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Buylling tema de salud pública en México

En México por unanimidad, el pleno de la Asamblea Legislativa aprobó reformas a la


Ley de Salud Pública del Distrito Federal para considerar al bullying o acoso escolar
como un problema de salud pública

Las reformas a los artículos 63 y 74 de esta ley tienen el objetivo de prevenir y atender
la violencia escolar que se genera en las escuelas de educación primaria y secundaria,
principalmente, de la ciudad.

Con ello, se establece que se brindará atención sicológica no sólo a quienes son
víctimas de este problema sino también a los agresores y observadores.

Estas modificaciones, a su vez, contemplan la creación de programas de prevención


de violencia en el entorno escolar por parte de la Secretaría de Salud local, con lo que
se brindará un enfoque multidisciplinario a la atención de este fenómeno.

De acuerdo con el dictamen aprobado, la violencia escolar en las escuelas del DF va


en incremento y precisa que tan sólo de mayo a junio del 2010 se presentaron 13 mil
633 denuncias principalmente provenientes de las delegaciones Benito Juárez,
Azcapotzalco, Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero.

Con las reformas aprobadas, el artículo 74 de la Ley de Salud Pública local establece
que el gobierno capitalino “impulsará, de conformidad con las disposiciones legales
aplicables en materia educativa, la impartición de una asignatura específica en los
planes y programas de estudio que tenga como propósito la educación para la salud”.

Según datos de la Secretaría de Educación, el bullying se caracteriza porque quien lo


ejerce, ostenta un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar a otras personas,
quien intimida causa en su víctima un daño físico y emocional que se manifiesta con
un descenso en la autoestima, diferentes estados de ansiedad y depresión.

Además, producen en los menores dificultades para la integración y adaptación en el


medio escolar y el desarrollo normal del aprendizaje y la manera de relacionarse con
sus compañeros y amigos
Beneficios del cálculo mental

Multitud de actos cotidianos exigen poner en marcha la mente para realizar


rápidos cálculos matemáticos. Sin embargo, deducir la vuelta de una compra,
un descuento en un comercio y otras operaciones, a menudo sencillas pero
que a muchos les resultarían más cómodas si las realizaran con lápiz en un
papel, son más fáciles de resolver si se aprenden y aplican distintas estrategias
y técnicas de cálculo mental. Fomentar este ejercicio entre los estudiantes les
ayuda a explorar diferentes vías para calcular y operar con los números y
favorece la adquisición de habilidades de concentración y atención.

¿Cuánto es 39+41? Calcular con rapidez el resultado de esta operación es más


fácil si se aplica una técnica de cálculo mental según la cual, cuando se suma
una pareja de números y entre ellos sólo media otro, el resultado es siempre el
doble de este último. Hallar la solución, por tanto, se simplifica a una sencilla
multiplicación: 40x2=80.

Ésta y otras muchas estrategias son de gran ayuda para operar con los
números sin necesidad de hacer uso de instrumentos adicionales como lápiz y
papel o calculadora. Pero desarrollar la agilidad para calcular no consiste tan
sólo en aprender estos sencillos "trucos". La habilidad para el cálculo mental se
basa en la correcta aplicación de las propiedades conmutativas, asociativas y
distributivas de las matemáticas. Una vez asimilados estos conceptos, basta
con hacer uso de ellos para explorar los números, inspeccionar todas las
posibilidades y utilizar métodos alternativos de cálculo al tradicional de
columna, que se emplea cuando se realizan operaciones por escrito.

Aplicación en la escuela

Tal como establecen los currículums oficiales, desarrollar y aplicar estrategias


personales de cálculo mental es una de las competencias básicas que deben
adquirir los alumnos de primaria y secundaria. Lo esencial es que los
estudiantes comprendan que hay diferentes modos de trabajar con los números
y que tan sólo tienen que escoger el más apropiado para cada cálculo.

Sin embargo, en general, el cálculo mental se practica en la escuela después


de que los estudiantes dominen el escrito. Este modelo de enseñanza puede
influir de forma negativa, tal como afirma Bernardo Gómez Alfonso, Doctor en
Matemáticas y autor de 'El cálculo mental en el contexto educativo'. Gómez
considera que esta práctica favorece que muchos alumnos "tiendan a resolver
los problemas de cálculo mental con las técnicas del cálculo escrito". Por eso,
propone disminuir el énfasis tradicional sobre el cálculo escrito rígido, "en favor
de una combinación de cálculo variado (mental, estimado, con calculadora o
algoritmos), según convenga al momento, situación, tamaño y características
de los números involucrados".

Entre los beneficios que la práctica del cálculo mental reporta a los alumnos,
Bernardo Gómez destaca que contribuye a adquirir la comprensión y sentido
del número, proporciona versatilidad e independencia de procedimientos y
ayuda en la reflexión para decidir y elegir. Subraya que este método
"despierta el interés y la capacidad de concentración".

Practicar en la Red

En Internet se puede acceder a un buen número de aplicaciones y recursos


didácticos destinados a ejercitar la habilidad de cálculo mental de los más
pequeños. La gran mayoría están diseñados en forma de juegos interactivos
para resultar más entretenidos y atractivos para los estudiantes.

Marta Vázques-Reina

Fuente: Consumer
¿Se puede obligar a aprender?

Dice Claxton que si los profesores no saben en qué consiste el aprendizaje,


tienen las mismas chances de favorecerlo que de obstaculizarlo. Enseñar es
pues, una actividad subversiva en donde el alumno es quien se subvierte (no el
sistema).

1. No se puede obligar a aprender


El aprendizaje y el desarrollo se dan espontáneamente, en tanto que no se
puede forzar sino tan solo facilitarlo.

2. Lo que se necesita o se quiere saber, se aprende antes


No se aprende nada que no esté relacionado con la satisfacción de una
necesidad, deseo o para evitar alguna amenaza. La única motivación es la
calidad de nuestra supervivencia.

3. Cuando las personas se sienten amenazadas, dejan de aprender


El profesor debe diferenciar el desafío de la amenaza.

4. El profesor debe reconocer las señales del alumno que se siente amenazado
Cuando un alumno no puede seguir, lo que conviene es una pausa. Un sermón
no mejorará las cosas.

5. No se puede aprender aquello para lo que no se está preparado


La sugerencia sería la de tener una idea intuitiva de lo que se irá enseñando y
ajustarlo a la respuesta del alumno. El interés del alumno indica claramente su
preparación para aprender la enseñanza que se le está proporcionando.

6. El alumno puede ceder su responsabilidad al profesor, pero no puede


relegársela
El poder del profesor es un poder prestado, circunstancial, en tanto el alumno
vaya alcanzado la autonomía. El alumno tiene el derecho y la responsabilidad
de decidir su objetivo y el profesor, si el alumno ha decidido ser enseñado,
elegir el mejor camino para lograrlo.
7. Cualquier cosa que se enseñe, lo que se enseña es "la propia personalidad"
El alumno aprende sobre sí mismo y sobre el profesor. Un profesor, así, puede
proporcionar un buen modelo para el alumno (aunque también puede no
hacerlo). Si el profesor no ejemplifica sus recomendaciones, de poca utilidad
será toda prédica que este hiciera.

8. El aprendizaje tiene su tiempo


Todo aprendizaje demanda un tiempo para ser asimilado.

9. La "enseñanza" es parte de un contexto de aprendizaje


La esencia del aprendizaje es la creación de asociaciones entre las diversas
partes de la teoría sobre el mundo que se activan a la vez consecutivamente, lo
que se aprende, queda ligado al contexto que se ha aprendido. Por lo tanto,
una de las tareas del profesor es la de variar los rasgos no esenciales del
contexto de aprendizaje para que no dominen los contenidos y se fijen los
rasgos relevantes.

Las necesidades del profesor

Si el profesor no es comprensivo, difícilmente podrá ayudar a un alumno


bloqueado. El profesor debe tener la sensibilidad suficiente como advertir hasta
dónde ha llegado el alumno para entender como guiarlo a destino.

Un docente que se identifica con el alumno, acaba proyectando sus deseos en


él, entonces el miedo al fracaso puede paralizarlo. Es preferible desear el éxito
del alumno antes que necesitarlo.

En algunos casos, el profesor evita el éxito del alumno simplemente porque


necesita a quien enseñar. Y no se trata de una necesidad meramente
económica, puede ser una necesidad emocional.

¿Cómo puede un profesor servir de ayuda, entonces?

Puede actuar como un director, guiando un curso en particular, creando


situaciones o diseñando secuencias de experiencias. O puede actuar como
entrenador, dirigiendo las consecuencias de la acción por medio de la
recompensa y el castigo.

Suponiendo que el alumno quiera aprender y el problema consista en que el


nuevo conocimiento no se integre, el profesor podrá ayudarle indicándole otros
tipos de puentes, a través de los cuales establecer conexión:

1. Puentes lógicos: estrategias de deducción que vinculen los conceptos.

2. Puentes analógicos: la metáfora, esto es, establecer una conexión entre un


conocimiento existente que posea alguna característica comparable al nuevo
conocimiento.

3. Personal: datos de la experiencia personal, esto es establecer un vínculo a


través de la propia existencia.
La pregunta es pues si es mejor el aprendizaje por descubrimiento que el
aprendizaje por exposición. Probablemente, la respuesta sea que da lo mismo
en tanto el alumno pueda apropiarse del conocimiento.

La escuela

Debe considerarse que para gran parte de los niños, la escuela es un lugar
oportuno para la exploración social. Los amigos, el grupo de pares, son
motivación suficiente para concurrir a la escuela en muchos casos. Las
relaciones escolares son intensas y tienen una gran importancia en nuestras
vidas. Pero la escuela, es también el lugar para aprender, para adquirir
conocimiento intelectual.

El mejor servicio que un maestro pueda prestarle a un niño es aprender a


aprender, desarrollar un conjunto de estrategias útiles para potenciar lo
aprendido y desarrollar una actitud de aprendizaje en las diferentes
experiencias de la vida.

Bibliografía CLAXTON, G. (1987), "Enseñar", en: G. Claxton Vivir y aprender,


Alianza, Madrid, pp. 213-239.

1 Realizar un registro de observación en su grupo para diagnosticar la presencia o ausencia de


valores en el trabajo áulico y en el tiempo de receso, o bien a la hora de entrada o salida.

Investigar cuales deben ser las competencias de los docentes

Revisar la condición que guarden las preguntas críticas

Distribuir el boletín entre los compañeros

1 Desarrollar el trabajo conforme al enfoque que sobre la observación que plantea la lectura

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