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(Al Botánico Sur y todo lo que sucedió allí, con todo Amor)

Tuve la idea en la ducha, después de un desayuno tardío, de esos que chorrean ironía antes que
mermelada, de los mismos que abundan en tostadas invertidas. Era una idea en forma de nube;
afirmaría de color verde, mas la textura del enjuague disipó esponjosa la idea, soplando
sensaciones de máscara, de tersura plástica, de caspa y de Navidad.

Sucede que antes de caer la tarde me es importante el fijar una misión y cumplirla. Cumplirla
antes de irme a dormir. Así salgo cada día cerca de la hora en la que se puede mirar al Sol sin
cegarse: pleno en la abundancia de la mínima búsqueda. Sé la noche sabe de Abundancia. Confío.

Como por cuestiones muy naturales mis ojos pintan las escenas de a una, me cuesta salir a Buenos
Aires recordándola en su plenitud de plazas enrejadas, en el frenesí angosto de los retornos a casa,
en sus miradas de ͚esto debería ser otra cosa͛ y recordar, a un tiempo, la esponjosa idea de nube
olvidada.

Yo salgo siempre a una Buenos Aires distinta, a una cortadita empedrada que cambia de color y
siempre esconde una cosa, a colectivos llenos o vacíos que generalmente me acercan a mis ganas,
a encontrarme versátiles vecinos dispuestos o no a charlarme mientras yo busco las
particularidades del Sol mirable, de los árboles, de la gente y la basura propia de cada día. Y aún
así, con tanta alharaca, yo termino encontrando lo que busco para dormir tranquilo.

[Esa tarde fue Anónima]

Caía la luz y salí limpio, sin rumbo. Las cuadras cercanas por suerte siempre tienen eucaliptos y
viejitas con bolsas, bolsas de pan con migas dentro o fiambres envueltos en papeles manchados de
cuentas. Todo cambia atravesando los centros, eso pasa. En casa se hablaba del centro como la
panacea de lo conseguible; papá traía del centro el pan bajo argumento de calidad. Yo todavía
paso por el centro y lo pretendo un medio. Es difícil encontrar santuarios cercanos. Los menos
optamos por remangados construir nuestro propio altar con pretensiones de espejo.

[Anónima había logrado aquello en las antípodas de mis posibilidades.

Anónima se erguía sobre sí misma y le rezaba purísima a la existencia.

Anónima llevaba en sí lo sagrado, y era celosa de compartirlo]

Es éste y no otro el primer recuerdo que tengo de ella: se angostaban con nosotros las veredas,
paso a paso más lejos de la idea. Acodados, debíamos o apretarnos o soltarnos para caminar
tranquilos.

Preguntó, ¿te acordás dónde la dejaste?


Después diré que no es casual, que la memoria elige lo que olvida; ahora, ni Anónima ni yo
podemos explicar cómo nuestros pasos se acodaron en la misma mínima búsqueda sin ni siquiera
haberlo acordado antes.

[No eran palabras lo que compartíamos, ni las miradas comunicaban; se trataba mejor de otra
cosa, nos urgía caminar por pasos amplios, salimos juntos y fue paulatino el avanzar.
Particularmente poético, a mi manera, era como viento que florece bajo las alas de una cometa.
Universalmente concreto, a su manera, era otro insípido mientras tanto decorado con faroles
rojos a un lado y amarllos al otro, que como holograma trazan líneas de velocidad.- Teníamos
razón; era la sutileza de mis ojos reflejada en el espejo infinito de los suyos lo que me alejaba.]

Y súbita, y empapada de sí, y posesa de una sabia ignorancia que aparentaba; y sumisa activa de
paulatino enamorar, señaló mis desmemorias musicales; desde el segundo recuerdo íbamos
cantando.

A mi se me confundían los pronombres, equivocaba los sujetos y terminaba mal predicando:

-͞porquéee mede-jás en la puertaaa͙.͟

Se emplazó alta. Sobre el balcón de una plaza con vista a la avenida corrigió:

-͞porquéee͙ te quedás en via muerta͙͟

La no siempre mínima desgracia de darse cuenta: no hacían falta las pausas, ni toda esa
exageración de nombrecitos y revelaciones para lograrla mía. Ella era suya, es que por eso me
enamoraba. No tenía que resignar mi camino, resignar mi idea verde nube esponjada, tampoco
tenía que pasar por el centro para encontrarla, ni tenía que buscarla: ya era mía, yo ya la tenía͙

Era una idea, la sabía incluso un punto. Y aún así seguía trazando directrices-hacia.- Había algo,
informe e ideado͙ a veces sentía miedo de borrarlo todo trazando un plan. Ya no había balcón, ya
no había canción, ya no había palabras.

¡Todo tan inverso y aún así tan convexo!

[Ahí se vió clarísimo: yo la miraba mirar y me perdía en mí; ignoraba casi consciente que
estábamos siendo inevitablemente juntos, que habíamos logrado volver a nosotros, que nuestros
horizontes, tan distintos, sabían unirse por sus puntas para regalarnos la completud. No, no fue
adrede, me dijeron tantas veces que no valía la pena]

Sin de prontos, dijo: ͞Macho͙ Macho es el que sabe olvidar͟.


[Esta vez no es en nombre del misterio. La verdad, ya no sé si volvimos juntos o si todavía la
espero. Se me confunde, esa noche. Había salido limpio y con una meta. Aún no me doy cuenta si
ya está lograda, o en realidad ya no importa; siento:

͞yo ya estuve en este parque con los yuyos así de altos͟.-

http://www.youtube.com/watch?v=o35mGaJGhLM

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