INVESTIGA EL TRATO QUE RECIBIERON LOS MIGRANTES CHINOS DURANTE EL PERIODO DE EXPLOTACION DE GUANO.
una |
ley |
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fueron de la costa. Los |
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inmediato |
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tenían |
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notable |
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dinero |
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productos en el |
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permitió |
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terratenientes |
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en |
1853, |
y |
de |
coolíes al |
Perú |
sino también los
contratistas que vieron en el tráfico de peones chinos un negocio muy lucrativo. De este modo, entre
1849 y 1874, llegaron alrededor de 87 mil coolíes a nuestro país.
Lo censurable es que el trabajo de los chinos se realizó en condiciones de semi-esclavitud por las duras condiciones de trabajo que debían soportar en las haciendas. Los malos tratos se iniciaban en el viaje desde la colonia portuguesa de Macao, en la China, hasta su llegada al Callao. En esa infernal travesía, que demoraba unos 120 días, los coolíes eran transportados en embarcaciones que no reunían las condiciones adecuadas de higiene; además de encontrarse hacinados, muchos morían o se suicidaban. Se calcula que fueron unos 10 mil los que perecieron durante el viaje.
La penuria continuaba
en
el
Perú.
El trato
de
los
sus capataces fue la continuación del trato a los negros. El uso de cadenas, cepos, látigos, cárceles, celibato, la exigencia opresiva del cumplimiento de
horario,
y
el
diario
encierro
nocturno
en
los
algo cotidiano. Sin embargo, como en tantas épocas
los chinos también crearon sus propios caminos de rebelión ante un sistema injusto. Algunas fueron
individuales,
otras
colectivas pero casi nunca
los
chinos vuelven el cimarronaje o fuga, los
rebeliones y los asesinatos.
También aparece
el
forma de protesta. Muchos terminaron por quitarse aunque otros murieron por desgaste físico, la mala o por el efecto de alguna epidemia o enfermedad.
hacendados y |
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esclavos |
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el |
torturante |
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la tarea o del galpones, fue |
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en |
el pasado, |
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resistencia |
y |
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acciones |
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masivas. |
Con |
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tumultos, |
las |
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suicidio como |
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la |
vida, |
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alimentación |
Mencionamos que fue un sistema de semi-esclavitud porque de por medio existía un contrato de trabajo entre el hacendado y los peones chinos. El trabajador no era propiedad de un patrón al que podía dejar al momento de finalizar su tiempo obligatorio precisado en su contrato, generalmente de 8 años, y si le era conveniente aceptaba de manera voluntaria volver a contratarse con el mismo hacendado. Pero había un nivel, el contractual, y otro el de la realidad. Los coolíes debieron trabajar por 8 años para sus patrones por el pago de 1 peso semanal. Diariamente se les debía repartir poco más de medio kilo de arroz y una cantidad de carne o pescado (de cuando en cuando recibían un
camote o un choclo para aderezar el arroz), y cada año se les daba una frazada y dos trajes. Casi nunca se respetaba el descanso dominical.
También era común encontrar en las grandes haciendas del norte un tambo o bodega donde los coolíes, si tenían los medios o las ganas, podían comprar tocino, té, pan o pescado para mejorar su pobre ración. Del mismo modo, podía encontrar el tradicional opio, traído por comerciantes ingleses, y fumarlo como pasatiempo o para “escapar” por un momento de su triste situación.
Cuando finalizaban su contrato fueron pocos los que volvieron a trabajar en las haciendas, y si lo hacían era en condiciones diferentes, como peones libres o asalariados. Otros, con el poco dinero ahorrado, se dedicaron al pequeño comercio dentro o fuera de las haciendas. Muchos de estos abrieron su bodega para venderles opio y otros artículos a los mismos coolíes.
Los que no escogían este camino se fueron asentando en los pueblos de la costa integrándose poco a poco, y no sin grandes problemas de adaptación y rechazo por el racismo existente contra ellos, a la vida de los peruanos. Por fin algunos pudieron formar familias pero sin abandonar sus valores tradicionales. Incluso dentro de las haciendas los coolíes recrearon sus costumbres ancestrales. Los hacendados no reprimieron esto y los dejaron continuar con su religión, celebrar sus fiestas (como el Año Nuevo chino) y fumar opio.
Otras |
de |
las |
tareas |
que debieron |
cumplir |
los |
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coolíes fue la extracción del guano en |
las |
islas |
de |
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Chincha. Un informe de 1853 |
señalaba que |
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había 600 coolíes laborando. A cada |
uno |
se |
le |
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asignaba una cuota de 4 toneladas |
diarias |
de |
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guano para entregar al borde de las |
escolleras, |
y |
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por esa cantidad recibían 3 reales |
diarios |
(8 |
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reales eran 1 peso); de este jornal se |
les |
retenía |
2 |
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reales para su ración |
de comida. El |
mismo informe |
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describe los azotes que se daban con |
frecuencia a los |
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coolíes y reconoce que no pasaba día |
sin |
que |
se |
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produjera un intento de suicidio: se |
arrojaban |
de |
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los acantilados en la creencia, según |
alguna |
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mitología |
de |
la época, de que |
resucitarían |
en |
||||||
su propio país. Con |
el paso |
de |
los |
años |
fue |
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aumentando el número de coolíes en |
las |
islas |
llegando a casi 800 a finales de los años 60. Pero a pesar de la dureza del trabajo, los chinos también lograron ganar espacio para recrear sus tradiciones. Ya a mediados de los años 50 habían logrado
implementar
un teatro
en las islas
de Chincha
en el cual
hacían sus presentaciones en sus días
festivos. Acaso la misma gravedad de su sufrimiento alimentó esas formas de evasión festiva.
Hacia finales de la década de 1860 la inmigración china afrontó algunos problemas serios a nivel internacional. En 1869 hubo abiertas quejas del exterior y los informes daban suficiente evidencia de que se trataba de una forma velada de esclavitud. Aunque se abrió una polémica periodística en Estados Unidos el gobierno chino no protestó pues consideraba a los emigrantes como “apátridas”. También Inglaterra repudiaba el negocio chinero. En ese contexto el Perú intentó buscar contactos diplomáticos con China para explicar su posición.
Pero el escándalo llegó cuando en 1872 la embarcación nacional “María Luz”, que traía coolíes desde Macao, fue retenida cuando hacía escala en el puerto japonés de Yokohama. Todo se desató cuando un chino escapó de la nave y se refugió en un buque británico denunciando los malos tratos de que eran objeto los pasajeros del “María Luz”. Las autoridades japonesas embargaron el buque, su tripulación y su carga humana. Este hecho, de gran repercusión internacional, obligó al Perú a modificar sus leyes de inmigración y enviar una misión diplomática a China encabezada por el capitán Aurelio García y García. Los últimos coolíes llegaron en 1874.
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