UNA GUERRA ETERNA Ecce Christianus

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La luc ha es eterna y, desde la c reac in, se lanz un grito que c on el tiempo se ha hec ho un ec o, c ada vez ms sonoro. Los Macabeos lo pronunc iaron en las batallas del Antiguo Testamento a defender su patria. Fu lo que los Apstoles pregonaron por todo el mundo y que anim a los Mrtires a dar su vida por Cristo. Fue el grito que se estamp en una poc a, la Cristiandad, c uando el mundo se rega por el Evangelio. Fue el grito de San Miguel Quin como Dios! el que se esc uc h en la resistenc ia que hic ieron los c ontrarrevoluc ionarios, c uando el mundo trataba de sac udirse del suave yugo soc ial de Nuestro Seor Jesucristo; lo tomaron los Vandeanos franc eses, los Carlistas espaoles, los Federales argentinos y, finalmente los Cristeros mexic anos. Mxic o no es el Gobierno ni las instituc iones democ rtic as que nos dirigen. No es tan slo su territorio y su poblac in. Mxic o son los mritos de los c ompatriotas que nos han prec edido. Es el trabajo del c ampesino que siembra c on sudor el suelo de nuestra Patria. Es la labor oc ulta de las madres c ristianas que, c on lgrimas, moldean los c orazones de futuros guadalupanos. Es, sin lugar a dudas, la sangre de todos aquellos que luc haron y murieron por un Mxic o grande que se identific a c on el legado de Espaa. Y es por eso que la luc ha Cristera no fue intil, no. Es el fuego que a vec es se arrebata y c rec e por el fervor patrio de los entusiastas que enc arnan el grito de San Miguel; pero que tambin se aletarga c on los tratos burgueses, los negoc ios fruc tuosos, los pac tos democ rtic os y las toleranc ias suic idas. Pero de las brazas enc endidas por el Movimiento Cristero, puede enc enderse el fuego que d paso a una patria nueva, rejuvenec ida que, c omo el ave fnix, de la evoc ac in de sus brazas c asi apagadas, renazc a al resplendor del Reinado de Nuestro Seor Jesucristo.

March 21, 2012