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Contaminación y violencia
Victoriano Garza Almanza
Ciencia, tecnología
y diversidad cultural
Alberto Betancourt Posada
Contaminación y violencia
Victoriano Garza Almanza
Hace 17 años, en julio de 1984, James Oliver Huberty entró a un establecimiento de comida
rápida en San Ysidro, California; de entre sus ropas sacó varias armas y disparó a matar
contra los comensales. "La sociedad ha tenido su oportunidad", gritaba. "Voy a cazar, a cazar
humanos". Poco después cayó muerto a manos de la policía. Huberty asesinó a 21 personas,
la mayoría eran niños.
La oficina forense ordenó practicarle al cadáver de Huberty todos los exámenes posibles,
entre ellos análisis toxicológicos. Se le encontró una cantidad inusual de cadmio: "la
suficiente para matar a dos personas", dijo quien examinó las muestras. El cadmio es un metal
pesado que cuando ingresa al organismo destruye los riñones y daña el sistema nervioso. Los
expertos no se explicaban cómo es que el tipo no hubiera muerto semanas atrás.
Investigaron cómo fue que Huberty se contaminó y encontraron que, antes de migrar a
California, trabajó como soldador. La exposición a los gases tóxicos, sin protección alguna, le
enfermaron y provocaron transtornos mentales. Un antiguo compañero de trabajo declaró que
Huberty continuamente decía que los humos de la soldadura lo estaban volviendo loco.
Roger Masters es uno de los principales exponentes de esta línea de investigación. Asegura
que "la contaminación ambiental puede interactuar con la pobreza, subalimentación, consumo
de alcohol, uso de drogas y estrés social, para situar a algunos individuos en riesgo de
toxicidad subclínica, la cual se manifiesta por una pérdida de control de los impulsos y un
incremento del crimen violento". Neurotóxicos como plomo y manganeso, combinados con
una dieta pobre y deficiente en vitaminas y minerales, alteran las funciones normales del
cerebro.
Sus estudios, que abarcan el territorio de EU, y cuyas fuentes son los archivos de la FBI,
penitenciarías, etc., muestran una estrecha relación entre contaminación y conducta criminal
violenta.
Masters asegura que las teorías sociales sobre la violencia son insuficientes para explicar la
tasa de criminalidad presente en los condados de EU, donde los crímenes violentos varían de
menos de 100 a más de 3 mil por cada 100 mil habitantes.
Considerando todas las variables sociales que convencionalmente se aceptan como causales
de conducta criminal, Masters demostró que el crimen violento es tres veces mayor que la
tasa nacional en aquellos lugares en donde hay actividad industrial que libera plomo o
manganeso.
Masters no asegura que los contaminantes neurotóxicos sean la principal causa de violencia
urbana, pero sí que es un co-factor no considerado anteriormente Este hecho cimbra la
estructura teórica de la conducta social, programas educativos y reformatorios, sentido e
impartición de justicia, protección ambiental.
Los neurotóxicos son una realidad. Plomo, mercurio, manganeso, cobre, cadmio y otros
metales y sustancias peligrosas son contaminantes y tienen un riesgo potencial desconocido,
que obliga a investigar sus repercusiones para prevenir y minimizar su impacto en sitios de
trabajo o lugares presuntamente contaminados. >