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Ponencia del Magistrado Doctor ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS.

Dio origen al presente juicio el hecho ocurrido el 1° de mayo de 2003 en la


Plaza Oleary (zona de El Silencio) en Caracas, donde se realizó una marcha con
motivo del “Día del Trabajador” y se suscitó una discusión entre el ciudadano
acusado MANUEL ARIAS MORENO, y una de las personas que iba en esa marcha,
quien se encontraba acompañado por otras personas (que lo esperaban pues fue a
comprar una botella de licor) y después pelearon con el ciudadano MANUEL
ARIAS MORENO: éste huyó y (según los testimonios de sus contrincantes) después
regresó y con disparos mató al ciudadano NUMAN RICARDO HERRERA y
lesionó al ciudadano FÉLIX LONGART.

Los hechos establecidos (inexactamente) por el tribunal de juicio son los


siguientes:

“... Que efectivamente el ciudadano Manuel Arias Moreno, ‘el


día 1° de mayo de 2003, en las inmediaciones de la Plaza Oleary,
cuando se dirigía al lugar una marcha con motivos del día del
trabajador, se presento (sic) una discusión entre una de las personas
que participaban en dicha actividad gremial, con el acusado
MANUEL ARIAS, así mismo que observaron el momento en que el
ciudadano MANUEL ARIAS MORENO desenfundó un arma de
fuego tipo pistola y realizó disparos, logrando impactar en la
humanidad del hoy occiso NUMAN RICARDO HERRERA,
ocasionándole la muerte (…) logrando también impactar en el
cuerpo del ciudadano FÉLIX LONGART, quien resultó con Lesiones
de mediana gravedad...”.

El Tribunal Décimo de Juicio del Circuito Judicial Penal del Área


Metropolitana de Caracas, a cargo de la ciudadana juez abogada GALIA
GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, el 24 de mayo de 2004 condenó al ciudadano acusado
MANUEL ARIAS MORENO, venezolano e identificado con la cédula de identidad
V- 6.681.150, a cumplir la pena de DIECIOCHO AÑOS, UN MES,
VEINTICUATRO DÍAS Y CINCO HORAS DE PRESIDIO, más las accesorias
correspondientes, por la comisión de los delitos de HOMICIDIO CALIFICADO
POR MOTIVOS FÚTILES, LESIONES PERSONALES MENOS GRAVES
CALIFICADAS y PORTE ILÍCITO DE ARMA DE GUERRA, tipificados
respectivamente en los artículos 408 (ordinal 1°), 415, 420 y 278 del Código Penal.

Contra esta sentencia interpuso recurso de apelación el ciudadano abogado


CARLOS ARTURO DURÁN FALCÓN, Defensor del ciudadano MANUEL
ARIAS MORENO.

La Sala Accidental Novena de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial


Penal del Área Metropolitana de Caracas, a cargo de los ciudadanos jueces abogados
CLOTILDE CONDADO, MARÍA DEL CARMEN MONTERO e ÍNGRID
SIFONTES DE NIEVES (ponente) el 13 de enero de 2005 declaró sin lugar el
recurso de apelación y confirmó el fallo del tribunal de juicio.
Contra esta sentencia interpuso recurso de casación la ciudadana abogada
MARÍA DEL VALLE MARQUINA, Defensora del ciudadano acusado, el 4 de abril
de 2005.

El 3 de mayo de 2005 se recibió el expediente en el Tribunal Supremo de


Justicia, se dio cuenta en Sala y el 11 de mayo del mismo año fue designado como
ponente el Magistrado Doctor ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS.

El 15 de febrero de 2005 se constituyó la Sala Penal del Tribunal Supremo de


Justicia.

Se cumplieron los trámites procedimentales y la Sala, con ocasión de la


audiencia pública, observó lo siguiente:

NULIDAD DE OFICIO

En orden a lo dispuesto en el artículo 257 de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, la Sala revisó el expediente y constató que la decisión del
Tribunal Décimo de Juicio del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de
Caracas, en la cual condenó al ciudadano acusado MANUEL ARIAS MORENO a
cumplir la pena de DIECIOCHO AÑOS, UN MES, VEINTICUATRO DÍAS Y
CINCO HORAS DE PRESIDIO, por la comisión de los delitos de HOMICIDIO
CALIFICADO POR MOTIVOS FÚTILES, LESIONES PERSONALES MENOS
GRAVES CALIFICADAS y PORTE ILÍCITO DE ARMA DE GUERRA, no
apreció ni valoró debidamente todas las circunstancias fácticas:

Se observa que el Tribunal Décimo de Juicio del Circuito Judicial Penal del
Área Metropolitana de Caracas, a cargo de la ciudadana juez abogada GALIA
GONZÁLEZ, no estableció en su fallo en qué se basó para acreditar el motivo fútil
como calificante del hecho, puesto que de la lectura del expediente se observa que
entre el ciudadano acusado y una persona que se encontraba en compañía de las
víctimas surgió una acalorada discusión y después sobrevino una pelea con decenas
de acompañantes del que discutió con el procesado.

Es obvio que esta discusión estuvo enmarcada en la tradicional marcha de los


trabajadores, convocada por la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV)
y, por lo tanto, dentro del ambiente de alta crispación política en el cual ha ocurrido
esa marcha y sobre todo en la última década. Crispación o conducta de
muchedumbre azuzada por exasperados y conducida mucha veces al paroxismo de
la furia ursina. Justamente en prevención de tan evidente y enfurecida cuan peligrosa
conducta delictuosa de masas, desde hace décadas el Estado venezolano prohíbe la
venta de licor el 1° de mayo e incluso la víspera; pero hete aquí que los que pelearon
con el procesado, ya habían bebido al menos una botella de licor (como se verá) y
fue cuando uno de ellos subió a un piso intermedio (“Mezzanina”) a comprar más
bebidas alcohólicas en una licorería, el momento en que comenzó el incidente verbal
con el acusado: cuando éste siguió discutiendo con el otro al llegar a la planta baja,
fue cuando los acompañantes de éste pelearon con el acusado.

Los delitos de muchedumbre se caracterizan por su extrema violencia y


gravedad.

La iracundia (que caracteriza la violencia de masas) crece en insania y


muchos, en el hervor de la pasión ciega del odio, agreden a otros con tanto
ensañamiento cuan sin motivo bastante. Por todo lo anterior SCHILLER expresó:
“Cada uno, tomado aparte, es pasablemente inteligente y razonable; reunidos, no
forman ya entre todos sino un solo imbécil”. Por eso está ahíta en sangre la figura de
los meneurs o instigadores o sugestionadores o azuzadores o íncubos o demonios.
“PSICOLOGÍA DE LAS MASAS” tituló FREUD uno de sus estudios (Obras
Completas, Ed. Biblioteca, Madrid) y allí enseñó que “Por el solo hecho de formar
parte de una multitud desciende, pues, el hombre varios escalones en la escala de la
civilización”. Y al asegurar que hay una disminución colectiva del nivel y de la
actividad intelectual, citó unos versos de SCHILLER acerca de que una multitud es
“un solo imbécil“. La multitud es “extraordinariamente influenciable y crédula” y
“Un principio de antipatía pasa a constituir en segundos un odio feroz”. Identifica
el alma de la multitud “con el alma de los primitivos” y “es un dócil rebaño
incapaz de vivir sin amo”, comparable a la “horda primitiva”.

JIMÉNEZ DE ASÚA cita SCHOPENHAUER en que la “reunión de


hombres” causa los “despropósitos cometidos por Jurados” que, solos, “no
hubieran sido capaces de condenar o absolver con tanta iniquidad”. Se pregunta
por qué el grito de un desconocido lleva a un pueblo a los más horribles excesos.
Habla del contagio moral y de la sugestión epidémica, que explica –según
JIMÉNEZ DE ASÚA– el “fenómeno de las religiones”. Asevera el eminente
iuspenalista que “la multitud está más bien dispuesta al mal que al bien” y que allí
“los malos suelen predominar, pues como el mal es activo y la bondad pasiva (no
hacer mal), los malos vencen”.

Es evidente que en el caso de autos había tal criminalidad de masas en


desarrollo y tal se comprueba apodícticamente de la siguiente diligencia:

Acta Policial del 1° de mayo de 2003, suscrita por el ciudadano funcionario


Sub-Inspector ORLANDO EDUARD MONTIEL, donde dejó constancia de lo
siguiente:

“… En esta misma fecha, cumpliendo con mis labores


inherentes al servicio, se recibió llamada radiofónica de parte Del
(sic) Funcionario CARLOS CAMPOS, adscrito a la Central de
Transmisiones de nuestro Cuerpo Policial, informando que en las
adyacencias de la Plaza Oleary, en El Centro de esta Ciudad,
específicamente en la vía Pública, del Sector El Silencio, donde se
encontraba una gran concentración de personas, realizando una
marcha en celebración del día Primero de Mayo…” (folio 10 de la
primera pieza).

Por lo demás, las circunstancias atinentes a la ingestión de licor ya que lo que


hubo no fue una discusión (como con ligereza asentaron el juez de juicio y los
jueces superiores, quienes no valoraron debidamente ni la realidad fáctica ni las
pruebas) sino una pelea, se demuestra así:

Ciudadano FÉLIX MANUEL LONGARI VILLARROEL:


“…compramos una botella de Triple A (…) En la Licorería Puerto
Escondido cerca del cine Metropolitano…” (folios 76 y 79 de la
primera pieza).

Ciudadano JHONNY JOSÉ VENERA VILLERO: “…éste se


encontraba con un grupo de amigos tomando ron (…) me brindaron
un trago, luego uno de los que estaba en ese grupo reunido fue a
comprar una botella de ron en una licorería que queda en la Planta
baja (sic) del Bloque Uno (…) éste (sic) sujeto al verse señalado se
armó con una botella de cerveza vacía (…) y sirvió otro trago porque
el (sic) tenía la botella de ron (…) No, primera vez que lo veía en el
grupo (…) cuando regresó con la botella. ¿Diga Usted, cuántas
personas integraban en el grupo dónde estaba reunido FELIX
LONGAR? CONTESTO: Aproximadamente de nueve a diez
compañeros (…) le (sic) dijimos que se quedara (sic) tranquilo y
entre EL LOCO y otra más le quitaron la botella que tenían en la
mano a éste (sic) sujeto (…) ¿Diga Usted, el sujeto que tenía la
botella fue la misma persona que dijo que iba a buscar una pistola?
CONTESTO: No sé (…) agarró la botella para defenderse… ” (folios
120, 121, 122 y 123 de la primera pieza).

Ciudadano MANUEL LÓPEZ FALIEX: “…me estaba


tomando unas cervezas, cuando de repente escuché varios disparos,
entonces salí corriendo y cuando terminó el tiroteo veo a mi tocayo
Félix sentado en un muro gritando que le habían dado, que le habían
disparado (…) Diga Usted, en compañía de quienes se encontraba
ingiriendo bebidas alcohólicas? CONTESTO: En ese momento que
escuché los disparos me encontraba comprando unas cervezas (…)
¿Diga Usted, tiene conocimiento a qué se dedica el ciudadano Félix?
CONTESTO: El es cabillero y trabaja para una contratista en el
Poliedro (…) Diga Usted, tiene conocimiento el ciudadano Félix se
encontraba bajo los efectos del licor? CONTESTO: Sí, él había
tomado unas cervezas, pero borracho no estaba…” (folios 144 y 145
de la primera pieza).

Ciudadano LUIS JOSÉ HERNÁNDEZ: “… me reuní con un


grupo de trabajadores de la construcción y compramos una botella de
ron y comenzamos a tomar en los alrededores del Bloque Uno, del
(sic) Silencio, como yo era la persona que tenía la botella, y en vista
de que todos se acercaban al grupo a pedir trago (sic), me aparte del
grupo por un rato (…) caminé con mi grupo y les (sic) señale
quienes eran estos sujetos entonces varios de los compañeros
comenzaron a discutir con él (sic) sujeto que me ofendió y a mi me
apartaron hacía (sic) un lado (…) donde estábamos a tomarnos la
botella (…) Muchas personas vieron cuando yo estuve discutiendo con
un sujeto y escucharon cuando dijo que iban a ver quien era él (…)
Varios del grupo les dijeron cosas pero quedó hasta allí…” (folios
180, 181, 182 y 184 de la primera pieza).

Aparte de la violencia consustancia con el delito de muchedumbre, en este


caso hubo el aditamento añadido explosivo de la política y así se comprueba no sólo
de la fecha y la celebración correspondiente sino de anteriores declaraciones y de
las siguientes:

Ciudadano JUAN CARLOS AMADO, quien expresó:

“… se presentó una riña entre dos individuos cosa que quedó


registrada en el video, pude ver que eran del oficialismo y el otro de
la oposición, ya que los mismos vociferaban palabras como “Viva
Chávez” y el otro grupo gritaba “Fuera Chávez”, de repente más
personas se fueron sumando en defensa de sus bandos políticos, en
este momento se tranquilizaron las personas, pero pasado alrededor
de quince (15) minutos estando yo como una distancia de 10 metros
aproximadamente, escuche cinco (5) detonaciones, en primer
momento me resguarde detrás de una columna, luego presumiendo
que ya había pasado todo salí y me dirigí hasta el cuerpo de la
persona que estaba tirada en el piso y lo fije como mi cámara digital
de video (..) una persona me señaló como oficialista gritándome que
me conocía y me había visto en eventos violentos ocurridos en
Chacao en concentraciones anteriores (…) las personas se
abalanzaron sobre mi agrediéndome físicamente con violencia,
despojándome de mi equipo de trabajo, mi bolso y mi cámara de
video con la que había grabado todo (…) debió haber quedado
grabado en la cámara que me quitaron (…) El despacho deja
constancia que el ciudadano objeto de entrevista, presenta un golpe
a la altura de la nariz, motivo por el cual fue revisado por el médico
de guardia quien diagnosticó fractura de tabique en pirámide nasal,
con deformidad y excoriación en región frontal y hemitórax
izquierdo… ” (folios 43 y 44 de la primera pieza).

Ciudadano CARLOS ENRIQUE MARTÍNEZ CHIRINOS, donde entre otras


cosas mencionó:

“… cuando llegó la DISIP al lugar, haciéndose cargos de los


disturbios que se estaban desarrollando, nunca tuvieron control de
dicha situación, ya que la multitud comenzó a lanzarles objetos
contundentes, tales como botellas, piedras e igualmente se
escuchaban detonaciones, en el lugar hizo acto de presencia
funcionarios de la Policía Metropolitana, quienes tampoco
lograron controlar la situación; fue cuando observe en el
pavimento una persona herida, que nunca tuvo que ver con la
discusión que se había producido, pero (sic) importante señalar
que a la persona que discutía y a quien le lanzaron los disparos
huyó rápidamente (sic) lugar, pero pertenecía al grupo de
aproximadamente treinta personas que vestían franelas con el
logotipo de la “CTV”, quienes se encontraban frente a la entrada
de las oficinas del INAVI, ingiriendo bebidas alcohólicas (…)
todos los que portaban la camisa con el logotipo de la CTV, se
conocían y estaban en un mismo grupo (…) Por simpatías
políticas (…) ya que estaban demasiadas agresivas en contra de
los funcionarios…” (folios 52, 54 y 55 de la primera pieza).

Ciudadana NICOLASA DEL CARMEN COLMENAREZ: “…


él era sindicalista…” (folio 64 de la primera pieza).

Ciudadano FERNANDO ANTONIO HERRERA


COLMENAREZ: “estaba laborando como Delegado del Sindicato del
Consorcio…” (folio 71 de la primera pieza).
Ciudadana GILDA MARÍA JARDÍN DA SILVA: “… El
portaba un pantalón de camuflaje (…) ¿Diga usted, tiene
conocimiento de que su esposo en mención, llegó asistir, para el sector
de El Silencio para la concentración de personas, que se encontraba
en La Plaza Oleary, de El Silencio, para el día Primero de Mayo
(sic), del presente año? CONTESTO: No sé, pero él estuvo allí, por
medio de un video de la televisión lo transmitió donde lo pasaron…”
(folios 218 y 219 de la primera pieza).

Desde otra óptica y esto es de la más subida importancia, reitera la Sala que el
motivo desencadenante de la muerte no fue una simple “discusión” como se
pretende hacer ver tanto en la decisión del juzgado de juicio como en el fallo de la
corte de apelaciones: se trató de una pelea y así esta probado de las declaraciones
siguientes:

Ciudadano JUAN CARLOS AMADO: “… se presentó una riña


entres dos individuos…” (folio 43 de la primera pieza).

Ciudadano JUAN DEL VALLE ASTUDILLO: “… me metí


para ayudar a desapartarlos para que no siguieran peleando (…)
¿Diga usted, tiene conocimiento cuántas personas se encontraban
involucradas (…) CONTESTO: No se decir, pero eran como diez y
doce personas que estaba ahí reunidas (…) Eran únicamente dos
personas, que estaban peleando contra el grupo de personas y mis
compañeros. ¿Diga Usted, en algún momento su persona llegó a
participar de esa pelea a favor de sus compañeros de trabajo?
CONTESTO: No lo que hice fue evitar la pelea (…) él que disparó,
ese es de piel blanca, cabello color negro…” (folios 128 y 129 de la
primera pieza y subrayado de la Sala).

Ciudadano SANTIAGO RAMÓN SALAZAR GONZÁLEZ:


“…comenzó una discusión con dos sujetos que se encontraban en ese
sector, fue cuando lo desapartaron la pelea y yo me aleje…” (folio
133 de la primera pieza y subrayado de la Sala).

El juzgado de juicio no precisó el motivo de la discusión e indicó como su


fundamento de la calificante por motivo fútil que “… Se trata de una muerte
causada sin mediar razón de peso, por lo cual merece mayor sanción y reproche el
que mata por razones triviales…”. Así que no precisó el móvil del hecho y tales
razones, al menos, han debido ser investigadas para esclarecer este homicidio.

Esta Sala ha establecido reiteradamente que los jueces son soberanos para
apreciar los hechos y deducir de ellos indicios o presunciones; pero es menester
destacar que esa soberanía de apreciación no los exime de la obligación de
especificar en la sentencia cuáles son las presunciones o indicios que han servido de
fundamento a su decisión.

Por otra parte, en relación con el delito de PORTE ILÍCITO DE ARMA DE


GUERRA, se observó que no fue incautada o encontrada ningún arma en poder del
ciudadano acusado y el juzgado de juicio acreditó el delito por la ubicación de un
cargador de pistola, el cual ni siquiera estaba en poder del ciudadano MANUEL
ARIAS MORENO; el juzgado de juicio no pudo, como es lógico, acreditar el porte
de arma de guerra pues no se acreditó la posesión del arma.

De allí que, a juicio de la Sala Penal la acción desplegada por el acusado se


subsume en el tipo penal de HOMICIDIO INTENCIONAL y LESIONES
INTENCIONALES MENOS GRAVES tipificados respectivamente en los artículos
407 y 415 del Código Penal.

El artículo 407 del Código Penal dispone:

“El que intencionalmente haya dado muerte a alguna


persona será penado con presidio de doce a dieciocho años”.

Por otra parte el artículo 415 del Código Penal indica:

“El que sin intención de matar, pero sí de causarle daño,


haya ocasionado a alguna persona un sufrimiento físico, un
perjuicio a la salud o una perturbación en las facultades
intelectuales, será castigado con prisión de tres a doce meses…”.

Los transcritos artículos tipifican los delitos de homicidio intencional y


lesiones intencionales menos graves y establece para el primero de ellos una pena de
doce a dieciocho años de presidio y para el segundo de tres a doce meses.

A juicio de la Sala Penal, el ciudadano MANUEL ARIAS MORENO


cometió esos delitos en un estado de arrebato; por consiguiente aplicará la pena
según lo establecido en el artículo 67 del Código Penal.

PENALIDAD

Por el delito de HOMICIDIO INTENCIONAL la pena que debe cumplir el


ciudadano acusado MANUEL ARIAS MORENO es de DIEZ AÑOS DE
PRESIDIO, que resulta de aplicar el término medio de la pena que manda el artículo
407 del Código Penal y de rebajarle un tercio según lo dispuesto en el artículo 67
“eiusdem”.

Por el delito de LESIONES INTENCIONALES MENOS GRAVES la pena


que debe cumplir el ciudadano acusado MANUEL ARIAS MORENO es de DOS
MESES y CINCO DÍAS DE PRESIDIO, que resulta de aplicar el término medio de
la pena que manda el artículo 415 del Código Penal en conexión con el artículo 87
“eiusdem” y de rebajarle un tercio según lo dispuesto en el artículo 67 “eiusdem”.

Ahora bien: como existe concurso real entre los delitos de homicidio
intencional y lesiones intencionales menos graves, la pena que en definitiva debe
cumplir el ciudadano acusado MANUEL ARIAS MORENO es la de DIEZ AÑOS,
UN MES y TRECE DÍAS DE PRESIDIO, por la comisión de los delitos de
HOMICIDIO INTENCIONAL y LESIONES INTENCIONALES MENOS
GRAVES, tipificados respectivamente en los artículos 407 y 415 del Código Penal
en relación con los artículos 37, 67, 86 y 87 “eiusdem”.

La Sala Penal ha decidido no aplicar en el presente caso la atenuante del


ordinal 4° del artículo 74 del Código Penal.

Sobre las consideraciones expuestas, la Sala anula la decisión dictada el 24 de


mayo de 2004 por el Juzgado Décimo de Juicio del Circuito Judicial Penal del Área
Metropolitana de Caracas, sólo en cuanto a la calificación jurídica y la pena
impuesta y no entra a conocer el recurso de casación interpuesto por la Defensora
del ciudadano acusado MANUEL ARIAS MORENO. Así se decide.

DECISIÓN

Sobre la base de los razonamientos expuestos con anterioridad, el Tribunal


Supremo de Justicia en Sala de Casación Penal, administrando Justicia en nombre de
la República y por autoridad de la Ley, dicta los pronunciamientos siguientes:

1. Anula la decisión dictada el 24 de mayo de 2004 por el Juzgado Décimo


de Juicio del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas,
sólo en cuanto a la calificación jurídica y la pena impuesta al ciudadano
MANUEL ARIAS MORENO.

2. Condena al ciudadano acusado MANUEL ARIAS MORENO a cumplir


la pena de DIEZ AÑOS, UN MES y TRECE DÍAS DE PRESIDIO, por
los delitos de HOMICIDIO INTENCIONAL y LESIONES
INTENCIONALES MENOS GRAVES, tipificados respectivamente en
los artículos 407 y 415 del Código Penal, en relación con los artículos
37, 67, 86 y 87 “eiusdem”.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de
Justicia, en Sala de Casación Penal, en Caracas, a los VEINTIOCHO (28) días
del mes de SEPTIEMBRE de dos mil cinco. Años 195° de la Independencia y 146º
de la Federación.

Publíquese, regístrese y bájese el expediente. Ofíciese lo conducente.

El Magistrado Presidente,

ELADIO RAMÓN APONTE APONTE

El Magistrado Vicepresidente,

HÉCTOR CORONADO FLORES

El Magistrado,

ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS


Ponente
La Magistrada,

BLANCA ROSA MÁRMOL DE LEÓN

La Magistrada,

DEYANIRA NIEVES BASTIDAS

La Secretaria,

GLADYS HERNÁNDEZ GONZÁLEZ

Exp. 05-191
AAF/ap

VOTO SALVADO

Quien suscribe, Blanca Rosa Mármol de León, Magistrada de la Sala de Casación

Penal del Tribunal Supremo de Justicia, salva su voto en la presente decisión, con

base en las siguientes consideraciones:


La mayoría de esta Sala ANULO DE OFICIO las sentencias dictadas el 24 de

mayo de 2004 por el Juzgado Nº 10 de Juicio del Circuito Judicial Penal del Área

Metropolitana de Caracas y el 13 de enero de 2005 por la Sala Nº 9 de la Corte de

Apelaciones del mismo Circuito Judicial Penal y CONDENO al acusado

MANUEL ARIAS MORENO por los delitos de HOMICIDIO

INTENCIONAL y LESIONES INTENCIONALES MENOS GRAVES.

Disiento de mis colegas Magistrados de la Sala de Casación Penal, en cuanto a las

razones dadas para ello, porque para arribar a tal decisión acogieron sólo parte de

los hechos establecidos por el Tribunal de Juicio.

Es importante destacar que para verificar la existencia del vicio, es necesario

examinar los hechos establecidos como un todo, para así poder determinar si en

efecto ha habido un error en la calificación del delito, o en la determinación de la

culpabilidad. Esto, más aún, cuando se le ha exigido a los recurrentes al

fundamentar su recurso de casación, que respeten esos hechos que han sido

establecidos por el Tribunal de Juicio.

De acuerdo con lo establecido en el artículo 467 del Código Orgánico Procesal

Penal, al declarar con lugar la inobservancia de un precepto legal, le corresponde

al Tribunal Supremo de Justicia dictar una decisión propia sobre el caso, pero

tomando en consideración, que para ello no sea necesario un nuevo debate sobre

los hechos por exigencia de la inmediación y la contradicción. Debe en el caso de


una declaratoria con lugar del recurso de casación y más aún cuando procede de

oficio, como en el presente caso, dictar el nuevo fallo respetando los hechos

establecidos por el Tribunal de Juicio, no debe la Sala de Casación Penal tomar

sólo parte de esos hechos para dictar su decisión.

La Sala no puede analizar pruebas presentadas en el juicio oral, ni establecer


nuevos hechos, toda vez que ello le corresponde a los Jueces de Juicio, ante quienes
se presentan las pruebas en el debate oral, en virtud del principio de la inmediación
consagrada en el artículo 16 de Código Orgánico Procesal Penal.

Existe en autos un acervo probatorio, tomado en cuenta por el sentenciador de


juicio para establecer los hechos que consideró probados, y con ello das por
comprobada igualmente la participación del acusado en los hechos por los cuales lo
condenó. La sentencia de la cual disiento, se basa en un razonamiento del
sentenciador, extraído fuera de contexto para fundar su decisión.

Este ha sido sustentado en los votos 04-0084 (mayo de 2005), 05-0310 y 04-
0290 (agosto de 2005).

En virtud de lo anterior y por no compartir la argumentación acogida por la


mayoría de la Sala, en defensa de la correcta aplicación de las leyes, quedan así
expresadas la razones del presente voto. Fecha ut supra.

El Magistrado Presidente,

Eladio Aponte Aponte


El Magistrado Vicepresidente, El Magistrado,

Héctor Coronado Flores Alejandro Angulo Fontiveros

La Magistrada Disidente, La Magistrada,

Blanca Rosa Mármol de León Deyanira Nieves Bastidas

La Secretaria,

Gladys Hernández González

BRMdL/hnq.
Exp. N° 05-0191 (AAF)
 

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