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VIERNES 10’00
EL CORAZÓN DE JESÚS.
EL LEPROSO
Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres,
puedes limpiarme.»
Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda
limpio.» Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio.
Le despidió al instante prohibiéndole severamente: «Mira, no digas nada a
nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda
que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.»
Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la
noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna
ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él
de todas partes.
MARCOS 1
El leproso es un maldito, que debe alejarse de todos. Nadie puede acercarse a él, por
expreso mandato de la Ley, ni mucho menos tocarle, bajo pena de quedar “impuro”
y tener que apartarse también de los demás. Los tres evangelistas insisten: Jesús se
acercó y le tocó. Y por tanto quedó impuro. Esto hace una relación directa, es
altamente coherente, con las comidas de Jesús con pecadores y la murmuración de
los “puros”.
La frecuencia del trato de Jesús con enfermos, ¿nos permite pensar que Jesús
dedicaba buena parte de su tiempo a cuidar enfermos, limpiaba, vendaba, atendía…
y de ahí vino su enorme fama de que los curaba?
Pero, lo más importante, a Jesús le mueve su capacidad de con-padecer, de sentir
como suyos los problemas de los demás. Y frente a esa fuerza no puede nada ni la
Ley (¿de Dios?). Así es su corazón, y en ese corazón conocemos el corazón de Dios.
Primera y grande y definitiva Buena Noticia: ¡Dios tiene corazón!
Ya sabemos que Dios es poderoso, el Antiguo Testamento y las mitologías de todas
las culturas están llenos de manifestaciones de poder de Yahvé o de los dioses. Pero
en Jesús se muestra más que eso: se muestra cómo usa Dios su poder, para qué es
el poder de Dios: para curar.
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LA VIUDA EN EL TEMPLO
Alzando la mirada, vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del
Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo:
«De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque
todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio
ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir.»
LUCAS 21
EL CIEGO DE JERICÓ
Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de
una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba
sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a
gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!» Muchos le increpaban
para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión
de mí!» Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle.» Llaman al ciego, diciéndole:
«¡Animo, levántate! Te llama.» Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino
donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?» El
ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!» Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y
al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.
MARCOS 10
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LA ADÚLTERA
Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se presentó otra vez
en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a
enseñarles.
Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen
en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante
adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué
dices?» Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle.
Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en el suelo. Pero, como
ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que
esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.»
E inclinándose de nuevo, escribía en el suelo. Ellos, al oír estas palabras, se
iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo
Jesús con la mujer, que seguía en medio.
Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha
condenado?» Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te
condeno. Vete, y en adelante no peques más.»
JUAN 8
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VIERNES 10’00
Monte de la tentación
Desde el monte se ven dos caminos:
a Nazaret, a su carpintería; le espera una vida tranquila y respetable, sirviendo a
Dios y no metiéndose con nadie.
a los caminos y sinagogas de Galilea, a anunciar el Reino; le espera un vida
trabajosa, incierta y arriesgada
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Jesús despidió a la gente, metió a toda prisa a los discípulos en la barca y se retiró.
Al anochecer, estaba en el monte, orando, él solo.
Sube a Jerusalén
Su cabeza está puesta a precio. Varias veces han mandado guardias detenerle, se
ha ocultado por un tiempo junto al Jordán. Las hermanas de Lázaro le llaman: “Tu
amigo está enfermo”. Jesús tarde tres días en decidirse:
- Vamos a Jerusalén
- Hace poco querían matarte ¿y vas a volver allá?
Pero Jesús insiste. Y Tomás, el impulsivo:
- ¡Vamos también nosotros, a morir con él!
Dos caminos:
quedarse junto al Jordán, a seguir predicando lejos del peligro.
subir a Jerusalén, a ayudar a los amigos
Subirá a Jerusalén, entrará públicamente, predicará en el Templo.
Lo primero, la Misión. Aquí la misión es antes que nada ayudar a los amigos, a pesar
del riesgo. Y, después, anunciar el Reino a Israel, públicamente, en el Templo, en la
Pascua. Jesús sabe que le puede costar la vida. Pero sube a Jerusalén.
Al salir de la cena.
Dos caminos al salir de la cena. A la izquierda, a pasar la noche en el Huerto de los
Olivos, como tantas veces. Allí le tenderán una emboscada y lo apresarán.; camino
hacia la muerte. A la derecha, camino hacia la noche, hacia Jericó, hacia cualquier
parte; camino hacia la vida y la libertad. Elige el camino de la izquierda y se queda,
aterrado y sudando de miedo, pero se queda en el huerto, orando intensamente a su
Padre.
Los dos últimos caminos de la vida de Jesús: la última vez que podrá elegir. Cuando
salga del huerto de los olivos, saldrá atado, ya no podrá elegir.
El corazón de Jesús es valeroso, consecuente, sabe llegar hasta el final. Por eso
decimos de él que es “un hombre lleno del Viento de Dios”.
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VIERNES 10’00
PADRE PERDÓNALES
Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores,
uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús decía:
- Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.
Lucas 23,33
Oísteis que se dijo a los antiguos: “amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”;
pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por ellos.
La mejor manera de entender las palabras de Jesús es ver cómo lasa cumple él
mismo. Jesús no tiene enemigos: ni los que le están clavando en la cruz: los excusa
ante Dios, se preocupa por ellos. En su corazón no cabe el odio ni la venganza. Es un
corazón en el que la capacidad de con-padecer llega hasta el extremo. ara eso hace
falta una fortaleza sobrehumana. Y Jesús la tiene: sólo Dios puede ser tan humano.
Consummatum est
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se
cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed.» Había allí una vasija llena de vinagre.
Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la
acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está
cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el espíritu.
JUAN 19
Todo cumplido, misión cumplida. ¡Quién pudiera decir eso a la hora de la muerte!
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LA LANZADA
Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos
en la cruz el sábado - porque aquel sábado era muy solemne - rogaron a Pilato
que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y
quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a
Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de
los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y
agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la
verdad, para que también vosotros creáis.
Juan 19,31
Le han partido el corazón, le han vaciado hasta la última gota de sangre. El grano de
trigo ha sido molido, el grano de uva ha sido pisado hasta quedar exprimido y vacío.
Hasta la última gota de su sangre.
El cuerpo y la sangre, motivo preferido y reiterado del cuarto evangelista. La
humanidad palpable. De carne y sangre, de carne y hueso.
La sangre es la vida. La vida se le escapa con la sangre. Corazón vacío de sangre,
vacío de vida.
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VIERNES 10’00
El grano de trigo ha sido molido hasta quedar reducido a polvo. El grano de uva ha
sido exprimido, pisado, hasta quedar vacío. Si el grano de trigo no muere, queda solo.
Si muere, da mucho fruto.
El corazón de Jesús, exprimido, molido, abierto, vacío. Lo ha dado todo, ya no tiene
más que dar. Hasta ese extremo ha podido llegar la fuerza del Viento de Dios.
Ahora se ha manifestado el amor del Padre. El Hijo es así porque se parece a su Padre.
A Dios nadie le ha visto jamás, pero el Hijo nos lo ha dado a conocer.
En el corazón del hijo podemos conocer el corazón del Padre.
En el corazón, de carne y sangre, en Jesús de Nazaret, el hombre de carne y sangre,
lleno del Viento del Padre.
En el corazón partido de Jesús conocemos el corazón de Dios.
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