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sabemos que para hacer estas cosas es necesario tragar mucha quina; debemos hacerlo,
porque las paces se hacen as. Las paces se hacen con humildad, con humillacin,
siempre tratando de ver en el otro la imagen de Dios. As muchos problemas encuentran
solucin, con el dilogo en la familia, en las comunidades, en los barrios. Se requiere
disponibilidad para reconocer ante el otro: escucha, disculpa, crea esto. La actitud
justa es humillarse: es siempre bueno construir un puente, siempre, siempre. Este es el
estilo de quien quiere ser cristiano, aunque admiti el Papa no es fcil, no es fcil.
Sin embargo, Jess lo hizo, se humill hasta el fin, nos mostr el camino.
El Pontfice dio luego otro consejo prctico: para abrirse al dilogo es necesario que no
pase mucho tiempo. En efecto, hay que afrontar los problemas lo antes posible, en el
momento en que se puede hacer, cuando ha pasado la tormenta. Inmediatamente hay que
acercarse al dilogo, porque el tiempo hace crecer el muro, tal como crece la hierba
mala, que impide el crecimiento del trigo. Y puso en guardia: cuando crecen los muros,
es mucho ms difcil la reconciliacin, mucho ms difcil. El obispo de Roma hizo
referencia al muro de Berln, que durante muchos aos fue un elemento de divisin. Y
observ que tambin en nuestro corazn existe la posibilidad de convertirnos como Berln,
con un muro levantado frente a los dems. De ah la invitacin a no dejar que pase mucho
tiempo y buscar la paz lo antes posible.
En particular, el Papa hizo referencia a los esposos: es normal que os peleis, es normal.
Y viendo la sonrisa de algunas parejas presentes en la misa, reafirm que en un
matrimonio se pelea, algunas veces incluso vuelan los platos. Pero jams debe terminar
la jornada aconsej, sin hacer las paces, sin el dilogo que algunas veces es solamente
un gesto, un decirse hasta maana.
Tengo miedo de estos muros afirm el Papa que se elevan cada da y favorecen los
resentimientos. Tambin el odio. E indic de nuevo la eleccin del joven David: poda
vengarse perfectamente, poda matar al rey, pero eligi el camino del dilogo con
humildad, con mansedumbre, de la dulzura. Y, en conclusin, pidi a san Francisco de
Sales, doctor en dulzura, que nos conceda a todos nosotros la gracia de construir puentes
con los dems, jams muros.