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(Propósito: Enseñar a los niños que el Señor nos cambia cuando le conocemos como
nuestro Salvador personal)
Escena: La Abuela está sentada, leyendo su Biblia. Lucy entra por la derecha llamando
a su abuela.
La Abuela: Cómo no me va a dar gusto si Juan es corregido en la escuela por ser flojo
y no prestar atención durante la clase. Él necesita aprender a obedecer y un castigo
puede ayudarle a portarse mejor.
Lucy: La maestra pidió que recogiera los papeles que él estuvo tirando durante la hora
de clase. Ella le dijo que no podría salir hasta que terminara de recoger el último papel
Juan: La maestra me escogió para hacer una tarea muy importante después de la
clase.
La Abuela: ¡Qué privilegio! Y…¿se puede saber cuál era esa tarea tan importante,
Juan?
Juan: (baja la cabeza)
La Abuela: (con una risita) ¡No hables tan rápido! ¡No te puedo escuchar!
Lucy: Sí, porque yo sé que no era ninguna tarea especial la que hiciste…¡¿Por qué no
le dices a la abuela la verdad?!
La Abuela: Está bien, Lucy. Juan aprendió su lección y tú no tienes que recordárselo.
La Biblia dice que todos obramos mal y a esto Dios le llama "pecado". Romanos 3:12
dice: "No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno."
La Abuela: Es verdad, pero cuando una persona conoce a Jesús como su Salvador,
Dios le perdona y le ayuda a vivir una vida nueva.
Lucy: ¿Qué quiere decir esa parte de una vida nueva, abuela?
La Abuela: (riéndose) ¡No, Juan! Quiere decir que Dios cambia tu actitud, tu manera
de ser y actuar.
Lucy: ¡Por qué Juan es terrible! ¿Cómo podría Dios cambiar alguien como él?
Juan: Me gustaría ser cambiado en una nueva persona…pero no puedo porque soy un
títere. ¿Pueden imaginarse qué terrible sería si yo cambiara y tuviera el carácter de
Lucy! (sale rápidamente)