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El emperador y el eterno tirano.

El término tirano proviene de la Grecia clásica y hace referencia a un régimen de


poder ilimitado. Se trata de un gobierno absoluto y con un estilo unipersonal. Todo su
poder se centra en la imagen que el tirano logra imponer en la sociedad. En general los
tiranos llegan al poder una vez que derrocan al gobierno anterior, con el apoyo popular
o por medio de un golpe de estado. La legitimidad de su poder no proviene del voto o el
derecho constitucional, sino de la prepotencia. En la actualidad, el término está
asociado al abuso de poder o a la permanencia ilegítima en el gobierno. Pero en la
antigüedad no tenía el componente negativo que hoy le atribuimos. Aunque tanto para
los griegos como para nosotros, la tiranía está asociada a la demagogia, el clientelismo
y el populismo. Los gobiernos tiránicos, suelen tener un elemento totalitario o
autoritario. Con el fin de perpetuarse eternamente en el poder, el tirano busca mantener
controlada a la sociedad, sin importar los medios que use para ello.
Si buscáramos alguna tiranía en nuestros días, el premio mayor estaría asociado al
gobierno del presidente Chávez. Su imagen de héroe latinoamericano y su supuesta
ideología de izquierda, no son más que una pantalla para perpetuarse en el poder. Su
exaltación a través de los medios, lo ha presentado como el poseedor de la popularidad
de Bolívar, San Martín, El Che, Fidel Castro y Maradona. Pero a diferencia de estas
leyendas de nuestro continente, que se preocupaban por el bien común y la exaltación
de su pueblo, nuestro tirano tiene otros propósitos. En su pedante orgullo, sólo le
interesa el reconocimiento y el poder ilimitado.
La propuesta de enmienda constitucional que prevé su reelección ilimitada, es un
signo más de su vanidad. De aprobarse la modificación a la Carta Magna en el
referendo del 15 de febrero, se abriría el camino para que se perpetúe eternamente.
Estas fantasías de eterno poder, han sido apoyadas por el director técnico de la
selección Argentina. Nuestro imponente emperador, que ha hecho conocido a nuestro
país en todo el mundo a fuerza de goles, ha decidido apoyar las locuras de eternidad en
el poder. Quien está acostumbrado a apoyar al Che Guevara o a Fidel Castro, que no
han dudado en matar a miles de ciudadanos con el fin de perpetuar su gobierno, hoy
sigue dando apoyo a otro gobierno dictatorial. Al emperador Diego I, no le importa que
el fallido sueño de la actual dictadura cubana, haya llevado a su pueblo por el camino
del hambre y la miseria, pues en su imperio nunca faltará comida. Acostumbrado a
defender estos sueños de realismo mágico, no ha dudado en decir: “Cada vez que
Venezuela me llame, yo voy a estar al lado de Chávez”. Y esta manifestación de apoyo,
salida de las palabras del emperador, se parece a un acto casi Divino para los
argentinos.
Hoy parece fácil que estos señores que se creen los dueños del nuevo orden global,
critiquen al capitalismo y digan barbaridades contra el imperio yanki. Pero para ambos,
la solución está en la ilegalidad y en ganar a cualquier precio. Pues están acostumbrados
a hacer trampa y a que el mundo les rinda pleitesía. Son como dos adolescentes
caprichosos que se llevan todo por delante, sin que nadie pueda criticarlos. Pero sin
duda, el control de los medios de comunicación, la discreción en la distribución de la
publicidad del estado, el ataque a los opositores, la manipulación del congreso o el
fraude, son mucho más letales para una sociedad, que hacer un gol con la mano. El
abandono del sistema legal, la falta de transparencia, el desprecio de la propiedad
privada, la expropiación de empresas o la inseguridad jurídica, son mucho más nocivos
que el repudio a la FIFA o el consumo de cocaína. Pues mientras los errores del
emperador, sólo lo afectan a él como persona, los errores del dictador destruyen a toda
una nación.

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El ministro Izara sostuvo que “durante mi gestión... esos medios golpistas que
apoyan planes desestabilizadores no van contar con un sólo bolívar”. Considera “una
irresponsabilidad invertir en medios de comunicación que atentan contra la democracia
y en contra de la estabilidad del pueblo venezolano”. Pero ya estamos acostumbrados a
que nuestros gobernantes califiquen a todo opositor de golpista, inventen supuestas
conspiraciones o supongan que el que no defiende sus políticas es un desestabilizador.
Las marchas multitudinarias de los opositores, parecen no dar resultado, mientras la
extraña fachada democrática se encamina a una eterna perpetuidad. La libertad de
expresión se desdibuja y la tiranía se hacer eterna. Venezuela ha perdido su orden
democrático, su legalidad, sus inversiones, sus empresas, su petróleo y sus propiedades.
Pero a cambio ha forjado un tirano, cuyas aventuras han hecho de una tierra repleta de
recursos naturales, una nación pobre.
Nuestro engreído tirano se siente orgulloso del país que sojuzga. Ha remplazado el
temor a la tortura y los castigos corporales por un control totalitario de los medios. Se
maravilla de no castigar y de saber corregir. Pero detrás de esa fachada de bonachón
populista, hay toda una maraña de control y presión, sobre quienes no adulan sus actos
de gobierno. El alma del pueblo venezolano parece estar a merced del nuevo tirano, que
siembra en el pueblo el temor al castigo y al colapso, si su gobierno cae. Al igual que un
Gran Hermano o al panóptico ideado por Bentham, su mirada parece dominarlo todo.
La fiscalía de Venezuela adelantó que citará a cuatro representantes de la oposición,
para que informen sobre su supuesta participación en una reunión en Puerto Rico, que
tuvo la finalidad actuar contra el estado venezolano. Los citados por la fiscalía serán el
director del canal Globovisión, el presidente de (UNT), el presidente de COPEI y el
coordinador de Primero Justicia. En una extraña denuncia, se habría acusado a los
representantes opositores de participar en una reunión “con el objetivo de realizar
actuaciones en contra del estado venezolano”.
Con un dulce discurso, el tirano y el emperador confunden al pueblo con más pan y
circo. Le hace creer que “Venezuela se encamina a ser una potencia deportiva y una
potencia internacional en lo económico, social y cultural” en donde “el deporte juega un
papel fundamental”. Mientras el tirano se anima a perpetuarse en el poder, alegando
luchar contra la oligarquía apátrida, el emperador aplaude. Aunque detrás de este teatro,
aún quedan algunas inaudibles voces de protesta. Así la represión en las manifestaciones
estudiantiles contra la enmienda a la constitución, fue rechazada por la Pastoral
Universitaria. A través de un comunicado, la organización de la Conferencia Episcopal
Venezolana, exige al gobierno que respete los derechos humanos de todos los
ciudadanos sin importar su inclinación política.
El presidente de Venezuela, pidió a sus ministros que se encarguen de expulsar a los
extranjeros que “denigren” a su gobierno o lo llamen “tirano”. Les reclamó que hicieran
algo cuando “venga fulano de tal a decir que hay una dictadura y nosotros no digamos
nada. Eso le está prohibido a los extranjeros”. Pues “ningún extranjero puede venir aquí
a arremeter contra nosotros, al que venga hay que sacarlo de este país, no se puede
permitir, es cuestión de dignidad nacional”. Por ello, es posible que este artículo sea
censurado o a nadie le interese publicarlo. Aunque en verdad, el más temible de todos
los golpistas que buscan derribar al gobierno chavista debe ser Homero Simpson.
Esperemos que la mano de Dios, pueda salvar al pueblo venezolano.

Horacio Hernández.

http://www.horaciohernandez.blogspot.com/

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