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Velasco Ibarra y el populismo

 
El populismo

Está asociado a la presencia de un liderazgo de corte personalista y paternalista. No


corresponde a un sector definido de la sociedad sino a diversas clases...

El país llegó a 1960 después de un período de estabilidad y crecimiento, con problemas


estructurales no resueltos y debilidades serias. La crisis del banano evidenció las
falencias en el modelo de sustitución de importaciones. Cuando el Estado se quedó sin
los recursos del banano, no pudo seguir financiando el proyecto industrializador que no
había tomado un dinamismo propio, sino que dependía de subsidios estatales. Hacia
fines de los 50, un período próspero y estable llegó a su fin. Velasco Ibarra ganó la
presidencia cuando la República entraba a una crisis económica y se vivía agitación
social. Clases medias empobrecidas y sectores marginales urbanos, sobre todo de la
Costa, fueron los que se volcaron a la opción que representaba Velasco Ibarra. En un
país, en el que la política se había practicado desde espacios excluyentes, un populismo
que apelaba a una participación más directa y emotiva ejercía un poderoso atractivo.
Velasco privilegiaba el contacto directo con las masas. Por un lado -como dice Carlos
de la Torre-, era una figura autoritaria, y por otro, enfrentó a la oligarquía. Encarnaba la
idea de democracia como un acto de participación masiva. Se inaugura una manera
distinta de hacer y concebir la política en el país.

El populismo (del latín populus "pueblo") es un término político usado para designar
corrientes heterogéneas pero caracterizadas por su aversión discursiva o real a las élites
económicas e intelectuales, su rechazo de los partidos tradicionales (institucionales e
ideológicas), su denuncia de la corrupción política por parte de las clases privilegiadas y
su constante apelación al pueblo como fuente del poder. Los personajes populistas se
caracterizan porque afirman enfocarse en el pueblo y velar por este.

[editar] Populismo en sentido negativo

El populismo con una significación peyorativa, que es la principalmente usada (y que se


usará mayormente a lo largo de éste artículo), es el uso de "medidas de gobierno
populares", destinadas a ganar la simpatía de la población, particularmente si ésta posee
derecho a voto, aún a costa de tomar medidas contrarias al Estado democrático. Sin
embargo, a pesar de las características anti-institucionales que pueda tener, su objetivo
primordial no es transformar profundamente las estructuras y relaciones sociales,
económicas y políticas (en muchos casos al contrario los movimientos populistas
planean evitarlo) sino el preservar el poder y la hegemonía política a través de la
popularidad entre las masas.

De acuerdo, con esta significación algunos movimientos populistas habrían dado a


amplias capas de la población beneficios limitados o soluciones a corto plazo que no
ponen en peligro el orden social vigente ni le otorgan a los ciudadanos capacidades
reales de autodeterminación a los pueblos, pero que sirven para que eleven o mantengan
la popularidad de los caudillos o del régimen reforzando su poder. En muchos casos a
pesar del discurso contra ellas, las clases sociales estratificadas, los sectores económicos
estratégicos (industriales, bancarios, etc.), los intereses eclesiásticos y militares, la
función pública, se mantienen vigentes o en el mayor de los casos cambian de manos,
pero el poder de tales estructuras sobre la población no desaparece.

Los discursos oficiales de estos regímenes y movimientos deben ser digeribles y del
buen agrado de la población en general (para darle seguridad y satisfacción) por lo que
no apelan a ideologías definidas e incluso pueden tener tintes más o menos
conservadores y hasta reaccionarios, pero siempre carismáticos. Se diferencia de la
demagogia porque se refiere no sólo a discursos, sino también a acciones. Así, se la
puede entender como una táctica de uso limitado, o bien como una forma permanente de
hacer política y permanecer en el poder.

Ahora bien, la definición abstracta de lo que es el bienestar general del "pueblo" así
como de corto plazo, orden social instituído u autodeterminación permiten manipular el
uso del término y aplicarlo eventualmente contra los adversarios políticos. Por ejemplo
algunas veces grupos conservadores o neoliberales lo aplican erradamente a
movimientos o partidos socialistas, sin embargo el populismo no aboga por ideologías
precisas o por la concientización y el debate o consenso de tesis políticas o económicas
claras sino que aboga por los sentimientos de aceptación masiva de un grupo en el poder
y de una ideologización superficial pero intensiva. Por lo cual el populismo no es de
"izquierda" o de "derecha", puesto que es una práctica del grupo en el poder y no un
movimiento ideológico propiamente dicho.

[editar] Populismo en sentido positivo

El populismo se refiere a algún movimiento social, el cual pretende que el poder recaiga
más en el pueblo llano, es decir, promueve una especie de proto-democratización y anti-
elitismo buscando favorecer a los granjeros, los obreros, pequeños emprendedores, bajo
clero, sindicatos, capitalistas populares (sin contactos con las oligarquías), las clases
media y baja;[2] y menos poder para las élites políticas y económicas corporativistas y
caudillistas. El populismo se basa en el apoyo voluntario, las ideas políticas de la cultura
autóctona sin necesariamente caer en el nacionalismo, se opone a los imperialismos.
Pueden por consecuencia rechazar el desplazamiento social masivo que pueden producir
los grandes movimientos de capital o tecnología, así como el rechazo a medidas en
torno a reforzar la institucionalidad (excesiva) del Estado unitario o las burocracias
profesionales.

Ejemplos de este tipo de populismo pueden ser el populismo ruso y el populismo


norteamericano del siglo XIX (éste último llamado también productivismo), el
cantonalismo español, el agrarismo mexicano o los carbonarios italianos. Pueden estar
influenciados (o no) por una o varias ideologías o proyectos políticos claros y definidos,

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