Oh incomparable Seora del Rosario de Chiquinquir! Madre de Dios, Reina de los
ngeles, abogada de los pecadores, refugio y consuelo de los afligidos y atribulados. Virgen Santsima, llena de poder y de bondad, lanzad sobre nosotros una mirada favorable para que seamos socorridos por Vos en todas las necesidades en que nos encontramos. Acordaos, Oh clementsima Seora del Rosario!, que nunca se oy decir que alguien que haya recurrido a Vos, invocado vuestro Santsimo nombre, e implorado vuestra singular proteccin, fuese por Vos abandonado. Animados con esta confianza, a Vos recurrimos. Os tomamos desde hoy y para siempre por Madre nuestra, nuestra protectora, consuelo y gua, esperanza y luz en la hora de la muerte. Libradnos de todo aquello que pueda ofenderos y a vuestro Santsimo Hijo, Jess. Preservadnos de todos los peligros del alma y del cuerpo; dirigidnos en todos los negocios espirituales y temporales; libradnos de la tentacin del demonio, para que andando por el camino de la virtud, podamos un da veros y amaros en la eterna gloria, por todos los siglos de los siglos. Amn. Ruega por nosotros ahora. Concdenos el don inestimable de la paz, la superacin de todos los odios, rencores y la reconciliacin de todos los hermanos. Que cese la violencia, que progrese y se consolide el dilogo y se inaugure una convivencia pacfica. Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad. Te lo pedimos a ti, a quien invocamos como Reina de la Paz. S para nosotros puerta del cielo, vida, dulzura y esperanza, para que juntos podamos contigo glorificar al Padre, al Hijo y al Espritu Santo. Amen. Oracin a San Miguel Arcngel San Miguel Arcngel, defindenos en la lucha. S nuestro amparo contra la perversidad y las acechanzas del diablo. Que Dios manifieste sobre l su poder, esa es nuestra humilde splica; y t, Prncipe de la Milicia Celestial, con la fuerza que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satans y a dems espritus malignos que vagan por el mundo para la perdicin de las almas. Amn.