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No te preocupes.
No es para tanto.
Estas exagerando.
No te pods poner as por eso.
No vale la pena estar triste.
Una de las razones por las que nos cuesta tanto validar las emociones
del otro es la ansiedad que sentimos por ayudarlo a sentirse mejor y,
de paso, sentirnos mejor nosotros. Nos cuesta hacer lugar a las
emociones, en especial cuando son dolorosas o displacenteras. Nos
duele que al otro le duela, que est triste, que est enojado y nos
cuesta tolerar estar ah para simplemente acompaar. Pero el riesgo
de querer ahogar rpido esas emociones es alto: podramos ensear
sin quererlo que las emociones dolorosas no deberan estar ah,
cuando en realidad son parte ineludible de la vida; podramos estar
comunicando que el otro no sabe cmo llevar una vida sin dolor, lo
cual es en realidad una meta inalcanzable.
Para finalizar: no hay experiencias emocionales positivas sin las
negativas. Quien no est dispuesto a sentir y aceptar el dolor poco
a poco va perdiendo la capacidad para experimentar felicidad y
alegra (Luciano Soriano & Salas, 2006). En este sentido, uno de los
mejores regalos que podemos ofrecer es dar lugar a las emociones
del otro y a las propias-, las que fueren, porque todas contienen algo
de verdad y de sentido y merecen ser experimentadas
completamente.
Referencias
Linehan, M. (1993). Cognitive-behavioral treatment of borderline
personality disorder. New York: NY: Guilford Press.
Luciano Soriano, M., & Salas, M. (2006). La terapia de aceptacin y
compromiso (ACT): Fundamentos, caractersticas y evidencia. Papeles
Del Psiclogo, 27(2), 7991.