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para nadie, puesto que haba comenzado su Mikado con las negociaciones de
paz y condiciones del eventual armisticio. Pruebas al canto, fueron las
propuestas del Presidente de Ministros del Japn, Susuki, quien orden la
retirada de tropas en decenas de puntos a cambio que se respete luego de la
capitulacin ofrecida, al emperador. Las ofertas de Susuki fueron rechazadas
por Trumann descaradamente, segn lo afirma Robert E. Theobald en El
ltimo secreto de Pear Harbor.
Tanto en Hiroshima como Nagasaki, haba absoluta indefensin civil. Su
poblacin no fue enrolada en la guerra en su mayora, y no posea defensas anti
areas, amn que por ser ciudades catlicas primaban las instituciones
sanitarias y hospitales religiosos.
Por qu, el grado 33 Trumann eligi esas dos ciudades? El escritor catlico
ingls, Arthur Kenneth Chesterton manifiesta en Candour, que: La primera
comunidad catlica de Japn se hallaba precisamente en Hiroshima y la
segunda en nmero de practicantes se hallaba precisamente en Nagasaki.
El cardenal Biffi en sus memorias se hace una pregunta inquietante:
Podemos bien suponer que las bombas atmicas no hayan sido tiradas al azar.
La pregunta es por lo tanto inevitable: cmo as se escogi para la segunda
hecatombe, entre todas, precisamente la ciudad de Japn donde el catolicismo,
aparte de tener la historia ms gloriosa, estaba ms difundido y afirmado?
Cabe considerar para finalizar dos cosas:
1- El avin Enola Gay, bombardero de las dos ciudades, perteneca a la
escuadra Sueos de David, y su piloto, Thibbets, era de la misma extraccin
racial que el Presidente Truman y el Rey David. Poco extraa entonces que 69
aos despus, los procederes genocidas sin desparpajo ni recato, cambien un
pice en la envestida criminal blica contra Palestina.
2 se puede esgrimir que los crmenes de guerra y de lesa humanidad en Japn
fueron derecho de respuesta a lo acontecido cuatro aos antes en Pearl Harbor.
Pero esto linda el ridculo. Los acontecimientos de Pearl Harbor fueron
planificados por Estados Unidos y los sionistas como excusa para entrar en la
guerra mundial, puesto que Roosevelt haba ganado las elecciones gracias a su
promesa de no inmiscuir a su nacin en la guerra. Amn de ello, cabe considerar
que casi la unanimidad de la poblacin norteamericana, no solo no quera la
guerra sino que estaban a favor de Adolfo Hitler en su cruzada contra el