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EL CANCIONERO DEL PRESBÍTERO

Poemario
Luis Enrique Alvizuri

El cancionero del presbítero fue publicado en 1997 y se trata de una


recopilación de poemas de varios años. Un primer conjunto se encuentra bajo el
título de Límites, en donde se desarrollan diferentes temas de primera juventud
que van desde la incertidumbre del futuro, el desengaño sobre la sociedad y las
dudas existenciales. Un segundo se denomina Dulcemiel, y reúne una serie de
poemas de amor. El tercero lleva el nombre del mismo libro: El cancionero del
presbítero, y se origina en un recital poético-musical dado por el autor, en el que,
con una máscara puesta, alternaba ininterrumpidamente poemas y canciones
acompañándose con su guitarra, lo cual impersonalizaba al artista y centralizaba
el espectáculo fundamentalmente en el mensaje. Un cuarto grupo se denomina
Principio y son textos que buscan un lenguaje que pueda expresar la preocupación
sobre el origen y el interior de la naturaleza y el tiempo. Finalmente el quinto
segmento A ti, César es un poemario dedicado al gran poeta peruano César
Vallejo.

© 1997 Producido por LEA. Hecho en Perú.


© 2004 CD ROM. Producido por LEA. Hecho en Perú.

kikealvizuri@yahoo.com.ar

Primera edición 1997.


Segunda edición 2004.

ÍNDICE
Límites
Dulcemiel
El cancionero del presbítero
Principio
A ti, César
LÍMITES
LÍMITES Luis Enrique Alvizuri

Ojos que solo miran horizontes


siendo ellos extensos, infinitos;
son vacíos, profundos y
como suicidas inmortales
gritan míticamente
¡Más luz!
Versamos como ensueño arábigo
¡Ábrete sésamo!
¡Déjame ver los tesoros de lo insondable e incomprensible!
Es la voz del hombre
que busca el pan del conocimiento,
recibiendo sólo la migaja
de su ignorancia
¡Helo ahí gritando en lágrimas:
solo sé que nada sé!
y mientras más sé
más me odio,
me empequeñezco.
¡Malditos dioses que nunca exististeis!
¡Maldito el desengaño!
¡Tanto buscar La Verdad
consiguiendo sólo ver pasar los años!
¡Quién pudiera volverme ciego!
¡Dónde dejé mis amados defectos!
Luis Enrique Alvizuri

Praxis práctica práctico finalidad


utilidad uso
Después de tantas palabras engolosinadas
de tantos cantares a la vida
busco conclusiones
Hallar más respuestas hoy
Pero...
Tengo en cuenta que tu palabra, hombre,
te hace espíritu.

Que traduces
lo frío del suelo
lo insulso y cansino del río
lo inmóvil de la luna
lo aburrido de las estrellas
en corazones que palpitan
sintiendo...
Luis Enrique Alvizuri

Engañados, confundidos y aterrados


de fiera mirada; mala sonrisa
pedazos de infierno encarnados
vomitan, sin que se vean, sus penas.

Hombres que lo son porque se dicen respetables;


esquivan su cochinada,
lastre putrefacto que genera
cada maldito instante de sus vidas.

De inoxidable hipocresía moderna


están enfermos y carroñados;
detrás de cada terno-lápida incrustada
vivía un hombre.

Llanto de niño, susto de vieja


amor de madre, risa paternal
lejanos regalos hogareños execrados
por la asquerosa diplomacia pública.

Sí, soy un loco


asústate y corre
si tratas de sonreírme, te mato.
Ustedes en su letrina encerrados seguirán.
Por cuerdos
nunca podrán escapar.

No verán, que no, el sueño


multicolor del trino vespertino
ni el sabor dulce del agua sucia
sorbida con el placer de la sed.

¡Seré el primero en impedir, siempre,


que algún errado poeta os libere!
¡Aquí odiamos con amor sus presencias
pues ni muertos en cajón tocáis la tierra!

El mundo está rasgado en dos mundos


a un lado, la masa muerta:
ustedes,
y al otro
este rinconcito calientito de mi cama
y la ventana con mi cuadrado trozo de cielo.
Luis Enrique Alvizuri

¿Dónde descansan los ilusos?


¿En qué rincón bilioso se renuncia al empeño?
¿Con qué mano borramos amargamente un sueño?
¿Quién esconde a los derrotados?

Palabras así surgen antes del sueño


¡Quién sabe si la mañana nos embarque
en nuevos silenciosos cantos,
emborrachando el cerebro de ideas,
olvidando las verdades del camino!

¿Cómo culpar al ídolo de barro?


Su lenta y segura caída
nos abandonó a la suerte de lo cotidiano.

Negro, negro. Negro, negro.


Trago de fuego,
garra angustiosa que estruja el cuello.
De este color, sabor y forma
es la decepción.
Y aún más aguda
pues como espejo manchado,
es nuestro reflejo magro el que se ve.

Hoy oculto el rostro en el fango


mi cuerpo es una ciénaga
soy una nada perpleja
Me jala el abismo del gemido eterno
NO SÉ SI ME ODIO, O AMO A MI CONTRARIO.
Luis Enrique Alvizuri

SR. BURGUÉS

Tu presencia me insulta,
tu terno me insulta
tu cara me insulta
tus modos me insultan
tu risa blanca me insulta
tu tamaño me insulta
tu robustez me insulta
tu plata me insulta
tus zapatos me insultan
tu carro me insulta
tus virtudes me insultan
tu éxito me insulta
tus mujeres me insultan
tus favores me insultan
tus halagos me insultan
tus ideas me insultan
tu convencimiento insulta

Un día, por odio,


seré como tú,
y seré un insulto.
Luis Enrique Alvizuri

Me cansé de ser tan necio


de no llorar cuando era preciso
confundí el sentir con lo recto
y hablé en silencios...
Luis Enrique Alvizuri

Mi mundo es pequeñito
cabe en un libro de todo
con detalles describo sus rasgos
pues apenas son breves brochazos.
Luis Enrique Alvizuri

Polvo al vuelo; agua al plato


sudor seco de mañana fría.
Vapor de olla mezclada con sueños.
No es que trabaje, sufre aburrida,
su falso conformismo
la sirvienta.
Luis Enrique Alvizuri

HOMBRE,

es un sueño creado
por un parásito planetario
para justificar su vida y su muerte
que él nunca entenderá; no puede.

¿Y qué opina la informe esfera


que lo sufre cual madre salvaje?
¿Por qué lo deja horadar su espalda
como insecto molestoso que pica,
sacronea, aspira y muere?

La gorda madre natura


silente y profunda, sonríe;
orgullosa se ufana de su obra
que es la cumbre del concierto material.
¡Genio es el Hijo, y es Hombre!
Luis Enrique Alvizuri

Ese cuándo y ese dónde que tiene la vida


¡cómo nos atormenta, oh mío!
Pero ella hasta ahora es una;
sola,
un yo para cada uno
hoy; no mañana.
¡Sálvame de la mediocridad, dios de la nada!
¡Extiende tus brazos por el mundo!
¡Aventúrate hasta más allá, donde está lo imposible!
¡Rompe esa muralla de cartón que separa la soledad del entendimiento!
En el riesgo está el gusto que justifica nuestra existencia
para luego ser la vejez que amordaza la esperanza
antes de pasar a vivir en las flores,
en los vientos
y en nuevos corazones de carne y sueños.
Luis Enrique Alvizuri

El amado se ha ido; hay frío en la casa.


Por la ventana ya no entra el sol
¡Para qué va a entrar si no hay con quién compartirlo!
En cambio la puerta está abierta
y las miradas fijas en ella. ¿Volverá?
Sí. Aquí lo espera el reposo de su vejez.
Luis Enrique Alvizuri

Límites ilimitados para todos


todo límites
Límites que me enseñaron
Los que descubrí
los que se presuponen
los que no hay
los que creamos y creemos
los que hacen que seamos como somos
y los que nos faltan conocer...

He aquí que mis pasos


han roto los senderos...
Luis Enrique Alvizuri

HOMBRE GLORIOSO DEL ANDE

Del Ande tendrá que venir


aquel que grite ¡Victoria!
borrando de la memoria
el abandono y el llanto;
andino será ese canto
que forjará el porvenir.

El huayco con la avalancha


el río con la quebrada
azada, honda y pedrada
serán esos batallones;
del cerro y a borbotones,
borrarán la Horrible Mancha.

¡No demores tu destino


Hombre Glorioso del Ande!
¡Eres entre grandes, grande!
Y no habrá quien te detenga
cuando el triunfo de ti venga
como trueno matutino.
Luis Enrique Alvizuri
LITERARIA

Heme aquí. pero siempre sumisa.


Yo soy la letra Sin voluntad.
de la máquina de escribir. Incapaz de ponerse así:
La que vale por sí misma, fturjdnfhg dfrtjhfyoqi abcxz
pero que por sí misma no vale nada. por sí sola.
La esclava. Yo soy la letra
La que aparece y desaparece con rapidez, de la máquina de la sangre.
pero perdura en el papel; su cárcel CREZCO, dduuudo, s al to, c nfund .
su esqueleto. La de la máquina del poder
su chasis. ¡¡¡ALTO!!!
La sirvienta. ¡¡¡DISPAREN!!!
la que dice lo que no se es capaz de recordar.
¡¡¡NO!!!
Yo soy la letra Y soy la vida y soy la muerte.
de la máquina de pensar. Y soy la historia y soy de dios.
la que ordena sin derecho a mandar. Soy verdad y soy misterio.
Yo soy la letra ¿Mis dueños?
de la máquina de soñar. Platón, Shakespeare, Cervantes.......
Uno, reúno, desuno por uno. Coca cola, Le Monde, la Espasa.
la de la máquina de mentir. Polvos Azules, Lima-Callao, Hollywood.
Aquella de: "al pie de la letra"; querida mamá:, made in Tokyo.
y la de "con sangre entra". Letra la soy yo
Nací en las frías cavernas. la de la máquina de la máquina.
Crecí en tablillas de barro cocido. La de la mano...a mano.
Me hice vieja entre los muros, llevo en mis entrañas
y me prostituí. los huesos de los hombres.
Yo soy la letra Heme aquí.
de la máquina de jugar. Yo soy la letra.
La culpable inocente. La que dice: ¡continuaré...!
Mil veces condenada, redimida y adorada; y sin embargo
Luis Enrique Alvizuri

SOBRE SER POETA

Suenan, resuenan, cantan;


gritan, abrazan bailan;
Si no se está dentro,
Si no se participa,
si no se es "la gente",
Entonces se coge la pluma,
Se sufre de diferencia.
Se es poeta.
Luis Enrique Alvizuri

OCTUBRE

Octubre
pies en carbón
remordimientos mentales
desinvergüencidades.
Octubre
angustias en revolución
obra a las manos
desinvalorización.
Octubre
proteico.
Octubre
manzana.
Amor a las venas.
¡Excita tu cayado
Octubre en conserva!
Luis Enrique Alvizuri

Cedo
ante el sábado contradictorio
cedo
por el temor de pasar inadvertido
tiemblo
a ojos cerrados sudando mi yo.
¿Has visto pájaros en mi ciudad?
Id
muchachos rebeldes de la secundaria
id
al encuentro del plástico burocratizado.
¿Sabéis
de la mentira del metal galvanizado?
¿No saben
que la muerte nunca se ha prostituido?
Millones
de hembras pariendo millones
al son
de las mamas que escupen angustias
explican
ministros en televisiva sonrisa
piruetas
numéricas en cuadros estadísticos.
Uno
guarismo adorado en la riqueza
todos
es la clave que baraja las culpas.
Ejércitos
de amas de casa se despiertan
en una ciudad
que no tiene color
donde no hay día ni noche
y la señora cucaracha
impone sus costumbres
de milenios.
Luis Enrique Alvizuri

ANGUSTIA

Siendo un niño pequeño, con los ojos grandes como dos lunas,
el vientre me cosquilleaba cuando pensaba
cómo sería la muerte
de mis amados padres,
de mi espumoso perrito.
Y la tristeza de la tarde penetraba por mi ventana
y una cuculí de pico mandarino se posaba en su ribete
y los eucaliptos vestidos de tierra torcían su espinazo
y me extendía en la cama, cada vez más pequeña
a soñar...
que cuando fuera viejo y tuviera como veinte años
huirían de mí las canicas de arco iris, todas con su nombre,
los heroicos paladines en innúmeras batallas de mi caja de soldados,
aquel traspatio encantado con días de circo y de patín,
aquellos muchachos, amigos de sangre y lágrimas felices.
Me quedaría solo
en un nuevo mundo de cartón y caras mustias
de señoras esponjosas con alérgicos perfumes
de pláticas médicas y forzados camposantos
sin más cuentos, sin dameros, sin pelotas.
Y ese día
¿me reconocería entre las fotos y las calles?
¿Aún llevaría este extraño y prestado nombre?
¿Siendo un niño pequeño, tuve miedo de ser lo que soy
y eso me duele hasta lo más hondo
como espinas clavadas en un infierno.
Luis Enrique Alvizuri

JUSTICIA

Busco la justicia
como quien persigue a una mosca:
una tarea difícil
pero que ocupa todo mi tiempo
y con ello todos mis sentidos.
Luis Enrique Alvizuri

HIJO

Hoy sonrió;
yo sonreí.
Él escribió;
lo disfruté.
Se levantó.
Mi corazón
lo seguirá
Él llevará,
se llevará
mi juventud.
Luis Enrique Alvizuri

Muerto el hombre,
muere el pasado
muerto el hombre
ya no hay sueños.
Pues vivimos de lo
que decimos
e inventamos
nuestro presente.
Luis Enrique Alvizuri

Metal campana tan


levanta ojo cielo
siente
hora andar pueblo
sol sudor seca
descanso
acomoda peso espalda
pie paso camino
llega
extiende ofrece vende
tarde vuelta casa
paja lodo agua
mujer niño perro
vida
vida vida muerte
llanto tierra lluvia
hombre.
DULCEMIEL
DULCEMIEL
Luis Enrique Alvizuri

Y por el aire se desliza tu voz


rebuscando
qué rincones
rebotando
en qué paredes
y pienso que tú ayudas
a flamear las banderas
y la ropa de la gente
con tu soplo se seca.

Me das en la cara
como suave bofetada
y hay un eco
y hay un eco
y hay un eco de tristeza
que me entra a bocanadas.

Mi pelo encabritas
con recuerdos cincelados
en las noches
que entre lágrimas
balbuceaba mis te quieros
primigenios
olvidando
años vividos
en tu pecho
dulcemiel.
Luis Enrique Alvizuri

Como ves,
soy yo nuevamente el que canta.
El que pega el oído
a tus pasos perdidos
y apisona tu sombra
echada al sendero.

Soy quien sabe


la ruta de aromas
y conoce los giros
de cada perfil.

¡Ah, manjar de mi alma!


¿No ves que te persiguen mis ensueños?
Memorioso en el pasado
te amo
envuelto por tu bruma.
Luis Enrique Alvizuri

Dado que la vida es sueño


y es el sueño un soplo de amor
con tu nombre me hice un mundo real
que nació como flor de pantano
y que fue llenándose de luz.
Como soy caminante
te hice camino
como soy buscador
te hice tesoro
como soy obsesivo
te hice pasión.
Y si fui un cauce seco
hoy soy mar abierto;
si fui inconmovible
hoy soy carne y hueso.
Así como Dios
perdió la fe en mí un día
reconstruí la libertad
del mito
a partir de tu mirada.
Es cierto: es magia.
Gloria al amor
gloria a la vida
y gloria a ti,
pedacito de cosmos,
de quien soy creador
soñador y amante.
Luis Enrique Alvizuri

Regresaste
ojos noche
piel coral
surgiste del pasado
rostro espuma;
me elevaron
tus aromas
hasta el cielo;
manos níveas
grueso pelo.

Volviste
con las huellas
del Cóndor
que aclara
tu garganta;
volviste
con tus sombras
y la luna
de luz óxido
no te alcanza

Tristeza
echas vuelo;
nombre mártir
musical;
aquí queda
el gris paisaje
todo ambiguo
mar confuso
un lamento
en soledad.
Luis Enrique Alvizuri

Languidecen mis ganas urbanas Y que hube de tomar partido


al son de la metálica rutina aunque no fuera a ganador
y en un súbito arrebato de vacío y el sonriente ovalado cuestiona
me dirijo a ti, flor de caramelo su inseguro y brumoso destino.
cantar de cantores Y sabrás del brillo de mi pecho
sonrisa de luna. y de las frías noches de lunes
en que te lloro encogido
Y sabrás del perfil perdido cuando no sé adónde voy.
entre huracanes enemigos
y de cucardas barranquinas Mas, pierdo el paso mantenido
resecas en su tallo; en largos años de espera.
de multitudes que se agolpan El monstruo del error al que temía
a mi cuerpo solitario ruge, salta y lanza fuego.
mas con el alma abierta Aquel, de la inspirada ternura,
y con el aire cansado. aún tus caminos transita.
¿A quién cantas, bella Doris?
Sabrás de la desesperante paciencia ¿Por qué entristece el catalán?
de un monástico estilo de ser
y de las preguntas en el vino, Y por último, mi alba cantarina,
de un terco y vago insomnio sabrás del cabello desasido
que recrea los días de verbena; con tu propiedad inalienable.
de aladas manos en mi rostro De una espera extensa, al infinito.
y de la ropa humedecida De tu semilla llena de futuro
día a día con tu olor. echando raíces en terreno duro
que, algún día, será tuyo
De los verdes ojos tristes y no un sueño contenido.
de ser mitad inconsolable
del laberinto sin salida
y de lágrimas amenazantes.
De la dolorosa añoranza
de aquellas dos palabras
que tanto me costaron
que tanto me hacen falta.
Luis Enrique Alvizuri

Una semilla en el concreto


con tus nervios floreció
las ramas fueron acero
un muro cada pétalo.

Y me crecieron huesos de aluminio


mis pies era cimiento profundo
mi sangre era arena y cal
¡Cómo crujía mi piel de cemento!

A tu mirada me creció una espina


brillaba su punta con el sol
tu blanco pie descalzo
la pisó.

¡Oh, se deshace tu carne en mis entrañas!


¡Oh, la marea de sangre se esparce!
Millones de lágrimas oxidan mi estructura
me resquebrajo todo con tu salvaje muerte.

Y me desnudo
y pierdo el gris y el metal
y soy un capullo palpitante
para abrir la boca y suplicarte:
¡tengo sed!

Al final de tu perfume
reconozco que te amo.
Luis Enrique Alvizuri

Hoy en mí eres la alegría


de los niños del ayer jugando a solas
de las tardes de mayo
de los chubascos
de las horas felices en el patio familiar.
Me encoges el pecho como fruta seca
y recuerdo lo niño que fui entre tus brazos
y de cómo llovió
y de cómo lloré
de impotencia al tener que dejarte escapar.

Tu ausencia es tan densa


que contienes la risa y demoras los pasos;
las dudas ahogan
las manos no asen
los ojos no buscan lo que no han de encontrar.
Aún repito en el aire los gestos
que tuvieron por lienzo tu cuerpo adorado;
reviven tus gritos
revive tu paz
con rabia tan cierta que no sé qué será.
Luis Enrique Alvizuri

Vuela
pequeña golondrina marina
vuela
alto veloz y lejana
anida
en tu rama andina
reposa
guarda olvida y calla.

Canta
cristalinas palabras
llora
las flores quemadas
ríe
destemplados truenos
sueña
despertarás mañana.

Adiós
dulce poema inédito
adiós
amada fruta de otoño
Serás
recuerdo escondido
serás
viento en mi vacío.
Luis Enrique Alvizuri

No me bajes la mirada
cuando te hable como un niño;
cuando dude, cuando calle,
y te jure en el oído
que no encuentro otra manera
de entregar mi corazón.

Si no dejo de embriagarme
con tu olor de miel de fruta,
si no suelto de mis manos
tu marina tibia piel
y si busco ansiosamente
el deleite de tus labios,

es que tengo los sentidos


puestos todos en tu ser;
porque sufro, porque sueño
tu sonrisa en mi camino.
Es por eso, te suplico,
no me dejes de querer.
Luis Enrique Alvizuri

Me salta el corazón en fuegos artificiales


se abren al sol millones de flores plásticas
y todas las tardes de café danzan en rumba
cuando escucho tu voz en el auricular.

Y me cuentan tus ansias cómplices magnetos


de las noches de tráfico obsesivo y caliente
de los vasos y el dinero inalcanzable
del éxtasis político muerto en un beso.

Me parto la cara en telefónica sonrisa


si pones en reversa, cuadro a cuadro, mi pasión
me deslizo por tu ola en una tabla de tres quillas
que allí compran, que aquí venden...yo no sé... te amo yo.

Mis recuerdos giran furiosamente helicópteros


lanzando a la gente guitarras y vinos
por tus sólidos ojos de plástico vidrio;
engranados y al alimón están con los míos.

Ametrallan mi equilibrio tus últimas palabras


y mi andar por el cemento es un paseo lunar
he olvidado el tenedor saboreando un gesto ido
de esos que incineraron lo que en mí era postizo.
Luis Enrique Alvizuri

Con toda mi inocencia


en el borde de una mesa
con toda la alegría
que me brota incontenible
con ese sentimiento
que inspira a los poetas
con ese sufrimiento
que me hace entristecer

yo te amo
Grande y niño.

Porque tú eres mi locura


mi pasado y mi presente
porque mucho he cambiado
para bien y para mal
dejando abandonados
muchos sueños, muchas vidas
por ser yo tu sonrisa
y tú mi integridad.
Luis Enrique Alvizuri

Ordeno nuevamente palabras en tu nombre


y ahora todas las cosas son pedacitos tuyos:
un farol es tu mirada
el agua cayendo es tu risa
unos golpes de puerta son tus pasos
el calor de la tarde tu ternura
el aleteo de un ave tus caricias
el follaje de un árbol tu pelo al viento
la brisa el aroma de tu boca;
y te puedo reconstruir, toda entera,
uniendo lo más bello de este día:
la mariposilla que escapó por mi ventana
el aliento tan sincero de mi amigo
aquella sonrisa que surgió sin querer
el hermoso cuento que me abrió el alma.

Ordeno nuevamente las palabras


porque este día se hizo pleno de ti
y en un maravilloso canto de objetos
te tuve metida en mi ardiente corazón
y ¡cómo en mis ojos brillaba la vida!
¡ya se abren las flores!
¡ya sale el pastor!
¡Dios estuvo en mí llevando tu nombre!
Luis Enrique Alvizuri

Tengo los ojos tan abiertos al horizonte


que he puesto sobre mis espaldas la enormidad del universo
como si con mi voluntad de primate
pudiese hacer a la naturaleza más naturaleza.
¡Qué errada cabeza la mía!
¡Qué maravillosa criatura es el hombre,
gran arador de mares!

Por eso, mi tierna espumita,


me gustan tus ojos cerrados
porque por ellos veo en detalle
los mil colores de la noche
y la total oscuridad del sol de mediodía;
y ya no se me escapa el placer
de las hojitas huyendo de su tallo.
Por ellos veo cuánta riqueza tengo
y qué injustamente me devoran los deseos.
Con tus ojos, avecilla enjaulada,
la felicidad se hace instantánea; presente.
Si alcanzo tu mirada
un sueño hermoso me llenará el alma.
EL CANCIONERO DEL PRESBÍTERO
ORACIÓN
Luis Enrique Alvizuri

En el nombre de los padres


de los hijos
y de los espíritus de nuestros antepasados.
Soltemos las herramientas y cojamos nuestras manos
bajemos de los automóviles y subamos a nuestros pies
cerremos todos los libros y abramos nuestra inteligencia
apaguemos el televisor y encendamos nuestro corazón
abandonemos las casas y construyamos nuestros hogares
dejemos de existir y empecemos a vivir.
Porque ha llegado el día en que el sol
calentará nuestros pies
y no las suelas de nuestros zapatos;
la noche ocultará nuestro sueño
y no los desplazamientos de nuestros ejércitos;
la luna señalará nuestros amores
y no será un punto de referencia;
el aire refrescará nuestra piel
y no la tela de nuestra vestimenta;
el río lavará nuestros cuerpos
y no los residuos de nuestra industria.
La naturaleza, en fin, sostendrá nuestra vida
y no la estructura de nuestra economía.
Y así será, en este siglo
y por todos los siglos de los siglos.
Amén.
ALÉGRATE
Luis Enrique Alvizuri

Alégrate Pues todo lo que se hace


porque por sobre todas las cosas se hace para los vivos
estás vivo y no para la gloria de los fallecidos.
y eso te hace un creador del mundo. Eres, entonces, el recipiente de los genios
Tú puedes ser el nuevo ordenador. y en ti caben todas las grandezas
En ti está el retornar al caos como también entran todas las miserias.
y darle otro sentido !Quién como tú, hombre vivo
a la naturaleza. que aún oyes, aún ves
Piensa que tienes una ventaja y que por más necio que seas
que te hace más grande y superior puedes sentir la frescura del agua
que el pasado, con toda su historia; cuando caminas por la orilla del mar!
que los sabios, con toda su filosofía; !Cuántos muertos que la posteridad venera
que los científicos, con toda su clasificación.cambiarían con gusto sus honores
Más grande que todos los libros por sentir un instante de nuevo
y que todas las ciencias juntas; la sangre corriendo por sus venas!
que todo lo habido y que todo lo dicho. Así como el alfarero
Y es que TU ESTAS VIVO que se sienta delante del barro
y la vida, con solo ser, logra con sus manos
es la posibilidad de tenerlo todo. las formas del universo,
Piensa que lo bello y lo bueno así se encuentran los vivos
que la humanidad en pleno delante de su existencia.
ha podido lograr !Gran creador de sueños
no tienen otro destino despierta y levanta tu vuelo!
que llegar a ti,
sometiéndose a ti,
como un esclavo fiel.
MUERTE
Luis Enrique Alvizuri

Oh amada muerte, fin de mis sentidos


a quién tanto temí sin conocer.
Hoy, pido perdón
por las veces que te miré con desprecio
y te negué injustamente.
Muerte,
que escondes a la vida en ti misma.
Hermosa paz del alma
madre del mito
que atesoras todo lo que bello que existe
que siempre estás presente en los buenos
y malos momentos.
Tu rostro purpurino habla de los dioses
y de los sueños.
Dulce muerte mía
tu suave mano es más tierna que el pétalo
tus ojos luminosos son como mil estrellas
en noches profundas.
Tu protector regazo
es un remanso donde recostar la cabeza.
!Oh muerte, cuánto te amo!
!Tú nunca nos traicionas!
Te haces esperar...!pero siempre llegas!
Tan divina, tan madre.
!Qué errado estuve al no desearte!
Tú, que eres la raíz de ser hombre.
Muerte, confiado en tu venida,
espero.
!Permite que sea tu niño
y duerma entre tus brazos!
INDIFERENCIA
Luis Enrique Alvizuri

Los dioses se sentían muy solos.


Con gran esfuerzo y paciencia
habían creado el mundo.
Pero ahora se sentían muy solos.
Los hombres no les hacían caso.
!Qué solos estaban los dioses!
Entonces un día dijo uno de ellos:
"No tiene sentido seguir siendo dioses
sin seres mortales que nos reconozcan.
Llamemos la atención de todos los hombres".
Y empezaron a colmarlos
de dichas y de dones.
La tierra tuvo abundancia,
los campos dieron más flores,
los vientos calmaron su furia
y los ríos se llenaron de peces.
Mas los hombres, ocupados, siempre ocupados,
tomaron todo y luego se marcharon.
Entonces los dioses, en cólera divina,
mandaron rayos y diluvios,
hubo pestes y muertes.
Solo así los hombres
corrieron a los altares
jurando y rejurando
nunca más pecar.
Los dioses satisfechos,
olvidando rencores,
aplacaron su ira.
A la mañana siguiente
los hombres volvieron
a lo mismo de siempre.
!Qué solos se encuentran los dioses!
NATURALEZA
Luis Enrique Alvizuri

Y levantando la vista para saludar a tu bandera


no la vi;
un sol radiante me colmó los sentidos.
Dirigiéndome a tus templos para adorar a tus dioses
no ingresé;
un ave colorida me distrajo con su canto.
Abriendo tu libro de ética y filosofía
no lo leí;
unos niños jugaban y empecé a sonreír.
Preparé mi discurso para alabar tus maravillas
y no lo expresé;
el mar, en su inmensidad, me hizo olvidarlo todo.
Iba a inclinarme ante ti, hombre, rey de la creación,
pero desistí;
es demasiado bella la naturaleza
demasiado pura, demasiado hermosa.
MIEDO
Luis Enrique Alvizuri

Madre: ¿por qué debo


espantarme de mi desnudez?
¿Qué desgracia tengo pegada a la piel?
Padre: ¿por qué me dices
que huya de la pobreza?
¿Qué cosas no ha previsto
la naturaleza?
Maestro: ¿Por qué me enseñas
a correr de la ignorancia?
¿Debo acudir a la ciencia
para poder respirar?
Sociedad: ¿por qué me contagias
tu miedo a la muerte?
¿Acaso alguien que la conoce
se ha quejado de ella?
INTOLERANCIA
Luis Enrique Alvizuri

Allá van lentamente los condenados.


Todos por la vía con cruces al hombro.
Coronados de espinas, muy fatigados
culpables ante la ley y ante el estado.
Hablaron en público contra el honor de los reyes,
pusieron sus dedos en todas las llagas.
Al sumo sacerdote lo han fastidiado
con cosas secretas de su vida privada.
Allá van resignados los reos de muerte
y sus mantos a la suerte se los juegan los soldados.
Indefensos, demacrados, los llevan al calvario
y la gente se pelea por ponerles los clavos.
En acto solemne se lavan las manos
y nadie reclama los cuerpos clavados.
El pueblo comenta: se ha hecho justicia
y bajan del monte con los ojos cerrados.
GUERRA
Luis Enrique Alvizuri

Pobre guerra
encadenada
vive sola
sin amigos
sometida
a los caprichos
y al afán
de un vil señor.
Ya no es
lo que ella era
una espada
que cortaba
igualmente
las entrañas
de los pobres
y del rey.
Hoy la tienen
manejada
dirigida
calculada.
Sólo la
desencadenan
cuando encuentran
interés.
Pobre guerra
organizada
disfrazada
cual bufón
bien envuelta
y enlatada
nos la ofrece
un vendedor.
ESCLAVITUD
Luis Enrique Alvizuri

¿Cómo pues, señor, voy a venderle a mi hijo?


Si lo hice tan bonito y pequeñín.
¿Cómo entonces que usted
me lo está pensando comprar?
Si él es muy noble y de buenos sentimientos
y se pone tan gracioso y juguetón
¿De cuándo acá con eso
de que el hombre tiene su precio?
Mírelo bien, qué fuerte que es,
qué bien hecho está;
si se ve que es todo un hombre.
¿Qué yo se lo dé a la venta
para ponerlo a trabajar?
No mi amigo, no. Usted se ha equivocado.
El no es un sofá aunque tenga sus dos brazos
ni se trata de un reloj aunque pueda caminar.
El es un ser vivo y la vida no se alquila.
No mi amigo, no. Usted se ha confundido.
¿Cómo dice? No lo entiendo.
¿Qué él solo se venderá?
¿Que todo es cuestión de tiempo?
?Que es cuestión de esperar?
DOMINIO
Luis Enrique Alvizuri

Mira lo que has hecho de mí:


una máquina que responde a tus deseos.
Donde tenía un cerebro
has puesto una computadora;
donde tenía un corazón
hay una bomba de compresión.
Funcionan mis dos piernas
como si fueran palancas
y mis manos las has vuelto
instrumentos de precisión.
No me corto las venas
por miedo
a no ver brotar mi sangre
sino solo un chorro aceitoso
de verde y negruzco petróleo.
DIGNIDAD
Luis Enrique Alvizuri

Amarás al prójimo como a ti mismo


pero primero te amarás a ti mismo.
A tu hermano lo respetarás
si es que te respetas a ti mismo.
Pedirás que reine la paz en el mundo
cuando logres llevarla dentro de ti.
Aplicarás la justicia a todos los hombres
cuando ella misma viva en tu casa.
Porque solo se puede dar
aquello que ya se tiene.
Y si logras hacer de ti
un hombre digno
podrán atar tus manos
pero no tu voluntad.
Podrán tomar tu cuerpo
pero no tu pensamiento.
Podrán quitarte el aire
pero no tu deseo de respirar.
Porque, aún siendo esclavo,
no perderás tu libertad.
AGRADECIMIENTO
Luis Enrique Alvizuri

Agradezcamos profundamente a la vida


pues aún con todos los males
que injustamente le atribuimos
ella nos da más dichas que penas.
En nosotros está el saber aprovecharlas.
Alegrémonos porque estando vivos
las maravillas del mundo
se muestran a nuestro alcance
y podemos empezar a vivir solo el presente
sin temer lo que aún no nos ha sucedido.
Preocupémonos por nosotros mismos
antes que de los vecinos
que ya con nuestras culpas tenemos bastante.
Y si llega el día en que la vida
no valga la pena ser vivida
hagamos un último acto de amor
y entremos voluntariamente a la tierra
con la cabeza erguida
con el corazón tranquilo
y vestidos con el traje de la paz
acojamos el sueño eterno
como el cauce de un río
cuando se funde en el mar.
PRINCIPIO
Luis Enrique Alvizuri
1

Sobre inmensidad mar de la nada


flota el todo
que se contempla a sí mismo
desde siempre y para siempre.
Y se place en su ser
para su propia gloria.
El todo se conoce
y ordena sus infinitas partes
llamándose esto sabiduría.
Cada una de sus partes
mora con precisión
apoyándose en el todo
que es el punto de apoyo.
El todo es la perfecta armonía.
No hay punto de partida
ni punto de llegada
vamos y venimos
sin que nos hayamos movido.
Aquí estamos las estrellas
y la ameba;
el éter y la luz;
el plasma y las ideas;
el tiempo y el espacio.
Nada nos separa.
No hay unidad sin múltiplos
no hay múltiplos sin unidad
sólo existe
la existencia
sin imposibles
sin antes ni después
y el verbo es el rostro del todo
y a través del verbo
llegamos a él
porque él es nosotros
y nosotros somos él.
2

Estanse las partes


visibles en los sonidos
que a su vez son la luz.
Muy juntas entre sí
conforman el universo.
Miríadas de corpúsculos
hacen la danza del Amor,
del Amor Eterno
que les da sentido.
Cada una de ellas
está completa
sin dejar de buscarse entre sí;
se necesitan para darse
no porque se falten;
no hay grandes ni pequeñas
ni cortas ni extensas
respiran acompasadamente
a esto le llaman vida.
Y este afán de completarse
produce el tiempo
que es la prueba de ese amor
el cual existe para que las partes
sean testigos presenciales.
El tiempo da las pautas
marca el paso
y da a cada una
según su percepción.
No hay quien no sienta
no hay quien no entienda
la complacencia del todo.
Este cruce de fuerzas
da origen a la forma
y la forma ordena las partes
según su percepción
así no hay quien no vea
así todos comprenden
las magnitudes del todo
así es como está organizada
la presencia del todo.
3

Cada una de las partes


se pertenece y se piensa
al igual que el todo.
Todas ellas toman conciencia
de sí mismas
y conocen sus límites;
sus movimientos se identifican
y se comparten.
Todas saben lo que quieren
y a dónde van.
Todas poseen la sabiduría
y están completas;
así
el objetivo de cada parte
es ser cada vez más
ellas mismas.
Al igual que el todo,
se contemplan
y se gratifican mutuamente.
Esa es la esencia de su placer.
Es así que el placer
es el resultado de la armonía
y la armonía produce el placer
siendo las dos una sola cosa.
De cada una de las partes
se deduce el todo
porque son un reflejo de él.
De ahí que no hay parte
que no defina al todo,
que no lo conciba.
Mas las partes,
para ser complementarias,
son diferentes entre sí.
Como son infinitas,
conocerlas todas es conocer lo infinito.
Pero esa no es función de las partes
aunque esto no es excluyente.
Sin embargo,
solo es función del todo
conocer la totalidad.
4

Toda contemplación es maravillosa


porque es una manera de ingresar al todo.
Toda parte que observa a otra parte
se maravilla.
De ahí que las partes
no dejan de maravillarse
constantemente.
Es para ellas, la vida,
un hecho extraordinario.
Es por eso que acercarse al todo
es un hecho maravilloso.
Esto es la música.
Porque este movimiento sin fin
no se realiza en silencio
sino al compás del cruzamiento mutuo
de cada una de las partes.
Esta fabulosa melodía
completa,
solo la puede oír el todo.
Las partes oyen solo
aquello que les es más afín.
Es así que la música,
sin ser una parte,
es inherente al todo.
Y esta melodía gigantesca
no empezó ni tendrá fin.
Existe desde siempre
y para siempre.
A TI, CÉSAR
Luis Enrique Alvizuri
I

Creo en tu amor todopoderoso


sentado a la derecha del universo
y en tu mirada peruanísima
que desde los cielos nos atisba.
Y te contaré que, en esta urbe de lágrimas
nuestra Mamapacha sigue cargando
su balde de miserias humanas
con rumbo al infinito
donde muchos hijos la esperan puntual
a la hora de una cena que no llega.
Desde el día en que dejaste tu humanidad
soltando al aire tus huesos húmeros
para ser el Cristo de nuestras almas
muchas aguas han corrido por estos ríos
por estos mares
por estos ojos.
II

Ahí tienes, por ejemplo


a tu andina y dulce Rita
bañada en rabia
corriendo por los sucios arenales
preñada, con una escoba en la mano
con un fusil en la otra.
Y tienes también a Pedro, a Rojas
a Huamani, a Condori, a Johny
a Francesco, a Julián, a José Alfredo
escribiendo una y mil veces en el aire
en la tierra, en el muro, en sus carnes
en sus restos destrozados
con los puños, con los codos
de a cuatro en cuatro
de a mil en mil, ¡Viban!
¡Viban todos los compañeros!
¡Viban a pesar de la vida!
¡Vivan a pesar de la muerte!
¡Vivan a pesar suyo!
Pero que vivan aunque no los dejen
aunque no lo quieran
porque todos ellos tienen que vivir
aunque el gran Satán, el gran lobo
disfrazado con el traje de la paz
cubierto con la máscara de la libertad
aliñado con el artificio de la democracia
los quiera muertos pero vivos
los quiera vivos pero muertos
marchando al son de sus tambores nucleares
corriendo de rodillas hacia la pax occidental.
III

Están aquí también tus hijos


los que esperaste después de la muerte
cosiendo sus órbitas a los cuadernos
amontonando innumerables 2 entre páginas
sin saber por qué pero sabiéndolo
y bajando como ejércitos de las montañas
de la mano de Rita, de la mano de Pedro
aplacando el odio de Dios
con su sangre inocente
atizando el odio de Dios
con más sangre cada vez más inocente
Y bajan rodando y no a caballo
huyendo de la hoz con el martillo
huyendo del martillo con la hoz
y cargan con ellos todos sus cadáveres
sus dioses muertos, sus campos muertos
sus pieses muertos, sus muertos muertos
y los traen a enterrar a la casa
de la gran prostituta
la compradora, la marketera
la prestamista, la usurera
la nueva Roma, la Nueva York
la Wall Street, la que juega con el mundo
con un palo en la mano.
IV

A todo esto, César ¿Cómo está Tahona?


¿Sigue tan estuosa, tan plafona
tan trilce, tan ala?
¿Cómo está de su espergesia?
Mándale saludos a Miguel, a Aguedita
a Georgette, quien ya te habrá contado
lo bien que la tratamos aquí en Perú.
Pero antes de que me salga espuma
telúrica y magnética,
he de decirte amigo mío
de cuánto Perú hay en tu vallejo
cuánto vallejo hay en tu Perú.
Y que el fin de esta batalla no tiene fin
y que mueren y siguen muriendo
todos los combatientes
sin que el amor de ninguno
de muchos, de todos
los pueda resucitar.
Sí, es muy larga la espera.
Mas no moriremos en París sino aquí
junto al burro peruano en el Perú
sin más aguaceros, sin días jueves
ni lunes, ni viernes.
Moriremos aplastados
por el peso de las economías
borrados de los programas
de las computadoras.
Moriremos sin saber que hemos vivido
moriremos sin saber que hemos muerto.
V

Nada más mi querido amigo


porque me embarga la tristeza
de ver que no hay quién aparte
de nosotros este cáliz.
Cien años ha que naciste
500 que nos tratan de civilizar.
Pero, a pesar de todo,
a pesar que el elefante del norte
se yergue sobre el mundo
aplastando al miliciano
al pasado que nunca fue
al futuro que no vendrá
a las Españas de todos los tiempos
de todos los rincones
aplastando sin dejar de aplastar
aplastando los catorces
las ganas ubérrimas, políticas
de besar al hombre en todos sus costados
a pesar de esta bestia que brilla
cual supernova,
antes de estallar en mil pedazos,
creo en que veremos nosotros,
al final, nuestros propios cadáveres.
Y llamaremos a voces, cenados todos
para que nos levantemos
y volveremos a andar, a paso andino
a paso francés, a paso de mujer
porque sabemos, César Abraham, hermano,
que todavía hay más, muchísimo más
que hacer.
Tuyo siempre
Luis Enrique.
TRIBUTO A GEORGETTE
Luis Enrique Alvizuri

Al amor de Georgette
al amor de mujer
al amor hecho hombre
al amor hecho mujer
un amor para amar
un amor de verdad
el amor de Georgette.

Amor que se hace camino


amor para el peregrino
amor expedito
amor de libertad
amor de una muerte
amor de una vida
amor de occidente
amor al final.

Amor a la dicha
amor de penurias
amor combativo
amor de dolor.
Amor parisino
amor a lo andino
amor que penetra
en la oscuridad.

¡Bendita seas entre todas las miserias


pequeña gladiadora ojiazul!
¡Benditas las manos que cobijaron las huellas
de nuestro querido hermano mayor!
Con su sombra a cuestas
cruzaste los mares
camino de un Gólgota
que nunca esperaste.

Amor de Georgette
amando en la muerte
amor que es raíz
amor que es de Dios.
Permite que el mundo
transite tus pasos
amor de hasta siempre
amor que eres luz.

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