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muy marcad: duales y/o familiares, que orientan también el «qué-hacer» del pro- fesional social. O, quizé, porque en latinoamérica los problemas sociales se imponen y exigen otras respuestas. No obstante lo an- terior, antes o después, se han desarrollado todos los modelos y a de intervencién de la psicologia comunitaria, con los ma- jos de cada realidad. tices pr 1. El modelo clinico en cuestién ‘Algunos autores atribuyen a la situacién de postguerra los antece- dentes de la psicologia comunitaria: la poca eficacia del modelo ‘médico tradicional para dar respuesta a los numerosos problemas fisicos y psiquicos generados por la Il Guerra Mundial ponen de re- lieve las deficiencias de un modelo de comprensién de la ent medad mental como psicopatologias individuales determinadas por factores intrapsiquicos y la curacién basada en la relacién did dica médico-paciente. En este momento, el desarrollo de la, psiquiatria militar, mani fiesta la importancia de la intervenc! profesionales espectticos de la salud, como por no profesionales, para la recuperacién de los afectados y la neoesidad de integrar a fa comunidad en la bsqueda de soluciones (Hombrados, 1996). Asimismo, la introduccién en el terreno de.juego.de Jos psicon, tr6picos.ensla. década de los cincuentasabre nuevas perspectivas para el tratamiento psiquidtrico, permitiendo que los pacientes si- grados en la ‘Secuencias en el entomo social de los pacientes, que obliga a una actuaci6n mds integrada y global. El movimiento de la antipsiquiatria tiene un papel fundamental en estos cuestionamientos, arremetiendo contra la psiquiatra tradicio- cién la obra de Thomas S. Szasz, E Mito de la Enfermedad Mental, que todavia hoy es una referencia obligada de estudio. En Italia, levando principios de la antipsiquia- ‘entomo social tiene un papel protagonista. El cusstionamiento ra- ical de las instituciones totaltarias, empezando por los hospita- iquidtricos, es feroz. Se enfatiza la deshumanizacién de estas stituciones, la necesidad de que los usuarios tengan tratamien- tos menos masificados y mas acordes con sus necesidades espe- cificas, y que la comunidad y sus relaciones sociales sean la base de la salud mental, En Argentina, cabe destacar la contribucién de Alfredo Moffatt a este movimiento de transformaci6n de las instituciones psiquidtricas y de valorizacién del papel de la comunidad en los procesos de en- {ermedad/salud mental, que aun siendo una actuao‘6n muy puntval ha tenido repercusiones en toda América latina y ha sido tomedo co- mo referente en los profundos cuestionamientos de la practica clini- ca. Moffatt, al frente de la Comunidad Popular «Peria Carlos Gardlel, desarrolla un modelo de comunidad terapéutica basada en la valo- rizacién y rescate de aspactos de la cultura popular relacionados con la vida comunitaria y la reconstruccién de vinculos sociales como instrumentos de rehabilitacién de la salud mental. «La comunidad ‘desenmascaré la sumision como falso criterio de salud mental y pro- puso otros patrones de sanidad para el pueblo: la sanidad de asu- mir su identidad cultural y personal» (Moffatt, 1984). En varios paises se desarollaron interesantes experiencias de UU. y la antigua U.R.S.S.. entre otros. Sin embargo no es nues- tro objetivo en este momento hacer un estucio en profundidad del ‘tema, solamente traemos a colacién los ejemplos de Argentina e Italia, a modo de ilustracién de una época con profundos cuestio- namientos de la psiquiatria y del modelo médico que la Hoy dia, aunque el modelo logia a ‘aunque localmente la pobreza esté presente en todo el mundo, in- Cluida Europa. Sin embargo, también las diferencias culturales se hacen notar, pero los enfoques diversos pueden ser complemen- tarios: mientras en Europa el estilo de las intervenciones se ve de- terminado por el énfasis en los aspectos técnico-cientificos y en una excesiva burocratizacién que algunas veces ofuscan los obje- tivos y metas de la intervencién, en América latina el énfasis osté puesto en la transformacién social y quizé en un excesivo volunta- fismo, donde muchas veces la falta de profesionalidad, 0 los défi- Gits do gestion técnica, pueden reducir la operatividad y la eficacia Ge las acciones. Son realidades muy distintas, pero siempre po- demos aprender mucho unos de otros si somos capaces de dejar ‘2 un lado los prejuicios, aunque eso no siempre es faci. La psicologia tiene un lugar indiscutible en la comprension y la intervencién sobre los procesos sociales, lugar que ya esta con- uistado y reconocido, y que poco a poco se va construyendo des de una perspectiva critica de accién en la comunidad, superando fas concepciones individualistas que han marcado proundamen- ‘te el «qué-hacer» psicolégico durante varias décadas, y que toda- vvia se arrastran en muchos émbitos de la practica profesional. El psicélogo/a’ comunttaro tiene una funcién catalizadora de procesos de organizacién y dinamizacion social, es el elemento ue, unto a otros profesionales de otras areas, potencia esos pro- ‘casos sin ser por ello el protagonista. El protagonismo siempre lo tiene la propia comunidad, que es la responsable de la apropiacién y tfansformacién de su realidad. El objetivo final de la psicologia Comunitaria es el cambio profundo de las estructuras y relaciones sociales que crean y mantienen los mecanismos de exclusion so- cial. Para ello es fundamental que la misma poblacién con la que trabajamos sea capaz de percibrse y ubicarse en el entramado s0- cial en el que esta inmersa, que no es ni mérto, ni «culpa» de unos pocos (sean individuos o familias). Hay demasiados en ol mismo Barco, ese de la marginacién, para que la explicacién sea simplis- ta, y quo los excluidos y/o marginados, ademas de las conse- cuencias tengan también que cargar con las responsabilidades de los problemas sociales, como se ha hecho y se sigue haciendo des- de muchos modelos de intervencién psicolégica y social. Hay mu- chos intereses econdmicos y de po tramado social sea urdido con estos bargo, todo agente tiene un margen de maniobra que sera mas ancho o mas estrecho ‘en funci6n de la ubicacién Institucional, de los medios y de las ca- pacidades de que disponga y/o pueda desarrollar o crear para per- seguir el cambio social. A final del texto, con el érimo de ejemplificar la aplicacién del marco te6rico, relatamios dos experiencias précticas que se lleva- ron acabo a partir del enfoque comunitario, una en Brasil y otra en Esparia. Son dos experiencias muy distintas, tanto en el contexto ‘como en la intervencién, sin embargo en ambas se ha trabajado desde una perspectiva comunitaria, con énfasis en la articulacion En la experiencia brasilefia se ha se lleva a cabo desde 1990 un programa de desarrollo rural. Asi, al fas paginas, procuramos poner algunas bali- zas para ino @ los que empiezan y sefialar algunos puntos de inflexion alos que estén ya en el trayecto. En este sen- tido es importante dimensioner con realismo los pasos y los logros que se van obteniendo, para orientar la estrategia a largo plazo y redueir la frustracién de no poder cambiar el mundo, pero, al mis- ‘mo tiempo, valorar el propio proceso de intervencién como la po- la «revolucién molecular», en una expresion fldsofo francés Félix Guattari. muy esperanzador t ee CONIO SURGE LA PSICOLOGIA COMUNITARIA 4. El modelo clinico en cuestion 2. Laredefinicion del concepto de salud 3. Desarrollo de la salud mental comunitaria 4. La importancia del ambiente sobre ja construcci6n del psiquismo 5, Desarrollo de la psicologia social y la construccién de una praxis consecuente 6. La psicologia comunitaria en el marco de los movimientos y servicios sociales LAUATATTTATAT TAT AAT T ANT AA AAAS 2. La redefinici6n del concepto de salud? Tradicionalmente, y durante mucho tiempo, a salud fue definida co ‘no la ausencia de enfermedades e invalideces (Monier etal, 1980). 3n la actualidad, existe un acuerdo generalizado en que este tipo de definici6n no corresponde a la realidad y no es operativa, ya que: pa- “a defini la salud en términos negativos, hay que trazar itiles en ciencias sociales: la salud no es la ausencia de enfermeda- es, del mismo modo que la riqueza no es la ausencia de pobreza, 0 a paz la ausencia de la guerra (Salleras, 1985), ‘Ahora bien, la definicion que la OMS realizé en su Carta Consti- ucional en 1946, como «el estado.de completo bienestar fisico, men- aly social y no solamente la ausencia de enfermedades 0 afeccio- 12S», tampoco puede ester exenta-de crticas. Si bien es cierto que ssta definicién aports elementos innovadores (definr la salud en tér- ninos positives, 0 incluir lo mental y lo social ademas de lo biolégi- :0), los aspectos que més se han criticado de la misma han sido: — equipara salud y bienestar, lo que no siempre es cierto; — expresa deseos mas que realidades; — es una definici6n estatica, no contempla: osibilidad de diversos grados de salud — @8 una definicién subjetiva, pues no menciona el aspecto objetivo de la salud (capacidad de funcionar). Asi, por ejemplo, Tenis en la necesidad de elimi- ar el término «completo» de la definicién de la OMS. Este autor es e los que considera ut6pica, estatica y subjetiva dicha definicion, propone la siguiente: «un estado de bienestar fisico, mental y so- smo y la ia de enfermedades». Si bien es cierto que esta definicién no con- ampia la posibil ¥ existente) do la presencia conjunta de alud y enfermedad, supone un gran avance conceptual y sobre xdo operativo. ° Extraido do: MJ. Aguilar Idéez, La partcjpacién comunitaria en salud: ¢Mi- irl, 2001, a =a aaz = aay VUUATTATANT proponen concede nto do un imo de salud, considerablement Mer selerdo con estas consideraciones, Salleras (1988) define fa salud como «el logro mas alto de bienestar fisico, mental y so- cial y de la capacidad de funcionamiento que p: ros sociales en los que vi ‘Ahora bien, una concey blemente a considerar la tes» de la salud. En 1974, M. Lalonde, ministro canadiense de Sanidad, cors- truyé un modelo que ya se considera clésico, para establecer ous- Jes son los determinantes del estado de salud. Segtin Lalonde, el nivel de salud de una comunidad viene determinado p - raccién de cuatro subsistemas: — labiologia humana, — el medio ambiente, — clestilo de vida, fey — el sistema de asistencia sanitaria. ‘A su ver, estos subsistemas estan influenciadas por los facio- ‘sociales de que hablaba Salleras, y si consideramos el efecto jativo de estos cuatro aspectos sobre la salud pablica (Lalonde, 4) y la distribucién de la mortalidad segun el modelo epide- 'gico (Dever, 1977), la importancia relativa de los mismos en id, podria quedar reflejada en el siguiente grafico: el nivel de saluc «modelo epidemiotigico, on EE UV. ne 1974 y 1976 (Dever 1977) fa said plbica(alonde, 1874) TVAUTTATADAR eer: del sistema m ‘a de la poblacién del mundo», y ala aria entre zonas rurales y urbanas, grupos socioeconémicos y re- sionales, étnicos y entre personas con diferentes modos de vida y iente desigualdad sani- no rico objetivo la curacién de cdades, sino que debe in- egrarse en las polticas de desarrollo general de cada pais, y que oo servicios do sla dlron de ser dominio oxclusivo do fap esién médica, confluyeron en la formulacién del : xi6n Primaria de Salud. sili De acuerdo al pensemiento sartario mundial, expresado en for- na unénime por parte de las principales eutoridades saritaries de 40 paises, en la Conferencia de Ama-Atd (OMS-UNICEF, 1978), 3 Atencién Primaria de Salud (APS), se define como: : «La asistencia sanitaria esencial basada en métodos y-tecnole~ \las. practices, cientificamente fundamentados y.socialmente acep- ables. alcance de todos los incividuos y familias de la comunidad, nediante su plena participacién y a un coste que la comunidad y le Salud, del cual constituye el nucleo central ‘omo del desarrollo econémico y social glob lepresenta el primer nivel de contacto de los la comunidad con el Sistema Nacional de Salud, levando lo : de salud al lugar en donde residen y tra- ajan las personas, y constituye el primer elemento de un proceso ermanente de asistencia sanitarian. Si comparamos esta definici6n con otras anterlormente pro- uestas por organisms internacionales en el campo de la salud, onstatamos que la definicién de APS incorpora tres aspectos to- mente nuevos e innovadores: * que las practicas sanitaras sean soclalmente aceptables (0 ue implica su aceptacién total por parte de la comunidad); * debe hacerse con a plena participacién de la comunidad (de lo contrario, se constatan menos mejoras en el nivel de sa- eT TT oy ro de la autogestién de la comunidad en materia de salud (Jo que entronca con la idea de la cobertu- ra total de los servicios de salud, ¢ implica que la comunidad defina sus necesidades e indique los medios de satisfacer~ las, y asigna cierta importancia a los recursos que la propia ‘comunidad puede eportar para las actividades sanitaras) (Rif- kin, 1990). YY, aunque no tan innovadores, otros aspectos importantes que incorpora la APS son: © deben descentralizarse los servicios, como forma de aten- der mejor las necesidades comunitarias y resolver problemas; ‘a salud es responsabilidad de otros sectores como educa- cién, vivienda o agricultura, ademés del sanitario, lo que im- plica la necesidad de integrar todas estas actividades (inter- sectorialidad). Ahora bien, el concepto de APS, surge inicialmente como es- trategia para ser aplicada en paises de muy poca infraestructura sanitaria, con renta per cépita notablemente baja y con determi- nado perfil epidemiologico (enfermedades infectocontagiosas, res- piratorias agudas, gastroenterts, etc.). «Se considera que la par- ficipacion de la comunidad es la clave de la APS, que no se interesa por la tecnologia médica mas avanzada, sino més bien por la apl- Cacién a los problemas de salud de las poblacones pobres y me- nos favorecidas que, en su mayorfa, viven en zonas rurales de los paises en desarrollo, de procedimientos de atencién de salud en- Sayados y comprobados. Se cree que tnicamente si aquellos que mas la necesitan participan en su prestacién, la atencién de salud influiré sobre las enfermedades que padezcan, y que sdlo la parti- clpacién de la comunidad puede garantizar que las personas in- ssuficientemente atendidas en el momento actual dispongan de una ‘atencién de salud culturalmente aceptable» (Rifkin, 1990). Pero la OMS no solamente formuls el concepto de APS como estrategia licada en ciertos paises, también se fomentaron medi- in conereta, que acabaron expresandose en la Es- trategia Global «Salud para Todos en el afio 2000» (1981). En esta estrategia «se pusieron de manifiesto las tres piezas claves de la ‘APS, que quedaron definidas como la part \n de la comuni- lad, la actividad intersectorial y la tecnologia apropiada. Se con- LIT te wes de una parti poblacién (..);en el propio concepto de APS se rec Salud de las personas depende en mayor medida de factores ex- temos alos servicios de salud» (De Miguel, 1985). Haciendo un paralelismo, comparando semejanzas concep- tuales entre el desarrollo comunitario y la Atencién Primaria de Sa- lud, Foster (1982) sefiala que ambos conceptos: — hacen hincapié en actividades de utilidad miitiple; _— presuponen que la prestacién de servicios bésioos y los be- heficios materiales son esenciales para el desarrollo; — reconocen en mayor (desarrollo de la comunidad) o en me- nor grado (APS) que los procesos mediante los cuales se alcanzan las metas (iniciativas locales, autoconfianza, au- forresponsabilidad y cooperacién) son mas importantes que las mismas metas (logro de objetivos concretos). En ambos conceptos, también se destaca la necesidad de pla- nificar los proyectos en base a las necesidades que realmente per- cibe la comunidad, y la utlizacién de los recursos comunitarios —incluida a poblacién—, para levar a cabo las actividades y tarees. EPORZANLA NCGION COMUNTIARA Mas recientemente, en 1986, con motivo de la reunién y publi- ion de la sal cacién de la Carta de Ottawa para la promocién de la alia que- ide consumo ni consumo de servicios, sino come SS de dan definidas cinco grandes éreas de actuacién que deben dar un foe cludadanos para desarrollar capacidades y poten q nuevo contenido a la Salud Pélblica: Toyectos y aspiraciones. El aoceso ala salud para doe, Fay ~ La elaboracién de polticas favorables a la salud ereydamental que en a actualidad defienden buona pare “et See area serisleniataaa! Se eredes oocientales, en la préctica no se da, poraue ja sll + La creacién de medias ambientes saludabios. soe Gconéica no se puede reglamenta. No obstante, ei Wo + El desarrollo de aptitudes individuales. puede desarrolar, yen esta medida mediante patcipacién 80° + La potenciacién de la accién comunitaria, | cial favorecer a aeceso sla acti (oo iE Comprobamos, i iculaci + La reorientaci6n de fos servicios sanitarios. pues: a necesoaén de Ao Asi como [a edu n vano, muchos autores apuntan a la necesidad de desa- fad, que se converte on una de las herra rategias en estas cinco éreas, para superar la crisis que | no ia dnica— para desarrollar y promover la sa id, salud piblica y que se manifesta «desde que estudios re- ites muestran que el nimero de médicos, especialidades y nue- 1 vas tecnologias no aumentan los niveles de salud en lo esperado lud mental ni tampoco tienden a nivelar las desigualdades que en esta mate- 3. Desarrefio de ta oat fia se dan en la sociedad (Anderson, 1983), Graficamente, las reas comunitaria jundamentales han quedado expresadas del siguiente modo: OMS Intageal on al e6r Nidad Huimane Como | Hemos visto quo, desde su constitucién, lug. todos log aspectos do mitira a la psicologia arrancar hacia una implantaclén més efectl- va.en el area de la salud y que abrira las puertas para la psicologla comunitaria dentro del drea sanitaria. La ampliacion del concepto de salud a una comprensién més in- ‘egral del ser humano y de la relacién de fa salud con la calidad de vi- da, se materializa, entre otras medidas, en la creacién de centros y programas de salud mental comunitaria. En este sentido, la implica én de la comunidad en un modelo de intervencién global en salud es imprescindible, y el papel del psicblogo y de los profesionales de la salud en general tiene necesariamente que desarroliarse «extra- muros», esto es, fuera de las paredes de una consulta tradicional. Muchos autores sefialan la reunién de Swampscott (Boston) en célogos reunidos para perfllar la formacién necesaria a los profe- sionales de la salud mental comiunitara, introducen el término «psi- cologfa comunitaria». Nos parece importante reproducir en este espacio el texto de Blanco Abarca (1988), donde resume las lineas generales de los acuerdos que se tomaron en aquella reunién, mas que como relato histérico, por la sorprendente actualidad y vigen- cia de su contenido, que bien mereceria una reflexion mas deteni- da sobre algunos puntos en los que poco hemos avanzado pasa- dos casi cuarenta afios: ) «implantacién del término psicologia comunitaria en susti- tucién del de salud mental comunitaria; b) encarecida recomendacién de ir sustituyendo en la forma- cién profesional del psicdiogo, el modelo médico por otros ‘con mayor carga de inariedad y en los que sea posible advertir la prese jencias sociales tales co- mo la sociologia, antropolgia, ciencia poltica, etc.; definicién del profesional como un participante conceptua- lizador més comprometido con la promocién y efectividad de los programas que con la pura labor de creacién de co- nocimiento; <) de entre las distintas ramas del saber psicolégico, se con- cede un lugar preeminente por su posible contribucién a la perspectiva comut ., ala psicologia social, la dinamica “ monte pertinente — consideracién global de Individuo como miambro de alas consecuenclas que para su funcionami idual pueda tener el ambiente fisico y e! soci — evaluacién de las reacciones del individuo al cambio; — hincapié en la relacién que se establece entro las con. diciones socioculturaies y el funcionamiento de la per- especial atencién sobre las consecuencias que la orga- rizacién social pudiera ejercer sobre la configuracién do poblaciones de alto riesgo y modelos sociales alterna tivos que pudieran evitar su formacién; — comprobar cémo el cambio social (l cambio comunitarlo y organizacional) se puede producir modificando las aol judes y motivaciones de los indivicuos conoreto: En esta reunién se amplian considerablemente las perspe de trabajo de la psicologia y claramente se insta a los psicd a expandir su campo de actuacién a toda la comunidad, inclindns dose «hacia el desarrollo normal, la prevencién y ol fomento de la calidad de vide» (Hombrados, 1996). 4. La importancia del ambiente sobre la construcci6n del psiquismo El concepto de enfermedad mental basado en causas intrapsiqi cas @ individuales es fuerternente cuestionado y evoluciona hacia tuna comprensién més social de fa salud mental donde fa influen- cia ambiental es determinante en la cor El primer paso en esta evolucion o tradicién biologista de la psicologia, d siderado un organismo biolégico que sico. Dentro de esta concepcién, 08 considerados como el resultado de procasos ronales, y los comportamientos son asumidos come Mh clones externas de estos procasos intemos, y estos ltimon, ‘causas que explican los comportamientos, Como exponente de PERE RRA DERE RE RE RRR RRR R EERE REE

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