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siempre nos acompaa, nunca nos deja solos. Yo estar siempre con vosotros
hasta la consumacin de los siglos dice el Seor.
Esteban un hroe probado ante la verdad
Segn los Hechos de los Apstoles, Esteban era el lder de los siete diconos
nombrados por los apstoles en defensa de los judos helenistas. Desde esta
posicin, Esteban denunci las preferencias que la Iglesia daba a los judos hebreos
frente a los judos helenistas, condenando a su vez el uso del Templo de Jerusaln
como asiento de la idolatra contraria a la Ley de Moiss y afirmando que slo Jess
estaba llamado a espiritualizar el culto del templo.
Estas ideas chocarn con los intereses materiales de la casta sacerdotal y con las
creencias del pueblo judo, lo que acabar incomodando a los fariseos de algunas
sinagogas, quienes acusarn a Esteban ante el Sanedrn de blasfemia contra Moiss
y contra Dios. La asamblea lo considerar culpable y Esteban ser lapidado a las
afueras de Jerusaln mientras, segn la tradicin, oraba por sus verdugos, diciendo:
"Seor, no les tomes en cuenta este pecado"
Ante estos hechos Esteban permaneci firme en la verdad que defenda, y fue por
esa fe que Dios le permiti ver su gloria antes de ser sacrificado.
Hechos 7: 55-56
55 Ms l, estando lleno de Espritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio
la gloria de Dios, y a Jess que estaba a la diestra de Dios, 56Y dijo: He
aqu, veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre que est a la diestra de
Dios.
En primer lugar le es dada a Esteban una visin del Reino Celestial que l anuncia
pblicamente (v. 56); esto enardeci y desbord a los judos hasta el paroxismo (v.
57).
El ensaamiento fue irrefrenable; sin embargo Esteban no se defendi. Ya los
dirigentes haban visto resplandecer su rostro como el de un ngel (Hechos 6: 15) y
ahora todo el pueblo ve su valor, entregando su vida por Cristo.
Esteban al llegar el momento de morir imita a Cristo y, en actitud de oracin,
puesto de rodillas a gran voz, clama al Seor rogndole que perdone la maldad de
sus asesinos de la misma manera en que Jess lo haba hecho desde la Cruz.
Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que est en pie a la diestra de
Dios.
Todo muestra a un hombre cuyo testimonio no pudo ser contrarrestado a pesar de
las amenazas, las discusiones, la furia de los ciegos judos.