Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Política
A. Primeras teorizaciones sobre teoría política
La situación que conocemos en primer lugar es la que describe Homero,
una sociedad dirigida por reyes ʹcon cetroʹ, con gran poder sobre sus hombres y
una autoridad que procede de los dioses, de los que de hecho descienden
(Néstor de Posidón, Idomeneo, por Minos de Zeus, Aquiles hijo de Tetis,
Agamenón con un cetro que dio Zeus a Hermes). Los reyes gobiernan, imparten
justicia (poder que también les viene de Zeus) y reciben su capacidad de
convicción por la palabra de los dioses.
La justificación del poder en la divinidad se visualiza también en la
participación directa de los dioses en el curso de las acciones; otras veces, su
voluntad llega por medio de los adivinos, que tienen una labor de
intermediación fundamental.
Hesíodo, por su parte, realiza en la Teogonía, un desarrollo genealógico
desde las sucesiones violentas de las primeras generaciones de dioses hasta
llegar al dominio de Zeus, que se une a Temis (la justicia) y es padre de
Eunomía (buena ley), Dike (justicia) y Eirene (paz).
En la poesía lírica arcaica tiende a destacarse un ideal aristocrático: Alceo
exalta los valores de su grupo aristocrático (lazos internos, odio al enemigo,
clasismo), Teognis los valores del ἀγαθός, ἐσθλός frente a la masa de los κακοί
y δειλοί. Por su parte Solón, autor de una nueva ordenación jurídica en Atenas,
propone en su poesía la valoración de la δίκη, común a ricos y pobres y que
llevará a la εὐνομία de toda la sociedad.
Los sofistas y Sócrates. La teorización política vendrá sin embargo con
los sofistas: Calicles planteará la teoría de que la ley es el medio que tienen los
débiles para resistir a los fuertes, con lo que se privilegia la igualdad (τὸ ἴσον)
en detrimento de la excelencia. Para Protágoras el estado inicial del hombre
llevó a luchas sangrientas que se fueron resolviendo gracias a que Hermes le
dio αἰδώς y δίκη. Trasímaco en cambio veía las leyes como el útil del más
fuerte para dominar a todos.
Sócrates no participa en la vida pública salvo en situaciones extremas
democrático en principio, no duda en señalar sus limitaciones. Su obediencia a
lo que el llamaba la voz demónica, una voz interior producida por un δαίμων
(demon, espíritu divino), que Sócrates decía que dirigía su vida, sobre todo
impidiéndole hacer algunas cosas, por ejemplo dedicarse a la política. Este
rechazo de la política influirá en otras escuelas socráticas, especialmente la
cínica y la cirenaica. Sócrates resalta la búsqueda individual de la ἀρετή, que ya
no consiste en una virtud social, sino un estado personal, por lo que las
riquezas, el prestigio y el poder no tienen valor. Ello pone en otro nivel las
virtudes ciudadanas, que son la proyección social de virtudes personales,
especialmente las que llevan a hacer el bien, a sufrir la injusticia en vez de
hacerla y al respeto de la ley, aunque parezca injusta; la política la considera
como un saber especializado que alcanzan sólo unos pocos, pero que son los
ʹmejoresʹ, los que tienen virtudes personales (con lo que está rechazando el
sistema democrático y las ideas aristocráticas, que atribuyen el poder a los
nobles por familia, en detrimento de la virtud personal).
B. La teoría política platónica
Platón tiene varios planteamientos, que aparecen en el Gorgias y el
Político, pero sobre todo en la República y las Leyes. En la República, escrita el año
387, pero ambientada en torno al 425 (la paz de Nicias en la guerra del
hermanos de Platón) y el sofista Trasímaco, defensor de tesis inmoralistas. El
diálogo se centra en el concepto de justicia y su origen: se observa que la
sociedad surge para cubrir las necesidades de los hombres, lo que da lugar a
una especialización del trabajo, en un proceso de diversificación progresiva
(φύλακες) se caracterizan por sus cualidades físicas y por el dominio en ellos
del alma irascible, del θυμός. De este grupo han de surgir los gobernantes
físicos como con el desarrollo intelectual a partir de obras adecuadas (en las que
no estarán las obras literarias tradicionalmente usadas en la educación,
Homero, Hesíodo y los poetas, porque tenían un efecto negativo). Así hay una
subordinada, la de los trabajadores manuales, a las que se incorporan los
individuos por nacimiento, sin cambiar de estamento, lo que producirá la
concordia (ὁμόνοια), pues a los gobernantes les distinguirá la σοφία, saber
práctico y político que tiene una visión de conjunto y actúa adecuadamente
para todos; los militares destacarán por su ἀνδρεία, que les hace capaces de
defenderse del enemigo y mantener el orden interior; por último los
trabajadores tendrán sólo σωφροσύνη, pues vivirán en su nivel, como
productores de lo necesario para el mantenimiento de todos: es un orden que se
corresponde con el del alma, en el que hay una jerarquía en la que domina el
grupo de los gobernantes. Para evitar desórdenes las dos clases superiores no
tendrán derecho de propiedad, sino un sueldo adecuado; tampoco podrán tener
familia: la mujer en este grupo queda al mismo nivel que el varón y sólo habrá
reguladas por los gobernantes con criterios eugenésicos; los hijos que nazcan
serán cuidados por el estado.
Los que se hallan en la cima de la organización social han de ser
filósofos, amantes de la σοφία completa, comenzando por las matemáticas y
llegando a la contemplación de la idea de bien, algo que ejemplifica en el mito
de la caverna.
Este sistema ideal puede sufrir si no se sigue ese orden, dando lugar a
sistemas políticos defectuosos: cuando el estamento superior cede al estamento
militar se cae en la timocracia, en la que el objetivo será obtener riqueza por la
fuerza (como en Esparta). La oligarquía sucede cuando el poder queda en la
clase baja, donde acaban dominando los más ricos de ella. El enfrentamiento
entre ricos y pobres puede llevar a un estado de tensión (στάσις) que puede
desembocar en la democracia radical, el desorden absoluto. La democracia da
lugar a su vez a la tiranía, cuando ante el desorden, aumentado por los
demagogos, lleva a una persona a apoyarse en el pueblo, que se le somete ante
el temor a la oligarquía, pero con consecuencias nefastas, porque para
mantenerse en el poder acude a la guerra exterior como medio de tener
ocupado al pueblo y que no se vuelva contra él, y a la vez acaba con sus iguales,
creando un régimen de terror.
Este planteamiento de la República es el modelo de utopías como la de
Campanela o Tomás Moro y el liberalismo lo ha considerado como antecedente
De todos modos no está claro si Platón consideraba este sistema como aplicable
o sólo como modelo (παράδειγμα) ideal, difícilmente realizable en la práctica,
aunque la tradición habla de que intentó probarlo en Sicilia; su fracaso le habría
llevado a matizar sus ideas en el Político y sobre todo en las Leyes.
En el Político, el gobernante tiene un poder absoluto, por encima de las
leyes y del consenso de los ciudadanos, como el médico respecto a los enfermos,
el artesano respecto a sus productos o el timonel respecto a los pasajeros de un
barco, pues su autoridad viene de su sabiduría. Hay muchos tipos de gobierno
según criterios numéricos y de adhesión a la ley: en el gobierno individual
distingue la monarquía (+ley) y la tiranía (‐ley); en el de los ricos la aristocracia
(+ley) y la oligarquía (‐ley), en el gobierno de muchos la democracia buena
(+ley) y la democracia cautiva (‐ley), pero todos los sistemas están lejos de su
ideal de gobierno dirigido por un sabio, que destaca en estrategia, pericia
jurídica y retórica.
Al final de su vida Platón escribe en Las leyes su testamento sobre
política. Aquí las leyes se encuentran en el centro de la discusión, pues si son
buenas garantizarán el buen gobierno de la ciudad; en La República el acento lo
había puesto en la educación, que haría superfluas las leyes, pero ahora su
visión más matizada de las posibilidades de la naturaleza humana le inclina a
virtud, aconsejando y también obligando. En esta obra la discusión sobre los
sistemas políticos se centra sólo en los existentes: el espartano y cretense, en los
que domina la ἀνδρεῖα, le parecen limitados por no poner al mismo nivel la
inteligencia (φρόνησις), la moderación (σωφροσύνη) y la justicia (δικαιοσύνη).
Atenas es un sistema defectuoso, en cambio, por la falta de disciplina interna y
de Persia, en la que el rey impone sus decisiones. Su propuesta es ahora más
limitada: una ciudad en el interior, con tierras fértiles repartidas de modo
igualitario entre los ciudadanos (un máximo de 5040 familias), con lo que
permite la moneda sólo para el intercambio de productos básicos. Los
ciudadanos se clasifican en cuatro clases. Todos reciben educación, de la que se
encarga el estado, y los poetas (del tipo de Homero y Hesíodo) son expulsados:
sólo tiene cabida la poesía religiosa. La situación de la mujer es aquí más
limitada: compaginará la dedicación a la familia y el trabajo. Hay un sistema
penal que aplica sanciones: las más graves se aplican a los ateos (serán
encerrados y se les enseñará a cambiar de ideas) y a los sofistas, tiranos,
demagogos, adivinos y magos (reclusión perpetua).
C. La teoría política aristotélica
Su teoría política insiste en la sociabilidad del hombre, aunque no supera
el planteamiento común que identifica ‘hombre’ con ‘ciudadano de una polis’:
los esclavos y los extranjeros quedan fuera, e incluso los artesanos, campesinos
y obreros se hallan a un nivel inferior, sin participar plenamente de la vida
política.
Aristóteles parte del estudio empírico de la situación política en los
distintos lugares de Grecia y llega a la idea de que la ciudad, como comunidad
(κοινωνία), engloba los demás tipos de sociabilidad humana, pues su fin es el
bien de todos sus miembros; ello no quiere decir que las formas menores de
organización humana se le deban subordinar, sino que la ciudad es el límite
máximo. En la base de la sociedad está el matrimonio, origen de la familia (que
abarca el οἶκος, la familia en sentido amplio) y sede de la propiedad (donde
entran los esclavos, que existen para cumplir las necesidades materiales, de las
que no debe preocuparse un ciudadano); sobre la familia domina el padre (la
mujer tiene una función muy limitada); con todo ello se opone a las ideas
‘comunistas’ de Platón, que rechazaba la familia. En un estado intermedio se
halla el pueblo; la ciudad es la unión de varios pueblos y se distingue del
pueblo por ser autosuficiente (αὐτάρκης), tanto en lo material como en la
consecución del ideal de felicidad, de vida buena (εὖ ζῆν). Sólo en la ciudad el
hombre realiza plenamente su naturaleza de ser social (ζῷον πολιτικόν). Los
ciudadanos padres de familia reciben los cargos públicos, pero no ceden al
estado la propiedad, que corresponde a las familias, porque la propiedad
común, según Aristóteles, tiende siempre a ser mal custodiada. Hay que
dedicarse a actividades económicas que garanticen el sustento, pero se ha de
rechazar la economía dirigida al lucro.
Los sistemas políticos se dividen según el criterio de quién tiene el poder
y la finalidad que tenga al ejercerlo: hay tres correctos (monarquía, aristocracia
radical). Aristóteles prefiere no plantear un sistema ideal (como había hecho
Platón) y propone uno moderado, que tenga en cuenta las circunstancias
concretas, mixto entre democrático y aristocrático, en el que gobiernen los
medianos (μέσοι), de un nivel de riqueza intermedio entre ricos y pobres. De
todos modos, el ideal de vida de Aristóteles es el βίος θεωρητικός, que sólo
pueden llevar a la práctica unos pocos, los filósofos, apartándose de los demás.
Los ciudadanos normales llevarán un βίος πρακτικός, con virtudes propias,
para ejercer bien la vida en comunidad. Sólo recibirán educación los ciudadanos
y Aristóteles plantea además normas de eugenesia (los varones se casan a los 37
años y las mujeres a los 18, cuando cada sexo ha alcanzado la madurez;
propone también el infanticidio de niños deformes, aplicando además el aborto
para controlar la población). Al final, Aristóteles, como Platón, concede poca
importancia a la libertad personal y aunque es más moderado que su maestro,
sigue teniendo planteamientos clasistas, racistas (los griegos son los mejores de
los hombres) y al final contrarios a la dignidad humana (la consideración de los
esclavos como mera propiedad, la regulación de los matrimonios y nacimientos
por consideraciones de eficacia económica). Como Platón, no supo ver que el
sistema de la polis estaba a punto de desaparecer, aunque sus ideas son análisis
profundos del modo de vivir en sociedad.
D. Actitud ante la política en las escuelas epicúrea y estoica
hacen falta la ciudad, las instituciones, la nobleza, las riquezas ni los dioses: el
ideal es la vida escondida, resumido en el lema λάθε βιώσας (‘vive oculto’), en
un ámbito de amistad entre personas dedicadas a la vida filosófica. Sin
embargo, los epicúreos no rechazaban la sociedad, sólo el afán de poder político
o la ambición: el ideal es una sociedad en la que haya un pacto de seguridad
(συνθήκη), de no dañar ni ser dañado, porque el hombre no es por naturaleza
un ser social, sino un ser en peligro de ser atacado por los demás, por lo que
hace falta un acuerdo que evite las agresiones mutuas.
Los estoicos valoran la participación en la política como un deber moral
y el respeto de las leyes como concreción de la ley divina del mundo, que es
razón, pero sobre todo les importa la amistad (para Epicteto “el hombre es un
animal que ama y quiere ser amado”), y desearían un ideal de vida apartada
entre sabios. Más que en las instituciones del estado ponen énfasis en la mejora
personal: todos los hombres son iguales y ser libre o esclavo es menos una
situación jurídica que una actitud de vida de acuerdo o en contra de la razón.
proponen la libertad sexual y como buenos discípulos de Sócrates plantean un
ideal radical de individualidad, de mejora personal según sus criterios éticos.