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MAURICIO INTRODUCCIÓN
LÓPEZ ALVARADO*
Una de las percepciones sociales más cómunes con respecto a la institución
policial preventiva en México —y en general en toda Latinoamérica— es que los
individuos que en ellos laboran ejercen de manera sistemática la corrupción.1
Sin embargo, la corrupción en la organización policial preventiva puede ser más
o menos generalizados dependiendo de los contextos locales del grado de tole-
rancia que la ciudadanía muestra con respecto a la corrupción y del control que
la propia institución e instancias civiles y gubernamentales ejercen sobre el
ejercicio de la discrecionalidad de los elementos policiacos.
El grado de relación que los policías mantienen con las comunidades donde
laboran puede jugar un papel importante para controlar los actos corruptos de
los elementos policiales. El sentido de pertenencia y de servicio a la comuni-
dad, así como la estrecha relación y vigilancia que esta tiene sobre las acciones
de los policías son decisivas en el actuar del elemento policial. Esta es la idea de la
policía comunitaria que en la actualidad se puede observar en varios países
democráticos.2 Pero también puede observarse de manera natural en algunas
ciudades de dimensiones pequeñas donde las autoridades pertenecen a la mis-
ma comunidad. Empero, es más difícil observar en ciudades grandes donde el
policía es un individuo que no es conocido por los habitantes de la comunidad
y su identidad y arraigo es débil. En este sentido, el control sobre la conducta
del policía queda prácticamente en manos institucionales.
Los mecanismos de control institucional en materia de corrupción en los
cuerpos de seguridad preventiva de las ciudades de dimensiones mayores tie-
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el patrullaje en zonas de riesgo o el 3 Aunque todo elemento policial operativo se encuentra ubicado en algún lugar de
trabajo en grupos de apoyo, y por es- la jerarquía de autoridad, no todos tienen mando. El mando formal sólo lo poseen
tas características son también valo- los oficiales, los comandantes y los directivos. El resto de los elementos operati-
rados por aquellos policías que intentan vos, que forman el grupo del cuerpo policial, no tienen ningún mando sobre
evitar el riesgo propio de la actividad. elemento alguno. Por lo común se denominan policías de tropa. La estructura de
No todos los policías desean tener mando es piramidal, esto es que el número de directivos es más reducido que el
mando. Para muchos esto implica ma- número de comandantes, los cuales forman un número más pequeño que los
yores responsabilidades, conflictos y oficiales. Estos últimos, también conocidos como encargados de turno o de sec-
carga de trabajo que no compensa el ción, son los que tienen el mando directo sobre los policías de tropa. Dependien-
mayor sueldo que se puede llegar a do de la magnitud de la ciudad y zonas geográficas en que se pueda dividir
recibir; además, para algunos policías operativamente, una organización policiaca puede llegar a tener un oficial por al
corruptos puede implicar también la menos 10 policías de tropa, aunque en organizaciones muy numerosas no llega a
reducción de sus ganancias económi- ser raro que un oficial tenga mando sobre 30 o más policías de tropa. Cada oficial
cas, pues estarían más vigilados tanto puede llegar a tener varios ayudantes, dependiendo de la cantidad de policías de
por autoridades de jerarquía más alta tropa que tenga a su cargo. El oficial a cargo de un grupo de policías de tropa
como por la tropa, quienes pueden es- mantiene contacto estrecho con un solo comandante, quien a su vez rinde cuen-
tar al pendiente de sus acciones ya sea tas a un solo director, por lo común al director operativo, no al director general de
para denunciarlas o para manejarlas la corporación. Esta estructura jerárquica establece una línea de subordinación
como extorsión. Dependiendo de la con una única persona.
go, considero que se encuentran más 4 Torrente (1998) y Louber del Bayle (1992), entre otros.