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LA SOBERBIA

SUMARIO
01 Editorial

02 Poesía
Pamela Tighe
Juan Torres
Jorge Abarca

08 Narrativa
Silvye Moulin
Mauricio González

11 Reflexión
Juan Torres
Mario Montero

17 Cine
Aníbal Veneciano
U NA
M IERDA

No existe algo que me avergüence más de nuestra especie que


la bajeza de algunas acciones. Y un ejemplo de ello, el cual dudo
ustedes siquiera recuerden, quedó al descubierto recién hace
poco en la Sociedad Protectora de Animales que, en plena urbe
santiaguina, literalmente aniquiló a cuanta mascota llegaba al
paraíso de la más cruel y despreciable encarnación del alma
humana (si es que los conchesumadres a cargo de aquel ghetto
alguna vez tuvieron algo parecido a un alma). Y ni siquiera hablo
del exterminio de centenares de animales mediante eutanasia,
sino que de la forma más putamente macabra: encerrándolos en
jaulas simplemente hasta que murieran. Todo bajo la exigencia,
más encima, de una compensación económica a quienes
entregaban allí sus animales... Una mierda.

Sin embargo, lo más curioso es que el trabajo del Fiscal a cargo


de la investigación, que incluyó el allanamiento de este panteón
viviente, con el objeto de recabar antecedentes que permitieran
acreditar el delito de maltrato animal cometido por la supuesta
Sociedad Protectora ante la Jueza no sirvió para nada, ya que la
Magistrado, al parecer en un acto de lucidez jurídica sin
precedentes, estimó que los imputados no representan peligro
para la sociedad ni mucho menos actuaron con dolo. ¡Ja, me cago!
¡Y me recago! ¿Pero de qué me perdí? ¿Si no representan un
peligro ni actuaron con dolo entonces qué Sra. Jueza? Sin
considerar, claro está, que dentro de tres kilómetros a la redonda
desde donde se emplaza la Sociedad Protectora, actualmente,
existe la posibilidad que cualquier animal se contagie
mortalmente si no recibe tratamiento veterinario adecuado a
causa del foco infeccioso; o por otro lado si olvidamos quizá que
diariamente fueron retirados en bolsas de basura producto de
“muerte natural” —según los dichos del director de la
Sociedad— en promedio ocho a diez cadáveres de perros o gatos
que sucumbían diariamente o a la inanición, la deshidratación, o
el distemper y el parvovirus fruto del más siniestro abandono al
que fueron sometidos para obtener unos putos y cochinos pesos
¿Podría ser a lo mejor en una de esas, no cree usted Usía?

Qué más puedo decir, si un país se define en el modo cómo trata


los animales. Entonces ¿qué nuevo soberano pedazo de mierda
nos espera mañana?

E L D IRECTOR

|01
P RELUDIO A C OPPELIA
Pamela Tighe

TRAVESÍA

Cuando abro los ojos


y limpio las bocinas, motores, gritos de mis oídos
las masas deambulantes de caníbales
personas se tornan,
les salen brazos y piernas y sonrisas y facciones
son transparentes,
se ve hasta sangre corriendo por sus venas
y luces en sus cerebros.
Entre calles se lanzan redes de palabras anónimas
un manifiesto infinito de voces diferentes,
parpadeantes, ondulantes
voces de todos los colores existentes.
Pero donde los sonidos se unen las palabras se separan
y escritas sobre cada pedazo viviente
se moldean en sonrisas, ojos chispeantes y brazos que chocan,
intentando romper la soledad de la masa,
intentando romper la alienación.
Pero una vez que la noche devoraba la luz restante
sólo quedaba seguir a la luna, nívea pupila tras los edificios,
buscando nuestras propias coincidencias.
Y cuando desaparecía,
aparecían en la plaza brotando como flores los neones de
/Harris.
Le habría pedido a las negras aguas del Mapocho:
dejen arrastrarme en sus corrientes para escapar de aquella
/ilusión.
Pero entre todo lo disfrazado se encuentra lo cierto
y sacando la máscara de la seducción,
sólo quedaron algunos corazones palpitando,
y otros, miles, lejanos, cuyos latidos no podríamos oír,
ocultos se encontraban,
por la simple coraza del anonimato.

02|
PRELUDIO A COPPELIA

Mirando en la TV
el encuentro de la reina del pantano
con el rey de las alcantarillas
y revueltos en brebajes ponzoñosos
envenenaron hasta el último soplo de la razón,
y la razón,
hizo zapping entre canales de ficción y pastillas.
Habían dos perros copulando en el set,
perros ciegos,
que chocaron en la oscuridad luminosa de lo falso,
el artificio,
pero la verdad del impulso animal
veracidad-voracidad
convirtió en revueltas y jadeos
aquellos rincones totalmente inexplorados.

La mañana fue una huída,


con televisor apagado aguardé el paso de los días,
las noches,
huía de mi sombra como desquiciada,
la desquiciada se cosía a mis talones
dejaba marcas de babosa
plateada, luminosa
pero no era más que una sanguijuela bien pegada
chupando sangre de los dedos de mis pies.

Cuando belleza y viento sacaron el grito,


el corazón sintió el vértigo del que vuela
le digo a mi sombra:
“Te desgarras de mí”.
La sombra se despegó y se cobijó en mi ropa,
bastarda insistente.
Me desvisto ahora,
mi cuerpo desnudo la embiste con su palidez,
pero la muy impúdica se escabulló en mi pubis
quedó llorando junto a la niñez perdida
mientras la adolescente y la mujer le cubrían,
ocultando sus secretos,
riéndose de ella.
Sombra, ya no eres nadie en estos dominios.
Sombra, tus días son ahora espiral descendente.

|03
D IABOLUS IN P OETRY
Juan Torres Jiménez

JUAN, EL VERDUGO

Yo no escribo.
Yo decapito cada letra como si nada
y beso al mundo en cada una de ellas.
Y tu voz es todo el mundo
toda esa carne amoratada pidiendo que la cubran
que le hablen como al viento que no escucha.
Yo no escribo.
Yo hago el amor en cada palabra.
y no descanso hasta matarlas
hasta beber por fin toda la vida.
A mí la luz no me desarma.
Yo no me esfuerzo.
Yo asesino cada estrofa tiernamente sobre la página
y lanzo a los perros las sobras.
En mí el poema no se escribe, se sangra.
Cada vez que me río de ustedes
y los escupo.

EL RÉQUIEM DE VAD TEPES

Yo no vivo de anunciar algo mayor que me recorre


Yo lo ensarto
en una pica
(del mismo modo que Vad Tepes)
Y bebo así la sangre

Leo el mundo hasta vaciarme

Porque como la muerte


lava al hombre
así también, yo lavo el lenguaje

Y el ataúd es el lenguaje
Lo que olvidó terminar Dios

04|
El ruido que en su lugar no dice nada

Y que ahora escarba con más rabia


en busca de algo
dentro mío

A medida
que va volviéndose ahí más hombre
que la suma de todos los hombres
Y yo mismo.

JURAMENTO DEL
HOMBRE MODERNO

Yo, heredero de Caín y su santísimo desierto.


Adorador del Anticristo verdadero.
Báculo. Injuriador de astros. Electrizante mono.
Juro, consagrar mi vida al servicio del progreso
/y de la máquina
guiar hacia la luz la humanidad que nos condena.
Juro, cultivar sin moral alguna la avaricia
amar la riqueza sobre todas y cada una de las cosas
pues sólo en ella encontraremos el sosiego.
Degollaré con diligencia. Haré todo cuanto deba.
Así, con la misma fuerza que sostengo
dentro mío ésta verdad embriagadora.
Juro, acallar también a cualquiera que se oponga
con razón alguna o sin ella
a los que piensan y obran como yo fiel representante de mi
/casta.
Juro, usar el sable contra madre padre hermano esposa hijo
/hija
sin cavilación alguna vaciarles las entrañas
con tal de glorificar estos magníficos preceptos.
Juro, voracidad eterna.

Desde ahora no tengo alma. Soy el hombre.


Soy la criatura por excelencia.

|05
P RODUCTOS DE M ONGOLIA
Jorge Abarca

DEL LIBRO “COPROLALIA”

Yo adoro a los homosexuales


gigantes estriados como mi vientre
yo adoro a los homosexuales
que viajan por la guitarra pluma de varias camas
yo adoro a los homosexuales
hechos en Talca en provincias sin capital
yo adoro a los homosexuales licenciados en educación
yo adoro a los homosexuales
que desvellan y barren nucas con talcos olorosos
yo adoro a los homosexuales
con el resfriado notorio a la distancia
yo adoro a los homosexuales
que zurcen patinan y condenan
yo adoro a los homosexuales
yo adoro a la raza seria de los continentes por siempre
yo adoro a los palitos finos tímidos escondidos
yo adoro a los osos cardíacos de sodomías barbonas
yo adoro a los homosexuales
yo adoro a los homosexuales
¡Vamos a tomar once a mi casa!
Juan de dios Vial 1780, Los Fresnos
Concepción.

**

I’ am Jovita
La india de la artesanía mayorista
En nuestra Mapu no crece el pasto lindo
Por eso importamos del Paraguay
Este cogollo alternativo en polvo
De oscuro vientre y acetonados cabellos
I’ am Jovita
La dirigente.

**

Ella sufrió de Carisma Setentero


Hoy la podemos ver atendiendo en la panadería.

06|
El poema nació ayer
Igual al padre
Igual a la madre
En la cesárea decía
PRODUCTO DE MONGOLIA.

CORTE SIMIO
DELLIBRO “EL AÑO DE CHARLES BRONSON”

Fui a la Vega
Y lo pasé tan bien
Habían olores colores gentes
Canciones gritos carritos
Caseras viejas caseros lindos
Caseros machos uva sin pepa
Aceituna en toneles
Y varios guatones como yo
Cargados y a la cola de su patrona.

**

Este poema es para advertirles


A todas las mujeres
Que no crean una papa
De los piropos del casero de las papas

(A todas nos dice lo mismo).

**

No soporto el ruido de las viejas


Baldeando agua
Ellas dicen que ahorran
Pero en realidad
Militan.

**

Había tiempos
En los que yo era
Un hombre maravilloso
Pero engordé.

|07
E L E SPEJO
Silvye Moulin

Tiene todo bajo control, las velas rojas, el mojito helado y


Juliette Greco a volumen suave. Frente al espejo, se pasa la
mano por el pelo, la desliza por el cuello, la curva atenta de los
senos, hasta las caderas alertas y los muslos tangibles bajo la
sutileza de las medias. Sonríe comprobando que no fueron
inútiles esas horas de ejercicios tercos para postergar la caída
irremediable… Déshabillez-moi, déshabillez-moi… oui mais pas
tout de suite, pas trop vite…
Le gusta vestirse para que la desvista, elige cada atavío para
que lo desarme, cada lazada para que la desenlace, y con una
pizca de malicia inventa algunos detalles escabrosos para que
se enrede un poco, para que le cueste… Sachez me convoiter,
me désirer, me captiver…
Esta vez no tuvo que perderse en explicaciones ni esperas
frustradas. Él llegó enterado de la geografía femenina para
lamerla entera, recorrer sus laberintos, chupar los refugios
más clandestinos del placer y envolverla en sus propios
secretos, en besos inagotables con sabor a posesión… Sachez
m'hypnotiser, m'envelopper, me capturer…
Prende un cigarrillo y mira el reloj. El deseo se tiñe de
miedo, miedo de que no venga, miedo de que sea solamente
un espejismo, miedo de haberlo inventado en una borrachera.
Traga un ansiolítico para no divulgar sus últimos arcanos ni
siquiera por amor… Sachez me posséder, me consommer, me
consumer…
Recuerda su curso de filosofía de cuarto medio. ¿Tendrá
sentido esta puta vida? No tiene idea del próximo paradero y
en realidad le da lo mismo. Mientras percibe ese
estremecimiento dulce entre sus caderas, mientras la revienta
ese deseo indomable al sentir el roce de sus labios, el resto es
pura casualidad... Ça y est, je suis frémissante et offerte
Suena el timbre. Última mirada al espejo. Está todo bajo
control…
–Buenas tardes señora. Vengo a cobrar los gastos comunes.

08|
D R . D OXA
Mauricio González

En un principio no entregábamos los órganos congelados,


porque pensábamos que recién extraídos se mantenían
frescos, sin perjuicio de sus funciones principales. En aquellos
días éramos apenas aprendices y, por lo tanto, cometíamos
muchos errores, sobretodo en la entrega que incluso
hacíamos a domicilio, sin darnos cuenta del escándalo que
provocábamos al hacerlo. Los diarios hablaron de una secta
satánica involucrada, del chupacabras y hasta de homicidios
rituales. Concepción no estaba para que de un día para otro
todos los pacientes que esperaban transplante tuvieran
órganos hasta para elegir, los doctores se tiraban de los pelos
tratando de almacenar la gran cantidad de riñones, corazones,
retinas y piel que aparecían cada madrugada afuera de sus
depósitos.
Al comienzo nos especializamos en riñones los que no eran
nada fácil de extraer pues la piel no es tan blanda como
cualquiera pueda creer y los elementos de que disponíamos
eran bastante rudimentarios: cuchillos cocineros mal afilados,
trozos de metal y tijeras escolares. Tuvimos un tiempo de
marcha blanca, si es que podemos llamarla de alguna manera,
y sólo experimentamos hasta tener resultados medianamente
satisfactorios con los cuales ganarnos un nombre y una plaza
amplia de trabajo en una labor que nos parecía del todo
loable, pero que resultó ser sumamente mal entendida por
jueces, policías y familiares convulsos y furiosos que pedían
nuestras cabezas ya sea para cocinarlas ellos mismos o para
exponerlas públicamente en la plaza de armas como trofeos
arrancados a la ignominia y al infierno —esto en sus
palabras—. Personalmente teníamos una impresión
diametralmente distinta a la de ellos y la hicimos notar en el
largo juicio para el cual partimos siendo culpables desde el
principio y que nos condenó a todos de manera relativamente
similar con penas entre diez años y perpetua para mí y otros
colegas.
El asunto no era la gran cantidad de órganos que ahora
poseían los hospitales sino la fuente desde donde eran
obtenidos. Omitiré el exceso de detalles, pero para conseguir un
órgano hay que tener un cuerpo y creemos que ahí estaba el
principal problema, pues no provenían de accidentes, ni de
donadores inscritos. En fin, creemos que solucionamos un
problema creando uno mucho peor que el anterior. Elegíamos
indistintamente a alguien particular, lo estudiábamos,
seguíamos sus pasos y llegado el momento adecuado lo
abordábamos y bueno lo demás ya lo saben. Hemos sido
calificados de asesinos, secuestradores, violadores, pedófilos,
necrófilos de practicar la medicina sin autorización. El colegio
médico nos cayó encima. El gobierno nos cayó encima. La
justicia nos cayó encima. La opinión pública pedía que nos
quemaran. La iglesia nos vetó y condenó. Incluso uno de
nuestros asociados se suicidó. Eso no es menor si pensamos

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que lo hizo antes de que nos detuvieran e inculparan. Al parecer
le dejó de gustar lo que hacíamos y, a pesar, de ser un miembro
fundador decidió pasarse “AL OTRO LADO” y esto lo digo con
mayúsculas, ya que se mató enfrente de nosotros después que
habíamos extraído nuestro riñón número cuarenta y dos al
descubrir que el donante era un antiguo socio suyo que lo había
ayudado a levantar una pequeña empresa tras irse a la
bancarrota. La conciencia pesa, qué puedo decir.
Creemos que su escopeta llamó la atención de los vecinos y de
la policía que si bien tardó bastante en llegar, casi dos horas, no
pudimos convencer que sólo había sido una bala perdida que se
nos había escapado mientras cocinábamos un asado y nos
jactábamos de las bondades de aquella arma. Faltó un poquito,
si puedo decirlo así, para convencerlos, pero bueno a cualquiera
le llega su momento y este fue el nuestro.
Durante el juicio hubo opiniones encontradas. Recibimos
cartas de algunas personas que apoyaban y agradecían lo que
habíamos hecho por ellos o por algún familiar, lo cual no
importó mucho a nuestros inquisidores. Incluso nos llegó una
extensa misiva de la madre de uno de nuestros donantes que
hacía ver lo agradecida que estaba porque al fin su hijo —un
verdadero pelele— había contribuido notablemente a hacer la
vida de alguien mejor. Eso, nos llenó de alegría.
La verdad, queríamos hacer algo constructivo y que fuera en
directo beneficio de aquellos que necesitaban con urgencia un
trasplante para poder sobrevivir. Trabajamos por turnos en
distintos puntos de la ciudad donde nuestros elegidos fueran a
bailar o beber un trago. Las noches lluviosas eran las preferidas
por mí, no había desperdicio. La escena quedaba del todo
limpia y los gritos y peticiones de auxilio no eran escuchadas.
Nos tomábamos de hacerle escuchar nuestro propósito y que si
bien era algo doloroso lo que íbamos a hacerle esto tenía un fin
superior para el cual no había posibilidad de retraso y que
resistirse era bien una estupidez y una pérdida de tiempo que a
nos aburría, porque hacía frío, porque ya era tarde por lo que
muchas veces tuvimos que romperle l cabeza a más de alguno
al intentar pedir clemencia la que no teníamos ningún derecho
de dar, pues no éramos jueces ni sacerdotes y no estaba en
nuestras manos otorgar ningún tipo de perdón. Que lo busquen
en el cielo nosotros no estamos para tonterías.
Es curioso que aquí en la cárcel estén dando vueltas tanto
riñón compuesto ya por la abstinencia y no se pueda hacer nada
al respecto para dárselos a alguien que realmente lo necesite.
En secreto, claro está, hemos creado un nuevo grupo y con
algunas conexiones creemos poder empezar a enviar
prontamente cargamentos completos de órganos frescos recién
extraídos hacia el exterior. Todos los días llega alguien nuevo,
temeroso y solo, alguien a quien nadie viene a ver y que, sin
duda, será un buen donador. Nadie está libre de hacer el bien y
ni siquiera saberlo. Hoy llega un nuevo cargamento, vamos a ir
a verlos, a saludarlos y hacerles sentir que este es sólo el
comienzo.

10|
S ATÁN : U N M ÉTODO
DE C ONTROL S OCIAL
Juan Torres

“Donde comienza el respeto al otro comienza la muerte de las


filosofías sociales y políticas que pretenden poder señalar el curso
inevitable de la historia o el orden socio-político justo desde una
verdad trascendente que valida el sometimiento de unos seres
humanos a otros bajo el argumento de que están equivocados”.
Así reza, parte del primer párrafo de la tercera página del prefacio
con que Humberto Maturana introduce el estudio El Cáliz y la
Espada. Nuestro Historia, Nuestro Futuro de Riane Eisler,
escogido como antesala para la presente reflexión por cuanto
simboliza en cierta forma el espíritu de la misma y cuyo objetivo
no es otro sino plantear una aproximación a la construcción del
mito cristiano del demonio, su presencia en las manifestaciones
del arte, el misticismo contemporáneo y su interrelación con el
control social puesto que Satanás es, a mi juicio, la alegoría que
mejor encarna la soberbia. El querubín cabecilla de la rebelión
que le costó a Dios casi un tercio de su corte angélica hasta hoy
sinónimo del mal supremo en las religiones abrahámicas y que,
curiosamente, se perpetuó como un ethos pseudo-contracultural
por excelencia.
Presente como influjo en la literatura desde las obras de Villon,
Chaterton, Bertrand, Nerval, Keats, Poe, Blake, Sade, Lovecraft,
Lautréamont —este último inspirador hasta del mismo Dalí—
pero sobretodo en el movimiento Simbolista surgido en Francia,
entre 1870 y 1880 desde donde emergieron figuras como
Baudelaire, Mallarmé, Verlaine y Rimbaud que, más tarde,
configuraron el escenario de la literatura moderna. Y cuya
esencia, contracultural por definición, rescatara a posteriori, por
ejemplo, Antonin Artaud, el movimiento Dadaísta, el Surrealismo
de Bretón, Bukowski y el poeta Leonardo María Panero más
recientemente.
La historia del Rock ostenta también algunos referentes —que
sin embargo vale la pena hacer la salvedad más relación parecen
tener con el rechazo que provocan, en los sectores más
conservadores de la sociedad, por su estruendo, desenfreno,
excesos y parafernalia publicitaria que con una identificación
efectiva con el misticismo demoníaco— de los cuales al menos
cabe mencionar entre los precursores del hard rock como Alice
Cooper o del acid rock a The Rolling Stone, asimismo The Beatles
con su placa de 1968 Devil’s Whit Album, Black Sabbath,
Mercyfull Fate, Danzig, Morbid Angel y Deicide entre otros.
Asimismo la magia y el ocultismo moderno contienen
elementos que en base al imaginario satánico permitieron
estructurar creencias que originaron la formación, a lo largo de la
historia contemporánea, de una abanico de organizaciones
secretas vinculadas, generalmente, a las altas esferas de poder
tales como la Fraternitas Rosae Cruces a fines del 1800 impulsada
por el americano Pascal Beverly Randolph y a la cual perteneció
incluso el presidente de E. E. U. U. Abraham Lincoln; La Orden
Hermética de la Golden Dawn, una logia masónica de orden

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satánica iniciada a principios del 1900 y dirigida por el
anglosajón, que aseguraba poder convertirse en la Bestia del
Apocalipsis, Edward Alexander Crowley más conocido como
Aleister, fundador del satanismo moderno y que centró sus
enseñanzas, básicamente, en la exaltación de las pasiones
humanas; La Religión del Tercer Término de la Trinidad cuya
fundadora la condesa polaca María de Naglowska se caracterizó
por imprimir la doctrina luciferiana y prácticas con fuertes
connotaciones sexuales (1); La Iglesia Satánica fundada en abril
de 1966 por el popular Anton Szandor Lavey, colaborador en el
largometraje de Polanski El Bebé de Rosmarie, y autor de The
Satanic Bible, y cuya organización logró ser reconocida
oficialmente como religión en Norteamérica, la cual, según Karla
Lavey, hija del fundador fallecido en 1997, presume poseer más
de 10.000 miembros oficiales alrededor de todo el globo.(2)
¿Pero a qué debe esta figura alegórica tal trascendencia?
Curiosamente, a la teología judeo cristiana que se ha validado, a
través de más de 2.000 años, mediante el otrora querubín celeste
para justificar la naturaleza indiscutiblemente benigna del dios
cristiano. Puesto que el carácter dicotómico de la figura satánica
—que para mí es innegable— como enemigo y sustento del
dogma religioso más sagrado del Teo occidental, permite la
supremacía moral del mismo y, más aún, lo justifica y
complementa absolutamente. Porque sin oscuridad no existe luz.
Sin mal no existe bien. Sin Satanás no es necesario Dios.
Sin embargo, un aspecto vinculante con la dinámica social
contemporánea a considerar en esta dicotomía, es la
configuración de la representación social del demonio. En este
sentido, ya la mitología Maya como la Hebrea —esta última
proveniente de la Caldea— atribuyeron características malignas
a la estrella más brillante o al “lucero de la mañana” (3), que da
significancia al término “Lucifer”(4), proveniente del hebreo
“Heylel” que en latín significa “portador de luz”(5). Asimismo,
refuerzan el mito de su carácter luminoso, sumándole, además,
características excepcionales de belleza e inteligencia suprema
párrafos de la Biblia, del antiguo y nuevo testamento, tales como
Is. 14:12-14; Ez. 28:12-19 y Lc. 10:18. Por tanto, conforme a lo
anterior existe una curiosa distorsión de la imagen gráfica actual
de la conceptualización primigenia del mito satánico. En rigor, el
diablo jamás tuvo cuernos, cola, ni menos fue de color rojo. Y
subrayo curioso, porque: ¿imagina usted a Miguel Ángel pintando
un Satanás igual o más bello que la Virgen María, el Arcángel
Gabriel o incluso el mismísimo Cristo?
Ahora bien, otro elemento, y sin duda esencial, de este mito es la
naturaleza intrínsecamente rebelde que se le adscribe. Un
arquetipo radical y directo, de connotación totalmente negativa, y
necesariamente contraria a Dios, que representa todo lo que se
supone errado. El revolucionario cósmico por antonomasia
contra el Yahvé del antiguo testamento cuya doctrina, si nos
detenemos un poco —a parte de exacerbadamente patriarcal y ,
por ende, subyugadora del género femenino al cual denigra muy
sutilmente— no permite discrepancia alguna. Es reflejo del Dios
de la cero tolerancia. De lo no diverso. Del creador que ama por
un lado, pero condena si no estas de acuerdo. Modelo que,
paradójicamente, pareció inspirar los más brutales, aborrecibles
e intolerantes regimenes de gobierno que han existido a lo largo

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de la historia. Y aquí es donde entra en juego el control social que
para objeto de estas líneas entenderemos como aquel ” conjunto
de medidas, procesos y prácticas generales de influencia por
medio de los cuales la sociedad, las instituciones y/o los grupos
dentro de ella, condicionan e inducen a los individuos y grupos a
adoptar comportamientos, normas, reglas de conducta, valores,
ideas, ideales que se consideran socialmente buenos” (6).
Proceso que sin duda ha sido y es ejercido por la Iglesia tanto
Católica como Protestante a través del concepto del pecado y en
el cual el demonio juega el papel preponderante pues es el
tentador, el incitador de las prácticas no sanas a los ojos del
Creador. La encarnación misma del yerro. Lo disidente. La
descontinuación de la homogeneidad que otorgan las más altas
virtudes cristianas. La antitesis de Dios. Del orden fundamental.
De la perfección que es Dios y de la cual el hombre se distancia en
el ejercicio de la herejía pecaminosa. Pero, ahora bien, dicha
conceptualización permite, por una parte como antes lo sostuve,
el totalitarismo moral de Dios, por tanto de la teología y como
resultado de la religión y la manifestación social de la misma: la
institución religiosa, y asimismo del objeto final de toda esta
estructuración: el alma humana encarnada en el fiel riguroso y
convencido. Es decir, la validación de un cuerpo filosófico,
valórico, conductual, educacional, político y social que bajo la
adjudicación indiscutible de esta supremacía moral ejerce el
poder y juzga. Y juzgar es separar y castigar a fin de
homogeneizar y, por ende, controlar. Ser en cierta forma Dios.
Y aquí es donde retomo la cita de Maturana (7), a fin de asentar
un cuestionamiento final ¿porque no hay acaso un doble juego en
la coerción sistemática a la que se somete cualquier empresa que
diste de la homogeneidad que ha pretendido instaurar la teología
occidental? ¿No existe algo pretencioso tanto en el afán de
malignizar o ignorar completamente cualquier cuestionamiento
tendiente a la tolerancia y el respeto por la diferencia de las
minorías discordantes como en el deseo enfermizo por evadir la
validación de la heterogeneidad social y la voluntad de elección,
libre e informada, intrínseca en cada uno de nosotros cuando
sólo se aspira a carecer de la capacidad de visualizar la diversidad
como parte del todo sino como un defecto del mismo?. Porque
pretender que todos vivamos como el Akaky Akakiyevich al que
da vida en El Capote Nikolai Gogol, no es a mi juicio lo más
conveniente para conducir los derroteros hacia la construcción
de una sociedad realmente completa. Ahora hacer de eso una
verdad reveladora. Eso, si que es más bien una huevada.

_______________
1 Serge Hutin, Historia Mundial de las Sociedades Secretas, Ediciones G. P.
Barcelona, 1967, p. 279-283
2 www. biblioteca.alamedianoche.com
3 www. sopadeveneno.150m.com
4 Isaías cap.14: vers.12
5 www. wikipedia.org
6 Ezequiel Ander-Egg; Diccionario del Trabajo Social; Colección Política,
Servicios y Trabajo Social; Mendoza; 1995; p. 72
7 Riane Eisler; El Cáliz y la Espada; Editorial Cuatro Vientos; Chile; 2003, p.
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N IETZSCHE EN V IVO
Y SUS T ELONEROS
Mario Montero

Un adolescente golpeado en castigo por su padre reincide. Se


mantiene erguido mirándolo a los ojos, casi sonriente,
triunfante, repitiendo —¡golpea!—.
Aunque la tortura, el dolor físico y el terror frente a la muerte,
pueden llevar a casi a cualquiera a humillarse, los golpes de la
vida dividen a los seres humanos en aquellos que optan por una
actitud soberbia y los que viven pidiendo misericordia. Si
hacemos un análisis poético más que estilístico de la música,
podemos decir que en occidente hay, fundamentalmente, dos
tipos de música, representando estas dos formas de ver nuestro
paso por la tierra, considerando a Dios como el padre golpeador
—exista o no— ¿cómo explicar al padre que sólo queremos
jugar un poco? “Tocar música”, en inglés “to play”, que significa
jugar.
La soberbia es nuestro tema, por lo tanto se puede entender
este artículo como una apología a la actitud soberbia del ser
humano frente a la existencia, en su expresión lúdica, musical.
La manera soberbia de ver el destino presenta ejemplos
musicales desde el siglo XIX, en Europa, con Nietzsche y su
amigo Richard Wagner, Nietzsche no sólo fue filósofo sino
también compositor de canciones (1). Recordemos que hasta
ese momento la música religiosa imperaba sobre la música
popular, pues su desarrollo se dio al amparo de la institución
político religiosa inquisidora, la Iglesia Católica. Luego del
renacimiento se comienzan a citar, en los ámbitos musicales de
alto nivel técnico, temas paganos como la naturaleza, el amor,
etc. Sin embargo no eran usuales temáticas de tipo escéptico,
nihilista, ateo, bizarro i mucho menos pagano o satánico, salvo
el caso de trovadores que hacían alusión a la divinidad
femenina reciclada por el catolicismo en la imagen de la Virgen
María.
Con lo anterior y tomando en cuenta que si desde el homo
habilis, hace uno dos millones de años que puede existir la
música como expresión humana, podemos observar que es
muy significativa la situación en que se haya hoy en día la
temática musical, el salto temático que ha dado en el siglo XX
gracias a la osadía de filósofos y poetas que han,
inevitablemente, influido en la creación de textos musicalizados,
pues la creación artística no es impermeable. La furia de música
de alto octanaje no está planteando algo nuevo, sino que tiene
antecedentes filosóficos severos. No es extraño que jóvenes y
no tan jóvenes, que han estudiado filosofía, arte, sociología,
literatura, teatro, etc., presenten gustos musicales de este tipo. Y
no sólo gente con estudios formales.
En el libro El Paraíso Perdido de John Milton, Lucifer enrostra
a Dios el haber sido relegado a los infiernos, él, el más bello y
quien más le amo, al extremo de querer igualársele. El Marqués
de Sade ve en lo que hoy entendemos por sadomasoquismo los

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límites de las posibilidades humanas. Camus plantea la
existencia del hombre como esencialmente rebelde. Su
antecesor, Sartre, imagina un hombre cometiendo crímenes sin
remordimientos, sin emociones. Henry Miller ama la santidad
del orgasmo, al estilo hindú, el Kamasutra, herejía para el
Vaticano.
Muchos músicos han tomado estos antecedentes culturales,
intentando expresar la voz del hombre prometeico, conciente
de sí, escéptico, asombrado por la existencia no pedida y
enfurecido contra todo pues sabe que de nada se puede fiar,
que todo le intenta devorar. Es alimento que se alimenta. La
cultura es una mentira aceptada. La voz de este ser no tiene que
ver con ella. Es sangre. Por ese motivo Bach se puede enfrentar
a King Diamond (2) como un mendigo frente a una catedral; el
primero hablando desde Dios, el segundo desde sí. Quizá
equivocado, pero ferozmente digno.
En el siglo XIX aún se intentaba comprobar la inexistencia de
Dios, para poner un poco de freno a la Iglesia Católica y sus
atrocidades, para ponerle un poco de sentido común a la vida.
Hoy muchos músicos metaleros, heavy, thrash, death… se
dedican a representar ese escepticismo utilizando símbolos
paganos por una alusión directa o sólo por utilizar el
simbolismo como un recurso estético, quizá para restregar en la
cara a la Iglesia su tribunal de justicia, la Inquisición; el
enriquecimiento a costa de America indígena y el diezmo.
Para el común de la gente, que mantiene gustos y juicios
musicales esteriotipados por el mercado de la música y la moral
judeocristiana, este tipo de manifestaciones no es más que un
juego de niños, una moda extraña, un saco de gatos locos: “los
gritos no son música”. Pero están equivocados, porque la
música no es sólo trabajo de viejos pechoños con corbata, sino
un juego de niños, la etapa más alta de la evolución humana
según Federico, y nadie les cree el juego…. Un juego que alude al
crimen… como vía poética para liberarse de las cadenas del
estado, de las alcantarillas del imperio romano, en que vivimos.
En la vida del crimen se paga. El arte, la literatura, la música, el
cien, resisten todo, incluso el crimen, como imagen, no como
acto —aunque Medina plantea que un asalto es también una
acción de arte (3)—. La música, en el estudio de las
posibilidades humanas, se sumerge en el caos, en todo, aún en
lo más terrible, en la nada como origen de lo posible de todo.
Este tipo de artistas se divorcia de los valores de la sociedad
cristiano occidental estando dentro de ella, lo que es una actitud
soberbia, pues dentro existen, sino el padre, los valores
paternales de un Dios configurado por la Iglesia Católica. Es
entonces, un ser humano encerrado, que en ciertos casos se
instala en valores de sociedades pre judeocristianas. Esa es la
salida posible... o imposible. Porque las culturas bárbaras
estaban libres del Imperio Romano, no sólo en lo político sino
también en lo cultural.
Es necesario considerar la incalculable cantidad de gente que
toca y escucha estilos musicales que se piensan así, para
encontrar detrás de la pieza musical presentada, del texto
metodizado, el grito existencial que evidencia las características
del mundo actual. Basta de cerrar los oídos a las
manifestaciones musicales más duras y despreciarlas comos si

|15
fueran lepra. Les aseguro que no hablan huevadas. Ya lo decía
Nietzsche “tal vez la música también conozca una época mejor,
en que los músicos tengan que dirigirse a los hombres
estrictamente personales, duros, dominados por la oscura
seriedad de sus propias pasiones” (Aurora, aforismo 172).
Un músico de esta calaña es un ser valiente y sin esperanzas
que ha perdido la mudez, pues, encontró una rendija en la
pared de la historia a través de la cual pasa a un estado de
libertad en la expresión, que en otros momentos impedían la
Inquisición, y la moral y su aparato: el Estado. Este tipo de
hombre, aunque siendo un tipo solitario, junto a sus congéneres
en el mundo actual, por cantidad, podrían configurar un país. El
himno podría ser de AC/DC (¿adivina cuál?), aceptándose las
quejas de algunos compatriotas.
Algo agradable en Marilyn Manson, pero no exclusivo, es que
logra presentar un trabajo estético de alta calidad, escribir sin
aludir a Dios o Lucifer, hacer poesía por hacerla, jugar con
valores nuevos, dentro del mundo de las artes, ya que las artes
lo aguantan todo, y a partir de ahí generar o continuar una
crítica a la cultura, para la cual hay variar cosas que considerar.
Teniendo en cuenta los avances de la biotecnología, la
producción de embriones para reposición de órganos, la
producción de embriones híbridos de humano y animal, la
robótica como parte de la corporalidad, la cirugía facial, y lo que
puede implicar esto para la preparación bélica, los deportes,
para la convivencia., Francis Fukuyama plantea en El Fin del
Hombre la necesidad de comenzar a pensar una legislación para
un post hombre, un ser humano que no es sólo un ser humano,
sino una etapa posterior, que no respondería a los cánones
morales actuales. Le acompañaría una medicina capaz de aliviar
todos los dolores, pero también quizá una sociedad de mayores
desigualdades y sublevaciones sociales que la actual. Ante este
panorama Marilyn Manson se adelanta presentándose como un
ejemplo monstruoso de lo que el ser humano podría llegar a ser
con implantes, sin principios religiosos, intervenido por la
robótica, violento y descarado. Independiente que sea una
alternativa de consumo para los jóvenes ávidos de íconos
bizarros, su propuesta no es tan disparatada, puesto que
quienes la configuran son científicos, filósofos, ingenieros
genéticos, cirujanos de corbata y anteojos que envían a sus hijos
a colegios religiosos.
La música puede ser una vía de escape para no pensar, el
reflejo sonoro de un pueblo, un producto del mercad, un
conjunto de canciones de amor y esperanza, la viva imagen de
la realidad, y otras cosas. El ser humano también es más de lo
que podemos decir. A veces la música lo puede decir mejor que
el pensador. Me cansé. El que cacha cacha.

_______________
1 www.nome.dinoweb.com
2 www. youtube.com
3 Cit. Luis Medina, Profesor de Arte Universidad San Sebastián, Conferencia
sobre Acciones de Arte 2008.

16|
E L C ORAZÓN
DE LAS T INIEBLAS
Aníbal Veneciano

“… No, es imposible comunicar la sensación de vida de una época determinada


de la propia existencia, lo que constituye su verdad, su sentido, su sutil y
penetrante esencia. Es imposible, vivimos como soñamos… solos”
Joseph Conrad

I
Realizando un ejercicio aberrante y simplista sobre la condición
humana, podemos decir que existen dos clases de personas: los
que gobiernan y los que se dejan gobernar. Siguiendo con esta
lógica de pacotilla, entre los que gobiernan podemos encontrar
dos tipos bien marcados: los inteligentes y los astutos. Los
inteligentes han inventado el cuento de la economía, las
matemáticas y la literatura para suplir la falta de atributos
físicos y mentales que Natura les negó. Los astutos, buenos los
astutos hacen buen uso del invento de los inteligentes. Dicen
que no porque uno se ponga plumas en el culo se convierte en
gallina, pero es nuestro común proceder suplir nuestra falta de
atributos vitales mediante artilugia cultural. Llevado a su
expresión más elemental y pueril: zapatos brillantes, ropa de
marca, un buen auto. Pero ¿y si hiciéramos el camino contrario,
si remontáramos el río de basura cultural para tratar de
encontrar allí, en el sustrato más primario de nosotros mismo,
la forma de imponer nuestros términos? Kurtz, el personaje
que moviliza oscura e internamente las acciones en El Corazón
de las Tinieblas de Joseph Conrad, llega hasta el corazón de
África para hacerse de un nombre y así desposar en mejores
términos a la novia que deja en Europa. Allí, en medio de la
selva más impenetrable del mundo busca sus plumas, pero algo
sale mal con él. Algo que si bien nunca se precisa, a medida que
la narración avanza va adquiriendo un perfil: locura.
Desarrollada y escrita durante el apogeo de la época colonial
europea en África, la novela describe las experiencias de
Marlow, un aventurero cuya afición por los mapas lo hace topar
por casualidad con el río que remonta Kurtz en busca de
fortuna. Marlow desarrolla una afición enfermiza por aquel río;
tanto así que consigue, movilizando influencias, un puesto en
una compañía traficante de marfil para ser destinado allí. La
misma compañía donde Kurtz es empleado y cuyo desmadre
ha estado causando problemas. A través de las descripciones de
Marlow que más que detallar dos cuadros son pinceladas
gruesas e impresionistas del ambiente de decadencia moral del
continente ocupado, nos vamos empapando poco a poco de
atmósfera enrarecida en la que parecen poblar las peores
pesadillas de los europeos. Europeos en un continente para
ellos primitivo y muchas veces maligno. Sí, porque la naturaleza
es esta vez derechamente maligna. Su manifestación más
poderosa: la jungla, es oscura, mórbida y tibia como el corazón
de los hombres torcidos. Los hombres entran allí para muchas
veces nunca regresar. Perdidos ellos. Perdidos sus propósitos.

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Cualquier voluntad se tuerce donde ni siquiera el látigo colonial
es capaz de sojuzgar las fuerzas primitivas que empujan desde
sus oscuras fauces. Los europeos que han ido a parar al África
en busca de fortuna parecen peces varados en la playa
boqueando aun absurda e inútilmente en busca de su elemento.
Todos burócratas, buscadores de fortuna, negligentes
aventureros, nativos y colonizadores son descritos desde la
borrosa y sudada mirada de Marlow que parece estar
contemplando el trafago de una absurda y tediosa marcha
hacia ninguna parte. Aparentemente es la búsqueda y tráfico de
marfil lo que moviliza las acciones. Pero a cada párrafo narrado
nos inunda un subrepticio sentimiento de malestar y
agotamiento. Es el horror que queda luego del saqueo y la
imposición cultural. La descomposición que sobreviene luego
de la orgía de vanidad y soberbia europea. Kurtz ha sucumbido
al propio impulso civilizador. Se ha flipado tanto que decide
adornar la empalizada que da frente a su cabaña con las
cabezas de nativos desobedientes. De verdad se tomó muy en
serio su tarea ¿Pero quién mierda es éste Kurtz? Se pregunta
una y otra vez Marlow, a medida que río arriba y a cuentagotas
recibe comentarios vagos sobre este notable hombre. En
realidad que sorprende al personaje. Como condiciona el relato
sin su presencia física ¿interesadamente sobredimensionado?
Puede que Conrad sólo haya querido poner el dedo sobre la
llaga sobre la llaga del sistema colonial utilizando a Kurtz y su
locura como febril expresión del progreso. El verdadero motor
de intenciones que hay detrás de su empuje civilizador. Si es así,
funciona bien. El ha sido utilizado por la Compañía que no tiene
reservas morales respecto a sus métodos hasta que su
enajenado y extravagante comportamiento empieza a poner en
riesgo los intereses económicos. Pero hay algo más. Hay algo
que ronda todo el libro, que está en el aire como en el calor
acojonante y los mosquitos que no pican muerden… como la
pesadez de las habitaciones que guardan lo peor de nosotros
mismos. Es la sensación de un vertiginoso descenso a los
infiernos. A medida que remontamos el río junto a Marlow en
busca del condenado Kurtz vamos descendiendo también a lo
oscuro de ambas almas. También por supuesto de las nuestras.
Allí donde las convicciones, las ideas sobre el mundo y su
manera de llevarlas a la práctica se vuelven una masa informe
de total amoralidad ¿Quién mierdas es este Kurtz por una
última y bendita vez? ¿El soberbio? ¿El asceta? ¿Sólo un hombre
notable? ¿O quizás un payaso más que por debilidad se aleja de
sus semejantes? La milonga es conocida ¿Qué hace que un
hombre abandone, o lo que en la práctica es lo mismo, extreme
tanto sus convicciones morales y se situé en el límite mismo de
la cordura y la insanidad? ¿Su debilidad? ¿Su fortaleza? Puede
que simplemente el personaje de Kurtz nos enfrente a la vieja
disyuntiva de si el hombre vale por si mismo o por la huella que
deja en su comunidad. El castigo a la soberbia es de todas
formas archiconocido. Iluminadoras son las últimas palabras de
Kurtz antes de morir “! Ah el horror ¡ ¡El horror¡”.

II
En Apocalipsis Ahora, el film de Ford-Coppola y que es una
adaptación libre de El Corazón de las Tinieblas ambientada en

18|
Vietnam; Marlow es un teniente de la fuerzas especiales
norteamericanas varado en Saigón, que consume su tiempo
entre prostitutas, whisky y tai-chi y cuya conciencia de estar
librando una guerra perdida le está maleando el seso. Hasta que
recibe una orden presentarse a sus superiores quienes han de
encargarle una misión. La misión consiste en buscar, encontrar
y, si bien no explicita pero si implícitamente, eliminar un agente
que se ha tornado molesto en el ejército de ocupación. El agente
molesto se llama Kurtz, un coronel brillante, de curriculum
intachable; pero que decide librar su propia guerra y con sus
propios métodos en algún lugar entre la frontera con Laos y
Camboya. La intención de Kurtz es cortar la línea de
suministros que el Vietcong utiliza para ingresar nuevamente a
Vietnam. El problema es que Kurtz se encuentra en terreno
supuestamente neutral y se ha hecho de un pequeño ejército de
nativos armados hasta los dientes con el cual comenzó a asolar
la región. Y que por supuesto también, como en el relato de
Conrad, le adoran como a un semidios. Marlow debe
embarcarse en una pequeña lancha de asalto PT, remontar el
río con algunos hombres y dar con Kurtz allí donde se
encuentra. Hasta aquí las coincidencias inmediatas con el libro.
Lo que sigue es una delirante sinfonía de cultura pop y discurso
antibélico con música de los Doors de fondo. Sin profundizar
demasiado en ello diremos que la filmación se arrastró un par
de años en algún lugar de Filipinas y debió suspenderse varias
veces gracias al divismo de algunos como Marlon Brando que
hace un corto pero brillante papel de Kurtz, como el
alcoholismo y drogadicción de Martin Sheen, que tampoco lo
hace mal representando a Marlow. Difícil saber si fue la realidad
que influenció la ficción o viceversa. Pero la película,
recordemos que estamos en los 70, está llena de tipos que
deambulan en ácido y alcohol por ahí. Sin dejar de mencionar el
gratuito delirio de ciertos generales que hacen surfear a la tropa
antes de entrar en batalla para que se relajen al instalar
altavoces en los helicópteros con la Cabalgata de las Walkirias
de Wagner y darle así un plus cultural a una matanza en una
aldea de campesinos. Soldados negros carne de cañón en ácido
contemplando fascinados las luces del mortero enemigo en
medio de la noche y una desopilante función de conejitas
playboy en mitad de la selva para infundir moral entre la tropa.
Quizá lo que reproduce mejor el ambiente cenagoso y sofocante
del libro son las horas muertas en la lancha a medida que río
arriba se van acercando a su objetivo. Por supuesto con guiños
al libro como el ataque con flechas que viene y se pierde en la
nada, el personaje del ruso encarnado por Denis Hopper como
un delirante fotógrafo seguidor de Kurtz y algunos otros que se
pierden en la incidencia. Para mí la escena más cruda y
fascinante es el sacrificio de un búfalo de agua a machetazos por
los nativos y que augura el final de Kurtz a manos de Marlow.
Porque si el libro Kurtz sucumbe a la fiebre, en el film es
Marlow quien debe encargarse de él, luego de porsupuesto una
pequeña charla donde Kurtz le expone la madera de la cual está
hecho y de lo podrido que encuentra el mundo a su alrededor.
Porque la soberbia que mueve a Kurtz, a pesar de su alineación
es capaz de enajenar la mente de quines se le acercan. Incluido
el propio Marlow que en último momento duda frente a la

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genialidad de un demente. Entonces ¿muerto el perro se acaba
la rabia? La respuesta es obvia y definitiva. Tengan el placer de
aventurarse ustedes mismos. Pero recuerden “! Ah el horror ¡…
¡El horror¡”.

20|
SCANDIO | LA SOBERBIA
diciembre 2008

director/editor
Juan Torres Jiménez

colaboradores
Mario Montero
Richard Maldonado
Carla Fuentes
Aníbal Veneciano
Leonardo Sáez

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