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Otro tema actual son las tierras patagónicas. Se acabó la obediencia debida y el sí inclinado de los esclavos.

Ahora los
habitantes legítimos dicen basta y no se van cuando vienen los jueces blancos con los de gorray machete. Lo que acaba
de ocurrir en la bella Villa La Angostura, allá en los Andes sureños, zona de paraísos, parece una novela por episodios
donde el principal personaje es el coraje civil. Todo empezó de acuerdo con el orden establecido. El 15 de mayo la
jueza Norma González de Galván -muy diligente ella- ordenó el desalojo de la familia mapuche Quintriqueo de terrenos
que ellos ocupan ancestralmente. Los Quintriqueo vivieron siempre allí hasta que llegó el general Roca en la llamada
Campaña del Desierto y otorgó esas tierras a su dentista, el estadounidense George Newbery. (Como se ve, la
denominada campaña fue un negociado total, todos los buenos amigos del general ligaron tierras, hasta su propio
dentista, todo en nombre de la civilización y el progreso del bolsillo.)

Claro, porque el general, a quien devotamente le hemos dedicado toda clase de monumentos, ligó por su parte una
buena superficie como para asegurar su vejez. Eso sí, a los naturales que ahí vivían, toda violencia blanca. El propio
comandante Prado, uno de los expedicionarios, describe que a los indios prisioneros "se les estaqueaba y torturaba
atrozmente descoyuntándolos para que informaran". Una parte de las tierras de Quintriqueo había pertenecido al propio
cacique Inacayal, aquel a quien el perito Moreno mostraba en el museo de La Plata como ejemplo de cómo eran esos
indios. Pasaron muchas décadas, los Newbery fueron desapareciendo mientras los Quintriqueo seguían en esa zona.
Pero acaba de aparecer en escena un supuesto descendiente de los Newbery, Carlos Jorge Newbery, quien interpuso
demanda de desalojo contra los Quintriqueo aduciendo los derechos de la donación del general Roca. Por supuesto, la
jueza ordenó el desalojo de los habitantes naturales, "de nuestros hermanos y hermanas", como declaró la comunidad
mapuche. Pero pronto se descubrieron los verdaderos motivos de querer aplicar la "ley del dentista del general Roca".
Lo que se quiere hacer allí, en tierra mapuche por obra de los nuevos Newbery, es un complejo de bungalows que
aprovecharía turísticamente la belleza escénica de Paso Cohihue, paraje sito a 20 kilómetros y que vale millones, para
hacer pasear a turistas extranjeros. Pero los mapuches no se van a dar por vencidos. Han hecho reuniones en las tierras
desalojadas, donde la familia Quintriqueo ofrece asado, convocando a unas asambleas comunitarias que hablan del
espíritu solidario entre la población. Mientras, son observados a distancia por las fuerzas policiales con sus palos en la
mano, por los representantes de la Justicia de siempre y por los abogados de los Newbery. Más todavía, miembros de la
familia desalojada se han ido a vivir de nuevo a sus tierras desafiando al poder público. Y ahí aguardarán hasta que
aclare.

No los asustan ni las enormes estatuas de Roca plantadas por todos lados ni los arreglos de oficinas judiciales-policiales
con empresas que buscan una ganancia del turismo extranjero.

Mientras tanto, los Quintriqueo han presentado una acción judicial en la que expresan: "Los Quintriqueo reivindican su
pertenencia al pueblo originario mapuche, preexistente al Estado argentino. Pero además pueden demostrar que al
menos siete de sus generaciones vivieron, crecieron, amaron, trabajaron y hasta murieron en Paso Cohihue. En cambio,
la familia Newbery llega al lugar luego de la mal llamada Conquista del Desierto y habiendo sido el ciudadano
norteamericano George Newbery el dentista del mismísimo general Roca, principal genocida de este pueblo".

Bien, ahí están las cosas. Los argentinos tenemos dos disyuntivas: o seguir aplicando las reglas del dentista del general
Roca o reconocer de una vez por todas el crimen y genocidio de la Campaña del Desierto y la justicia que les
corresponde a los Quintriqueo. Así que, o bien a la señora jueza González de Galván le toque un viaje en el paraíso
cuando se inaugure el "tour turístico" futuro. O la tierra sea de quien la haya vivido durante siglos.

Estamos seguros de que en la inauguración del tour turístico estarán los gordos de nuestra sociedad en sus limusinas,
sonrientes. En cambio, si a los Quintriqueo se les hace justicia, el paisaje seguirá siendo el mismo,con sus amaneceres y
sus ocasos y al pasar por esos lugares podremos gozar de lo que se llama el silencio, el misterio de la eterna naturaleza
mostrándose como siempre fue.

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