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Una mujer est sentada en una sala de espera. La mirada perdida en algn punto del pasillo.

Parece tranquila, pensativa. De pronto hace un gesto, una mueca y se levanta. Recorre el pasillo hasta casi la mitad y se detiene. Mete la mano en la cartera. Nerviosa, la revuelve toda. Resopla profundamente y busca a su alrededor. No hay cerca ms que un enorme botelln con ramas secas como nica decoracin. Vuelve a su silla, se sienta y sigue revolviendo la cartera. Pero de pronto se arrepiente y la cierra. No cruza las piernas. Pero junta las rodillas. Primero un taco. Luego el otro, comienzan a marcar un ritmo en el piso. Las manos, inquietas, no saben qu hacer, dnde ponerse. Se arregla el pelo hacia un costado. Se vuelve a acomodar la camisa. O el saquito. Busca en la manga un pelo que no ve y hace como que lo saca. O un hilo. O algo. Sigue revisando meticulosamente toda la prenda. Hasta los botones. Slo deja dos abrochados. El primero no. El segundo y el tercero. Los de abajo quedan libres dejando ver la cintura de su pollera. Pero le aprieta lo suficiente como para volver a pararse y estirar los pliegues de la ropa. Vuelve a recorrer el pasillo acomodndose esta vez la cartera en el hombro derecho. Saca el mechn de pelo que le qued enganchado en la correa y lo hace a un lado. Sigue caminando pero ahora cambia el pelo de lugar. Lo echa hacia atrs. Nuevamente revuelve la cartera. Encuentra el celular, lo mira y lo vuelve a guardar. Camina siguiendo un ritmo parejo. Lleva su cuerpo hacia la primera puerta del pasillo y se detiene para observarla. Primero el marco, la pared de alrededor, el cartelito con el nmero, el picaporte. Espera un instante y pasa a la siguiente. As con todas. Al bao lo ignora y sigue de largo. Camina siempre por la misma hilera de baldosas. Pero slo pisa las impares. O las pares. Una s, una no, una s, una no. As hasta el final del pasillo y vuelve de la misma manera. En su trayecto, se abre el ascensor. Sale una vieja y se sienta en la tercera silla, al lado de la puerta dos. Saca de su bolsa un tejido. Ella se ubica justo enfrente y la mira. Mira sus manos. Lo hace por un buen rato. Fija. Quieta. De pronto escucha su nombre y avanza.

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