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Para impedir que un bosque sea talado para su aprovechamiento forestal, una solución es conseguir
que su madera deje de tener valor económico y que su explotación no resulte rentable.
Si la madera de los árboles presenta elementos duros (hierros, piedras, etc.), por muy interesante y
apreciada que sea, no sirve, pues dañaría las sierras de las serrerías. Ninguna serrería aceptará madera que
tenga o pueda tener elementos duros. Probablemente, no se realizarán talas de bosques cuya madera no
pueda ser procesada en serrerías.
1. MOMENTO DE TRATAR.
Si un área forestal corre peligro, la actuación debe hacerse con total urgencia.
Pero también puede hacerse de manera preventiva, para que no quepa la posibilidad de una
explotación forestal.
2. DOCUMENTACIÓN Y DIFUSIÓN.
Si se desea impedir una explotación forestal mediante la implantación de objetos duros (puntas,
clavos...) es imprescindible que la acción quede bien documentada (video) y consiga una amplia difusión
(YouTube, etc.). De nada sirve que la madera pierda su valor económico si ello no se demuestra hasta que
llega a la serrería, pues la tala ya estaría realizada.
• entorno geográfico (accesos, carretera, caminos, cruces, paisajes, vistas, etc.) como para que
quede claro sobre qué área arbolada se ha actuado.
• elementos metálicos que se han utilizado. Si se emplean clavos de diferentes longitudes,
mostrar solamente los más largos.
• método de trabajo utilizado para implantar los objetos duros.
• cantidad de objetos utilizados.
No deben aparecer en el vídeo los aspectos que permitan identificar a los autores:
• caras
• vehículos
• matrículas
• etiquetas del fabricante de los productos
• etc.
3. REALIZACIÓN PRÁCTICA.
3.1. Materiales.
Aunque serviría la implantación de cualquier tipo de objeto duro, lo más práctico es la utilización de
clavos o puntas, de acero o de hierro. Los clavos de acero son más interesantes para este trabajo, por su
dureza. No esa fácil encontralos de más de 80 mm. Éste debería ser el tamaño mínimo a emplear. Si se
encuentran mayores, de 10 ó 12 cm., mejor. Si se utilizan clavos de hierro, deben ser de al menos 12 cm. de
longitud.
Los clavos instalados no suponen un deterioro importante para la salud del árbol. En un año o dos el
árbol recubre la cabeza del clavo y la herida se cierra.
No se derivarán pudriciones ulteriores a partir de los puntos de las heridas.
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