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Durante toda mi vida he entendido el amor como una especie de esclavitud consent

ida. Es mentira: la libertad sólo existe cuando él está presente. Aquel que se entrega
totalmente, que se siente libre, ama al máximo. Y el que ama al máximo se siente li
bre.
Espero que este tiempo pase de prisa, para poder volver a la búsqueda de mí misma, b
ajo la forma de un hombre que me entienda, que no me haga sufrir. ¿Pero qué tonterías
estoy diciendo? En el amor nadie puede machacar a nadie; cada uno de nosotros es
responsable de lo que siente, y no podemos culpar al otro por eso.
Me sentí herida cuando perdí a los hombres de los que me enamoré. Hoy, estoy convencid
a de que nadie pierde a nadie, porque nadie posee a nadie. Esa es la verdadera e
xperiencia de la libertad: tener lo más importante del mundo sin poseerlo.

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