Está en la página 1de 1

Libertad, libre voluntad, y determinismo

Hay tres posiciones básicas relativas a las opciones del hombre: determinismo, indeterminismo y autodeterminismo. El determinismo es
la creencia de que todas las acciones del hombre son resultado de factores antecedentes, o causas. Los deterministas naturalistas tales
como Thomas Hobbes y B F Skinner mantienen que el comportamiento del hombre se puede explicar completamente en términos de
causas naturales. Los deterministas teístas, como Martin Luther y Jonathan Edwards, remontan las acciones del hombre a la mano
controladora de Dios. La posición opuesta al determinismo es el indeterminismo, visión en la que no hay causas, precedentes o no, para
las acciones del hombre. La posición final es el autodeterminismo o libre voluntad, que es la idea de que el hombre determina libremente
su propio comportamiento, y que ninguna causa precedente puede dar cuenta cabal de sus acciones.

Determinismo La noción de que las acciones del hombre son el resultado de causas precedentes ha sido enunciada naturalista y
teístamente. La visión naturalística considera a los seres humanos como parte de la maquinaria del universo; en tal mundo cada
acontecimiento es causado por acontecimientos anteriores, los que a su vez fueron causados por acontecimientos aún anteriores, ad
infinitum. Puesto que el hombre es parte de esta concatenación causal, sus acciones también están determinadas por causas precedentes.
Algunas de estas causas son el ambiente y la constitución genética del hombre. Éstos son tan determinantes de lo que éste hace, que nadie
podría correctamente decir que una acción humana dada habría podido hacerse de manera distinta de como efectivamente se la hizo. Así,
según el determinismo, el que Bob se siente en la silla marrón y no en el sofá azul no es una opción libre sino determinada
completamente por factores previos. Un ejemplo contemporáneo de determinismo naturalista es el de B F Skinner, autor de “Más allá de
la libertad y la dignidad” y de “El conductismo”. Skinner piensa que todo comportamiento humano está completamente controlado por
factores genéticos y ambientales, que no eliminan el hecho de que los seres humanos eligen opciones, pero sí eliminan la posibilidad que
las opciones humanas sean libres. Para Skinner todas las opciones humanas están determinadas por causas físicas precedentes; por lo
tanto, se ve al hombre como causa instrumental de su comportamiento. Es como un cuchillo en manos de un carnicero o un martillo en el
puño de un carpintero: no origina la acción sino es el instrumento a través del cual algún otro agente la lleva a cabo. El argumento
filosófico frecuentemente dado para el determinismo se puede sintetizar como sigue: todo comportamiento humano es no causado,
totalmente autocausado o causado por algo externo. Ahora, el comportamiento humano no puede ser no causado, porque nada puede
suceder sin una causa, la nada no puede causar algo. El comportamiento humano tampoco puede ser autocausado, porque cada acto
tendría que existir antes de sí mismo para causarse, lo que es imposible; por lo tanto la única alternativa es que todo el comportamiento
humano debe estar totalmente causado por algo externo. Los deterministas naturalistas mantienen que cosas tales como herencia y
ambiente son las causas externas, mientras que los deterministas teístas creen que Dios es la causa externa de todo el comportamiento
humano.

Hay varios problemas con este argumento. Primero, que malinterpreta el autodeterminismo, como que éste sostiene que los actos
humanos se autocausan. Los autodeterministas, por ejemplo, no creen que las jugadas en el fútbol se causen a sí mismas; sostienen, en
cambio, que son los jugadores los que ejecutan las jugadas. De hecho son los jugadores quienes eligen jugar el deporte, y así la causa de
que se juegue al fútbol está dentro de los jugadores. Los autodeterministas no negarían que los factores externos, tales como la herencia,
el ambiente o Dios, tengan alguna influencia, pero sostendrán que cualquiera de los involucrados en el juego habría podido decidir no
jugar, si esto es lo que habían elegido.

En segundo lugar, el argumento para el determinismo se derrota a sí mismo. Un determinista debe afirmar que tanto él como el no
determinista están determinados para creer lo que creen. Con todo, el determinista procura convencer al no lo es, de que el determinismo
es verdad y por tanto, se le debería tener como tal; no obstante, en base al determinismo puro, ese "debería" no tiene sentido, ya que
quiere decir "podía y debía haber hecho otra cosa", lo cual es imposible según el determinismo. Una manera de circunvalar esta objeción
es que el determinista sostenga que lo determinaron para decir que uno debería aceptar su opinión, pero su opositor puede replicar que él
está determinado para aceptar una visión contraria. Así el determinismo no puede eliminar una posición opuesta, lo que posibilita una
postura en pro de la libre voluntad. Tercero, y final, si el determinismo naturalista fuera verdad, sería autoderrotante, falso, o no sería una
postura, porque para determinar si el determinismo es verdad tendría que haber una base racional para el pensamiento; de otro modo, no
se podría saber qué es cierto y qué es falso. Pero los deterministas naturalistas piensan que todo el pensamiento es producto de causas no
racionales, como el medio ambiente, de manera que todo pensamiento es no racional. En este caso no se podría saber si el determinismo
es cierto o no. El argumentar que el determinismo es verdad es autoderrotante, porque se sostiene una verdad para que nadie pueda alegar
ninguna verdad. Ahora si el determinismo es falso, entonces se le puede rechazar racionalmente y considerar alternativas. Pero si no es ni
verdadero ni falso, entonces no es en absoluto una postura, puesto que no se alega o sostiene verdad alguna. En cualquier caso, no se
puede decir razonablemente que el determinismo naturalista sea verdad.

Otra forma de determinismo es el determinismo teísta, según el cual todos los acontecimientos, incluyendo el comportamiento del
hombre, son causados (determinados) por Dios. Uno de los más famosos partidarios de esta orientación fue el teólogo puritano Jonathan
Edwards, que pensaba que el concepto de libre voluntad, o autodeterminismo, contradecía la soberanía de Dios. Si efectivamente Dios
controla todas las cosas, entonces nadie podría actuar contra Su voluntad, que es lo que el autodeterminismo debe sostener. Por lo tanto,
para que Dios sea soberano debe causar cada acontecimiento, ya sea humano o no.

También podría gustarte