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Películas mentales

Por: Merl ina M ei ler , el 25 de junio de 2009, 07:48 AM

Una y otra vez las imágenes se suceden en tu cabeza y se reflejan de manera indeseada en
tus emociones. Tratas de evitarlo y no lo consigues. Te resulta un triunfo enorme dejar de
pensar casi continuamente en algo que sucedió. ¿Quieres darle un respiro a tu mente?

En tantas ocasiones en la vida te quedaste atascado o atascada en un pensamiento, sin saber


cómo apartarlo. Una situación desagradable o angustiante te dejó pensando, una y otra vez, en
lo que sucedió. Recreaste cada frase que dijiste y que te dijeron. Las caras del interlocutor, los
gestos, el tono de voz, las miradas expresivas que tú interpretabas a tu manera, según tus
códigos personales, las sensaciones físicas que te desbordaban, el dolor en el alma y
probablemente en alguna parte del cuerpo, los recuerdos de cómo reaccionaste o cómo te
hubiera gustado hacerlo...

En muchos casos éstos son hechos en los que ni estuviste presente, e imaginas toda la
película que otra persona o personas te ha relatado, lo que te mortifica de igual modo. Hayas
estado en ese lugar y en ese momento o no, el mecanismo que dispara las películas mentales
es el mismo, no puedes dejar de pensar en el hecho, lo que te dificulta la concentración e
inclusive el llevar a cabo las actividades cotidianas. Imaginas todas las circunstancias que
envuelven a lo sucedido con gran facilidad, y las recreas una y otra vez, mientras te laceras sin
poder darle un final a esto.

Aún peor es quedarse atascado en los "debería", imaginando diversas situaciones que se
habrían producido (o no) si hubiéramos tomado tal o cual actitud. ¿Hay algo más inútil que
llorar sobre leche derramada? Sería bueno empezar por erradicar los "debería", ya que,
aunque quisiéramos, no se puede modificar el pasado: los "debería" son una gran pérdida de
tiempo y de energía, es mejor aceptar lo que sucedió y seguir avanzando.

¿Quieres dejar de pasar permanentemente esta película y hallar un respiro? Con la cabeza
despejada, seguramente podrás tomar más distancia y ver lo sucedido desde otros ángulos, lo
que te permitirá relajarte, ver opciones, encontrar soluciones y tomar algunas decisiones.

Primero, antes de hacer el ejercicio que te aliviará, ten en cuenta que lo que sucedió fue sólo tu
percepción de la realidad. El mapa no es el territorio. Tú solamente tuviste acceso a una parte
de la realidad, y desconoces el resto. Más a menudo de lo que se supone, nuestra
emocionalidad carga los tintes de acontecimientos que en otra situación se verían
completamente diferentes. Interpretamos lo que percibimos de la realidad y arribamos a
nuestras propias conclusiones, incluso cuando no estuvimos presentes y prácticamente toda la
información de la que disponemos es de terceros que han cargado su propia emocionalidad y
sus propios valores y creencias a los hechos.

¿Estás listo para despedirte de este mecanismo, lo que te dará una mayor claridad mental y
emocional? Ahora, si quieres cortar esta cadena de pensamientos cíclicos, puedes hacerlo con
este ejercicio en este lugar tranquilo y seguro en el que te encuentras, si imaginas que estás
sentado o sentada en una butaca de cine y se está por proyectar una obra maestra en la gran
pantalla delante de ti. ¡Comienza la función! El proyector está a tus espaldas.

Por última vez, te invito a que recrees el evento que tuvo tu mente ocupada este último tiempo.
Trata de obtener una imagen nítida, de escuchar por última vez lo que dices, lo que te dicen, y
tus sensaciones. Proyéctala delante de ti como si fuera una película y tú estuvieras en el cine,
viéndola. Sigue mirando la pantalla mientras aparece la imagen y la película va desarrollándose
delante de ti. Ahora que tienes esta imagen clara, frena como si estuvieras en un coche
efectivamente apretando un freno, escucha el chirriar de este freno, CRIIICH, y observa cómo
se detiene la imagen frente a tus ojos. Tal vez hasta hayas sentido un pequeño sacudón por
apretar los frenos tan de golpe, o la imagen se haya sacudido, es bien posible.

Con la imagen frenada, comienza a ver la película hacia atrás, rápido, a una velocidad superior
a la normal, por lo que las voces pasan en tono agudo, como si rebobinaras una cinta. Toda la
película va hacia atrás rápidamente, hasta que ¡STOP! Frena de nuevo, escucha el chirriar de
los frenos otra vez (¿hubo un sacudón en esta oportunidad?). Observa el momento de silencio
que se produce. Nada se mueve, no hay sonidos ni ruidos, todo está en calma. Respira hondo
sintiendo esta calma. Respira hondo una vez más.

Ahora, vuelve a pasar la película hacia delante, en cámara lenta, por lo que las voces tendrán
tonos muy bajos. La gente, en vez de hablar, ¡parecerá que está bostezando! Mira cómo se van
esfumando los colores de la película y se va tiñendo, de a poco, de blanco y negro. Continúa
pasando esta película lentamente, en blanco y negro, hasta que veas el cartelito de FIN (THE
END) al llegar al final feliz de la función del día de hoy. La película terminó, así que observa
cómo baja el telón y se escuchan los aplausos finales.

En estos momentos de mayor tranquilidad y claridad es cuando llegan las ideas más
productivas y las decisiones más acertadas, apuesto a que mañana cuando te despiertes, o en
dos días, con una nueva percepción de lo sucedido, verás las cosas de distinto color.

¿Lo vas a intentar?

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