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El amor al dinero y la codicia

1 Timoteo 6:10

Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos,
se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

filarguria (filarguriva), (de fileo, amar, y arguros, plata), aparece en 1 Ti 6.10


(cf. filarguros, avaro)

pleonexia, codicia o avaricia, lit.: deseo de tener más (pleon, más; eco,
tener), siempre en mal sentido, ha sido llamado el pecado activo de la avaricia.
Estas son las personas que desean tener para gastar: “en sus métodos de
adquisición, a menudo serán audaces y agresivos; incluso como puedan, y a
menudo estarán tan esparcidos y serán tan derrochadores, como lo estarán de
ansiosos e inescrupulosos por conseguirlo

Ahora, este es el codicioso que conocemos – conseguir y gastar, conseguir y


gastar, conseguir y gastar. Por supuesto, algunos gastos son necesarios –
gastar o morir de hambre. Esta codicia es mostrada por muchos que gastan lo
que no tienen. Con el dinero plástico en la mano salen a las tiendas, gritando,
“¡CARGUELO A MI CUENTA!” Los tales no han aprendido la lección de Jesús:
“Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en
la abundancia de los bienes que posee” (Luc. 12:15).

La Condición Espiritual

La persona avara (o codiciosa), activa o pasiva, tiene un problema de corazón.


Jesús nos dice que la “avaricia” viene “de dentro, del corazón” (Mr. 7:21-22).
Hoy día las personas, como en el primer siglo, pueden tener un “corazón
habituado a la codicia” (2 Ped. 2:14). El hombre avaro (o codicioso) está
perdido, y si es un miembro de la iglesia es indigno de la compañía de los
fieles (1 Cor. 5:9-11). El tal es culpable de idolatría (Col. 3:5; Efe. 5:5).

La avaricia “ni aun se nombre entre vosotros” (Efe. 5:3) los santos.
Aparentemente algunos han tomado esto para que signifique que no debe ser
reconocido. ¿En algún momento ha conocido a un avaro reconocido? La
verdadera idea de Efesios 5:3 es “despojarnos de la vieja manera de vivir”
(Efe. 4:22), que incluye la “avidez” (o “avaricia–codicia” — Efe. 4:19). Es
posible que nuestra ofrenda sea un asunto de “avaricia” (2 Cor. 9:5 “... no con
tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Cor. 9:7).
Solución

Para encontrar una solución debemos reconocer primero que hay un problema:
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe” (2 Cor. 13:5). El Espíritu
Santo advirtió, al menos veinticuatro veces, acerca de la avaricia–codicia,
porque podía existir un problema, aun en su vida o en la mía. Es probable que
nadie confiese el pecado de la avaricia–codicia. ¿Es usted avaro-codicioso?
¿Lo soy yo?

Cuando podamos reconocer un problema, el siguiente paso es arrepentirse y


orar (Hch. 8:22). Orar no solamente por el perdón sino también por fortaleza
y sabiduría. Luego empiece a aprender emocional y espiritualmente como
también mentalmente las lecciones del libro de Dios (Luc. 12:15; Heb. 13:5;
Fil. 4:11; 1 Tim. 6:8). Necesitamos practicar la pena capital: “Haced morir,
pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas,
malos deseos y avaricia, que es idolatría” (Col. 3:5). Y finalmente, orar un
poco más (1 Ped. 3:12; Stg. 5:15).

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