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JESUS QUITÓ EL PECADO PARA CUMPLIR LO PROMETIDO:

“Yo soy el pan vivo” DIJO JESÚS

Es evidente que una de las circunstancias más elocuentes de la vida de nuestro Señor
Jesucristo hace relación con el pasaje de la Ultima Cena. Se hace esta afirmación por las
siguientes razones bíblicas:

a.-) Porque fue uno de los momentos más esperados por Jesús durante su ministerio: “…
Cuando era la hora se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: —¡Cuánto he
deseado comer con vosotros esta Pascua antes que padezca!,..”. (Lc.22:14-15). Denota,
entonces, que dentro de su corazón el Señor siempre estuvo esperando que llegara ese día.
Seguramente El no contaba los días con ansiedad notoria pero, lo que si es obvio, es que su
deseo acrecentaba cada día porque sólo El y su Padre sabían de la importancia de ese
acontecimiento. “Cuánto he deseado” es una exclamación que nuestro Señor sólo utiliza en
esta ocasión y, en la forma como lo hace, indiscutiblemente suena a algo muy esperado, muy
anhelado, así implicara que era el preámbulo de su camino al Calvario.

b.-) Porque esta circunstancia es utilizada como señal para darle apertura a una de las
promesas más contundentes y profundas de la Biblia: “…porque os digo que no la comeré
más hasta que se cumpla en el reino de Dios…”. “…porque os digo que no beberé más del
fruto de la vid hasta que el reino de Dios venga…”. (Lc.22:15-16, 18). “…Os digo que
desde ahora no beberé más de este fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con
vosotros en el reino de mi Padre….”. (Mt. 26:29). (Nota: Esto se podría cumplir en las
bodas del cordero).

c.-) Porque sirve de mojón que marca la última actividad de Jesús antes de ser entregado: “…
Pero la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. 22A la verdad el Hijo del
hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!
Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí sobre quién de ellos sería el que habría de hacer
esto…”. (Lc. 22:21-23)

d.-) Porque el Señor pone de presente dos de los “símbolos” de más alta trascendencia en la
Biblia: La copa y el pan.

- Lc.22. 17Tomando la copa, dio gracias y dijo:

- Lc. 22. 19También tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo:

e.-) Porque es una de las pocas veces que el Señor revela en forma inmediata el significado de
los símbolos que utiliza:

Sobre la copa:

Lc. 22.20 De igual manera, después de haber cenado, tomó la copa, diciendo: —Esta copa es
el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
Mt.26.27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: —Bebed de ella
todos, 28porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para
perdón de los pecados.

Lc.22.19—Tomad esto y repartidlo entre vosotros, 18porque os digo que no beberé más del
fruto de la vid hasta que el reino de Dios venga.

Sobre el pan:

Lc. 22. 19También tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: —Esto es mi
cuerpo, que por vosotros es dado;

Mt.26.26Mientras comían, tomó Jesús el pan, lo bendijo, lo partió y dio a sus discípulos,
diciendo: —Tomad, comed; esto es mi cuerpo.

f.-) Porque Jesús utiliza dicha escena para que, el que la vea o entienda, le sea abierto el
entendimiento:

Lc.24. 30Y aconteció que, estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo
partió y les dio. 31Entonces les fueron abiertos los ojos y lo reconocieron; pero él
desapareció de su vista. 32Y se decían el uno al otro: —¿No ardía nuestro corazón en
nosotros, mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las Escrituras?
33Levantándose en esa misma hora, volvieron a Jerusalén; y hallaron a los once reunidos y a
los que estaban con ellos, 34que decían: —Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha
aparecido a Simón. 35Entonces ellos contaron las cosas que les habían acontecido en el
camino, y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

g.-) Porque, inclusive, el Señor da instrucciones al respecto que, en sí mismo consideradas,


constituyen un mandamiento:

- Lc. 22. 19También tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: —Esto es mi
cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.

Este “mandamiento” es confirmado por el apóstol Pablo cuando dice:

1ª. Cor. 11. 23Yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la
noche que fue entregado, tomó pan; 24y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: «Tomad,
comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí».
25Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: «Esta copa es el
nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria de mí».
26Así pues, todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor
anunciáis hasta que él venga.

h.-) Porque si no se discierne o entiende lo que Dios quiere mostrar con esa circunstancia, se
corre serio peligro en el crecimiento cristiano:

1ª. Cor. 11. 27De manera que cualquiera que coma este pan o beba esta copa del Señor
indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 28Por tanto, pruébese cada
uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa. 29El que come y bebe indignamente,
sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. 30Por lo cual hay muchos
enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos han muerto.

i.-) Porque no se trata de un rito o acto común, sino de algo demasiado profundo:

1ª. Cor. 11. 31 “Si, pues, nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32pero
siendo juzgados, somos castigados por el Señor para que no seamos condenados con el
mundo. 33Así que, hermanos míos, cuando os reunáis a comer, esperaos unos a otros. 34Si
alguno tiene hambre, que coma en su casa, para que no os reunáis para condenación”.

j.-) Porque eso fue una de las cosas más importantes que Pablo enseñó:

1ª. Cor. 11. 23Yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la
noche que fue entregado, tomó pan; 24y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: (obvio que
lo recibió por revelación, porque Pablo no estuvo presente en la Cena).

Ahora bien, es un hecho indiscutible que en las iglesias cristianas se habla, se habla y se habla
acerca de la sangre de nuestro Señor Jesucristo, relacionándola generalmente con el perdón de
pecados y, en pocas veces, con el Nuevo Pacto. Sin embargo, es también un hecho innegable
que nunca, o casi nunca, se predica en relación con el Cuerpo de Cristo. Nadie dice por qué
Dios decidió dejar “moler” a su su Hijo, (Is. 53); nadie explica para qué nos fue dado su
Cuerpo, como lo aseguró el mismo Jesus; (Lc.22:19); nadie profundiza en esta expresión: “…
El que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe
para sí. 30Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos han
muerto…”.

Mucho menos se han explicado, con suficiencia y claridad, estas expresiones del Señor:

Jn.6. 50Este es el pan que desciende del cielo para que no muera quien coma de él. 51Yo
soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre;
y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 52Entonces los
judíos discutían entre sí, diciendo: —¿Cómo puede este darnos a comer su carne? 53Jesús les
dijo: —De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del hombre y bebéis su
sangre, no tenéis vida en vosotros. 54El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida
eterna, y yo lo resucitaré en el día final, 55porque mi carne es verdadera comida y mi
sangre es verdadera bebida. 56El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí
y yo en él., 57Así como me envió el Padre viviente y yo vivo por el Padre, también el que
me come vivirá por mí. 58Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros
padres, que comieron el maná y murieron; el que come este pan vivirá eternamente.
59Estas cosas dijo en Capernaúm, enseñando en una sinagoga.

Es que, como lo reconocieron los mismos apóstoles, es una palabra dura: Jn.6. “…60Al oir
esto, muchos de sus discípulos dijeron: —Dura es esta palabra; ¿quién la puede oir?...”. Y es
verdad, quién la puede oir?, quién la puede entender?. Hay que recordar que sólo el que oye la
palabra y la entiende, es el que da fruto. De lo contrario nunca dará el fruto esperado por el
Señor.

Para “discernir” entonces el “cuerpo” de Cristo”, es más que necesario pedirle a Dios que
nos de un corazón sabio para poder “oir y entender” las siguientes afirmaciones del Espíritu
Santo, al respecto:
“También a vosotros, que erais en otro tiempo extraños y enemigos por vuestros
pensamientos y por vuestras malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne,
por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprochables delante de
él”. (Col.1: 21-22)

“Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando
muertos a los pecados, vivamos a la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados! Vosotros
erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras
almas”. (1 P. 2: 24-25).

“Así que, hermanos, tenemos libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de
Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su
carne”. (Heb.10:19-20).

“…y sabemos que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se
enseñorea más de él. En cuanto murió, al pecado murió una vez por todas, pero en cuanto
vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para
Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro….”. (Ro.6:9-11).

“…Lo que era imposible para la Ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su
Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la
carne, 4para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu. (Ro.8:3-4).

“Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de
separación, aboliendo en su carne las enemistades (la ley de los mandamientos expresados
en ordenanzas), para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y
mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las
enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos y a los
que estáis cerca”. (Ef.2:14-17).

“…porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo
cual, entrando en el mundo dice: «Sacrificio y ofrenda no quisiste, mas me diste un cuerpo.
Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: “He aquí, vengo,
Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí”». Diciendo
primero: «Sacrificio y ofrenda, holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te
agradaron»—cosas que se ofrecen según la Ley—, y diciendo luego: «He aquí, vengo, Dios,
para hacer tu voluntad», quita lo primero para establecer esto último. En esa voluntad somos
santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
Ciertamente, todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los
mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados. Pero Cristo, habiendo ofrecido una
vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios. Allí
estará esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. Y así, con una
sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”. (He:10:1-13)

“Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del
mismo pensamiento, pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado”, (1 P 4.1);
cita que se complementa con esta: “…de otra manera le hubiera sido necesario padecer
muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los tiempos, se
presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el
pecado….”. (Heb.9.26). Y con esta: “…él también participó de lo mismo para destruir por
medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos
los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre…”. Hb
2.14-15)

“…nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el espíritu santo,
el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador,…”. (Ti 3:5-6).

Ro.6.6 “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para
que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado”,

V.D.H.H.: 6.6 Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que el
poder de nuestra naturaleza pecadora quedara destruido y ya no siguiéramos
siendo esclavos del pecado.

V.B. de las A. 6.6. sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para
que nuestro cuerpo de pecado sea destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del
pecado; (…)

V.I. 6.6. sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con él para que nuestro
cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos
del pecado;

Lo que hasta ahora se ha evidenciado y bajo el principio bíblico según el cual “en la suma de
palabra de Dios está la verdad”, (Sal. 119:160), conviene entonces aunar, bajo el contexto
que debe corresponder y a la luz de la misma Palabra de Dios, todas las anteriores
afirmaciones del Espíritu Santo para responder a una pregunta doble pero inevitable: Porqué
y para qué Cristo quiso que siempre recordáramos el sacrificio de “su cuerpo” y el
derramamiento de “su sangre”?.

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Nótese que cuando el apóstol Pablo se dirigió a los Corintios para anunciarles “…el
testimonio de Dios…”, les advierte que no fue a ellos con excelencia de palabras o de
sabiduría humana, sino que él fue claro en advertirles que su predicación estaba dirigida a
presentarles, esencialmente, a Jesucristo, “y a este crucificado”, porque de eso fue lo que él
se preocupó, ese fue el aspecto que propuso en su corazón tener lo suficientemente claro, para
poder enseñar la Doctrina de Cristo, doctrina que tanto defiende en sus cartas. Surge entonces
otra pregunta: Porqué para él fue tan importante considerar a profundidad el “Cuerpo de
Cristo” en la Cruz del Calvario? y dar a conocer ese misterio a sus oyentes?. O mejor todavía,
¿estamos en capacidad espiritual para responderle a Pablo esta pregunta?: “…¿O no sabéis
que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su
muerte? (Ro. 6:3). Y, más aún, qué significa la afirmación en cuanto a que “…somos
sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo?…”; cuál bautismo?. Y,
finalmente, si así como “…Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre…”, a qué
se refiere que nosotros debemos andar “…en vida nueva…”?.
La verdad es que si no concluimos lo que se debe concluir de lo hasta ahora expresado, nos
pasará lo que Jesús pronostica en Mt. 12:30; (El que no está conmigo, está contra mí; y el
que conmigo no recoge, desparrama), más aún cuando el Señor Jesús dice con especial
énfasis: “…Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos
de vosotros que no creen…”. Podremos decir lo que Pedro aseguró cuando fue confrontado
por Jesús? “…Le respondió Simón Pedro: —Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de
vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente….”. O peor todavía, quizá podamos estar incluidos en uno de los calificativos más
peligrosos y aterradores que el Espíritu Santo menciona en la Segunda Carta de Juan y que,
por supuesto, hace referencia directa a los Cristianos: “…7Muchos engañadores han salido
por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el
engañador y el anticristo…”. Será que uno se sale de ese grupo por el hecho de confesar que
Dios se hizo hombre a través de Jesucristo; o que Cristo fue un hombre común y corriente que
padeció hambre, frío, sufrió, lloró, se alegró, comió, durmió, estuvo en fiestas, etc. y, por lo
tanto, ello implique una confesión que Jesús vino en carne?. Por supuesto que el anticristo de
la última cita no se refiere al del Apocalipsis, porque allí se habla de “muchos”, por lo cual, se
debe entender como alguien que va en contra de la Doctrina de Cristo, del Evangelio de Cristo
que, se repite, es lo que defiende hasta la muerte el apóstol Pablo.

Pero gracias a Dios, El mismo nos recomienda a renglón seguido de la última cita: “…
8Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que
recibáis la recompensa completa….”. Y esto significa que debemos poner sumo cuidado
sobre lo que significa que Jesucristo vino “en carne”; porqué, para qué, qué tiene que ver eso
conmigo, contigo?.

Así entonces, pongo de presente lo que el Señor me ha revelado en este último tiempo: Que
Cristo, al ofrecerse en sacrificio vivo y agradable al Padre, entregando su cuerpo y, por ende,
derramar su sangre en la cruz del calvario, QUITÓ EL PECADO DEL MUNDO, tal como
lo había anticipado el más grande profeta que en la historia de la humanidad ha nacido de
mujer (Mt.11:11), pues, como allí igualmente se afirma a continuación: “…Todos los profetas
y la Ley profetizaron hasta Juan. [El bautista] Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que
había de venir. El que tiene oídos para oir, oiga…”. Y al quitar el pecado del mundo, le dio
paso al NUEVO PACTO que Dios había prometido desde la antigüedad, para todos los que
creyeran en la Obra de la Cruz.

Mírense al respecto las siguientes afirmaciones:

Y Jehová Dios dijo a la serpiente: —Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las
bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre te arrastrarás y polvo comerás
todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la
simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón. Gn. 3:14-15.

Entonces Jehová dijo a Caín: —¿Por qué te has enojado y por qué ha decaído tu semblante?
Si hicieras lo bueno, ¿no serías enaltecido?; pero si no lo haces, el pecado está a la puerta,
acechando. Con todo, tú lo dominarás. Gn. 4:6-7.
Mirad la piedra que puse delante de Josué: es única y tiene siete ojos. Yo mismo grabaré su
inscripción, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré en un solo día el pecado de la tierra. Zac.
3:9.
He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz, ¿no la conoceréis? Otra vez abriré
camino en el desierto y ríos en la tierra estéril. Is 43:19.

Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: «¡Basta ya! ¡Tomaré
satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios! Volveré mi mano contra ti,
limpiaré hasta con lejía tus escorias y quitaré toda tu impureza. Is. 1.16.

¿Quién ha creído a nuestro anuncio y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? (…)
4Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, ¡pero nosotros lo
tuvimos por azotado, como herido y afligido por Dios! 5 Mas él fue herido por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus
llagas fuimos nosotros curados. 6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se
apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. 7 Angustiado él,
y afligido, no abrió su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja
delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca. 8 Por medio de violencia y de
juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue arrancado de la tierra de los
vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. 9 Se dispuso con los impíos su sepultura,
mas con los ricos fue en su muerte. Aunque nunca hizo maldad ni hubo engaño en su boca, 10
Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en
expiación por el pecado, verá descendencia, vivirá por largos días y la voluntad de Jehová
será en su mano prosperada. 11 Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho;
por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará sobre sí las iniquidades
de ellos. 12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los poderosos repartirá el botín;
por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él
llevado el pecado de muchos y orado por los transgresores…”. Is. 53.

“….»El espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí, porque me ha ungido Jehová. Me ha
enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a
publicar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel; a proclamar el año de
la buena voluntad de Jehová y el día de la venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los
que están de luto; a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé esplendor en lugar de ceniza,
aceite de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado. Is. 61.1-11.

“…Yo les traeré sanidad y medicina; los curaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad.
Haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio.
Los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí, y perdonaré todas sus iniquidades
con que contra mí pecaron y contra mí se rebelaron….”. Jer. 33-6-9.

“…Yo, yo soy quien borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus
pecados…”. Is 43.25:

Y venido Jesús, las anteriores profecías cobraron mayor vigor por cuanto se afirma con toda
claridad:

MT. 1.21: Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados».

LC. 2.11: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el
Señor.
LC. 1.67: Zacarías, su padre, fue lleno del Espíritu Santo y profetizó, diciendo:
68«Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, 69 y nos
levantó un poderoso Salvador en la casa de David, su siervo 70 —como habló por boca
de sus santos profetas que fueron desde el principio—, 71 salvación de nuestros
enemigos y de la mano de todos los que nos odiaron, 72 para hacer misericordia con
nuestros padres y acordarse de su santo pacto, 73 del juramento que hizo a Abraham,
nuestro padre, que nos había de conceder 74 que, librados de nuestros enemigos, sin
temor lo serviríamos 75 en santidad y en justicia delante de él todos nuestros días.76. Y
tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado, porque irás delante de la presencia del
Señor para preparar sus caminos, 77para dar conocimiento de salvación a su pueblo,
para perdón de sus pecados, 78por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que
nos visitó desde lo alto la aurora, 79para dar luz a los que habitan en tinieblas y en
sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz»

MT.3.11: Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene tras
mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo. Él os bautizará en
Espíritu Santo y fuego. 12Su aventador está en su mano para limpiar su era. Recogerá
su trigo en el granero y quemará la paja en fuego que nunca se apagará».

JN.1.29: Al siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: «¡ESTE ES EL
CORDERO DE DIOS, QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO!.

Y la promesa se hace realidad. Dios, hecho hombre, empieza a evidenciar la intención de su


Padre para con la humanidad en el cumplimiento de los tiempos, esto es, comienza a exhortar
en forma directa y con autoridad que era posible “no pecar”, porque “el pecado” iba a ser
desarraigado, esto es, la condición caída del hombre, su naturaleza pecaminosa, su inclinación
a la maldad, la maldad que trae desde su nacimiento humano. Veamos:

JN. 8. 7: Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: —El que de


vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 11Ella dijo: —
Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: —Ni yo te condeno; vete y no peques más.

JN. 5.6: Cuando Jesús lo vio acostado y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo:
—¿Quieres ser sano? 14Después lo halló Jesús en el Templo y le dijo: —Mira, has sido
sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor.

Pero para que eso se cumpliera tenía que haber un sacrificio: el del cordero de Dios. Antes se
sacrificaba el cuerpo de un cordero, animal escogido en preferencia para la expiación del
pecado. De hecho fue el primer animal señalado por Dios para que sirviera de sacrificio, esto
es, antes de que viniera la Ley. Veamos: “…Después dijo Isaac a Abraham, su padre: —Padre
mío. Él respondió: —Aquí estoy, hijo mío. Isaac le dijo: —Tenemos el fuego y la leña, pero
¿dónde está el cordero para el holocausto? “…Abraham respondió: —Dios proveerá el
cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos”. (Gn. 8.22).

Luego se instituyó como mandamiento perpetuo:

Gn.12. 1Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, y les dijo: 2«Este mes
será para vosotros el principal entre los meses; os será el primero de los meses del año.
3Hablad a toda la congregación de Israel, y decid: “El día diez de este mes tomará
cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. 4Pero si
la familia es demasiado pequeña, que no baste para comer el cordero, entonces él y el
vecino más cercano a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme
al comer de cada hombre os repartiréis el cordero. 5El animal será sin defecto, macho
de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. 6Lo guardaréis hasta el día
catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las
dos tardes. 7Tomarán de la sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las
casas en que lo han de comer. 8Esa noche comerán la carne asada al fuego y panes sin
levadura; con hierbas amargas lo comerán. 9Ninguna cosa comeréis de él cruda ni
cocida en agua, sino asada al fuego; comeréis también su cabeza, sus patas y sus
entrañas. 10Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quede hasta la
mañana, lo quemaréis en el fuego. 11Lo habéis de comer así: ceñidos con un cinto, con
vuestros pies calzados y con el bastón en la mano; y lo comeréis apresuradamente. Es
la Pascua de Jehová. 12Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto y heriré a
todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias, y
ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo, Jehová. 13»La sangre os será
por señal en las casas donde vosotros estéis; veré la sangre y pasaré de largo ante
vosotros, y no habrá entre vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de
Egipto. 14Este día os será memorable, y lo celebraréis como fiesta solemne para
Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis. 15Siete
días comeréis panes sin levadura. El primer día haréis desaparecer toda levadura de
vuestras casas, porque cualquiera que coma algo leudado desde el primer día hasta el
séptimo, será eliminado de Israel. 16El primer día habrá santa convocación, y
asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación. Ninguna obra se hará en
ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer. 17Guardaréis
la fiesta de los Panes sin levadura, porque en ese mismo día saqué vuestras huestes de
la tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento a lo largo de vuestras
generaciones como una costumbre perpetua. 18En el mes primero comeréis los panes
sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por la
tarde. 19Durante siete días no se hallará levadura en vuestras casas, porque cualquiera
que coma algo leudado, tanto extranjero como natural del país, será eliminado de la
congregación de Israel. 20Ninguna cosa leudada comeréis; en todas vuestras
habitaciones comeréis panes sin levadura”». 21Moisés convocó a todos los ancianos de
Israel y les dijo: «Salid y buscad corderos para vuestras familias, y sacrificad la
pascua. 22Tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo,
y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo. Que ninguno de
vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana, 23pues Jehová pasará
hiriendo a los egipcios, y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará
Jehová de largo por aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas
para herir. 24Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para
siempre. 25Cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, también
guardaréis este rito. 26Y cuando os pregunten vuestros hijos: “¿Qué significa este
rito?”, 27vosotros responderéis: “Es la víctima de la Pascua de Jehová, el cual pasó
por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios y
libró nuestras casas”». Entonces el pueblo se inclinó y adoró. 28Luego los hijos de
Israel fueron e hicieron puntualmente tal como Jehová había mandado a Moisés y a
Aarón. 29Aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra
de Egipto, desde el primogénito del faraón que se sentaba sobre su trono hasta el
primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales.
30Se levantó aquella noche el faraón, todos sus siervos y todos los egipcios, y hubo un
gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiera un muerto. 31E hizo
llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: —Salid de en medio de mi pueblo
vosotros y los hijos de Israel, e id a servir a Jehová, como habéis dicho. 32Tomad
también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme
también a mí. 33Los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la
tierra, porque decían: «Todos moriremos». 34Y llevó el pueblo su masa antes que
fermentara, la envolvieron en sábanas y la cargaron sobre sus hombros. 35E hicieron
los hijos de Israel conforme a la orden de Moisés, y pidieron a los egipcios alhajas de
plata y de oro, y vestidos. 36Jehová hizo que el pueblo se ganara el favor de los
egipcios, y estos les dieron cuanto pedían. Así despojaron a los egipcios. 37Partieron
los hijos de Israel de Ramesés hacia Sucot. Eran unos seiscientos mil hombres de a pie,
sin contar los niños. 38También subió con ellos una gran multitud de toda clase de
gentes, ovejas y muchísimo ganado. 39Cocieron tortas sin levadura de la masa que
habían sacado de Egipto, pues no había leudado, porque al echarlos fuera los egipcios
no habían tenido tiempo ni para prepararse comida. 40El tiempo que los hijos de Israel
habitaron en Egipto fue de cuatrocientos treinta años. 41El mismo día en que se
cumplían los cuatrocientos treinta años, todas las huestes de Jehová salieron de la
tierra de Egipto. 42Es noche de guardar para Jehová, por haberlos sacado en ella de la
tierra de Egipto. Esta noche deben guardarla para Jehová todos los hijos de Israel a lo
largo de sus generaciones. 43Jehová dijo a Moisés y a Aarón: «Esta es la ley para la
Pascua: ningún extraño comerá de ella. 44Pero todo siervo humano comprado por
dinero comerá de ella, después que lo hayas circuncidado. 45El extranjero y el
jornalero no comerán de ella. 46Se comerá en una casa, y no llevarás de aquella carne
fuera de ella ni le quebraréis ningún hueso. 47Toda la congregación de Israel lo hará.
48Si algún extranjero habita contigo y quiere celebrar la Pascua para Jehová, que le
sea circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, pues será como uno de vuestra
nación; pero ningún incircunciso comerá de ella. 49La misma ley regirá para el natural
y para el extranjero que habite entre vosotros». 50Así lo hicieron todos los hijos de
Israel. Tal como mandó Jehová a Moisés y a Aarón, así lo hicieron. 51Y en aquel mismo
día sacó Jehová a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por grupos”.

Luego se impuso como sacrificio continuo:

Ez.46.13»Cada día ofrecerás en holocausto a Jehová el sacrificio de un cordero de un


año, sin defecto; cada mañana lo sacrificarás. 14Con él harás todas las mañanas la
ofrenda de la sexta parte de un efa y la tercera parte de un hin de aceite para mezclar
con la flor de harina: es la ofrenda continua a Jehová, como estatuto perpetuo.
15Ofrecerán, pues, el cordero, la ofrenda y el aceite, todas las mañanas como
holocausto continuo.

Así que, por cuanto en la Cruz estaba el cuerpo del verdadero Cordero de Dios, Cristo expresó
en ese mismo lugar: “Todo está consumado”. Esto lo dijo porque el plan de Dios para quitar
de en medio el pecado tenía que cumplirse a cabalidad, vale decir, al ciento por ciento. No
podía quedar incompleta la Obra porque para Dios todo es posible y porque El sabía que el
pecado era lo que separaba al hombre de El. Veamos:

Gn.3. 23Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrara la tierra de la que fue tomado.
24Echó, pues, fuera al hombre, y puso querubines al oriente del huerto de Edén, y una
espada encendida que se revolvía por todos lados para guardar el camino del árbol de la vida.
Ez.18:20 El alma que peque, esa morirá. El hijo no llevará el pecado del padre ni el padre
llevará el pecado del hijo; la justicia del justo recaerá sobre él y la impiedad del impío
recaerá sobre él.

Is. 59. 2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios y
vuestros pecados han hecho que oculte de vosotros su rostro para no oíros.

2 Cr. 7: 14si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oran, y buscan mi
rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré
sus pecados y sanaré su tierra.

Jer. 14: 10Así ha dicho Jehová acerca de este pueblo: «Se deleitaron en vagar, y no dieron
descanso a sus pies»; por tanto, Jehová no se agrada de ellos; se acordará ahora de su maldad
y castigará sus pecados.

Ez.18: 21»Pero si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, y guarda todos mis
estatutos y actúa conforme al derecho y la justicia, de cierto vivirá: no morirá. 22Ninguna de
las transgresiones que cometió le será recordada; por la justicia que practicó, vivirá. 23¿Acaso
quiero yo la muerte del impío? dice Jehová, el Señor. ¿No vivirá, si se aparta de sus malos
caminos? 24Pero si el justo se aparta de su justicia, y comete maldad y actúa conforme a todas
las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? ¡Ninguna de las justicias que hizo le serán
tenidas en cuenta! Por su infidelidad que cometió, por el pecado que cometió, por ello morirá.
25»Y si decís: “No es recto el camino del Señor”, oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi
camino? ¿No son vuestros caminos los torcidos? 26Apartándose el justo de su justicia y
cometiendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá. 27Pero
apartándose el impío de su impiedad que hizo y actuando conforme al derecho y la justicia,
hará vivir su alma. 28Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido,
de cierto vivirá: no morirá. 29Si aún dice la casa de Israel: “No es recto el camino del Señor”;
¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? ¡Ciertamente, vuestros caminos no son rectos!
30»Por tanto, casa de Israel, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, dice Jehová, el
Señor. Convertíos y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa
de ruina. 31Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos
un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? 32Porque yo no
quiero la muerte del que muere, dice Jehová, el Señor. ¡Convertíos, pues, y viviréis!

Ro. 3: 9¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? ¡De ninguna manera!, pues hemos
demostrado que todos, tanto judíos como gentiles, están bajo el pecado. 10Como está
escrito: «No hay justo, ni aun uno; 11 no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. 12
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera
uno. 13 Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de víboras hay
debajo de sus labios; 14 su boca está llena de maldición y de amargura. 15 Sus pies se
apresuran para derramar sangre; 16 destrucción y miseria hay en sus caminos; 17 y no
conocieron camino de paz. 18 No hay temor de Dios delante de sus ojos».

Mt. 12: 34¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos?,

Mt. 19: 17Él le dijo: —¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno: Dios.

Se reitera, Cristo, cumplió con el propósito del Padre: TERMINAR CON EL PECADO,
para que ya no existiera la separación que el hombre mismo había ocasionado por causa de no
haberle hecho caso a Dios. Porque, si bien es cierto que “el pecado entró en el mundo por un
hombre y por el pecado la muerte” de donde, “la muerte pasó a todos los hombres, por
cuanto todos pecaron”; también es cierto que “mucho más reinarán en vida por uno solo,
Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”, porque
Jesucristo dijo de sí mismo: “—Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque
esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees
esto?...”. Jn. 11:25-26, lo cual se completa con otro de sus propios dichos, quizás, el más
trascendental: “..YO SOY EL PAN VIVO QUE DESCENDIÓ DEL CIELO; SI ALGUIEN
COME DE ESTE PAN, VIVIRÁ PARA SIEMPRE; Y EL PAN QUE YO DARÉ ES MI
CARNE, LA CUAL YO DARÉ POR LA VIDA DEL MUNDO…”, todo lo cual se ratifica
también con los siguientes pasajes:

1) Col 2. 11En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha por mano de
hombre, sino por la circuncisión de Cristo, en la cual sois despojados de vuestra naturaleza
pecaminosa.

Otras versiones:

V.D.H.H.: En él también, ustedes han sido circuncidados, no con una circuncisión


hecha por los hombres, sino con la circuncisión hecha por Dios al unirlos a Cristo
y despojarlos de su naturaleza pecadora.

V. B. de las A.: en él también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha


por manos, al quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión de Cristo;

V. I.: Además, en él fueron circuncidados, no por mano humana sino con la


circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circuncisión
la efectuó Cristo. Ustedes la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo.

Ro.2.29 y la circuncisión es la del corazón. (…) La alabanza del tal no viene de los
hombres, sino de Dios.

V.D.H.H.: 1.29. El verdadero judío lo es interiormente, y el estar circuncidado es


cosa del corazón: no depende de reglas escritas, sino del Espíritu. El que es así,
resulta aprobado, no por los hombres, sino por Dios.

- Recordemos que Dios había prometido:

a) Jer. 32.39-41: Les daré un corazón y un camino, de tal manera que me teman
por siempre, para bien de ellos y de sus hijos después de ellos. Haré con ellos
un pacto eterno: que no desistiré de hacerles bien, y pondré mi temor en el
corazón de ellos, para que no se aparten de mí. Yo me alegraré con ellos
haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, con todo mi corazón
y con toda mi alma.

b) Ez.11.19: Y les daré otro corazón y pondré en ellos un nuevo espíritu; quitaré
el corazón de piedra de en medio de su carne y les daré un corazón de carne,
c) Ez.36.26: Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de
vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de
carne.

Col 1.13-14. El nos HA LIBRADO DEL PODER DE LAS TINIEBLAS y nos ha


trasladado al reino de su amado hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados.

Ti 2.14 Él se dio a sí mismo por nosotros PARA REDIMIRNOS DE TODA MALDAD


y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.

Ef.4.8 Por lo cual dice: «Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a
los hombres».

Ga 1.4 el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo
malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,

Ro.5.18 Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los
hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la
justificación que produce vida. 19Así como por la desobediencia de un hombre
muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, muchos
serán constituidos justos.

Ro.6.6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él,
para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado,

V.D.H.H.: 6.6 Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que
el poder de nuestra naturaleza pecadora quedara destruido y ya no siguiéramos
siendo esclavos del pecado.

V.B. de las A. 6.6. sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para
que nuestro cuerpo de pecado sea destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del
pecado; (…)

V.I. 6.6. sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con él para que nuestro
cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo
esclavos del pecado;

Ro.6: 22: pero ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios,

V.D.H.H.: Pero ahora, libres de la esclavitud del pecado, han entrado al servicio de
Dios.

V.B. de las A. Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado y hechos siervos de
Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como resultado la vida eterna…”.

V.I. Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios,
cosechan la santidad que conduce a la vida eterna.
Ro.6.1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia
abunde? 2¡De ninguna manera!

1 P 2.24 él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia. ¡POR SU HERIDA
HABÉIS SIDO SANADOS!

Esa libertad que trajo Jesucristo con respecto al pecado (que en un sentido más profundo no es
otra cosa que la misma naturaleza pecaminosa), se ratifica de la siguiente manera:

Ga.5.13 Vosotros, hermanos, A LIBERTAD fuisteis llamados; solamente que no uséis


la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros,

Ga 5.1 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres y no estéis otra
vez sujetos al yugo de esclavitud.

Ga.4.31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

Heb.10.19 Así que, hermanos, tenemos LIBERTAD para entrar en el Lugar santísimo
por la sangre de Jesucristo, 20por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del
velo, esto es, DE SU CARNE.

2 Co.14 El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos,
luego todos murieron; 15y él por todos murió, para que los que viven ya no vivan para
sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 16De manera que nosotros de aquí
en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la
carne, ya no lo conocemos así. 17De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas.

Ef 1.3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes
de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de él.

2 Ts 3.3 Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal.

Heb.12.9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y
los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y
viviremos? 10Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les
parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su
santidad.

Heb.13.20 Que el Dios de paz, que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el
gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21 OS HAGA APTOS EN
TODA OBRA BUENA PARA QUE HAGÁIS SU VOLUNTAD, HACIENDO ÉL EN
VOSOTROS LO QUE ES AGRADABLE DELANTE DE ÉL POR JESUCRISTO;
al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Hb 2.18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a
los que son tentados.
Hb 9.14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a
sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que
sirváis al Dios vivo? 15por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que,
interviniendo muerte para la remisión de los pecados cometidos bajo el primer pacto, los
llamados reciban la promesa de la herencia eterna,

Hb 13.12 Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia
sangre, padeció fuera de la puerta.

1 P 1.2 elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre en santificación del


Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo

1 Ts.3.13 Que él afirme vuestros corazones, que os haga irreprochables en santidad


delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus
santos.

1 Ts 4.3 La voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación;…


7Dios no nos ha llamado a inmundicia, sino a santificación. (…) 8Así que, el que
desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu
Santo.

Fl 4.7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros


corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

1 Ts 5.5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; NO SOMOS de la
noche ni de las tinieblas. (…) 8Pero nosotros, QUE SOMOS DEL DÍA, seamos
sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de la fe y del amor, y con la esperanza de
salvación como casco. (…) 10quien murió por nosotros para que ya sea que vigilemos, o
que durmamos, vivamos juntamente con él.

1 Ts.5.22 Absteneos de toda especie de mal. 23QUE EL MISMO DIOS DE PAZ OS


SANTIFIQUE POR COMPLETO; Y TODO VUESTRO SER — ESPÍRITU, ALMA
Y CUERPO— SEA GUARDADO IRREPROCHABLE PARA LA VENIDA DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. 24FIEL ES EL QUE OS LLAMA, EL CUAL
TAMBIÉN LO HARÁ.

2 Ts 1.12 Así el nombre de nuestro Señor Jesucristo será glorificado en vosotros y


vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

2 Ts 2.13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros,
hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para
salvación, MEDIANTE LA SANTIFICACIÓN POR EL ESPÍRITU Y LA FE EN
LA VERDAD. 14Para esto él os llamó por medio de nuestro evangelio: PARA
ALCANZAR LA GLORIA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.

Ap. 1.5 y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de


los reyes de la tierra. Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su
sangre 6y NOS HIZO reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio
por los siglos de los siglos. Amén.
Col.3.12…Él siempre ruega encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que
estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere.

Tiene entonces sentido absoluto lo que Jesús dijo sobre “no pecar”, pues al haberse quitado el
pecado y aceptarse ese mensaje en el corazón, no puede haber, con la ayuda de Dios, dominio
del pecado en el creyente. Esto se ratifica en los siguientes pasajes:

1 Co. 15. 34Velad debidamente y no pequéis, porque algunos no conocen a Dios. Para
vergüenza vuestra lo digo.

1 Jn. 1Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno ha
pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo.

1 Tm.5.20 A los que PERSISTEN EN PECAR, repréndelos delante de todos, para que
los demás también teman. (…) NI PARTICIPES EN PECADOS AJENOS.
Consérvate puro.

1 Jn.3.9 Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de
Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10En esto se
manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia y que
no ama a su hermano, no es de Dios.

1 Jn.5.18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, pues
Aquel que fue engendrado por Dios lo guarda y el maligno no lo toca. 19Sabemos que
somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. 20Pero sabemos que el Hijo de
Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos
en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna.

Heb.10.26 SI PECAMOS VOLUNTARIAMENTE después de haber recibido el


conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27sino una
horrenda expectación de juicio y de hervor de fuego que ha de devorar a los
adversarios. 28El que viola la Ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos
muere irremisiblemente. 29¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisotee
al Hijo de Dios, y tenga por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado y
ofenda al Espíritu de gracia? 38Mas el justo vivirá por fe; pero si retrocede, no agradará
a mi alma». 39Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los
que tienen fe para preservación del alma.

Fl 1.6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo.

LC.15.22: Pero el padre dijo a sus siervos: “Sacad el mejor vestido y vestidle; y poned
un anillo en su dedo y calzado en sus pies. 23Traed el becerro gordo y matadlo, y
comamos y hagamos fiesta, 24porque este mi hijo muerto era y ha revivido; se había
perdido y es hallado”. Y comenzaron a regocijarse. 32Pero era necesario hacer fiesta y
regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha revivido; se había perdido y
ha sido hallado”».

Col.1.9 Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por
vosotros y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e
inteligencia espiritual. 10Así podréis andar como es digno del Señor, agradándolo en
todo, llevando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios.
11Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, obtendréis fortaleza
y paciencia, 12y, con gozo, daréis gracias al Padre que NOS HIZO APTOS para
participar de la herencia de los santos en luz.

Fl.4.13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

2 P 1.9 Pero el que no tiene estas cosas es muy corto de vista; está ciego, habiendo
olvidado la purificación de sus antiguos pecados.

1 Jn 1.7 Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con
otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, NOS LIMPIA DE TODO PECADO.

1 Jn 4.9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su
Hijo unigénito al mundo para que VIVAMOS POR ÉL.

Ga.2.19 Yo por la Ley morí para la Ley, a fin de vivir para Dios. 20Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en
la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por
mí.,

Ga.3.25 Pero AHORA que ha venido la fe, ya no estamos bajo un guía, 26porque
todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, 27pues todos los que habéis sido
bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28Ya no hay judío ni griego; no hay
esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús. 29Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y
herederos según la promesa.

Stg 1.18 Él, de su voluntad, NOS HIZO NACER por la palabra de verdad, para que
SEAMOS primicias de sus criaturas.

1.P.1.3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran
misericordia nos hizo RENACER para una esperanza viva, por la resurrección de
Jesucristo de los muertos, (..) 23pues habéis RENACIDO, no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre,

2. Co.4.10 Dondequiera que vamos, llevamos siempre en el cuerpo la muerte de


Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos, 11pues
nosotros, que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para
que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12De manera
que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida. (…) 14Y sabemos que el que
resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará
juntamente con vosotros. (…) 16Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro
hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día,

Fl.1.19 porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de


Jesucristo, esto resultará en mi liberación, 20conforme a mi anhelo y esperanza de
que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora
también será magnificado Cristo en mi cuerpo, tanto si vivo como si muero, 21porque
para mí el vivir es Cristo y el morir, ganancia.

Fl 3.3 Nosotros SOMOS la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne,

Jn.12.24: 24De cierto, de cierto os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no
muere, queda solo, pero si muere, lleva mucho fruto.

Ro.6.1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia


abunde? 2¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo
viviremos aún en él? 3¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo
Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?, 4porque somos sepultados juntamente
con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 5Si fuimos
plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en
la de su resurrección;

2 Tim. 2.11 Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él;

1 Co. 15.20 Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que
murieron es hecho, 21pues por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un
hombre la resurrección de los muertos. 22Así como en Adán todos mueren, también
en Cristo todos serán vivificados. 23Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las
primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. 24Luego el fin, cuando entregue
el Reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y todo
poder.

Col.3.1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios. 2Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de
la tierra, 3porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
4Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis
manifestados con él en gloria.

Ro. 6. 11Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en
Cristo Jesús, Señor nuestro. 12No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de
modo que lo obedezcáis en sus apetitos; 13ni tampoco presentéis vuestros miembros
al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios
como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de
justicia.

Jn.15.22: »Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero
ahora no tienen excusa por su pecado.

Finalmente, veamos qué afirma el Espíritu de Dios sobre la sangre de Cristo:

Hb 9.14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a
sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que
sirváis al Dios vivo? 15por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que,
interviniendo muerte para la remisión de los pecados cometidos bajo el primer pacto, los
llamados reciban la promesa de la herencia eterna,

Hb 13.12 Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia
sangre, padeció fuera de la puerta.

1 P 1.2 elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre en santificación del


Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo

Ap. 1.5 y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de


los reyes de la tierra. Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su
sangre 6y NOS HIZO reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio
por los siglos de los siglos. Amén.

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