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CONCILIO VATICANO II

DEFINICION DE CONCILIO.

Concilio es la asamblea de obispos convocada para debatir asuntos importantes


referentes a la doctrina y disciplina de toda la Iglesia o de parte de ella.

En el primer caso, el Concilio será universal o ecuménico (del griego "oicomenicós" que
significa universal).

Para que tenga valor de tal, tiene que ser convocado por el Papa,presidido por él o sus
delegados, y aceptado en todas y cada una de sus decisiones por el mismo.

En cuanto al número de participantes, es obvio que tienen que ser la mayoría, con
verdadera representatividad de todo el mundo cristiano.

En el segundo caso, el concilio es particular, que podrá ser de una nación, un grupo de
naciones, una determinada región o provincia eclesiástica.". Cuando un concilio no es
convocado en forma legítima, se habla de "conciliábulo".

BREVE HISTORIA DEL CONCILIO VATICANO II (1962-1965)

En Junio de 1959 Juan XXIII habla por primera vez de su intención de convocar un concilio
ecuménico, pero el anuncio oficial no se formula hasta el año 1961.

En el momento de su apertura, el 11 de octubre de 1962, con un discurso histórico del


Papa, se pensaba en una o a lo sumo dos asambleas, pero habrá cuatro, hasta el año 1965,
ya que la complejidad y variedad de los temas exigieron un esfuerzo mucho mayor del que
se había calculado.

La segunda sesión, con la desaparición de Juan XXIII, fue inaugurada por Pablo VI el 29 de
septiembre de 1963. todas las sesiones se desarrollan de septiembre a noviembre o
diciembre; los meses anteriores son de trabajo preparatorio. La sesión de clausura se
celebra solemnemente el 7 de diciembre de 1965.

La postura de este concilio está claramente diferenciada frente al Vaticano I, que es un


concilio afirmador de la autoridad, con la definición de la infalibilidad pontificia, el
Vaticano II lo es de colegialidad, laicado, temas y definiciones que atienden a dimensiones
democráticas de la iglesia. Frente a Trento, concilio defensivo, cuyos textos están
recorridos por anatemas, el Concilio que se abre en 1962 se desarrolla sin condenas, sin
un espíritu evangélico alejado de la postura defensiva del siglo XVI.

Es también más universal que ninguno, todos los continentes están representados, se abre
a todas las culturas. Incluso el número de padres conciliares es claramente superior.
En la clausura del Concilio de Trento eran poco más de doscientos; en el Vaticano I
alrededor de setecientos sesenta, en el Concilio Vaticano II toman parte en la ceremonia
de apertura 2.540 padres.

El cardenal Bea ha escrito que las dos grandes innovaciones son afirmación del papel de
los obispos y la apertura hacia el laicado. La descentralización, la perdida del
protagonismo de Roma, es una exigencia de los tiempos.

En el Concilio intervienen casi trescientos obispos africanos, casi cuatrocientos de Asia, 75


de Oceanía, en su mayor parte nativos, obispos que tienen que trabajar en zonas cuyas
ideas raíces son el animismo y el fetichismo, o creencias de las antiguas culturas de china e
india, con problemas muy diferentes a los que se presentan en la Europa industrial, con su
historia secular de humanismo grecolatino.

Clarificar el papel de los laicos era otra necesidad. Los laicos habían intervenido en los
primeros siglos de la iglesia en el nombramiento de sus pastores, incluso en la elección del
papa en Roma. Posteriormente se produjo la interferencia de poderes temporales, los
príncipes, en la vida religiosa, con grave daño para la Iglesia, al mismo tiempo que esta,
“cargada” con un patrimonio territorial, unía en el Papa una jurisdicción temporal a la
espiritual.

Reducida desde 1870 la Iglesia a un poder estrictamente espiritual, a mediados del siglo
XX, como puso de relieve en una conferencia en Milán el cardenal Montini, la Iglesia se
encuentra libre por vez primera de interferencias de poderes seculares en sus asuntos y
en consecuencia no tiene ninguna justificación una Iglesia defensiva o condenatoria.

Pero esta independencia no ha significado despreocupación de lo temporal; lo que


caracteriza al Concilio Vaticano II y lo que le dio una resonancia universal es su
preocupación por clarificar las relaciones de la Iglesia con la cultura y el mundo actual.

RESUMEN DE LOS DOCUMENTOS

CONSTITUCIONES:

 LUMEN GENTIUM.

Trata de la Iglesia y entre otras cosas dice:

Cuantas veces se renueva sobre el altar el sacrificio de la cruz se efectúa la obra de


nuestra redención.

Todos los hombres son llamados a la unión con Cristo.

El Espíritu habita en la Iglesia y en los corazones de los fieles como en un templo.


Recibe la misión de anunciar el Reino de Cristo y de Dios, de establecerlo en medio de
todas las gentes, y constituye en la tierra el germen y el principio de este Reino.

La Iglesia está constituida por un elemento humano y otro divino.

No está constituida para buscar la gloria de este mundo, sino para predicar la humildad y
la abnegación incluso con su ejemplo.

 DEI VERBUM .

Expone la doctrina sobre la divina revelación y sobre su transmisión.

En esta parte nos recuerda la intima relación que Dios mantiene con el hombre desde el
principio de la creacción, como fue preparando el camino para el evangelio.

Después que Dios habló muchas veces y de muchas maneras por los Profetas, envió a su
Hijo Jesucristo y con la llegada del espíritu de la Verdad completa la revelación y confirma
con el testimonio divino que vive en Dios con nosotros para librarnos de las tinieblas del
pecado y de la muerte y resucitarnos a la vida etena

Para que el Evangelio se conservara constantemente íntegro y vivo en la Iglesia, los


Apóstoles dejaron como sucesores suyos a los Obispos.

La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y compenetradas.


Porque surgen ambas de la misma divina fuente.

La Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el designio de


Dios, están entrelazados y unidos de tal forma que no tiene consistencia el uno sin el otro,
y que, juntos, bajo la acción del Espíritu Santo, contribuyen a la salvación de las almas.

 SACROSANTUM CONCILIUM

La sagrada liturgia Propone una revisión de todos los ritos de los sacramentos, así como
del año litúrgico, la música sagrada, el arte y los El Papa hace una valoración sobre la
necesidad de una reforma en objetos sagrados, calendario litúrgico.

Se propone acrecentar día en día entre los fieles la vida cristiana, adaptar mejor a las
necesidades de nuestro tiempo las instituciones que están sujetas a cambio.

La Iglesia nunca ha dejado de reunirse para celebrar el misterio pascual: leyendo "cuanto a
él se refieren en toda la Escritura" ,celebrando la Eucaristía, en la cual "se hace de nuevo
presente la victoria y el triunfo de su Muerte".

Jesucristo dijo "Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio
de ellos Cristo asocia siempre consigo a su amadísima Esposa la Iglesia, que invoca a su
Señor y por El tributa culto al Padre Eterno. Toda celebración litúrgica es acción sagrada
por excelencia.

La Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la


fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan a que, una
vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan para alabar a Dios en
medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor.

Es indispensable que se provea antes que nada a la educación litúrgica del clero. Por
tanto, el sacrosanto Concilio ha decretado establecer: Formación de profesores de
Liturgia, Formación litúrgica del clero, Vida litúrgica en los seminarios e institutos
religiosos , Vida litúrgica de los sacerdotes.

la Liturgia consta de una parte que es inmutable por ser la institución divina, y de otras
partes sujetas a cambio. En ciertos lugares y circunstancias, urge una adaptación más
profunda de la Liturgia

GAUDIUM ET SPE.

Pastoral sobre la Igesia en el mundo actual.

No impulsa a la Iglesia ambición terrena alguna. Sólo desea una cosa: continuar, bajo la
guía del Espíritu, la obra misma de Cristo

Es necesario conocer y comprender el mundo en que vivimos. se puede ya hablar de una


verdadera metamórfosis social y cultural, que redunda también en la vida religiosa.

El espíritu científico modifica profundamente el ambiente cultural y las maneras de


pensar.El cambio de mentalidad y de estructuras somete con frecuencia a discusión las
ideas recibidas.

La negación de Dios o de la religión se presenta como exigencia del progreso científico y


de un cierto humanismo nuevo.El mundo moderno presenta muchos desequilibrios. Los
pueblos hambrientos interpelan a los pueblos opulentos. La mujer reclama la igualdad de
derecho y de hecho con el hombre

Es muy importante tener siempre presente que la criatura sin el Creador desaparece.

Hay que purificar por la cruz y la resurrección de Cristo y encauzar por caminos de
perfección todas las actividades humanas, las cuales, a causa de la soberbia y el egoísmo,
corren diario peligro. Dios nos enseña que nos prepara una nueva morada y una nueva
tierra donde habita la justicia, y cuya bienaventuranza es capaz de saciar y rebasar todos
los anhelos de paz que surgen en el corazón humano.Cree la Iglesia que, por medio de sus
hijos y por medio de su entera comunidad, puede ofrecer gran ayuda para dar un sentido
más humano al hombre a su historia. El que sigue a Cristo, Hombre perfecto, se
perfecciona cada vez más en su propia dignidad de hombre.La Iglesia proclama los
derechos del hombre y reconoce, además, cuanto de bueno se halla en el actual
dinamismo social.La Iglesia quiere ayudar y fomentar las instituciones en lo que de ella
dependa y puede conciliarse con su misión propia. Nada desea tanto como desarrollarse
libremente, en servicio de todos, bajo cualquier régimen político que reconozca los
derechos fundamentales de la persona y de la familia y los imperativos del bien común.

Como el mundo entero tiende cada día más a la unidad civil, económica y social, conviene
tanto más que los sacerdotes, uniendo sus esfuerzos eviten toda causa de dispersión, para
que todo el género humano venga a la unidad de la familia de Dios.

La Iglesia, al prestar ayuda al mundo y al recibir del mundo múltiple ayuda, sólo pretende
una cosa: el advenimiento del reino de Dios y la salvación de toda la humanidad.

DECRETOS:

 CHRISTUS DOMINUS. sobre el ministerio pastoral de los Obispos

El Papa goza por institución divina de potestad suprema. Los Obispos, puestos por el
Espíritu Santo, ocupan el lugar de los Apóstoles como pastores de las almas

Teniendo cada uno el cuidado de la Iglesia particular que presiden, y en algunas ocasiones
pueden los Obispos reunidos proveer a las Iglesias de ciertas necesidades comunes.

El sagrado Concilio determina que todos los Obispos que sean miembros del Colegio
Episcopal tienen derecho a asistir al Concilio Ecuménico".

 AD GENTES DIVINITUS La actividad misionera de la iglesia.

La iglesia se esfuerza en anunciar el Evangelio a todos los hombres. La Iglesia peregrinante


es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del
Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre.

Dios llamo a los hombres para constituirlos en pueblo, para que sus hijos que estaban
dispersos se congreguen en unidad.

Dios, para establecer la paz o comunión con El y armonizar la sociedad fraterna entre los
hombres, pecadores, envió a su Hijo en nuestra carne para arrancar por su medio a los
hombres del poder de las tinieblas y de Satanás.

El Espíritu Santo obraba ya en el mundo antes de la glorificación de Cristo. El Espíritu


Santo "unifica en la comunión y en el servicio y provee de diversos dones jerárquicos y
carismáticos", a toda la Iglesia a través de los tiempos.
DECLARACIONES

 DIGNITATIS HUMANAE LIBERTAD. Sobre la libertad religiosa.

Este Concilio Vaticano declara que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa.
Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción.

Este derecho de la persona humana a la libertad religiosa debe ser reconocido en el


ordenamiento jurídico de la sociedad de forma que se convierta en un derecho civil.

Cada cual tiene la obligación y, por consiguiente, también el derecho de buscar la verdad
en materia religiosa, a fin de que, utilizando los medios adecuados, llegue a formarse
rectos y verdaderos juicios de conciencia.

 GRAVISSIMUM EDUCATIONIS. Sobre la educación cristiana.

Todos los hombres, de cualquier raza, condición y edad, en cuanto participantes de la


dignidad de la persona, tienen el derecho inalienable de una educación.

Hay que iniciarlos, conforme avanza su edad, en una positiva y prudente educación sexual.

El Sagrado Concilio ruega encarecidamente a todos los que gobiernan los pueblos o estén
al frente de la educación, que procuren que la juventud nunca se vea privada de este
sagrado derecho.

El Santo Concilio recuerda a los pastores de almas su gravísima obligación de proveer que
todos los fieles disfruten de la educación cristiana y, sobre todo, los jóvenes, que son la
esperanza de la Iglesia. La familia es, por tanto, la primera escuela de las virtudes sociales.

En la familia cristiana, enriquecida con la gracia del sacramento y los deberes del
matrimonio, es necesario que los hijos aprendan desde sus primeros años a conocer la fe
recibida en el bautismo. En ella sienten la primera experiencia de una sana sociedad
humana y de la Iglesia.

 NOSTRA AETATE. Sobre las relaciones de la iglesia con las religiones no cristianas.

La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero.
Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas
que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces
reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres.

La relación del hombre para con Dios Padre y con los demás hombres sus hermanos están
de tal forma unidas que, como dice la Escritura: "el que no ama, no ha conocido a Dios".
Así se elimina el fundamento de toda teoría o práctica que introduce discriminación entre
los hombres y entre los pueblos.

La Iglesia, por consiguiente, reprueba como ajena al espíritu de Cristo cualquier


discriminación o vejación realizada por motivos de raza o color, de condición o religión.

MENSAJE DEL CONCILIO A LA HUMANIDAD.

Para todas las categorías humanas ha trabajado el Concilio durante cuatro años.

En el Concilio dice a los gobernantes: honramos vuestra autoridad y vuestra soberanía,


respetamos vuestras funciones, reconocemos vuestras leyes justas, estimamos los que las
hacen y a los que las aplican. Pero tenemos una palabra sacrosanta y deciros: sólo Dios es
grande. Sólo Dios es el principio y el fin. Sólo Dios es la fuente de vuestra autoridad y el
fundamento de vuestras leyes.

A los intelectuales y a los cientificos les comunica que al igual que ellos buscan la verdad.
Pensar es un deber y tambien una responsabilidad. Tened confianza en la fe, esa gran
amiga de la inteligencia.

A los artistas: este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la
desesperanza.

A las mujeres: Reconciliad a los hombres con la vida.

A los jovenes: La Iglesia está preocupada porque esa sociedad que vais a constituir respete
la dignidad, la libertad, el derecho de las personas, y esas personas son las vuestras.

BREVE PONTIFICIO IN SPIRITU SANCTO

Se clausura el concilio Vaticano II el 8 de diciembre de 1965. Mandamos y también


ordenamos que todo cuanto ha sido establecido sinodalmente sea religiosamente
observado por todos los fieles para gloria de Dios, para el decoro de la Iglesia y para
tranquilidad y paz de todos los hombres.

Debe considerarse nulo y sin valor desde este momento todo cuanto se haga contra estos
acuerdos por cualquier individuo o cualquier autoridad, conscientemente o por
ignorancia.

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