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Por Una Oportunidad para El Pueblo
Por Una Oportunidad para El Pueblo
PUEBLO HONDUREÑO
Por el Lic. Aldo M. Abram, director ejecutivo del Centro de Investigaciones de
Instituciones y Mercados de Argentina.
En este marco, EE.UU. y la U.E. declararon que reconocerán al gobierno electo cuando
asuma su gestión. En tanto, la Argentina, Brasil y las naciones latinoamericanas con
gobiernos bolivarianos parecen renuentes a seguir este camino y reconocer la legalidad
del futuro mandatario. Consideramos que esta estrategia es más ideológica que lógica.
La excusa esgrimida es que las elecciones tuvieron poca asistencia y que fueron
realizadas mientras estaba en ejercicio un gobierno de facto.
En primer lugar, los comicios tuvieron un nivel de asistencia de más del 60%; lo cual es
un porcentaje normal en Latinoamérica. Por otro lado, si bien hay una amplia discusión
sobre la legalidad del actual Poder Ejecutivo y aún haciendo el supuesto de que no lo es,
el segundo punto no parece un argumento válido, especialmente para un país como la
Argentina. Cabe recordar que, en 1993, el Presidente Raúl Alfonsín fue elegido durante
una dictadura militar. Si el resto del mundo hubiera planteado los mismos argumentos
que nuestra actual Mandataria, no hubieran reconocido al gobierno que inició el camino
democrático. Según esta línea argumental, para que los comicios de entonces hubieran
sido legales, los militares debieron haber repuesto en el poder a la ex Presidente María
Estela Martínez de Perón. Como esto no fue así, según nuestras autoridades en ejercicio,
Alfonsín no hubiera sido un presidente legítimo y, por ende, cabe preguntarse si lo son
todos los que luego lo siguieron hasta llegar a quienes hoy están en la Casa Rosada.
Frente a la polémica que han generado los hechos políticos acaecidos en Honduras, es
bueno entender qué es lo que ha sucedido. A continuación una breve reseña que hemos
tomado de un documento de RELIAL y que coincide con la información con la que
contamos.
Esta situación nos lleva a pensar en la pobre calidad institucional de la mayor parte de
las naciones latinoamericanas. Si evaluamos lo que sucede en cada una de ellas,
encontramos el mismo error de definición que metió en este problema a Honduras. En
todos estos países, se entiende que la democracia es “el fin o los fines” y, en realidad,
son “los medios”; ya que el fin es el respeto de los derechos de los ciudadanos y el
límite al uso del poder que éste delega con su voto. Es decir, no es democrático un
Presidente que, para sumar o mantenerse en el poder, intenta violentar la Constitución,
pasar por encima de otros poderes del Estado y avasallar los derechos de la ciudadanía;
aunque, en la región, ejemplos de estos nos sobren. Tampoco, es “democracia” raptar un
Presidente y deportarlo a otro país. Lo que correspondía, en caso de demostrarse que
quebró la ley, era la destitución de Mandatario, su detención y sometimiento a un juicio
justo.
Tanto en el caso del Presidente Manuel Zelaya, como el de los que instrumentaron su
destitución, “el fin justificó los medios”; lo cual es contradictorio con el concepto de
democracia republicana. Lamentamos que el pueblo hondureño tenga que pagar por este
mal accionar de sus dirigentes. También, creemos que todos deberíamos aprender que,
difícilmente, el grado de calidad institucional y de respeto por la Constitución por parte
de los políticos de un país sea mayor al nivel de responsabilidad cívica de sus
habitantes, especialmente de su dirigencia empresaria, profesional e intelectual.
Puede leer más artículos sobre temas que hacen a la calidad de vida
de los argentinos en http://ciima.wordpress.com/