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ANTECEDENTES
La conformación del pensamiento platónico fue consolidándose como
respuesta a los problemas planteados por los filósofos presocráticos Heráclito y
Parménides. Estos filósofos en su intento por explicar la realidad concluyeron, por
una parte:
Heráclito afirmaba que la realidad, todas las cosas, se encuentran sometidas
a variación y cambio: Todo fluye, es la frase que pretende sintetizar su Teoría del
Cambio o Flujo Universal. Esta sostiene que todo esta sujeto a un cambio
constante, un devenir (dualidad entre ser y no ser) y que lo único permanente y
verdadero es el cambio.
Por otra parte, Parménides, sostenía que lo que es verdaderamente, debe ser
“uno”, inmutable, perfecto, increado (ingénito), eterno, etc. No obstante, en el
mundo llamado “real”, el mundo en el cual vivimos, nuestro mundo cotidiano, nada
hay con las características propias de la exigencia parmenídea. Por el contrario todo
está sujeto a cambio y corrupción, por lo que pareciera que la teoría del flujo
universal de las cosas, fuese irrebatible.
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tendrá que mostrar que la idea (la unidad en lo diverso) es anterior por naturaleza
a toda la multiplicidad.
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anterioridad. Por ejemplo, en este mundo observamos caballos, más o menos
perfectos y contemplamos acciones más o menos justas y este hecho hace que
recordemos el verdadero caballo y la auténtica justicia (la Idea de caballo y la Idea
de Justicia.
De igual modo que distinguió Platón dos mundos, también distinguió dos
clases de conocimiento: el verdadero saber, la auténtica ciencia (epísteme) y la
opinión o saber aparente. Según este filósofo, la calidad del conocimiento depende
de la calidad de los objetos conocidos, de este modo, el conocimiento de los
objetos sensibles serán también inauténtico o aparente: doxa. Este tipo de
conocimiento nos es suministrado por los sentidos, pero estos nos engañan. Pero
cuando el alma logra evadirse de las realidades sensibles y elevarse al mundo de
las Ideas, entonces tiene lugar el verdadero conocimiento: epísteme.
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LA REALIDAD SEGÚN ARISTÓTELES
(384 a.C – 322 a. C)
Aristóteles como todos los filósofos griegos, tuvo como preocupación principal
la realidad, el movimiento (o cambio) y el conocimiento. Aristóteles posee, respecto
a las teorías anteriores, la particularidad de intentar encontrar en el mundo
sensible, es decir, en el mundo que nos rodea, los principios explicativos de la
realidad, en contraposición específicamente a lo realizado por Platón.
Antagonismo con Platón.
Platón, el filósofo del idealismo, el que afirma la
existencia y preeminencia de un mundo trascendente.
Aristóteles, por el contrario, el filósofo realista que
afirma la importancia del individuo concreto, de este
mundo sensible, que valora la experiencia de los sentidos
como medio de conocimiento y cuya mentalidad proviene
de las ciencias naturales, donde se da gran importancia a
la investigación y observación de los seres de este
mundo sensible. Dos filósofos distintos que simbolizan
dos posiciones antagónicas de pensamiento.
El movimiento:
Ahora bien “dado que la naturaleza es principio de movimiento... es
indispensable que no permanezca desconocida para nosotros qué es el
movimiento, porque es inevitable que ignorando éste, se ignore también la
naturaleza” Aristóteles: Física, III,1 201.
En la filosofía aristotélica el movimiento es el elemento central desde el cual
explicar la realidad. Los filósofos anteriores tendieron a concebir por separado la
realidad (el ser) y el movimiento. Por ejemplo, Platón que excluyo al movimiento
del mundo verdadero (Mundo Inteligible o de las Ideas). Aristóteles, por el
contrario, intentó analizar la realidad que cambia, pues el movimiento no existe
fuera de las cosas.
En efecto, la teoría aristotélica sostiene que debe haber un sustrato que
cambie, en donde se dé el movimiento, en este caso, la sustancia. Pero este cambio
que sufre una sustancia está determinado por sus propias posibilidades, la
sustancia huevo no puede cambiar a ser perro. Luego tenemos señalado aquí un
indispensable elemento para el cambio, el que Aristóteles llama potencia, la
capacidad de ser o hacer algo, es en cierto modo, un no-Ser, algo que no se es
o no se tiene. Pero en otro sentido, esta especie de no-Ser tiene un cierto ser,
pues la potencia es también algo, es una capacidad para ser algo determinado.
Cuando la sustancia cambia, se transforma en acto aquello que tenía en potencia, o
sea el acto es lo que se ha llegado a ser, la perfección habida, la realidad
desplegada, plenitud.
Existe pues un ser en potencia y un ser en acto. Acto, es lo que actualmente
es; potencia, lo que puede ser. Por ejemplo: en cuanto Ser en acto, la semilla es
semilla, y el estudiante es estudiante; en tanto Ser en potencia, la semilla es árbol
y el estudiante, médico, ingeniero. En consecuencia, el movimiento estriba en la
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actualización de una potencia en cuanto potencia o, lo que es lo mismo, en el paso
de la potencia al acto.
De la Física a la Metafísica
El estudio del movimiento culmina en la Teoría del Motor Inmóvil. Según
Aristóteles, si el movimiento es eterno, debe existir un motor que también lo sea:
todo lo que se mueve se mueve por otro. Ahora bien, en la serie de seres que se
mueven y que, a su vez, son movidos por otro no podemos proceder al infinito,
pues en ese caso quedaría sin justificar el movimiento. Es necesario, pues, llegar a
un primer motor (a un ser primero) que posea en sí mismo el movimiento en acto y
sea la causa de todo movimiento, y éste es el Motor Inmóvil, ser perfecto,
inmaterial, eterno; acto puro (actualidad pura) sin mezcla de potencialidad que en
última instancia, es la causa de todo movimiento.
Este Motor Inmóvil si bien aparece en primera instancia como causa
eficiente, es en última caso causa final, mueve atrayendo, es decir, mueve
porque todos los seres compuestos de potencia y acto aspiran, desean o apetecen
el acto.
“Tiene que haber algo que sea eterno, sustancia y acto y que sin moverse
mueva. Y mueve de la manera que mueve lo deseable y lo que es inteligible.
Es deseable, en efecto, lo que aparece como bueno, pues la voluntad quiere el
bien (lo bueno) y el bien es fin... Aristóteles: Metafísica, XII, 7, 1072 a
Ahora bien, teniendo en cuenta que el Motor Inmóvil es considerado acto puro,
inteligencia plena, causa final suprema; “objeto de amor” y aparece completamente
separada del resto de los seres, ¿se puede identificar dicha entidad con Dios? La
respuesta puede ser positiva; mas en este caso conviene tener en cuenta que
subsisten notables diferencias entre Dios, concebido de este modo y el Dios de las
religiones monoteístas actuales. Pues es Aristóteles el Motor Inmóvil (dios) no
desea nada y permanece indiferente al mundo.