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regin una vez que la agenda con Chile se vuelva de veras proactiva. No sugiero que se reduzcan hasta su mnima expresin pero s que se reorienten a combatir nuestras lacras internas. La Haya confirma que estamos pasando de un nacionalismo atvico y autopunitivo que busca recuperar territorios perdidos a uno pragmtico y competitivo que quiere ganarle a Chile diferendos sobre las aguas, patentes, denominaciones de origen, primeros puestos en todas las listas comerciales y culturales que nos enfrenten. Dentro de este pragmatismo est la conciencia de los intereses compartidos. Los cientos de miles de peruanos emigrados a Chile y los millones de dlares chilenos en el Per son las principales garantas de paz. Esas son nuestras defensas persuasivas, las que nos han obligado a darle un curso prctico a nuestro patriotismo y las que han empujado a nuestros lderes a hacer declaraciones pacficas. El nacionalismo atvico que est liquidando La Haya es, adems, antipoltico porque fortalece temporalmente a quien lo enarbola y destruye las razones e instituciones que se le oponen. Es muy til para mantener a la poblacin movilizada pero peligroso cuando se quiere
revisar la agenda. El nacionalista no entiende de conciliaciones ni de fallos de terceros, es un pasional asunto de dos. Ese es el problema colombiano. El presidente Juan Manuel Santos hered el nacionalismo airado que cultiv lvaro Uribe en sus histrinicas peleas con Hugo Chvez y con su aliado Daniel Ortega. Y Colombia no tiene intereses compartidos con Nicaragua. Por eso, Santos decidi salirse de la influencia de La Haya. As puede calmar la grita nacionalista mientras estudia cmo ejecuta el fallo favorable a Nicaragua del que no puede escapar con esa maniobra sin alcances retroactivos. Un apunte final. Este nuevo Clsico es tan diplomtico que en ningn momento se ha roto el dilogo entre gobiernos y cancilleras. Por eso no hay congresistas en La Haya. Todo indica que los cancilleres se pusieron de acuerdo para evitar sus incmodas presencias y por eso Rafael Roncagliolo tuvo que dar una seal pblica a los chilenos de que se opona a su viaje. Un gol de los poderes ejecutivos y de la poltica de cuerdas separadas.