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es3.5. Tipos de motivacién y estilos motivacionales
Tal y como expusimos al final del capitulo anterior, estamos persuadi-
dos de que la motivacién es un elemento esencial para la buena marcha
del aprendizaje escolar. No parece que sca preciso insistir en ello; es
algo que cualquier profesor puede observar en su actividad diaria, Sin
motivacién, el alumno no realizard ningiin trabajo adecuadamente: no
sélo el de aprender un determinado concepto, sino el de poner en
marcha las estrategias que le permitan resolver problemas similares a
los aprendidos. Existe un acuerdo general que lleva a pensar que se da
una relacién muy estrecha entre la eficacia de los métodos de ensefianza
y aprendizaje y los aspectos motivacionales del comportamiento del
alumno. Sin embargo, también es cierto que el término «motivacién»
resulta extremadamente ambiguo, tanto en el contexto cotidiano como
en el del investigador. Una de las razones para ello es que a menudo se
utiliza este vocablo para designar los procesos mds diversos, que
pueden no coincidir con lo que sabemos sobre la motivacién desde el
punto de vista psicolégico y cientifico. Por ejemplo, una expresién
habitual entre los profesores consiste en afirmar que sus alumnos «no
estén motivados». Con ello suelen referirse a una situacién que es el
final de un proceso en el que estén implicados numerosos factores y no
sélo la motivacién, En las paginas que siguen intentaremos exponer
algunos de los conceptos centrales del estudio actual sobre la motiva-
mplicaciones para la labor educativa
ién humana, asi c
mo sus
A menudo es posible observar a alumnos con baja motivacién en
diferentes tareas y otros con motivacién alta, Esto suele Hevar a pensar
que hay alumnos con més o menos motivacién. Es decir, que la motiva-
m es una caracteristica imterna de las personas. Sin embargo, esto no
es literalmente cierto, ya que todas las personas poscen un potencial
motivador que en cualquier caso resulta considerable. La diferencia
estriba mas bien en el estilo motivacional que tienen.
Resulta fundamental para el profesor entender en qué consiste dicho
ilo motivacional y evaluar si es el apropiado para las tareas de apren-
dizaje que debe realizar el alumno y en qué medida puede favorecer ese
aprendizaje. Diferentes estilos motivacionales implicaran distintos tipos
de expectativas y recompensas que, a su vez, tendrin efectos diferencia-
dos. En este sentido, es esencial ne sélo utilizar recompensas externas
para intentar cambiar los resultados del aprendizaje, sino tambiénmensajes dirigidos a cambiar, en la medida de lo posible, el estilo
motivacional de los alumnos que deben aprender alguna tarea.
Esta idea puede resultar novedosa para muchas personas porque durante
mucho tiempo Ia visién que predominé en la Psicologia fue Ia conduc-
tista, segtin la cual las recompensas extemas producian siempre un
cambio en él comportamiento del individuo, Sin embargo, en las
ultimas décadas, al calor de los avances de la Psicologia Cognitiva, se
han claborado posiciones mds complejas sobre la motivacién humana,
basadas no s6to en distintos tipos de motivos, sino también en cémo
funcionan estos iltimos y, sobre todo, en edmo los humanos procesa-
mos la informacién que tiene que ver con nuestro sistema motivacional.
Las teorfas conductistas estaban basadas en lo que podria denominarse
el modelo reactive del comportamiento humano, y mantenfan que la
simple existencia de recompensas en forma de juguetes, dinero o gratifi-
cacién social podian cambiar de manera eficaz el comportamiemto.
Incluso se consideraba que una vez que una necesidad de motivacién
era satisfecha, Ia tendeneia a actuar al respect desuparecfa. Es decir,
todas estas teorias respondian a una visién bastante externalista de Ia
motivacién, como si toda ella dependiera de condicionantes externos.
En este sentido, una cuestién muy importante para el profesor es consi-
derar que su esfuerzo para motivar a sus alumnos no va a crear en ellos
una motivacién diferente, porque sélo los alumnos mismos pueden
hacerlo. En este mismo sentido, la labor del profesor es simplemente
comtribuir al respecto con actuaciones que puedan ser ttiles para favore-
cer el propio cambio motivacional.
Las teorias actuales de la motivacién postulan tres tipos de necesidades
fundamentales: poder, afiliacién y logro. La intensidad de cada una de
estas tres cuestiones varia de unas personas a otras, segtin sus exper
cias sociales y culturales, creando asi estados motivacionales muy
diferentes. Es decir, todos los seres humanos tendemos, en mayor 0 en
menor medida, a satisfacer nuestras necesidades de controlar el compor-
tamiento de los demas (poder), sentimos miembros de algtin grupo
(afiliacién) y conseguir bienes materiales o de otro tipo (logro). Como
puede imaginarse, también se producen motivaciones que implican una
relacin entre estos tres aspectos. Puesto que estamos tratando de la
motivacin en relacién con el aprendizaje, cl aspecto que més nos
interesa es la motivacién de logro, aunque conviene tener en cuenta que
las motivaciones de poder y afiliacién también son importantes. No
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olvidemos, tal y como hemos insistide en capitulos anteriores, que el
aprendizaje se produce en un contexto social. Cualquier profesor sabe
que el estado motivacional de un alumno puede variar mucho segiin su
situacién en el grupo en el que se encuentre,
Con respecto a la motivacion de logro, en términos generales se mantic~
ne que la tendencia de una persona a actuar para aprender depende de
las siguientes cuestiones: a) la intensidad de su motivacisn al respecto;
b) su expectativa de conseguir lo que se propone; c} Ia intensidad o
cantidad de recompensa que espera obtener. De alguna manera podemos
decir que hay una cierta semejanza entre estos tres aspectos y uno de los.
pensamientos que Marguerite Yourcenar pone en boca del emperador
Adriano, al decir que las personas somos una mezcla de lo que creemos
ser, lo que queremos ser y lo que realmente somos,
En definitiva, tanto la frase de Marguerite Yourcenar como los princi-
pios motivacionales que hemos enunciado, suponen una pasicién
constructivista ante la motivacién. Asi, al igual que tenemos esquemas
—que no son copias de la realidad, sine representaciones de ella— para
procesar la informacién sobre los objetas que nos rodean, también
formamos esquemas sobre los dems y sobre nosotros mismos. De esta
manera, en lo que sc refiere al aprendizaje escolar, las personas forma-
mos una serie de expectativas 0 esquemas ante una determinada activi-
dad que va a condicionar la manera en que nos enfrentaremos con ella.
Dichas expectativas motivacionales no tienen por qué coineidir eon las
que el profesor cree que tienen sus alumnos, y esto puede a menudo.
producir problemas en los procesos de ensefianza y aprendizaje. En este
sentido, puede decirse que el profesor no deberia olvidar que, salvando
algunas distancias, los procesos basicos de motivacién en sus alumnos
son similares a los que se producen en los propios adultos, Lo que varia,
evidentemente, es el contenido concreto de la expectativa y las recom
pensas motivacionales. Por ejemplo, al igual que un director de un
centro escolar desinteresado por su tarea deja de transmitir entusiasmo
al resto de los profesores, resultaré muy dificil motivar a los alumnos si
€stos no comprueban que el profesor tiene un claro interés por su tarea
Abundando, par tanto, en la escasa caincidencia que a veces se produce
entre las motivaciones que se suponen en algunos grupos humanos y las
que realmente se dan, podemos citar algunos estudios realizados en el
Aimbito de la empresa. En éstos se ha comprobado que los empleados
ideraban como més motivantes las siguientes cuestiones: aprecio
vb