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Fernando Alonso Díaz nació el 29 de julio de 1981 en Oviedo, hijo de José Luis Alonso, a la sazón

maestro industrial y hoy director deportivo de Adrián Campos Motorsport, y de Ana Díaz,
dependienta de El Corte Inglés en la capital asturiana. Tiene una hermana cinco años mayor,
Lorena, médica de profesión.

A pesar de su corta carrera, Alonso tiene ya un currículo que supera por intensidad y precocidad a
los de los grandes campeones. A los tres años, su padre le regaló un kart que había construido él
mismo. El rechoncho Alonso se encaprichó con el «juguete» y empezó a familiarizarse con el olor a
carburante. Aquel mismo año ganó ya su primera carrera, organizada por un centro comercial y en
la que participaron niños que casi le doblaban la edad. Aquello le dio coraje para seguir pilotando
cuando salía del colegio, siempre vigilado por su padre, quien ya se percató de las cualidades
innatas que tenía su hijo para el pilotaje. Dedicó todo su tiempo libre al hijo, a pesar de que
recibió una oferta para incorporarse al Celta de Vigo como portero, posición en la que jugaba
desde muy joven.

Un talento precoz

Desde los cuatro años hasta los catorce (1985-1995) estudió en el colegio Santo Ángel de la
Guarda, en Oviedo, donde cursó primaria y EGB. Después frecuentó el Instituto Leopoldo Alas
Clarín de San Lázaro, donde permaneció hasta 2000, año en que abandonó los estudios porque los
compromisos deportivos le impidieron seguir estudiando, de manera que ni siquiera terminó el
COU.

Con siete años Alonso ganó en 1988 su primera carrera oficial de karts, proclamándose campeón
infantil de Asturias tras vencer en las ocho carreras de que constaba el certamen. Para entonces
ya ostentaba desde hacía tres años la obligatoria licencia oficial de la Federación Española. En ella,
el chavalín reconoce que tiene plena consciencia de sus actos y que se atendrá a todas las
normas. Todo falsificado, claro.

Fernando Alonso

Su proyección era fulgurante, de ciudad en ciudad y de circuito en circuito, con un viejo Peugeot
que conducía su padre, mientras los otros competidores llegaban en Mercedes o en BMW. Su padre
hacía de mecánico y de consejero. En 1989 se proclamó campeón de karting de Asturias y de
Galicia. Al año siguiente debía competir ya en categoría cadete, algo que para la modesta familia
se hizo prohibitivo: «Le compré un kart de primera mano y debía cuidarlo hasta los dieciocho
años. Teníamos que empezar a competir en Europa y yo no tenía dinero para hacer frente a tantos
gastos», ha confesado su padre. Cuando ya habían decidido desistir ante la desesperación del
chaval de once años, surgió el «milagro». Apareció Genís Marcó, importador de karts, que se
encaprichó de las cualidades del chaval, hasta el punto de que éste estrenaba un kart en cada
carrera y Marcó le conseguía patrocinadores para los viajes o ponía él mismo el dinero de su
bolsillo.

Primeros podios

En la categoría cadete se proclamó campeón de Asturias y del País Vasco en 1991, año en el que
fue subcampeón de España porque no pudo participar en algunas carreras. En 1993 y 1994
conquistó ya sendos Campeonatos de España en la categoría junior, lo que le sirvió de pasaporte
para participar posteriormente en el Campeonato del Mundo.
Así, con un sueldo de 100.000 pesetas al mes y catorce años, llegó al Mundial de Karting. Era su
primera participación y subió ya al podio como tercer clasificado, por delante de otro debutante, su
competidor en fórmula 1 Kimi Raikkonen. Estamos en 1995. A fines de ese año probó un Toyota
con éxito. La marca le ofreció correr el Campeonato de Fórmula 1 al año siguiente, pero Fernando,
aconsejado por su padre, rehusó porque las condiciones económicas eran ridículas.

En 1996, pues, siguió disputando carreras de karting, y aquel mismo año se proclamó campeón de
España, del Trofeo Estival de Italia, del Marlboro Grand Prix y, lo que es más importante, campeón
del mundo en categoría junior. En 1997 compitió en la categoría Internacional A, en la que se
proclamó campeón de España, de Italia y de Europa.

En 1998, aún en la misma categoría, fue de nuevo campeón de España, y ganó, además, el Trofeo
París-Bercy, el de la Industria en Italia y el Open Ford. Entonces apareció en escena otro personaje
fundamental en la carrera de Fernando, el ex piloto valenciano de Minardi en la fórmula 1 Adrián
Campos, el que sería ya su sombra y mánager.

La forja de un campeón

Campos conocía a Alonso desde que éste era un niño y seguía su trayectoria minuciosamente sin
que el interesado se percatara. Para 1999 lo fichó como sustituto de Marc Gené en la fórmula
Nissan, de monoplazas, un campeonato de velocidad pensado para pilotos, no para marcas.
Alonso consiguió 9 pole position, 8 vueltas rápidas y 6 victorias, lo que le dio el título de campeón
Euro Open Movistar. No tenía carnet y con sólo diecisiete años volaba en los circuitos a más de
250 kilómetros por hora. Se lo sacó nada más cumplir los dieciocho años, curiosamente
conduciendo un Renault Megane. El profesor le advirtió que en las pruebas fuera más deprisa,
porque en las clases prácticas iba demasiado despacio.

Alonso, con su primer título de monoplazas bajo el brazo, debía seguir progresando, y el paso
natural fue la fórmula 3.000, en la que en 2000, el año de su debut, logró su primera victoria en el
Gran Premio de Bélgica y fue segundo en el de Hungría, integrado en el equipo Astromega. Este
exitoso debut lo consagró ya como una promesa de la fórmula 1, en la que debutó, después de
ejercer como probador de Minardi -la escudería menos competitiva-, en el Gran Premio de
Australia de 2001. Aun así le sacó el máximo partido al coche, terminando nueve carreras y
superando ampliamente y con asiduidad a Tarso Marques, su compañero de equipo.

Alonso aclamado por la afición asturiana

Tras la experiencia con Minardi, Flavio Briatore, dueño de Renault, por el que había fichado para
cinco años, lo llamó de Minardi, donde estaba cedido, para ejercer durante todo el año 2002 como
probador de la marca francesa, con resultados más que satisfactorios.

En 2003 fue ya piloto oficial de Renault, una marca más competitiva pero muy lejos aún de los
Ferrari, los Williams o los McLaren. Pronto se consolidó como la revelación del campeonato, sobre
todo a partir de que, el 22 de marzo, se convirtiera en el piloto más joven en lograr la pole
position en el Gran Premio de Malasia, donde además, con su tercer puesto, fue el primer piloto
español en subir al podio. Consiguió esa pole a los 21 años, 7 meses y 22 días, superando
ampliamente a quien ostentaba el récord, Rubens Barrichello (22 años, 3 meses y 5 días) o a
campeones como Jackie Ickx (23 años, 8 meses y 3 días), Ayrton Senna (25 años y 1 mes) y
Michael Schumacher (25 años, 4 meses y 12 días).
A lo largo de la campaña destacaría nuevamente con un subcampeonato en el Gran Premio de
España celebrado en Montmeló, pero sobre todo en el Gran Premio de Hungría, donde se impuso
con autoridad y se coronó en lo más alto de la fórmula 1 sacándole 26,6 segundos a su inmediato
competidor, Kimi Raikkonen, y doblando nada menos que al campeón del mundo, Michael
Schumacher. Con 22 años y 26 días Alonso entraba en la historia de la fórmula 1 al ser el más
joven en lograr la victoria, superando el récord de Troy Ruttman (22 años y 80 días) y Bruce
McLaren (22 años y 104 días), quienes ganaron en 1952 y 1959.

Todos estos buenos resultados hicieron que Fernando Alonso acabara el Mundial en una meritoria
sexta plaza, por debajo de Ralf Schumacher y Rubens Barrichello. Sin duda, fue la revelación de la
temporada y todo hacia pensar que el siguiente año sería el de su consolidación definitiva.

Pese a todo, a lo largo del Mundial 2004 una vez más Schumacher se mostró imbatible y Alonso
acabó la temporada sin haberse podido alzar con ningún triunfo. En la retina de muchos
aficionados quedan, pero, sus grandes carreras conduciendo como un verdadero campeón y los
diferentes podios conseguidos en los circuitos de Francia, Austria, Inglaterra y Hungría. De esta
manera, el piloto español siguió destacando y quedó en el cuarto puesto del campeonato del
mundo, con 59 puntos.

Finalmente, en el 2005, llega la consolidación de Fernando Alonso como piloto de Fórmula 1. Esta
temporada es la más importante del automovilismo español hasta la fecha por ser la primera en
que un piloto nacional esté muy cerca de convertirse en Campeón del Mundo de la especialidad.
Ha sido un año ciertamente espectacular para Alonso, quien desde la pretemporada ha sabido
establecer las bases de este gran triunfo.

Los primeros entrenamientos de la temporada 2005 ya mostraron un Fernando especialmente


fuerte como rival del gran Michael Schumacher y muy bien respaldado por su escudería: Jarno
Trulli dejó Renault y Giancarlo Fisichella se convirtió en su nuevo compañero. También su nuevo
monoplaza R-25 ayudaba al piloto con espectaculares cambios sobre el coche del año pasado:
esencialmente un motor más potente y mejoras aerodinámicas en el chasis para adaptarse a la
normativa de la FIM.

Su espléndida conducción ha permitido a Fernando Alonso estar a punto de ser nada menos que el
primer español y el piloto más joven en convertirse en Campeón del Mundo de la máxima
categoría del automovilismo. Son contadas las carreras en las que no ha triunfado y numerosos los
podios que ha conseguido. Los Grandes Premios de Australia, Malasia, Bahrein, San Marino (donde
ganó después de un apasionante duelo con Schumacher), Francia, Alemania y España han sido
algunas de sus mejores victorias de este año.

La personalidad de un líder

En 1999 Alonso conoció en un campeonato de karts a la que hoy es su novia, Rebeca, estudiante
de música en el Conservatorio de Avilés, donde toca el violonchelo. Se ven poco, porque Fernando
vive en Oxford, donde tiene su sede el equipo.

Según las personas de su círculo íntimo tiene casta, carácter y una desmesurada confianza en sí
mismo. Está convencido de que nadie puede sacarle más partido que él al coche que conduce. Y,
según Adrián Campos y otros expertos, tiene un talento natural, que Fernando potencia con
entrenamientos muy duros. Además, a pesar de su carácter serio en los circuitos, tiene un carisma
que enamora a la gente. En familia y con las amistades, es bromista y divertido. En casa le
apodan Nano, su rivales Magic y la prensa el Toro, debido a su gran envergadura en un joven de
1,71 de altura y 70 kilos de peso.

Es un apasionado de todos los deportes, que utiliza como entrenamiento. Practica el ciclismo, el
tenis, la natación y el fútbol, en el que su equipo preferido es el Real Madrid. Su comida preferida,
aparte de los guisos asturianos de su madre, es la pasta, le encanta el cine de terror y su ídolo
deportivo por excelencia es el ciclista que logró vencer al cáncer: el estadounidense Lance
Armstrong. Como él, aspira a ser un consumado campeón, en otra modalidad.

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