Está en la página 1de 3

EN TIEMPOS DE DON PORFIRIO

CHOLE: ¡Qué barbaridad! Así ya no se puede vivir.

RICARDO: ¿Por qué dices eso Chole?

CHOLE: Es que está todo carísimo.


Tan bien que se vivía en tiempos de don Porfirio.

RICARDO: ¡ No es cierto! Muchos la pasaron mal.


El dejó que vinieran los extranjeros a que se hicieren millonarios.
¡Acuérdate de la huelga de Cananea!
¡ Qué injusticia!

CHOLE: ¡Ay! Ricardo pero arriesgaban su dinero. Gracias a ellos tenemos


ferrocarril y electricidad.

RICARDO: Sí mujer; pero lo hicieron porque tenían intereses en comunicar


a México con la frontera y los puertos para llevarse nuestros recursos.

CHOLE: !Ah! sin embargo no podrás negar el progreso que significó el


tren.

RICARDO: ¡No! No lo niego; era muy moderno, pero su construcción


provocó despojos de tierras. En algunos casos fueron los propios
campesinos a quienes quitaron sus propiedades los que tendieron las vías.

CHOLE: ¿Y qué me dices de esas máquinas tan modernas que compraron


los señores López y García? Gente como ellos, hicieron que el país
progresara. Tenían muchos obreros que trabajaban para ellos.

RICARDO: Ciertamente, en sus fábricas había muchos obreros, mujeres y


niños que trabajaban hasta dieciséis horas y les pagaban una miseria.

CHOLE: ¡Sí! Pero gracias al dinero que se ahorraban pudieron instalar


electricidad en sus fábricas y faroles en el pueblo.

RICARDO: ¡Pero Chole! Las compañías de electricidad eran


norteamericanas e inglesas y producían luz para la industria, rara vez para
el alumbrado público.

CHOLE: ¿Qué no te acuerdas que en mi barrio había faroles?


RICARDO: ¡Sí! Pero solo se iluminaban las casas de los ricos, los pobres
siguieron muchos años alumbrándose con velas y ocotes.

CHOLE: Esos no eran mis problemas, yo vivía ¡muy bien! Mi papá me podía
llevar seguido a México, los únicos que le preocupaban eran sus peones
¡eran unos flojos! Que si no tenían para, que si se les había muerto su
hijo… puros pretextos para pedir dinero prestado. Ya bastante hacía mi
papá fiándoles en la tienda de raya y prestándoles un cuarto para dormir.

RICARDO: ! Tú papá! Jajajaja…a diario les recordaba lo que le debían,


sabían que si no pagaban ellos, tenían que pagar sus hijos.

CHOLE: !Ah! mi papá no se iba a arruinar, si alguno desobedecía o robaba


¡lo castigaba! para que sirviera de escarmiento a los demás.

RICARDO: Sí, también los amenazaba con mandarlos a Yucatán, donde los
peones vivían en malas condiciones y morían en pocos años en las
haciendas henequeneras.

CHOLE: !Pues yo no sé! a mí siempre me mantuvieron alejada de esa


gente.

RICARDO: Aunque no nos pongamos de acuerdo, no olvides que la gente


no soporta todo el tiempo las injusticias.

¡ Por eso hicimos la revolución!


¿Por qué existen puntos de vista tan diferentes?

¿Qué opinas de esta conversación?

Muchas veces miramos cosas o escuchamos relatos desde distintos puntos de vista.

Cuando cambiamos de posición descubrimos otros aspectos de la misma posición.

Si hubiéramos escuchado únicamente a Chole entenderíamos al porfiriato de una


manera; la visión de Ricardo nos amplía el panorama.

Mirar las cosas desde varios puntos de vista tiene sus ventajas.

¿Te gustaría saber más de esta época?

Te invitamos a conocerla.

También podría gustarte