca contados hombres, sino Ia generalidad
de los hombres; y eso no todos, sind los buenos cin
ros, Quiz en otra ocasién, tendremos oportunidad
probar, que este pueblo nunca conspira, porgue en ello
infa contra sus propios intereses, que los hace estribar
Ta par; ni tiene tampoco derecho de conepitar, mayor
mente en los gobiernos democriticos como el nuestro,
porque serfa antilégico, porque serfa destruir la obra
sus manos, que s el Gobierno y, por lo mismo, destruir-
39En nuestro nimero anterior nos parece haber dejado
sentado, y aun probado con hechos que no se pueden
negar, porque son piiblicos, que Ja inteligencia
ron y extendieron los demagogos del partido que se I
m6 aguf guzmancista a Ia palabra pueblo, asf como era
la_més torpe e inadecuads, porque
no a la generalidad dé los ciudadanos de una nacién, co-
mo debiera, sino a diez, ciento, 0 una parcialidad
gaieda y desprendida del todo; de la misma manera, y
signiendo sin dada en esto las miras dafinas y aviesas
de sus autores, era la més mafiera y perjudicial que pudo
concebirse, porque nada menos se pretendia con ella, al
aplicarla, que dar calor y aliento a los malos para afron-
ultaba convenir
tarlos con Ios buenos; sacar del fango de los vicios 1a
hhez inmunda de la sociedad, para darle asiento en la
‘mesa de'les virtades; y levar a garitos y tabernas, y lle
var a burdeles y figones la mueva fatal de que los fulle
10s, bandoleros y rufianes eran los llamados a la direc.
cién de los destinos py dar rambo a
Je marcha de la admis Ia sociedad
peta recomponeila a su rando de este mo-
do Ia revoluciéa como un principio, y entregando Is
suerte de los gobiernos ala voluntad antojadiza y fécil
60
de una fraccién, de un bando, de un hombre solo.
rable condicién'la de mucha parte de los hombs
por d ni qué hacen,
Jos etigafia, ni quién no, y que creer seguir st
1 propio tiem-
zs intertses, y los consejos de st pio tiem
9, que no hacen mis que mov seal compis
y querer de las pasiones ajenas
ero si esto es una verdad, porque también lo es, que
la generalidad de los hombres es enédula ¢ ilusa, no es
menos cierto, que el empleo mds provechoso de Ia prea:
ast como el que més se acerca a la perfeccién que
canzar con el tiempo, es i
los en el buen camino cuando se
8 con las Tuces, como con firme
esté llamada a alca alos para
no precipitatlos, pe
desvian, y guate
excudo, de las malas artes y a
buscan su ruina y perdlicién. Por eso en otra parte hi
aso grosero que se habie hecho de In pala
jeblo; y por eso también prometimos demo:
aun entendida por el vocablo, como d 0-
10s quieran rebelarse, ni se puede defender como prin
io, sobre todo en gobiernos como el nuestro, que ten
sn derecho para hacerlo
Y dicho ya de lo primero, resta que demostremos 10
0s: pueblo, en cl sentido que no
ido que de
tido de la razén, es Ie totalidad de los buenos
5. ¥ decimos que nosotros lo queremos asl, y
que deben quererlo todos, y que Io quiere también Ia
ta26n, por la muy sencilla y Ilan
chanzas de los que sélo
querer todos,
de que si el pueblo
Gtque buscamos ha de intervenit con su autoridad y con-
jo en Te discusién de los intereses publicos, en la difu
aflanzamiento de la opinién general, en la mar
cha y progreso del Gobierno, en la ilustracién de las
cuestiones nacionales, en Ia formacién y reforma de las
leyes, en el movimiento eleccionario, en la renovacién
empleadas, y en todo cuanto sea de provecho del
«preciso que sea compuesto, no sélo de ciuda
danos, para que resulten excluides los que no lo son
Iiamarse
egat, a lo
sino también de ciudadanos que sean y pued
buenos; ealificacién que se hace necesaria agr
menos mientras los hombres no sean més ilustrados y
virtuosos que Io son hoy
Resta ahora sabe quiénes sean y puedan Ilamarse
buenos ciudadanos. Asf se califica a todos aquellos que
estén dedicados a menesteres y oficios de provecho, por
que el trebajo es la virtud o principio de virtud; asf como
I ociosidad es el vicio, 0 su camino. Y
res ¥ ofitios sities son la labranza, elt
de aplicacién prictica; quiere esto decir que los buenos
as deben ser labradores, trajinantes, metcaderes,
artesanos, hombres ocupados, en fin; y si esto es verdad,
erece, quiere también decir, que los
0s deben tener propiedad, 0 renta, que
‘a industria, el fruto y la recorpensa
jo, y la esperanza de las familias, ¢Y quién puede figu-
raise, sino en el delisio de una locura rematada, 0 cn la
ofuscaciéa de una rabia canina, que los propietarios, es
decir, los que tienen que perder, los que esperan goces,
y se han afanado pot ellos, y tienen seguridad de conse:
62
guitlos, deseen, busquen, alienten una revolucién, que lo
primero que hace es echarse sobre las ptopiedades y ti:
quezas para engullirselas, y cobrar de este modo fuerza
y brios para pasar In hoz sangrienta de la guetta, y c
tar de'uh golpe y a cercén cuanto salga y se eleve sobre
jlo? ¢Por ventura echaré el mercader sus naves
le mar y se embarcaré él mismo en medio de_peligros,
jesard escollos y salvaré arrecifes, tosténdose al sol,
ndo y suftiendo enfermedades, privacic
a fo achaque de males, no para mejo
rar a sus hijos, ni aumentar su fortuna, sino para feriatla
toda en revoluciones y trastornos? 2Y habrin de desea
Tos y busearlos los que riegan In tierta con el sudor
te, y pasan uno tras otro dia a la orilla de s
mieses hasta verlas nacer, crecer y espigat, para meterlas
después y almacenarlas en sus ttojes, y_ preparar con
ella 2 su familia pan de afio y hartura de abundancia?
eCémo seré posible que anhele males quien busca bi
nes? gQue ansfe le guerra quien necesita la paz? Tal
sin embargo, parece ser el punto a que ha pretendido
ractnos la i6gica torpe de los facciosos guzmancist
e ellos dicen que ef pu
ro Ia totalided de los buenos ciudadanos, que es To que
se llama pucblo, ni ha querido, ai quiere, ni puede que-
rer tal cosa; y ellos que son los tinicos que la quieren y
aclaman, no. son el pueblo ni cosa junto a A. D
manera resulta comprobado lo que deciamos atrés; a sa
ber, que el verdadero pueblo nunca, en ningin caso, es
dispuesto a buscar trastomos, mucho menos a aconse
sos, muchisimo menos a fomentarlos y slentarlos; y,
3pot consiguiente, quienes los han promovido entre noso
tros con papeles sediciosos, con voces y dichos alarman:
tes, con doctrinas disolutivas, con hechos y obras crimi-
rales, y con nombre de partido politico guzmancsta, han
sido, en mucha parte, los trapaceros, los ambiciosos, Jos
negociantes de empleos, los especuladores de cesorden,
los gue infestan los caminos publics, los que maldicen
en las plazas, los que charlan en los cafés, los petulantes
de fonda, los politicos de figén y lo més ruin y abomina-
ble de la sociedad.
que no quiere trasto
vercaderos intereses, tampoco debe buscarlos en ningtin
ccas0, ni por ningin ‘motivo ni pretexto, porque no tie-
ne derecho para tal atentado, y porque si quie:
Ia Constitucién le ‘vfas legales. Se hace necesa
rio entrar en estas teorfas porque los facciosos ensefiaron
fen sus sucios escritos, y de vox y de obra, las d
escandaloses, asf como las mas dafiinas, levando en
+s que el vulgo cree cuanto le dicen y, sotre todo,
se disponen a ejecutarl.
08,
Proseguimo:
por falta de espacio en nuestro
nos en el presente demostrar, que el v
‘echo de conspirar en gobiernos como el nues:
agaf Io que hablamos dejado suspenso
mero anterior.
iro. Y con esto quedaré cerrado lo que nos propusimos
discurtir sobre el presente tema
64
y recordamos, que en el seno mismo de un Estado tepar
blitano, de insttueiones tan liberales como el nuestro, y
con'ua Gobierno a la cabeza que no tiene manos para el
mal sino para el bien, se cuid6 de inculcar, y se esct-
'bié en papeles, y. se hizo infandir y predicar lo que la
demagogia quiso amar derecho de insurrecci6n; casi n0
sabemos qué admirar més, si la impudencia de los aue
vos apéstoles, que no tuvieron empacho en falsear nom-
bres y adulterar doctrinas, o el continente sereno y cal
ma fria de los buenos ciudadanos, que vefan impasibles
prodamar como evangelio Ia guerra, y como dogmas y
decélogo la inmunidad de los cxfmenes y la satisfaccién
de pasiones brutales. No inventamos, no exageramos; Ia
velucién acaba de retirarse @ nuestros ojos, como tor
meta que pasa; los papeles que la formaton ahf estén,
as que la precipitaron recorren sues
tras calles, y el feo cuerpo del deito ahf esté también,
la sangre avin fresca y las heridas sbiertas; atin hay es-
pano de muerte en los semblantes y ecos de dolor en
los campos de Tacasuruma y Rfo Chico, de Magdeleno
sn Ins malas doctrinas; siempre dejan elguna
hhuella abjerta, y no es raro que preparen cosecha de de-
sastres, El vulgo es facil, el espirita de partido ciego, las
pasiones de Ia multitud inflamables, las gentes de mal
vivir, prestas en mover las manos pata cl mal, asf como
tatdas en tetitatlas; y con semejantes combustibles, bas
ta una chispa para reventar el incendio. Bien sabfan esto
los misioneros de la propaganda facciosa; y por este gti-
6taron, y por eso eseribieron, y por eso se propasaron a
defender lo mas torpe y grosero, lo mis inicuo yeti
minal, como el derecho de insurreccién, segtin ellos 10
lamaban
Aqui podiamos a semejanza de lo que en oca
si6n distinta, aunque por motivos que no distan mucho,
decia un célebre orador francés: que derecho de insur
cidn es una frase compuesta de palabras, que Bram
entre si por verse juntas. :Cudl es la idea que envuelve
la vor derecho, sino la idea de justicia? @Y qué quiere
decir insurreccién sino fuerza? Y si_es que entrambos
je cuando sepatados significar cosas muy di
que asi lo quiere el uso, han de significar en
sense cas0 una idea tinica, por habérselos unido; 0
es preciso concebir la fuerza cn Ia justicia, o la justicia
cn Ia fuerza; maridaje bé:baro y torpe, que no se puede
nacer sin confundir y trocar las relaciones de
y borrar como de un golpe las leyes més claras de Ia in
"Pero sin hacer cuenta con Jo chabscano de la légice
debido no tener, ni con Ia falta de principios.
los entes
que
que han mostrado siempre lor et
mos de una vez en el fondo de su doctr
na. Decit que el derecho de sebelarse esté en ellos, e:
poco dec't; porque ellos son diez, ciento, mil, siempre
contados, y no se concibe que lo tengan los que menos
merecen para Ia sociedad, los que son enemigos declare
dos de ella. Lo que ellos han pretendido es que perte
nezea a la nacién entera, a la reunién de los buesios
ciudadanes, con cuyo nombre han inten:ado cubrirse; y
gel
el punto a que conviene traerlos, para cargarlos
‘con sus mismos principios y teor
revolucién es la fuerza bruta en
ne se pretende, debe hacerlo el
e pretende, es para echar abajo el Gobier
no. Peto el Gobierno no es otxa cosa que cl gran person
el representante del comin, el entendimiento pablico que
cconseja, Ja voluntad nacional que dirige, en una palabra, ef
pensamiento de la nacién; de manera que por uni
lismo que no se puede negar, porque se ve, po-
jr que en la nacién se pueden considerar dos pve
obedece, que se llama asimismo, y el que
que sc Hama gobiemo. Y segin esto,
gaué otra cosa han querido decir los facciosos con Ia
malhadada insutreccién popular, sino que el pueblo debe
eblo? Muy ciego debe andar por la cuenta
go apasionado, quien no ve en tal I6gice ta
blo, 9 a
cic de ai
demos di
al
aconseja y diti
y, sobre ci
Y no se nos venga ahora con que el Gobierno e
Jo, que hace Io que quiere, y no corresponde a la
tad nacional. Hasta risa de compasién merece un cargo
Una cose no més preguntaremos, ¢Y quién
si el pueblo he podido equivocarse en Ia eleccién, podré
también equivocarse alguna vez en
una de las de
195 y cosas que resulte, bastard para pro-
bar g ‘no pueden dirigitse por sf mis
mas, yerran, y esto bastard a su vez para ech
por tierra el principio de Ia demo
tén del sistema representative. Esos no son nuestros prin-
cipios; esos son los principios de los‘Aun no paran en esto sélo; van més alld. Admitamos
que el pueblo tenga el tal derecho; admitamos més; 8
decit, que el pueblo son los facciosos, y 10 los buenos;
y- que ellos encienden a guerra, Ia propagan, y_ tumban
al fin el Gobierno..2£émo se sontendrfan en
podrian contestar a otros f
fiana: El pueblo somos nosotros
tro diploma aqui esté, nuestro derecho también;
fuerza bruta, Ia fuerza no més, Ia fuerza que hicistis,
Ta fuerza que alepésteis? De esta manera vendrfa a que
dar canonizada como principio Ia anarquis, y conde
da la sociedad a estar en perpetuos vaiveres y oleades,
‘como un mar bosrascosp
Por ninguna parte se encuentra trabsaén ni enl
en fas ideas de los facciosos. La Constituciéa manda I
clecciones periddicas y frecuentes, no por otra razén sino
pata renovar la opinién, para hacer popular el Gobierno,
pata acordar las leyes con las costumbres, para unifor
le marcha administrativa con las nuevas necesidades in
tereses, y para que al cabo resulte todo esto conseguido
por vias legales y pactlicas, y se eviten las guertas, y se
eviten los trastoros. Pero los facciosos Jos proclaman, y
al mismo- tiempo invocan Ia Constitucién, que los con-
dena. ¢Quién los entenderé?
Demés de esto, la'misma Constitucién, previendo qui
24 las pretensiones eriminales de los demagogos, les sale
al paso en sus articulos 225 y 226, referentes al modo de
reformar la ley fundamental. Y si aun para mudar Ia
Constitucién, que parece ser el mayor extremo a que
puede Megat’ una nacién, no tiene ésta derecho para ocu
rir a vias de hecho, geémo habré de tencrla en los ca
sos comunes, en invoeindose el mismo cédigo, que Jo
primero que hace es condenar toda fuerza bruta, todo
medio inmoral, todo principio de rebelién?
De todo lo dicho resulta probado de un modo claro:
1 verdadero pueblo no tiene derecho de conspirar,
‘unea, en ningin caso; y con esto, al mismo tiempo que
desacreditada la revolucién, sefalados con el dedo los que
Ia sconsejaron y promovieron
‘AL Crupapano EscLarecioo
I
os detendis atin lejos de rosotros?
2 gPor qué 20 0s to
Por g
¢Por qué no os ven ya nues
can nuestras manos?... Nos han dicho que ve
tarnos. g¥ por qué tardfis? gPor qué no voliis?... Los
corceles de la victoria estén a vuestto lado; ellos se beben
cl viento en la carrera, Tomad uno, montadlo, y partid al
escape a nuestros brazos.
0
Queremos ver de cerca esa aureola de glotia, que ne
cabe ya, segiin se dice, en vuestras sienes. Queremos des
cargatos del peso de los laureles que os agobist. Quere-
mot veros entrar por nuestras calles, apuesto y gentil so
bre wuestto caballo de guerra, y entre vitores y aplausos
del entusiasmado pueblo que 05 i
labios las nuevas de la victoria y Ia salud de la patria
Queremos sefialaros con el dedo @ los nios, que se