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CAPRICHO

CAPRICHO
Iván E. Saavedra Alonso
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Iván E. Saavedra Alonso

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Iván E. Saavedra Alonso

Noelia, rubia, alta, guapa, lista, inteligente, con


sentido del humor y que no le hacía falta
maquillarse… no necesitaba nada más. Era la chica
perfecta.

Pablo, moreno, alto, guapo, listo, inteligente, con


sentido del humor y al que no le hacía falta un
alargador de pene. Era el chico perfecto.

Noelia vivía en León, y Pablo en Ibiza.

Noelia acababa de terminar 2º de Bachillerato, y se


marchaba una semana de vacaciones a Ibiza, junto
a todos sus compañeros de clase. Estaba ilusionada,
y emocionada. Se iba de vacaciones a la isla de la
fiesta. Todo el día de juerga, y con muchos chicos a
los que conocer. Entre esos chicos, Pablo, pero ella
aún no lo sabía.

Noelia estaba en casa preparando su maleta,


metiendo solo lo necesario: ropa interior, bikini, y
unos vestiditos muy muy provocativos. Como ya he
dicho, iba con la idea de mucha fiesta y muchos
chicos.

Llegó el día de marcharse. Todos los compañeros se


reunieron en la puerta del instituto donde un bus
les llevaría al aeropuerto. Cuando llegaron, cogieron
un avión, y… ¡Destino, Ibiza!

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Mientras tanto, Pablo, se preparaba para otro día


más de fiesta. El chico era un habitual en Pacha los
fines de semana, y de vez en cuando, también iba de
DJ, aunque no era algo que le apasionara. Muchas
veces lo hacía por las consumiciones gratis.

Pablo normalmente no tenía problema para ligar,


pero realmente nunca se había enamorado de
verdad. Solamente habían pasado por su vida chicas
de una noche, un día, y de vez en cuando alguna
con permanencia en el tiempo, pero esa
permanencia solo era de máximo una semana. A
Pablo le venía bien. Era un chico de buena familia, y
tenía una pequeña casita en la playa. Un lugar
perfecto para llevar a las chicas que conocía por las
noches.

Noelia, y el resto de sus compañeros llegaron a la


isla por la mañana.

Un autobús les esperaba para llevarles al hotel,


donde, al llegar, dejaron las maletas, se pusieron un
modelito, y aprovecharon el la mañana para conocer
un poco la isla. Comieron en un restaurante con
una terracita en la costa, y por la tarde marcharon a
la playa. Tenían previsto salir de fiesta esa noche
pero todos estaban muy cansados así que lo dejaron
para el día siguiente.

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Pablo volvía, otra noche más, de fiesta. Era un


viernes yo la discoteca estaba llenísima. Pero faltaba
una persona, pero ya llegará.

Pablo vio una chica en la barra, bailando con


sus amigas. Se acercó, y la invito a tomar algo. No
eran ni las 2 de la mañana y ya se estaban
enrollando, y mientras el reloj daba 3 campanadas,
ellos ya estaban en la casa de la playa. Otra chica
pescada.

A la mañana siguiente, Noelia y sus amigas se


fueron a la playa, se pusieron un poquito morenas.
Ya a la tarde se quedaron en el hotel a descansar,
para estar frescas para la noche.

Llegó la noche, y aunque los Sábados la


discoteca no está tan llena como los viernes o los
jueves, estaban las dos personas que el destino
quería.

Cuando las chicas entraron en la discoteca, nada


mas cruzar la puerta se les pusieron los ojos como
platos, y, por supuesto, les encantó el ambiente que
encontraron.

Eran las 2 y media de la mañana y Noelia ya


iba por su segundo cubata, a pesar de digerir no
muy bien el alcohol. Al menos ahorra, ya que al
tercero normalmente está para poner la oreja en un
altavoz.

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Pablo como cada noche, estaba por la discoteca, y


vió a la chica de la noche anterior, asi que fue a
hablar con ella. Cuando ya estaba a punto de atacar
otra vez, vió detrás de la chica a otro grupo bailando,
y entre ellas, estaba Noelia, la cual le gustaba mas
que la chica con la que estaba hablando. Así que se
despidió y fue a hablar con ella. Noelia reaccionó
bien ante él. Hablaron, se cayeron simpáticos, y,
evidentemente, también se enrollaron.

Noelia no podía creer que hubiera ligado con el chico


mas guapo de la discoteca. Y aunque en ese
momento no era muy consciente de la situación,
sabía lo que hacía. Por eso, él le ofreció irse a su
casa de la playa. Ella aceptó encantada, asi que se
despidió de las amigas y se marchó con él.

Las amigas hacían que se alegraban por ella, pero en


el fondo pensaban: Que hija de puta. A las chicas les
comían los celos por dentro, pero era lo único que le
comían esa noche.

Cuando Noelia y Pablo llegaron a la casa de la playa,


siguieron enrollándose. Pero antes de hacer nada
más, hubo un segundo, en el que Pablo miró a
Noelia a los ojos, y vió algo especial, algo diferente,
vio un halo de sensibilidad, algo especial que le
cautivó. Por lo que decidió no hacer nada con ella y
esperar a la mañana siguiente.

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Noelia se despertó por la mañana en una cama que


no conocía. Le dolía la cabeza y se econtraba fatal.
Se levantó, y al salir de la habitación vió a Pablo.
Tímidamente le dio los buenos días y le preguntó
que habían hecho, ya que no se acordaba de nada.
Pablo le explicó todo lo que pasó, pero puso mas
detalle en explicarle lo que no pasó y el por qué.

Noelia quedo prendada con la sensibilidad de Pablo


al explicarle lo que le pasó, y que era la primera vez
que le pasaba. Así que decidieron quedar esa tarde,
y se fueron conociendo, y, claro está, también
enamorando. Los días pasaban, y a la vez que era
una alegría porque cada vez se conocían mas, era
una tristeza, pues cada vez faltaba menos para que
se fuera.

Entonces, después de cinco días juntos, en la casa


de la playa, sin ni siquiera salir de fiesta, solo ellos
dos. Tocó el día de la despedida. No querían
separarse tan pronto, pero era lo que tocaba. Asi que
antes de marcharse, decidieron quedarse un último
bonito recuerdo con ellos. Horas antes de tener que
estar en el aeropuerto, Noelia y Pablo hicieron el
amor juntos por primera vez. Fue algo que tanto a
uno como al otro, les sentó diferente, pues nunca lo
habían hecho anteriormente con alguien hacia quien
sentían algo.

El momento de la despedida llegó, y con el las


lágrimas. Pero era el momento de decir adiós a una

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semana que sería imposible de olvidar. Una semana


intensa y llena de emociones, de sensaciones
extrañas, pero enternecedoras.

Noelia llegó a casa con una curiosa sensación de


vacío.

Intentó dormir pero no lo consiguió.

Alguien llamó al timbre, y Noelia se levantó de la


cama de mal humor, pues aun intentándolo, parecía
que no le iban a dejar descansar. Abrió la puerta y la
cara de Noelia se le iluminó como una estrella al
llegar la noche. Era Pablo. Noelia, a la vez que
confusa y emocionada le pregunto que hacía allí, a
lo que el respondió con un sentido y sincero: Te
necesitaba, eres mi capricho.

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