Está en la página 1de 2

Marcos Meza

La madre prensa
Ligera reflexión prosaica con tintes mimetizados del filme "Wag the dog" de Barry Levinson.

¿Qué hay más sano que la demencia? ¿Qué otra cosa puede lograr tan
vivazmente que la voluntad se mueva de formas que apenas se logran comprender como la
subconsciente demencia? Emite órdenes, nos mantiene vivos, fijos en el camino. Nos hace
comparar lo bueno de lo malo. Es lo inn para la mente.
La prensa lo sabe. Por saberlo, conoce. Claro, no reconoce ni reconocerá que
conoce, argumentando para esto lo que sea para llevar una pequeña semilla a nuestras
imaginaciones de un invento grave. Fuerte, sí. Sustantivo, para que más le guste a nuestras
neuronas, guardando el doble de fuerza en lo que sea que provacaría. Es una enfermedad
negligente que se opone a todo como un bien, un mar de frases repetidas, conductas
reafirmantemente estandarizadas y promesas, denominado con elegancia "cordura". Feliz,
como todo gran creador, la prensa sólo pone caras efímeras, resguardándose en dudosas
leyes filosóficas y bastantes lios que se siguen remontando a siglos en los que la palabra
"calzado" aun no existia. Haciendo la inferencia burda, hizo, hace y hará. Provocó, provoca
y provocará destrucciones, destituciones, anarquías, movimientos sociales, guerras,
pensamientos y, ante todo lo demás, cambios. Hará pensar sobre esto a más de una mente
curiosa por ahí afuera. Hará que los incredulos crean y los debotos caigan, y por cómo se
está venerando el futuro, al parecer seguirá todo de la misma forma, pero todos y cada uno
de nosotros estamos inmersos en la gran "bupkis mit kuduchas", en el mar de la duda que
ésta misma madre de todas las cosas nos ha implantado... y parecemos estar bien así.
He ahí la gran carnada del intelecto; la forma en la que podemos decir con
escacez que somos nosotros mismos, pues se muestra la peor de las formas de engaño ante
los ojos cada minuto de cada día de cada año. Bien se logró escuchar alguna vez por esta
mente que el único medio que queda para poder informar y expresar lo que
verdaderamente ocurre es el arte, mientras que la Madre prensa nos acoge en su tierno y
reconfortante pecho y nos grita a todos, con su dedo inmovil: "¡presten atención!... pero
aquí", "¡Piensen!... sobre esto", al ponernos la más cara y gorda cinta adhesiva en la boca y
tapones de hormigón delgado en los oidos. Cualquier editorial literaria, productora de
películas o empresa de la índole que sea le contratarian. Es verdadera, ella. Es neutral.
Corrijo, es "neutral". Asimilable y digerible. Es agradable y forma parte de nuestra pequeña
libreria de conocimientos, mas no de la biblioteca, por que sólamente se sacan
conocimientos de allí. No se meten más, se mandan pedir, se compran de siete a doce
pesos aproximadamente cada mañana en los altos, a quinientos pesos al mes con un
combo de internet y servicio telefónico, a seis pesos de tiempo aire para que cada día
aparezcan en el luminoso monitorcito de nuestros celulares.
En un universo terrenal donde todo es dudoso y se nos pone entre un muro de
cristal, la indeleble demencia natural de cada ser humano, inevitable en esos pequeños
bastardos llamados genes, es la forma. Es la forma; "el poder de poder discernir el poder",
según Vicente Saltillán. Y repleto de razón, nos demuestra como todo fiel testigo que la
verdad se encuentra en una fórmula muy peculiar: la verdad es la suma de la verdad
neutra, la que simple y sencillamente es, junto con la que nosotros creamos como
verdadera. Pensemos, entonces, ante la mejor forma de comenzar a ver lo que no se nos
quiere dar a ver ni el periódico ni en las noticias ni en la radio, muchísimo menos en la
televisión. Alejemos pues nuestro bozal que tantos han querido quitarse, pero terminan
asesinados por los grupos francorusos de filosofía ocultista, por los Zetas, por
destripadores, por pozoleros, guerrilleros y ejercitos mal liderados. Hay que ver que es
mejor que el intelecto de uno sea tachado de loco, demente y diverso que de deficiente y
común. Hay formas de combatir tal xenofobia global mental y decadente, y sinceramente,
es con la verdad. La que se forme dentro de nosotros y que puliremos a como nos convenga
mejor. Lo extraño de todo esto es que, según la psicología, dudar algo que se sobreentiende
como real para la mente, que cuadra, es el primer paso para diagnosticar locura futura, asi
que, ¿qué hay más sano que la demencia?

También podría gustarte