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~Mónica Mendez Celaya

~Centro de Bachillerato Tecnológico


Industrial No.11
Apple la manzana

Todo empezó con Steve, un joven visionario aficionado a los cacharros

tecnológicos, y con su amigo Steve, que tenía un ordenador. Todo empezó en

1976 en un garaje. En el atestado trastero contiguo a una casa, dos jóvenes

veinteañeros, Steve Jobs y Steve Wozniak, le quitaron a la informática su

pesada carga de complejidad y cripticismo y la transformaron en materia apta

para todos los públicos. En el garaje de una casa cualquiera de una ciudad

desconocida, Cupertino, en California, se inició en 1976 la trayectoria de una

empresa, Apple, que ha revolucionado la historia de la tecnología. Y lo ha hecho

no una, sino al menos tres veces. Son éstas: Apple II, Macintosh e Ipod.

Dos veinteañeros crearon una máquina para todos

Los dos Steve habían estudiado juntos en el instituto. Con poco más de

veinte años, Wozniak y Jobs, los cofundadores de Apple, eran la típica pareja de

amigos de las películas norteamericanas con cualidades complementarias. El

primero no sólo poseía un ordenador, algo poco habitual a mediados de los 70,

sino que era capaz de manipularlo. Era un auténtico hacker en la acepción más

genuina de la palabra. El segundo protagonista, Jobs, tenía un interés real en la

tecnología y, al mismo tiempo, una habilidad y entusiasmo proverbiales para

convencer a los demás de la bondad de sus proyectos. La primera víctima de tal

capacidad sería Wozniak, que abandonó su trabajo en la muy próspera y segura

Hewlett-Packard para crear juntos una compañía.

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Si fracasaban, Jobs, que había vendido su furgoneta Volkswagen para poder

invertir el dinero, prometió que se iría al Tíbet.

No sería necesario. Su primer ordenador, el Apple I, se vendió en el propio

garaje, que también servía de tienda, a un puñado de locos de la informática,

sus clientes iniciales. Más adelante, sin salir del trastero y con la ayuda de un

par de chicos del instituto como únicos trabajadores, Wozniak diseñó un

ordenador que ofrecía gráficos en color de alta resolución, sustituía las cintas

magnéticas por disquetes y era tan simple en la tecnología de sus circuitos que

podía venderse por debajo de 1.500 dólares. Jobs lo empaquetó en una caja de

plástico de aspecto agradable –algo que nunca se había intentado– y pudo

convencer sin mentir de que aquello era un aparato que podía interesar a

cualquier usuario, no sólo a los científicos o al gobierno. Con la financiación de

un socio capitalista, Mike Markkula, comercializaron en 1977 el Apple II, que así

se llamaba. Fue el primer ordenador personal y se vendieron millones de

unidades.

Andy Hertzfeld, uno de los ingenieros que participó años más tarde en el

desarrollo del Macintosh, ha escrito: “La mejor compra de mi vida fue un

microcomputador Apple II con 16 K de memoria RAM que adquirí en 1978

gastándome casi todos mis ahorros: tenía una calidad inefable que iba más allá

de sus increíbles funcionalidades; era mágico... Me obsesioné tanto con el Apple

II que sentí la necesidad de ir a trabajar al lugar en que se había creado.

Abandoné la universidad y ese mismo año empecé a trabajar como programador

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en Apple”.

Apple para entonces había abandonado el garaje y se había trasladado a

unas oficinas. Mientras se ponía a punto el nuevo Apple III y la compañía

empezaba a cotizar en bolsa, Steve Jobs, con apenas 25 años, tuvo la visión de

empezar a trabajar en un producto que no fuera una mera actualización, sino

que caminara una generación o más por delante.

Macintosh es el nombre de una clase de manzana

Así nacieron dos proyectos, el del ordenador Lisa, nombre de su hija, un

sofisticadísimo juguete electrónico de alto nivel y, de rebote, su hermano

pequeño, el Macintosh.

Aunque hoy el Macintosh es un hito de la informática, en un principio la

propia compañía no dio demasiadas alas al proyecto, ni siquiera Steve Jobs. Un

creativo visionario como él llamado Jef Raskin se convirtió en el abogado

incansable de un ordenador extremadamente fácil de usar, pensado para un

niño y de bajo coste. Inició un proyecto al que le dio el nombre de sus manzanas

preferidas, las de la clase Macintosh.

Casi todos en la compañía estaban obsesionados con construir el Lisa, un

ordenador de gama alta, el Rolls Royce de los ordenadores, pensado para entrar

en el mercado de las empresas. Pero Raskin y dos ingenieros apasionados,

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Burrell Smith y Andy Hertzfeld, construyeron un prototipo que funcionaba más

rápido y a un coste infinitamente menor. Pura innovación tecnológica. Jobs

acogió con entusias Mientras tanto, Apple empezaba a sufrir: IBM acababa de

lanzar su primer PC en 1981. No era una gran máquina en términos

tecnológicos, pero se beneficiaba de todo el poder comercial de la que por

entonces era la compañía más importante de Estados Unidos.

Dicen sus fans que en los Mac hay creatividad

Los ingenieros de Apple necesitarían tres años más para completar su

proyecto. Pero cuando lo consiguieron, el resultado fue devastador. “Cualquier

ordenador actual es básicamente un Macintosh, pero éste fue muy distinto a

aquellos que le precedieron”, ha dicho recientemente uno de los padres de

Apple, Steve Wozniak.

No es una exageración. El Macintosh introdujo todo el sistema que nos

permite interactuar con el ordenador mediante gráficos: esos iconos, carpetas y

archivos que tanto nos facilitan el trabajo, que se “arrastran” de un nivel a otro

del ordenador y que hace 21 años sencillamente no existían. También fue el

primer ordenador de bajo coste que integró avances de hardware como el ratón,

que parecían inaccesibles o reservados para carísimos superordenadores, y le

dotó de su característico sistema de doble clic sobre los documentos. Y todo ello

podía comprimirse, pantalla incluida, en un aparato con forma de caja más

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pequeño que un televisor portátil.

Recordar cómo funcionaba la informática anterior al Macintosh es algo

parecido a ver un episodio de Cuéntame cómo pasó: un ejercicio de nostalgia

para los que lo vivieron y una antigualla para los más jóvenes, que han crecido

en un entorno Windows tremendamente deudor de los pioneros del Mac. A

principios de los 80, el usuario daba las órdenes de funcionamiento mediante los

denominados comandos textuales, unas instrucciones abreviadas y en inglés

para cuyo manejo era imprescindible contar con una chuleta al lado, tal era la

dificultad para recordarlas. El proceso de trabajo era absolutamente lento hasta

conseguir el acceso a aquel programa que se buscaba, y todo ese proceso se

gestionaba de una manera distinta para cada aplicación, complicándolo aún

más, y en un aburrido entorno en el que contra una pantalla siempre oscura

brillaban unas letras fosforescentes de tonos chillones. Tan complicado

resultaba todo ello que uno de los negocios más florecientes durante muchos

años fueron las academias de informática, que enseñaban al ignorante aspirante

a usuario los arcanos de lo que parecía un cerrado reducto para iniciados.

En el Macintosh, dicen sus fans, había arte, la creatividad de un puñado de

aficionados a la informática impulsada por una cultura empresarial que

representaba una ruptura frente al mucho más formal estilo de IBM. En esta

compañía la corbata era obligatoria y en Apple estaba prohibida. IBM tenía su

sede del poder establecido americano, la costa Este, y Apple, en la rebelde

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costa Oeste, en California.

El anuncio de Apple, el más recordado en EE UU

Steve Jobs, un comercial nato, supo convertir en marketing todo ese espíritu

de cambio subyacente en Apple y el Macintosh. Pidió al director de cine Ridley

Scott –que por entonces ya había filmado la película de culto de ciencia ficción

Blade Runner– un anuncio publicitario inspirado en la novela de George Orwell

1984. En enero de 1984, en el intermedio de la final de la Superbowl de fútbol

americano, la emisión de más audiencia del año, el anuncio se proyectó sólo

una vez para todo el país. Fue suficiente. Unos hombres con aspecto de

prisioneros de un campo de concentración atendían a una enorme pantalla

donde un fiero líder llamaba a ejercer la dictadura mediante el control de la

información. El discurso de ese Gran Hermano resultaba devastador y temible.

Hasta que una joven deportista rubia, en cuya camiseta aparecían el logo de

Apple y el esbozo de un ordenador, irrumpía corriendo con un martillo, que

lanzaba contra la pantalla, la cual se hacía añicos con una explosión. En pleno

clímax, en la pantalla de los televisores, libres del Gran Hermano, los

sorprendidos televidentes podían leer unas frases que informaban del

lanzamiento del Macintosh y que culminaban diciendo: “Usted verá por qué 1984

ya no será como 1984”. El Gran Hermano (Big Brother) aludía claramente a IBM

–conocida como Big Blue por su color azul corporativo– y el spot invitaba a la

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rebelión contra su poder, percibido como omnipresente y antipático. El anuncio

de Scott es quizás el más recordado de la historia de la publicidad televisiva

americana.

La manzana se ve acosada por el Windows de Gates

Investido de toda esta carga ideológica y emocional, el Macintosh reclutó una

legión de fans, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Era el

ordenador fácil, imaginativo, incluso divertido; algo que merecía la pena poseer y

que se alejaba de un aburrido mundo de máquinas impersonales. Era el símbolo

de la libertad recobrada, el ordenador “del resto de nosotros”, como proclamaría

la siguiente campaña de publicidad de la compañía. A partir de entonces, Apple

no ha dejado de realizar cuantiosas inversiones en publicidad para presentarse

como el ordenador “de los buenos”, como puede verse en películas que van

desde Independence Day hasta Misión imposible, o series de TV como 24 y CSI.

Rónicamente, el lanzamiento del Macintosh fue un canto del cisne para la

compañía de la manzana, cuyo liderazgo se vería irremisiblemente afectado por

la misma democratización de la informática que tanto había pregonado. En abril

de 1985 se presentaba el sistema operativo Windows, inspirado en el de

Macintosh a juicio de muchos analistas. Las ventanas de Bill Gates, junto a los

procesadores de Intel, en un principio se equiparon sólo en los ordenadores de

IBM, pero pronto lo hicieron también en los de los fabricantes clónicos que

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simplemente tenían que ensamblar elementos y hacerlo con los costes laborales

y materiales más bajos posibles. Los Mac empezaron a resultar ordenadores

caros.

Antes de que esto ocurriera, Jobs y Wozniak decidieron marcharse de la

compañía que habían creado tras perder una despiadada lucha de poder con el

directivo que el propio Jobs había fichado en 1983 como máximo responsable

ejecutivo, John Sculley, procedente de Pepsi. Este cometió quizás el error más

importante de la compañía al no otorgar la licencia del sistema operativo del

Macintosh a otras compañías fabricantes, con lo cual la interfaz del Macintosh

sólo se podía disfrutar comprando un ordenador fabricado por Apple. Bill Gates,

que fue suficientemente listo como para no atarse por contrato al fabricante IBM,

sí vendió a diestro y siniestro su Windows. Por cierto, quizás resulte poco

conocido que Gates fue un temprano admirador de Apple y de los Macintosh, e

incluso llegó a posar para un anuncio de la compañía de la manzana, junto a

otros dos creadores de aplicaciones, bajo el titular El equipo de software del

Macintosh.

Apple perdería irremisiblemente terreno hasta ver su cuota de mercado

reducida a principios de los 90 a un 11% ó 12% del negocio de la informática. Al

mismo tiempo, en el apartado creativo, sus genios experimentaron una

depresión post Macintosh acrecentada por el declive de la compañía. El

Macintosh, sin embargo, se hizo un nicho importante entre el floreciente sector

de los profesionales del diseño, campo en el que sigue siendo claramente

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superior en funcionalidad a los ordenadores Wintel (Windows+Intel), pero no así

en el resto de sectores, como el de los programas para uso de oficina –

procesador de texto, hoja de cálculo–, donde Gates empezaba a mostrarse

intratable.

Tras su marcha, vuelve Jobs para relanzar la marca

En una situación casi desesperada, Apple pactó en 1991 contra el que había

sido su archienemigo IBM, algo que hubiera parecido un sacrilegio pocos años

atrás. Este acuerdo entre dos compañías a la baja permitiría, sin embargo, a los

de la manzana lanzar en 1994 sus ordenadores de alta gama PowerMac, con un

nuevo chip, el PowerPC, fabricado en colaboración con los chicos de Big Blue y

Motorola. Con los años, este procesador ha permitido seguir manteniendo el alto

nivel de funcionamiento de los Mac

Tales movimientos eran insuficientes en un mundo que ya estaba dominado

por Bill Gates. Ante la situación crítica, los dueños de Apple llamaron de nuevo al

mago de marketing, Steve Jobs, que había fundado dos compañías, la discreta

empresa de informática NeXT y los exitosos estudios de animación Pixar, que

triunfaban con los efectos especiales de Toy Story. El clamor pidiendo el retorno

de Jobs le llevó a protagonizar en 1996 un inusual regreso.

Tras firmar la paz con Microsoft, necesaria para que los usuarios de Apple

dispusieran de las últimas versiones de los productos de Gates, llegaría el golpe

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de efecto, la especialidad de Jobs. En octubre de 1998 presentó el iMac, el

ordenador transparente y de colores eléctricos (verde, naranja, violeta), con su

característica parte trasera ovalada que deja ver sus tripas, los circuitos. Jobs

había optado por el diseño como arma para la nueva etapa de Apple. La

operación resultó un éxito y permitió tapar los agujeros de la manzana. Durante

los años siguientes vinieron otros Macintosh guays, como el portátil iBook, con

un asa incorporada para lucirlo como si fuera un bolso. Pero la gran revolución

sucedió en 2001 con el iPod, el lector de música MP3 creado por Apple, que ha

conectado con la nueva generación de jóvenes consumidores de ocio digital. El

iPod es un sofisticado aparato portátil de diseño minimalista que se puede usar

también con Windows, algo inaudito en la historia de Apple, que se

complementa con la tienda de música legal de Apple en Internet, llamada

iTunes, donde se pueden comprar canciones por menos de un dólar la pieza.

2005: Apple deja IBM y se alía con Intel

El iPod ya ha vendido 10 millones de unidades, de las cuales 4,58 millones se

comercializaron sólo en el último trimestre del 2004, coincidiendo con la

campaña navideña, lo que es un auténtico récord. Este lector musical supone el

35% de los ingresos de Apple, cuyos beneficios se han cuadruplicado, mientras

el valor de sus acciones, prácticamente desahuciadas durante una década, se

ha multiplicado por siete. Así, tras una travesía del desierto que parecía

inacabable, en la que Apple se ha mantenido viva gracias a su núcleo duro de

fans incombustibles, la manzana vuelve hoy a sonreír. Y Steve Jobs sigue

demostrando quién manda. Este mismo mes de junio de 2005 ha anunciado que

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sus ordenadores abandonan los procesadores de IBM para pasarse a los de

Intel. “Nuestro objetivo es proporcionar a nuestros clientes los mejores

ordenadores personales en el mundo”, ha afirmado Jobs. Algunos ya dicen que

los Mac dejarán de ser Mac Quienes creen que Apple, más allá de un calculado

aparato de auto propaganda, sigue siendo un sinónimo de rebelde y fructífera

creatividad, están de enhorabuena.

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BIBLIOGRAFIA

“Revista muy interesante” 2010, Apple la manzana de oro. Consultado en 02 de

Marzo de 2010 en http://www.muyinteresante.es/apple-la-manzana-de-oro

El porqué de una manzana

No se sabe demasiado sobre el origen del nombre de Apple. MUY

INTERESANTE, sin embargo, ha consultado a Andy Hertzfeld, uno de los

ingenieros pioneros que participó en la creación del Macintosh. Hertzfeld

recuerda que “fue Steve Jobs quien lo escogió y, aunque no había ninguna razón

específica, uno de los factores que pudo influir es que Steve es un vegetariano

estricto que en ocasiones sólo come fruta y que, antes de la fundación de la

compañía, había trabajado en un huerto de manzanas en Oregón”. Jobs también

ha declarado que quería que su compañía apareciera en el listín telefónico antes

que la empresa Atari, la pionera de los videojuegos, para la que él mismo había

trabajado. “Otra razón de peso –explica Hertzfeld– fue la afición de los dos

creadores de Apple, Jobs y Wozniak, por los Beatles, cuya compañía

discográfica, creada en 1968, ocho años antes que Apple Computer, se llamaba

Apple Corps Ltd. La coincidencia de nombres ya ha Llevado a dos litigios entre

ambas empresas. Uno de ellos está todavía pendiente de resolución”.


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Links:

http://www.muyinteresante.es/apple-la-manzana-de-oro

http://www.apple.com/mx/

http://es.wikipedia.org/wiki/Apple_Inc.

http://www.crystalxp.net/galerie/img/img-icons-a-png-logos-of-apple-kant-

1223.png

http://www.neomanox.com/blog/images/AppleMacintoshLogo2.jpg

www.google.com

http://www.youtube.com/user/apple?blend=1&ob=4

http://www.youtube.com/user/forapplevideos?blend=3&ob=4

http://www.youtube.com/watch?v=fEBFTnWJdNo

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