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Para tener una buena relación de pareja hay que tener en cuenta mucho

puntos, sobretodo a la hora de convivir con alguien, tenemos que darnos


cuenta que en el momento que se forma una pareja nuestra vida cambia,
debemos compenétranos para tener una relación lo más óptima posible.

A continuación veremos algunos puntos importantes a tener en cuenta en toda


relación.

Como bien sabemos, somos seres individuales y cada uno de nosotros tenemos
nuestro pasado, nuestras costumbres, familia, recuerdos, amigos, manías…
Cuando el amor llama a nuestra puerta parece que no somos capaces de ver que
nuestro ser amado tiene no solo virtudes, sino también defectos, ya que todos
somos seres humanos, y muchas veces cuando el tiempo pasa parece que nos
sorprenden esas manías que probablemente parece que han surgido de la nada,
pero no, eso no es así ya estaban ahí lo que ocurre es que el amor no dejaba
ver. Cuanto antes asimilemos estos pequeños detalles, mejor será para nosotros.
Este mismo trabajo tiene nuestra pareja. Pero no hay que asustarse porque
normalmente son pequeñas cosas que se pueden resolver con facilidad.

A medida que la pareja se consolida, los miembros de la misma deben tomar


decisiones en común y en este punto es donde pueden aparecer temas de tipo
familiar, es decir, muchas veces la familia de alguno de los miembros quiere
seguir teniendo una parte lo suficientemente grande como para influenciar a la
pareja y esto puede llegar a originar problemas.

Debemos dejar claro que las decisiones de pareja se toman por los miembros de
la pareja, que no pueden seguir involucrándose de forma obligada. Los padres
pueden dar su opinión sobre algún tema determinado pero la pareja no puede
llegar a convertirse en una marioneta de estas decisiones ya que si no estará
manipulada y siempre será más fácil que los miembros de la pareja sepan lo que
es bueno para ellos que personas que se encuentran fuera de ella. Esto no
significa que debamos dejar de hablar con nuestros familiares, si no saber
separar sentimientos.

El tema de compartir también es algo que se debe llevar hasta último término, es
decir, debemos aprender a compartir las cosas de este modo si en nuestra vida
aparecen problemas o algún tipo de crisis, será mucho más fácil resolverlo entre
los dos que uno solo. La carga será menor si la compartimos. Cuando los
problemas llaman a la puerta deberemos afrontarlos juntos, nunca huir de ellos
porque aparecerán nuevamente hasta que consigamos resolverlo, por ello cuanto
antes nos enfrentemos a ellos, antes desaparecerán, además será una buena
lección para aprender.

La comunicación es algo muy importante y suele ser una de las primeras cosas
que falla, si mantenemos una comunicación fluida con nuestra pareja todo será
mucho más fácil. Si te enfadas con tu compañero será más fácil que le digas
abiertamente qué es lo que te ha molestado a que esperes a ver si descubre qué
te ocurre, ya que probablemente no acertará nunca. Simplifica problemas con la
comunicación, además esto hará que estéis más compenetrados y la complicidad
entre vosotros aumentará de forma exagerada.

Pero no se nos puede olvidar la individualidad de cada uno, comparte, pero pon
límites para poder tener una autonomía y dependencia, es decir, ser uno en
cuestión de pareja pero sin olvidar que está formada por dos seres individuales
que tienen necesidades.

Por que un miembro de la pareja salga solo a tomar un café con un amigo no
implica necesariamente que nos quiera menos, si no que necesita su intimidad,
quizá el amigo/a quiera contarle algo personal y no tenga la suficiente confianza
ni la obligación de contárnoslo a nosotros por el mero hecho de ser la pareja de
su amigo/a.

Cuando dos personas se eligen libremente para convivir, después de haberse conocido
durante un tiempo, tienen que saber que el otro, durante la etapa idílica puede no haberse
mostrado tal cual es.

Porque todas las parejas tienden a mostrar su máscara social cuando recien se conocen y se
han condicionado tanto a utilizar esa imagen, que hasta que ellos mismos creen en ella,
olvidándose de quienes realmente son.

Para comenzar una vida juntos, sin lastres que impidan una armoniosa convivencia, es
importante mostrarse como uno es y saber qué espera el otro de uno mismo. Por lo tanto, es
necesario mantener una fluida comunicación, tener plena confianza uno en el otro y poder
hablar de cualquier cosa sin inhibiciones.

No es necesario decirse todo, porque nos quedaríamos vacíos, ya que siempre existe una
parte verdaderamente íntima que no se puede traducir en palabras y que debe permanecer
en nuestra interioridad, intacta.

Hay que conservar ese misterio insondable de nuestras propias aspiraciones genuinas para ir
revelándolo de a poco con los hechos y continuar sorprendiendo toda la vida. Porque los
hechos valen mucho más que las palabras.

Una pareja se da cuenta de inmediato cuándo hay una dificultad en la relación. Sin esperar
que las cosas se compliquen y pasen a mayores hay que detenerse y mantener una
conversación sincera y honesta sobre el problema.

Las peores cosas puedes ser dichas en buenos términos, sin necesidad de escenas violentas
ni malos tratos.

No es aconsejable acumular para después explotar y provocar con ese estallido una situación
difícil de manejar.

Las ofensas hay que perdonarlas pero nunca hay que olvidarlas, porque pueden resultar
útiles a la hora de pasar facturas.

La negociación es la base de la comunicación y es la forma más moderna y eficaz de


enfrentar los problemas y resolverlos.
La comunicación no es una línea recta sino un círculo de ida y vuelta. Todo lo que diga el
integrante de una pareja generará en el otro una respuesta interna generalmente
contaminada con experiencias del pasado, que provocará una reacción encadenada a esos
sucesos que nada tienen que ver con el tema en cuestión.

Puede ocurrir que la comunicación no logre su cometido y que se malinterprete su


significado, por eso es necesario ser claro y preciso y acompañar con los gestos adecuados lo
que se está diciendo; porque muchas veces estos gestos contradicen el mensaje hablado.

Cuando dos personas están en armonía la comunicación fluye naturalmente y más cerca
estará de lograr correspondencia.

Esa armonía se logra manteniendo ambos el mismo lenguaje y tono al hablar, aunque no
estén de acuerdo. Porque el punto que no hay que perder de vista en toda discusión es el
objetivo de la misma, sin obstinarse en querer tener la razón, que no conduce a nada.

Si el otro levanta la voz, lo mejor es responder en el tono más bajo posible, ya que esto
permite detener la espiral y provocar en el otro una disminución de su cólera.

Llevarse bien con el otro exige apreciar sus propios valores aunque no se compartan.

Cuanto más nos centramos en nuestros propios pensamientos y convicciones menos


conscientes estaremos de los pensamientos y convicciones de los demás.

El secreto de la buena comunicación no es tanto lo que se dice sino cómo se dice, hablando
en los mismos términos y expresando las ideas en la misma forma en que el otro piensa de
ellas.

Teniendo en cuenta que todas las personas son diferentes y que cada uno ve el mundo de
una manera distinta es un verdadero milagro que una pareja logre entenderse. Sin embargo,
no es imposible y algunas parejas pueden hacerlo.

Si eso es posible, entonces todos los demás, si quieren, también pueden.

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