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crecimiento hasta los comienzos del siglo XX. 1. Primitivo emplazamiento de la ciudad. 2.
Desarrollo de los siglos XIV a XVII. 3. Crecimiento de la ciudad durante los siglos XVIII y
parte del XIX. 4. Expansión de la ciudad durante la segunda mitad del XIX y principios
del siglo XX.
a) Explica la evolución de la ciudad según la aplicación de las ideas de desarrollo urbano
dominantes en los distintos momentos reflejados.
El origen de la ciudad de Madrid hay que buscarlo en las plazas defensivas que el emir
Muhammad I creo en el siglo IX para proteger la frontera norte de Toledo, por lo tanto responde
a una finalidad defensiva y por eso el primitivo emplazamiento de la alcazaba se sitúa sobre un
cortado de las terrazas del Manzanares, en recinto que hoy ocuparían el Palacio Real y la
Catedral de la Almudena. Esta primitiva ciudad constaría de una alcazaba, denominada,
”Almudena”, situada en costado occidental de la Medina (Ciudad propiamente dicha), y del
Alcázar. En el 1085 la ciudad cae en manos cristianas definitivamente, momento a partir del
cual crece su población y recinto, perdiendo importancia la función militar, aunque no
desaparece, y ganando la función administrativa y comercial como organizadora de su alfoz. (
En el se crean importantes arrabales, como el ocupaba la actual plaza de san Martín). A pesar de
las mortandades propias de la época (como la peste de 1268), Madrid no dejó de crecer, y ya en
época de Enrique III empieza a poblarse la Cava (el foso de la muralla y el espacio descubierto
ante ella). El concejo de Madrid es creado por Alfonso XI en 1246. El siglo XVI es un periodo
clave para su historia. Ya con Carlos I aumentó enormemente su población y se hicieron
construcciones tan importantes como el Real Monasterio de las Descalzas. La ciudad fue
frecuentemente residencia de la Corte, la cual se establece permanentemente con Felipe II
(1561), que convierte a la villa en capital del reino. Esto supondría un crecimiento espectacular
de la ciudad que en pocos años la pondría a la altura de las grandes ciudades castellanas. Los
límites que se establecen para la ciudad en este momento permanecen prácticamente inalterados
hasta el siglo XIX, exceptuando la inclusión del Real Sitio del Buen Retiro por Felipe IV y
algunas extensiones hacía la Puerta de Alcalá y la montaña de Príncipe Pío. La ciudad se
embelleció durante los reinados de los Borbones (Felipe V, Palacio Real, Carlos III, Paseo del
Prado...). En el siglo XIX, debido al crecimiento de la población, se ve necesaria la ampliación
de la ciudad como se venia haciendo en otras grandes capitales europeas. Será el momento en
que se derriben las murallas y se construya el gran ensanche de Madrid que rodeara el primitivo
recinto de la ciudad, excepto por el Oeste, ya que el río imposibilitaba el crecimiento. El
impulsor del proyecto fue el marqués de Salamanca , que hoy da nombre al barrio más conocido
y noble del Ensanche A principios del siglo XX continuara la expansión hacía el norte y hacía
el sur.
b) Comenta las distintas morfologías observables en el plano.
En el plano de Madrid se observan claramente diferenciadas cuatro morfologías urbanas:
El plano anárquico propio de la ciudad medieval, que correspondería con el actual recinto
histórico de Madrid. Sus calles son estrechas, cortas y retorcidas, con la excepción de las dos
vías que unen la Puerta del Sol con el recinto del Palacio Real (calles Arenal y Mayor). La gran
vía que se abre delante del Palacio Real (calle Bailen) es una modificación del siglo XIX. Este
recinto histórico esta bordeado por grandes calles, como la Gran Vía al Norte, el Paseo de
Recoletos al Este y las Rondas por el sur (Rondas de Atocha, Valencia y Toledo); estas rondas
ocupan el espacio que deja libre la muralla al ser derribada en el siglo XIX.
El plano ortogonal, en cuadricula o en damero, es propio del ensanche del siglo XIX.
Se organiza en torno a calles largas, rectas y anchas (Velázquez, Serrano, Goya...) que se cortan
en perpendicular formando manzanas cuadradas. Es el barrio que ocupará la burguesía del siglo
XIX, y en la actualidad es uno de los barrios más prestigiosos y caros de la ciudad.
El plano lineal que aparece en la zona NE de la capital corresponde al proyecto de Arturo
Soria (finales del siglo XIX) para crear una “Ciudad Lineal” que rodease la villa. Era un
proyecto muy complejo que se basaba en un eje central, de aproximadamente medio kilómetro
de ancho, por donde discurrirían los transportes. A ambos lados se establecerían viviendas
unifamiliares con jardines, y detrás de estas las zonas comunes o de servicios. El proyecto era
claramente utópico (en consonancia con los utopistas urbanos del momento), y solo se llevo a
cabo en una mínima parte: es el barrio que se conoce como Ciudad Lineal, en torno a la calle de
Arturo Soria, cuyas dimensiones quedan muy lejos de las recogidas en el proyecto original.
El crecimiento urbano del siglo XX recupera en cierto modo el modelo de plano desordenado,
aunque sin llegar a los niveles de la zona medieval. Mas que de anarquía general ( estudiando
los diferentes barrios por separado no responden a ese modelo), se trata de una falta de
planificación en la construcción de los diferentes núcleos.
El plano pertenece a la ciudad de Toledo, uno de los centros más importantes de la historia
medieval española, y las características fundamentales que determinan el plano de esta
ciudad son, precisamente, su historia y el emplazamiento. El emplazamiento de Toledo está
determinado por los meandros del río Tajo que forman una especie de abrazo a la ciudad
antigua. El río, por un lado, y las murallas, por otro, rodean y defendían la ciudad en su
pasado medieval, aunque los primeros restos de la ciudad son romanos, época en la que ya
existía una pequeña ciudad fortificada. No obstante, el plano actual muestra las
características de una ciudad medieval en la que convivían musulmanes, judíos y cristianos.
El tipo de plano predominante es el irregular caracterizado por el trazado de calles
irregulares, incluso algunas sin salida; son calles estrechas y sinuosas, sin ningún tipo de
planificación. Es el típico plano que se origina a partir de condicionantes geográficos del
terreno, en este caso los meandros del río Tajo. La forma urbana era compacta, las murallas
y el río constituían una barrera legal y física que diferenciaba el campo de la ciudad. Dentro
de la ciudad, el comercio y las actividades religiosas y de gobierno se localizaban en el
centro, los grupos socioeconómicos se hallaban muy mezclados aunque juderías, morerías y
arrabales eran espacios físicamente diferenciados. En los períodos de mayor crecimiento, en
Toledo la población se hacinaba en las calles ocupando los cobertizos, y dejando los
espacios más amplios para las plazas (que empezaron a regularizarse en el siglo XVI, como
la Plaza Mayor), los cruces de las calles principales y las fachadas de iglesias y conventos.
Las infraestructuras eran escasas y se vinculaban a las necesidades religiosas, las
manufacturas, la agricultura o el comercio. Las relaciones con el entorno se limitaban al
intercambio de productos para asegurar el abastecimiento de la población.
El plano irregular con la ciudad rodeada de murallas es característico de las ciudades
medievales cristianas que crecían alrededor de una iglesia, un mercado o un castillo;
pero también de las ciudades medievales musulmanas, cuyo núcleo central, la medina,
crecía alrededor de una mezquita y el mercado central. Por este motivo, todas las
ciudades españolas con un pasado medieval importante conservan en su plano restos de
esta morfología urbana. Éste es el caso de muchas ciudades andaluzas como Granada,
Córdoba, Sevilla, Écija, etc.; del interior como Ávila o Toledo; y también algunas del
Levante como Gerona o Valencia..