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4.- ...

todos los razonamientos referentes a la causa y el efecto están fundados en


la experiencia, y todos los razonamientos de experiencia están fundados en la
suposición de que el curso de la naturaleza continuará uniformemente igual. (...) Es
evidente que Adán con toda su ciencia jamás hubiera podido demostrar que el
curso de la naturaleza debe continuar uniformemente igual, y que el futuro debe
ser conforme al pasado. Nunca puede ser demostrado aquello que es posible que
sea falso; y es posible que el curso de la naturaleza pueda cambiar ya que nosotros
somos capaces de concebir ese cambio. No sólo eso; voy más lejos y afirmo que
tampoco se podría probar, mediante argumento probable alguno, que el futuro
debe ser conforme al pasado

6.- Ningún asunto de hecho puede ser probado sino desde su causa o de su efecto.
No puede conocerse nada que sea causa de algo a menos que lo muestre la
experiencia. No podemos dar razón alguna para extender al futuro nuestra
experiencia del pasado; estamos enteramente determinados por la costumbre
cuando concebimos un efecto que ha de seguirse de su causa usual

Causalidad: cuando pensamos en el hijo estamos predispuestos para llevar nuestra


atención al padre. Será fácil concebir las vastas consecuencias de estos principios
en la ciencia de la naturaleza humana, si consideramos que, por lo que se refiere a
la mente, esos son los únicos lazos que unen entre sí las partes del universo o nos
ponen en contacto con alguna persona u objeto exterior a nosotros. Porque, como
es sólo mediante el pensamiento como las cosas actúan sobre nuestras pasiones, y
como estos principios son los únicos lazos de nuestros pensamientos, dichos
principios son realmente, para nosotros, el cimiento del universo y todas las
operaciones de la mente deben, en gran medida, depender de ellos.

David Hume que se atenía a la experiencia pura, no veía en las conexiones de los
fenómenos más que una sucesión y enlace contingentes, lo que lo condujo a un escepticismo
que le impedía comprender la necesidad y la universalidad de las leyes y principios
fundamentales de la ciencia. Analizando el fenómeno de la causalidad, Hume advirtió que
ateniéndonos a la escrupulosa observación de los hechos, vemos cómo un fenómeno sucede a
otro con una regularidad fundada sólo en la experiencia; pero no vemos por qué esto haya de
ser necesariamente así, ni por qué el fenómeno antecedente produce al consiguiente. La
causalidad como producción y necesidad no es constatable en la experiencia que sólo nos da
hechos vinculados contingentemente por contigüidad.
Kant comprendió que este criterio quitaba a la ciencia su valor de conocimiento necesario
y universalmente válido. Para Hume no había ninguna evidencia de que el futuro no pudiera
contradecir al pasado y al presente.

¿Cuál es, pues, el valor del principio de causalidad? El principio de causalidad sólo tiene valor
aplicado a la experiencia, aplicado a objetos de los que tenemos impresiones y, por lo tanto, sólo
tiene valor aplicado al pasado, dado que de los fenómenos que puedan ocurrir en el futuro no
tenemos impresión ninguna. Contamos con la producción de hechos futuros porque aplicamos la
inferencia causal; pero esa aplicación es ilegítima, por lo que nuestra predicción de los hechos
futuros no pasa de ser una mera creencia , por muy razonable que pueda considerarse. Dado que la
idea de "conexión necesaria" ha resultado ser una idea falsa, sólo podemos aplicar el principio de
causalidad a aquellos objetos cuya sucesión hayamos observado: ¿Cuál es el valor, pues, de la
aplicación tradicional del principio de causalidad al conocimiento de objetos de los que no tenemos
en absoluto ninguna experiencia? Ninguno, dirá Hume. En ningún caso la razón podrá ir más allá de
la experiencia, lo que le conducirá a la crítica de los conceptos metafísicos (Dios, mundo, alma) cuyo
conocimiento estaba basado en esa aplicación ilegítima del principio de causalidad.

Estimaciones?

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