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Su nombre desde pequeña había significado para mucha gente cosas diferentes, desde
que sería un astróloga hasta que ella era la reencarnación de la princesa antigua, claro
que lo último era medio loco ya que eran sus padres los que le habían puesto ese
nombre. Ella no había salido de la nada.

Aunque para ella, su nombre fue algo muy difícil de escribir y muy largo para que sus
amigos la llamaran. Así que siempre la llamaron Andro, aunque sonara medio
marimacho.

En primero, llegó un niño nuevo a clases con mucha personalidad y travieso. Tenía
unos expresivos ojos azules y un cabello negro grisáceo muy fuera de lo normal,
aunque era de la misma edad de ella, o sea, seis años, tenía la mentalidad de un
adolescente hormonado.

Una de sus mejores amigas moría por él, ella se le declaró y lo próximo que pasó fue
una tontería. El niño, muy vivaz le dijo - No me gusta, eres fea y chillona, mejor anda
con un mono, apuesto que ellos si querrían aparearse contigo.-

Cosa que le enojó mucho y se lo demostró. Pero, a pesar de eso, cuando llegó a su
casa se tiró en su cama y se carcajeó de lo lindo, recordando lo chistoso que había
sonado la grosería. Sin querer, le empezó a poner demasiada atención a todas las
cosas que él decía o hacía, admiraba cada gesto y como boba se reía por sus
estupideces. Pero no fue hasta sexto básico que se atrevió a dar un paso para
conocerlo.

Matt, que siempre era muy simpático y alegre con ella, fue un peldaño para alcanzar lo
que ella realmente quería; que luego se convirtió en un pilar fundamental en su vida.

Siempre hacía los trabajos con ellos, se juntaban en el parque a conversar, a planear
tonteras, a ver cuales excusas le pondrían a la directora o a los profesores por las
faltas o las llegadas tarde. Conversaban siempre puras banalidades, jamás cosa de
sentimientos.

En una de esas, James había faltado porque estaba enfermo y Mark había viajado a
Indonesia con su madre por asuntos de trabajo.

Andrómeda iba caminando con Matt, tranquilos, sin molestias. Hasta que nació la
pregunta del millón.

- Andro, dime, ¿Quién te gusta? ± Y ella se sonrojó levemente. Y observó el suelo,


notando que se le había ensuciado con chicle el zapato y que los bototos escolares de
Matt estaban manchados con barro.

- Nadie ± típica respuesta cuando no lo quieres decir y te haces la loca.

- Dime, yo no le voy a decir a nadie ± juró el chico.


Ella miró los ojos de Matt directamente y con firmeza le respondió ± En serio que no te
puedo decir, por favor, Matt ± Entonces vino la cosa que hizo que ella temblara como
papel y se pusiera roja hasta las orejas.

- Sino me dices quien es, pensaré que soy yo y te besaré ± Matt y sus malditas
escapadas raras pero funcionales.

- Me gusta alguien que tú conoces demasiado bien ± eso ya era una pista muy grande
que no dejaba casi nada a la imaginación. Ya que sólo habían dos posibles candidatos:
Mark y James ± Y no seas ridículo.

- Te gusta James, ¿No es verdad? ± Cuando se trataba de descifrar cosas, Matt era
brutal. Aunque era demasiado obvio, ya que Mark era como el hermanito menor de
Andrómeda y por nada del mundo tendría algo con él a no ser que la secuestraran los
extraterrestres y le borraran la memoria.

- Si, que aburrido ¿No? ± dijo ella agachando la mirada.

- Que mal que te guste ese tarado ± él apretó los puños, lleno de frustración.

- Lo sé ± mencionó resignada.

Y desde ese día no se volvió a hablar del tema.

Los próximos años para Andrómeda fueron lo más divertido que le pudo pasar.

En séptimo tomó un curso de inglés avanzado, viajó a varias partes, conoció a más
personas, trabajó tres meses en una pizzería contestando llamados y jugó básquetbol
por mientras que le duraban las vacaciones. Aprendió repostería con su mamá y se
complementó mucho más con su amigo Matt. Todo lo hacían juntos, hasta ir al baño y
sin bromas.

Iban a la piscina, practicaban yoga, iban a la casa el uno del otro y ella hasta jugaba
con el hermano mayor de Matt, Sebastián. Que era muy guapo, inteligente y liberal.

En clases se sentaba con Matt y jugaban a cambiar ciertas palabras de la materia para
que se tratara de cosas obscenas, admiraban los cambios anímicos de Cameron y la
delgadez anormal de Britanny. Almorzaban juntos en la parte posterior del casino y
ella lo ayudaba con matemáticas. Pero él nunca mencionaba a James cuando estaban
solos. Ese momento pertenecía a ellos.

Jugaron a ver quien anotaba más canastas y ganó Matt. A Andrómeda le dio un
berrinche diciendo que él hacía trampa, cosa que era verdad, pero que nadie se había
fijado.

Pero cuando Andrómeda estaba sola, la cosa cambiaba.

No había llantos de broma ni sonrisas alegres por doquier, porque lo único que cruzaba
por su mente era que James jamás se fijaría en ella.

Escuchaba música romántica y se encerraba en su cuarto a leer historias de amor en


Internet. Jugaba a crear casas y personajes ficticios y dibujaba sin parar. Escribía
cosas sin sentido en los cuadernos mientras duraba la clase y conejitos inundaban todo
lo que ella tocaba.

- Dice que en su vida anterior fue conejo ± le explicó Matt a Mark.

- Yo amo los conejos ± dijo el otro.

- Son encantadores ± opinó Andrómeda abrazando sus dos amigos, mientras James
observaba de reojo todos sus movimientos.

En octavo se dispuso a olvidar por completo al idiota de James, pero no le funcionó


para nada; verlo todos los días, interactuar con él y rozarle los labios a cada rato no
funcionaba. Además que él tenía algo, que siempre sabía qué hacer y qué decirle, que
regalarle, cómo, era tan perfecto con ella.

Cuando ya faltaba poco para las vacaciones, ella se dispuso a decirle todo lo que
sentía, tenía que hacerlo. Era casi una necesidad. Y en uno de esos días él llegó
contando que tenía O . El niño más mujeriego de todo el mundo con O , era casi
ilógico.

Eso le destrozó el corazón y todas las ilusiones que se había formado en la cabeza.

Pero no quería decir que ella lo fuera a demostrar.

- Te felicito, necesitabas a alguien que te amarrara ± Fue lo primero que ella se atrevió
a decir. Matt quedó boquiabierto, esa mujer sí que se pasaba para ser buena actriz ±
Ojalá dures mucho con ella y que le seas fiel, niño fuego.

Hasta ella estuvo a punto de creérselo.

- Gracias, llevamos una semana y quería contárselos ± O sea, que Andrómeda había
estado ensayando un discurso de sentimientos, amor y fidelidad y él andaba por ahí
besuqueándose con una cualquiera. Eso lo pagaría con sangre. Bueno, tampoco tanto.

Pasaron los días y juntos, planearon la broma del siglo, pero ella no aportaba ideas y
no se reía de la misma forma de antes. Tratando de parecer feliz lo único que hacía era
que todos notaran su obvia tristeza.

El día de la gran broma había llegado. Se suponía que la perra de Cameron quedaría
completamente mojada y sucia y por fin sabrían la verdad de que ella era una rubia
teñida. Aunque el que no lo supiera debía ser muy tonto, en todo caso.

Pero, al momento de abrir las puertas supo que algo andaba mal. Ya que en ese
pequeño lapso de tiempo, James se encontraba abrazando a Cameron.

Sus pies comenzaron a retroceder solos y sus ojos se nublaron llenos de lágrimas. Su
pecho sintió una punzada demasiado fuerte y su corazón« Se partió.

Entró a la sala y se sentó en su silla, mientras escondía su cara entre sus manos.

Jamás algo le había dolido tanto, pero esto era más que nada una decepción. Siempre
ellos eran los cuatro juntos, jamás sentían compasión por alguien cuando las bromas
iban a todos en general. Pero tenía que pasar eso. Maldito. Era un traidor.
Sintió un cálido abrazo por detrás que la hizo sentir un escalofrío. Miró y vio el cabello
claro de Matt. Él era un jodido buen amigo. Ojalá que los angelitos tuvieran compasión
de él y se lo llevaran al cielo cuando muriera, porque ese tipo debía de estar confinado
al infierno por todas las maldades que había hecho en su existencia.

Sus anteriores amigas observaban extrañadas murmurando cosas entre ellas.


Chismosas.

Otros que estaban en un rincón, apuntaban nada disimulados y otros contemplaban


fijamente pero haciéndose los tontos.

- Querida Andrómeda ± le susurró Matt al oído y la levantó, quedando cara a cara. El


cuchicheo general se sintió más fuerte que nunca.

- Sabes que lo nuestro no puede ser, yo amo a otro hombre ± ella le siguió el juego.
Sin querer todo lo que decía era verdad.

Mark miraba desde un lado con algo inexplicable en los ojos.

- Déjalo, él nunca te amará como lo hago yo ± Si eso fuera real, Andrómeda no lo


pensaría ni un instante ± Ámame.

O por Dios, Matt era, aparte de jodido amigo, era un jodido romántico, pero los de los
buenos. Su novia va a ser la mujer más afortunada del planeta por tener a ese
hombre. Por favor que sea una buena mujer y no una de las cualquiera que son
amigas de Cameron.

Ella le acarició el cabello y el cerró los ojos al contacto. Ok, esto estaba para un Óscar
- ¿Qué pasa« Si yo te digo que si?

- Serás la mujer más feliz del mundo ± Matt se estaba acercando demasiado a la zona
que nunca antes había sido tocada y eso la estaba asustando.

Se sintieron unos pasos rápidos cerca y ella, optó por lo mejor, seguirle el juego a
Matt. El resultado: Ambos abrazados como cual pareja de novios, besándose en medio
de la sala mientras todos aplaudían y James se quedaba con los ojos como huevos
fritos y con una cara que no se la daba a nadie. Ni a Cameron.

Ella se separó lentamente de Matt y unieron sus frentes, él susurró algo que sólo fue
audible para ella ± Le dimos una paliza al idiota de James.-

Andrómeda no había pensado en eso, lo que se le había cruzado por la mente era uno
más de sus obras pero mejor realizadas, obviamente igual quería dar su primer beso,
pero jamás se le cruzó por su mente que iba a ser con Matt.

Pero que Matt hiciera todo esto para darle donde más le dolía a James« ¿Pero cómo él
podría saber que a James lo dolió aquello, si él estaba supuestamente enamorado de
Cameron?

No preguntó, se guardo las dudas para después. Y más al saber que era una becada
que próximamente iría al Internado más famosos de la región, sólo por sus notas. Y lo
que más feliz la hacía era que ¡Se iría con sus amigos!
Seguiría sufriendo con el tonto de James, pero en el nuevo internado había tantos
peces en el mar.

Llegó feliz a su casa, escribiendo que había dado su primer beso en su diario de vida,
aunque lo malo era que había sido con su mejor amigo, pero que igual había tenido
una chispa de magia.

Cuando ya era de noche y había leído millones de historias cómicas, salió a mirar por
la ventana y vio que James iba a su casa. Cerró la cortina y apagó la luz, demás que el
niño ni notaría la diferencia, era medio ciego.

Pero nunca tocaron la puerta y cuando se asomó, vio que James iba, quizá, a la casa
de Matt. Ella buscó su buzo, se cambió y pidiendo permiso salió de la casa a ver qué
pasaba con el zombi en el que iba convertido el niño de sus sueños.

Golpeó donde Matt, pero abrió Sebastián.

- ¿Qué pasa Andro? ± preguntó alegremente. Esa sonrisa era tan seductora.

- Quería hablar un rato con Matt ± ella respondió dando su mejor cara.

- Lástima chiquita, pero Matt fue a la casa de Mark y hace poco James también vino a
buscarlo ± Andrómeda se extrañó. ¿Se juntaban y no le decían a ella?
¡Desconsiderados!

- Gracias ± agachó su cabeza en forma de agradecimiento y corriendo se fue a la casa


de Mark. No podían ser así de malos con ella, apostaba que querían hacer una junta de
hombres, y como estaba ella no podían. Pero« - ¿James no sabía tampoco?

Cuando llegó a la casa de Mark, la señora Harrison iba saliendo y la hizo entrar sin el
leseo de tocar el timbre ni la puerta. Iba directo a la pieza del moreno cuando escuchó
a James.

- Lo que pasa es que a cualquiera de nosotros nos podría gustar y por eso hice este
contrato, que dice que ni uno de nosotros se puede enamorar, fijar, mirar las piernas,
estar de novios ni nada de eso con ella, por la gran razón de que es nuestra amiga y
nada más.-

¿O sea, que nadie del grupo se podría fijar en ella? ¿Era prácticamente un hombre
para ellos? ¿O sea que« James jamás la miraría como otra cosa que no fuera una
amiga?

Una solitaria lágrima se deslizó por su mejilla. L limpió enseguida y con una velocidad
casi sobrenatural abandonó la casa.

Y Matt, escuchó como alguien bajaba por las escaleras, pero no le dio importancia.

Si él supiera.
?

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