El dinero puede
hacerte feliz
Dice el dicho “El dinero no es la felicidad, sobre todo cuando
es poco”. Entonces, ¿por qué alguien con una fortuna podría
deprimirse y alguien con poco podría sentirse afortunado?
por Alberto Tovar
B
aste recordar el caso del multimillonario ale-
mán Adolf Merckle, quien se suicidó tras los
problemas financieros que tuvo en 2008 (en
2006 estaba en el lugar 36 entre los más ricos
del mundo de la revista Forbes. Para ese año ha-
bía caído al 94 y después tuvo problemas de deudas en su
empresa). Poseía suficientes recursos como para ser la en-
vidia de muchos.
Diferentes estudios y encuestas son evidencia de que
la felicidad es un estado de ánimo más allá de los bienes
materiales. Cuando se le pregunta a los mexicanos sobre
el tema, una gran mayoría denota dicha satisfacción.
De acuerdo con el World Database of Happiness,
México se encuentra en el puesto número seis de felici-
dad entre 149 países. ¿Qué tanto disfruta su vida como
un todo? En una escala del 1 al 10, la respuesta es de 7.9 y
se ubica por arriba de Estados Unidos y de la mayor parte
de las naciones de Europa.
La condición económica del país no necesariamente
está ligada a la percepción de felicidad. Sin embargo, una
encuesta de Ipsos Bimsa revela que hay requerimientos
económicos cuando se pregunta cómo serían más felices.
El dinero nos ayuda a cubrir necesidades, a llevar a
cabo aspiraciones, a cumplir nuestros sueños. La admi-
nistración financiera personal está lejos de ser fría, pues
detrás de ella se encuentran nuestras metas.
Dejar de La pregunta ¿cuánto dinero me hace feliz? encierra la
cubrir las idea preconcebida de que hay un monto vinculado con un
necesidades nivel de satisfacción. La pregunta podría ser también ¿a
partir de cuánto dinero dejaría de sentirme infeliz?
básicas podría Hay un monto requerido para cubrir las necesidades
generar básicas, como serían la alimentación, la salud, el vestido,
menos la vivienda o, incluso, la autoestima, el sentido de perte-
felicidad. nencia o la realización.
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En un estudio en que participaron el premio Nobel de
Economía Daniel Kahneman y Angus Deaton, de la Uni-
versidad de Princeton, se infiere que para EU, las personas
con ingresos por arriba de 75,000 dólares anuales dejan
de añadir felicidad cuando elevan sus ingresos.
“Más dinero no necesariamente compra más felici-
dad, pero menos dinero está asociado con dolor emocio-
nal”, explican en el estudio.
Investigaciones internacionales concluyen que a nivel
de país no necesariamente son más felices quienes más
dinero tienen; es decir, “pobres y ricos son igualmente
proclives a sentirse felices”, según apunta un libro del
Centro de Estudios sobre Bienestar de la Universidad de
Monterrey, titulado La felicidad y los valores en el Área Me-
tropolitana de Monterrey y cuyos autores son Nicole Chris-
tina Fuentes, José de Jesús García, Mónica Diana Gutiérrez,
Alejandro Tapia y Salvador Armando Borrego.
“El estudio muestra que quienes consideran muy im-
portante el ingreso y las posesiones materiales son en
promedio más felices. Posiblemente, este fenómeno se
deba a que las personas que consideran el ingreso como
muy importante llevan vidas más ordenadas desde el
punto de vista económico”. En la medida en que se dejen
de cubrir las necesidades básicas hay insatisfacción o
menor felicidad. Claro, esto es relativo y variará depen-
diendo del país o el estrato socioeconómico.
Esta información invita a reflexionar sobre los niveles de
ingreso y si son suficientes para alcanzar los mínimos de
posesiones para disfrutar la vida. Preguntémonos ¿cuánto
dinero me hace feliz?, podríamos tener sorpresas. di
Alberto Tovar es autor del libro Dinero y felicidad.
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