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CONTEMPORÁNEA
d e A m ér ic a l a t in a
América Latina en el siglo xx
Thomas E. Skidmore
Peter H. Smith
CRÍTICA
índice
Agradecim ientos 9
Prólogo: ¿Por qué Am erica Latina? 11
Interpretaciones de América Latina 16
Temas analíticos de este libro 20
A
mérica Latina ha pasado por una serie de cambios económicos, sociales
y políticos de largo alcance desde finales del siglo xix. Las economías
nacionales se han integrado en el sistema global, centrado en,-E uropa Esta
dos Unidos,, haaxambiado los agolpamientos y las relaciones sociales, las ciu
dades han florecido^^ y la política ha sido testigo de reformas y trastornos, y a
veces de estancamiento. Estas variaciones han llevado a una gran diversidad
de experiencias nacionales, por lo que tras este capítulo presentamos ocho
casos prácticos: Argentina, Chile, Brasil, Perú, México, Cuba, el Caribe y
Centroamérica. Como veremos, estos países ilustran la complejidad de la his
toria contemporánea latinoamericana.
No obstante, como ha habido importantes semejanzas y diferencias, el
propósito de este capítulo es ofrecer un esbozo de los modelos y procesos del
cambio. No refleja la historia de un solo país, sino que presenta un cuadro
compuesto que puede proporcionar una base para entender el contexto en el
que se desarrolló cada uno de ellos. También nos permitirá compararlos y ob
tener generalizaciones acerca de las fuerzas históricas que se dieron en todo
el continente.
Si queremos comprender la América Latina contemporánea, debe si
tuársela en el contexto de la expansión económica global, comenzando con
la conquista del siglo xvi. Dentro de este sistema, ha ocupado una posición
esencialmente subordinada o «dependiente» y ha seguido unos caminos eco
nómicos moldeados en gran medida por las potencias industriales europeas y
estadounidense. Estos desarrollos económicos han originado transformacio
nes en el orden social y la estructura de clase, que, a su vez, han afectado
de forma crucial los cambios políticos. Por ello, comenzamos con un conjun
to de relaciones causales simplificadas: los cambios económicos producen
cambios sociales que proporcionan el contexto para el cambio político.1
1. Por esta razón, cada uno de los casos de estudio presentados en los capítulos siguientes
contienen una sección general sobre «el crecimiento económico y el cambio social», con la ex
cepción de México, donde la revolución de 1910 ejerció un impacto político tan fuerte sobre la
historia del país, que nos obligó a utilizar un formato diferente.
54 Historia contemporánea de América Latina
Mujeres y sociedad
Si juzgamos por los criterios convencionales, las mujeres han desempeñado
sólo papeles menores en la transformación económica y política de América
Latina. Una mirada a los cargos públicos importantes parece confirmar esta
impresión. ¿Por qué ha sido así? Para responder, necesitamos primero exa
minar la cultura latinoamericana. Una norma central de ésta la constituyen
las nociones de machismo, celebración de las expresiones sexuales y sociales
de la potencia y virilidad masculinas. Durante siglos, esta idea ha proporcio
nado precepto y justificación para formas variadas de agresión y dogmatismo,
que a su vez se han vinculado a la protección del honor. Parece que el ma
chismo tuvo su origen en las concepciones medievales de la caballería y se
adaptó firmemente al cambio social. En todo caso, sigue vigente.
La otra cara de este estereotipo de orientación masculina ha sido, para las
mujeres, el culto mariano. Este mito recibe el nombre de la Virgen María y
exalta las virtudes asociadas a la feminidad: semidivinidad, superioridad mo
ral y fortaleza espiritual. Porque son las mujeres, según la concepción latino
americana, las guardianas de la virtud y la propiedad. Se las describe con una
capacidad infinita para la humildad y el sacrificio y, como figuras maternas,
demuestran una tolerancia inquebrantable hacia las travesuras impulsivas (a
menudo infantiles) de los hombres machos. Así, la típica imagen femenina es
la de santidad y tristeza, a menudo identificada con los rituales de duelo: una
La transformación de América Latina 75
figura melancólica, vestida de negro y tocada con mantilla, arrodillada ante el
altar y rezando por la redención de los hombres pecadores de su mundo pro
tegido.
Por supuesto, la realidad no siempre se ha ajustado a las mitologías del
machismo y del marianismo. Pero ambos cultos han sido partes integrantes
de la sociedad latinoamericana y han sido utilizados y explotados sin cesar
por miembros de los dos sexos.
El papel social de las mujeres se ha confinado en general a la esfera pri
vada, en particular la familia, donde han reinado. Fundamentalmente entre
las clases inferiores, han sido, desde los tiempos de la colonia, cabezas de fa
milia, debido al abandono o la muerte del esposo. Y entre la elite de clases
superiores, las familias extendidas han sido dominadas con frecuencia por
matronas enérgicas, figuras de abuela que mantenían una autoridad incon
testable sobre asuntos familiares como el matrimonio, el lugar de residencia
y la herencia.
Con el tiempo, los márgenes de la conducta femenina aceptable se han
ensanchado mucho. En el siglo xix, las mujeres de cultura solían ser anfi-
trionas de tertulias en las que los invitados se enzarzaban en discusiones so
bre novelas y literatura. Algunas, como Clorinda Matto de Türner y Merce
des Cabello de Carbonero, de Perú, se convirtieron en escritoras distinguidas
(tradición establecida por la monja mexicana del siglo x v ii sor Juana Inés de
la Cruz). Pero persistieron las restricciones, como denunciaba Mariquita Sán
chez, anfitriona de un famoso salón de Buenos Aires, que describía la condi
ción femenina en versos irónicos.
Durante el siglo xx, el proceso de cambio se aceleró. Dentro de los es
tratos de clase media en especial, las jóvenes dejaron de ir acompañadas a los
actos sociales (en parte porque la familia ponía menos en juego en caso de
un matrimonio poco conveniente). Las mujeres han entrado en el mercado
laboral y se han distinguido como maestras, profesoras, dentistas, médicas e
incluso abogadas. En las grandes ciudades metropolitanas, su estilo de vida
apenas puede distinguirse del de las mujeres que viven en París o Nueva
York.
Sin embargo, las mujeres latinoamericanas han entrado muy lentamente
en la arena pública (cuando no se les ha prohibido entrar). Como revela el
cuadro 2.2, obtuvieron muy tarde el derecho al voto en muchos países, en la
mayoría en los años treinta o cuarenta (y hasta 1961 en Paraguay). Los estu
dios indican que muchas mujeres interpretan este derecho como un deber cí
vico más que como una inclinación partidista. En muchas ocasiones, parecen
haber votado por deferencia a las preferencias de sus esposos.
Pero no siempre. En 1958, por ejemplo, las mujeres chilenas inclinaron la
balanza en favor del candidato presidencial conservador (cuando los hom
bres habían otorgado la mayoría al oponente radical). Y en 1970, en el mis
mo país, las mujeres de clases bajas proporcionaron una importante base de
apoyo electoral para la izquierda victoriosa. Es necesaria una mayor investi
gación sobre el tema (era fácil en Chile, donde por ley mujeres y hombres vo-
76 Historia contemporánea de América Latina
C u a d r o 2.2. Sufragio femenino en América
Año en el que se reconoció
el sufragio nacional femenino
Estados Unidos 1920
Ecuador 1929
Brasil 1932
Uruguay 1932
Cuba 1934
El Salvador 1939
República Dominicana 1942
Guatemala 1945
Panamá 1945
Argentina 1947
Venezuela 1947
Chile 1949
Costa Rica 1949
Haití 1950
Bolivia 1952
México 1953
Honduras 1955
Nicaragua 1955
Perú 1955
Colombia 1957
Paraguay 1961
Fuente: Elsa M. Chaney, Supermadre: Women in Politics in Latin America, University of Te
xas Press, Austin, 1979, p. 169.
tan en casillas separadas), pero todo indica que las mujeres están afirmando
cada vez más posiciones independientes en las elecciones clave.
También han mostrado su influencia de otros modos. En Argentina, for
maron un bloque impresionante en el movimiento peronista de los años cua
renta y cincuenta. Son activas en los rituales de la política mexicana. Han
participado en manifestaciones clave: una fue la protesta de las cacerolas
contra el gobierno de Salvador Allende en Chile; otra, que comenzó a fina
les de los años setenta, fue la vigilia semanal de las «madres de la Plaza de
Mayo», en busca de información sobre sus familiares y seres queridos que ha
bían «desaparecido» en Argentina. Han tomado parte en los movimientos re
volucionarios de México, Cuba y Nicaragua, y asumieron cargos dp impor
tancia y liderazgo en muchas organizaciones de base que surgieron en los
años ochenta y noventa.
Aun después de décadas de progreso, han conseguido relativamente pocos
cargos políticos importantes, entre el 8-10 por 100 de cargos legislativos y mi
nisteriales a mediados de los noventa. La primera mujer presidenta (Isabel
La transformación de América Latina 77
Enferma y demacrada pero cautidora, Eva Perón saluda a la multitud durante el des-
le en coche con ocasión de la segunda investidura de su esposo como presidente en
inio de 1952; murió al mes siguiente. (United Press International)
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