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LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA.

Carlos Sifuentes M.

Julio de 2008

Leí hace tiempo en un texto sobre enseñanza de la historia


una frase que decía: “enseñar historia es enseñar lo que la
historia es”, de lo cual yo desprendo que para enseñar
historia lo primero que se requiere es saber historia. Saber
historia no implica necesariamente saber enseñarla, de ahí
que la frase “enseñanza de la historia” encierra un doble
saber, el saber historia y el saber enseñarla. Existe una idea
muy extendida entre los docentes de que el conocimiento de
la historia está dado, está en los libros de historia, y que el
docente lo que necesita es saber cómo enseñarla, por lo
tanto, que lo que hay que proporcionar a los docentes de
historia son las herramientas para enseñar la historia: las
estrategias de enseñanza y los materiales didácticos; no hay
que enseñarles historia. Esta idea lleva a divorciar el
conocimiento histórico de su enseñanza, como si hubiese una
didáctica que sirviera para enseñar cualquier cosa; por el
contrario, sin negar la existencia de una didáctica general, la
enseñanza de la historia requiere de una enseñanza
específica, de una didáctica de la historia.

La enseñanza de la historia es un problema complejo, no sólo


porque encierra un doble saber, sino también porque cada
uno de los términos de la frase se inscribe en campos del
conocimiento de lo humano harto complejos. La enseñanza
tiene que ver con la educación y se encuentra determinada
por la forma en que se entiende ésta y los sentidos que se le
quiere imprimir, así habrá tantas didácticas como propuestas
educativas; la didáctica se encontrará determinada, entre
otros elementos, por la perspectiva pedagógica con que se
trabaje. Algo similar pasa con la historia, en este caso, se
encuentra determinada por la perspectiva epistemológica con
que se trabaje dentro del conocimiento de lo social. Estos
problemas no se pueden dejar de lado, aunque no se puedan
resolver en el corto plazo, hay que estar conscientes que son
los referentes más generales del tema que nos ocupa, y en un
proceso de mediano plazo, hay que irlos esclareciendo.

Al reivindicar la necesidad de una didáctica específica, de una


didáctica de la historia, se está reconociendo que no se
pueden construir estrategias de enseñanza de la historia,
significativas tanto para el docente como para los alumnos,
sin tener un conocimiento más o menos claro del contenido
histórico que se quiere enseñar. La didáctica específica, la
didáctica de la historia, se encuentra determinada por la
concepción de la historia con que trabaje el docente, por ello
hay que empezar por definir qué entendemos por historia,
este es un tema que no se puede posponer.

¿Qué entiendo por historia? En primer lugar creo que hay que
diferenciar a la historia del devenir de los seres humanos en el
tiempo, o del tiempo pasado de los seres humanos, en una
formulación más restringida; la historia es el conocimiento de
ese devenir o de ese pasado construido por los propios seres
humanos, construcción cognitiva hecha desde su propio
tiempo y contexto, de donde se desprende que no hay una
historia sino muchas historias, que la historia se está
reescribiendo constantemente, que es una interpretación del
devenir de los colectivos humanos; la verdad y objetividad del
conocimiento histórico está siempre en cuestión, tiene serias
dificultades, lo que no significa que no se deba buscar o que
no se pueda lograr. La historia siempre se escribe desde un
presente y pensando en un futuro, por lo que no existe una
historia solo como pasado, desvinculada del presente y del
futuro; dada la articulación del pasado, el presente y el futuro
en la historia, se puede afirmar que la historia es el tiempo de
los seres humanos, el tiempo humano contado por ellos
mismos. El tiempo humano es la duración y permanencia de
los propios seres humanos, cuando se nos presenta en su
dimensión individual estamos ante la biografía, cuando lo
revisamos en su dimensión colectiva estamos ante la historia;
la historia es el tiempo de los colectivos humanos, su duración
y permanencia, su temporalidad. La acción de los colectivos
humanos se diversifica y se fragmenta en acciones de diverso
tipo y acciones de diversos grupos y subgrupos, cada uno con
su propia temporalidad, dando origen a distintos tiempos y
estructuras temporales y a diversas formas de articulación
entre unos y otras. Para aprender esta diversidad del tiempo
humano se hacen necesarios conceptos básicos, las
categorías generales de la historia: continuidad, cambio,
ruptura, cronología, causalidad y multicausalidad, causalidad
teleológica, sujetos de la historia, la empatía histórica,
diacronía y sincronía, acontecimiento o coyuntura (tiempo
corto), fase o etapa (tiempo medio), estructura, era o época
(tiempo largo), unidades de medición del tiempo, etc. Las
categorías generales de la historia o los conceptos básicos no
aluden a la historia de un colectivo humano en particular sino
que sirven para conocer el devenir de cualquiera, son
resultado de la reflexión acerca de cómo se elabora la historia
de los colectivos humanos particulares o específicos, de la
metacognición histórica, de la teoría de la historia.

Historia es un término genérico que encierra varios


contenidos en el campo del conocimiento histórico, en el
encontramos las historias específicas de los diversos
colectivos humanos, las historiografías; la reflexión acerca de
cómo los seres humanos han construido sus historias, la teoría
o teorías de la historia (con su respectiva metodología); pero
el conocimiento del tiempo humano no se agota con las
historiografías y con la teoría de la historia, los seres humanos
también se preguntan sobre el sentido de su devenir en el
tiempo, qué finalidad tiene, donde termina, preguntas que
sólo puede responder la filosofía de la historia. La historia es
un conocimiento complejo, cualquier historiografía implica una
filosofía de la historia y una teoría de la historia.

Si lo descrito anteriormente es la historia entonces eso es lo


que hay que enseñar a los estudiantes de historia, una
historia diversa, polifacética, compleja. La dificultad no puede
ser un argumento en contra de enseñar esta historia, aquí es
donde entra la didáctica de la historia, que tiene que resolver
el problema de cómo enseñarla, pero no puede resolver el
problema del cómo sin antes haber resuelto el problema de
qué historia enseñar. Una didáctica de la historia se construye
sobre una historia que se quiere enseñar. Para decirlo de otra
manera, la didáctica de la historia, la enseñanza de la historia,
tiene varios problemas qué resolver: qué historia enseñar,
cómo enseñarla, con qué instrumentos, y cómo evaluarla.

Finalmente hay que señalar el que quizá sea el problema más


importante de la enseñanza o didáctica de la historia, el
problema de justificarse a sí misma, para qué enseñar
historia. Es un tema distinto al de la filosofía de la historia que
se ocupa del para qué existe el género humano, el para qué
de la didáctica de la historia es diferente, consiste en dar
argumentos de que vale la pena enseñar historia, de que
tiene alguna utilidad para los niños y jóvenes, y para la
sociedad.

Aún colocados en el terreno específico de la enseñanza de


una historiografía (historia de la nueva España, historia de la
modernidad, historia de las culturas prehispánicas, etc.),
antes de elaborar las estrategias de enseñanza requerimos
tener claro qué historia del lapso del tiempo de ese colectivo
humano queremos enseñar, una vez teniendo claro esto
podemos responder el cómo enseñarla, con qué
instrumentos, y cómo evaluarla; también aquí antes hay
que justificar el tema: ¿por qué las culturas antiguas no y el
neoliberalismo sí?, ¿por qué mejor las etapas más recientes
de la historia que las etapas más antiguas?, ¿por qué
eliminamos ciertos aspectos del tema relevamos otros?

Adolescentes: disposiciones y capacidades que queremos


desarrollar en ellos.

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