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The Story of Mankind

Hendrik Van Loon

Vivimos bajo la sombra de un gigantesco signo de interrogación.

¿Quiénes somos?

¿De dónde venimos?

¿A dónde vamos?

Lentamente, pero con valentía persistente, hemos estado empujando este signo de interrogación
más y más hacia esa línea distante, más allá del horizonte, donde esperamos encontrar nuestra
respuesta.

No hemos ido muy lejos.

Todavía sabemos muy poco, pero hemos llegado al punto en que (con un grado razonable de
exactitud) podemos adivinar muchas cosas.

Llovió incesantemente
En un principio, el planeta en que vivimos (por lo que ahora sabemos) fue una gran bola de feugo
de materia, una pequeña nube de humo en el infinito del espacio. Poco a poco, en el curso de
millones de años, la superficie se quemó, y se cubrió con una fina capa de rocas. Sobre estas rocas
sin vida cayó una lluvia torrencial, la cual llevó el granito y el polvo a los valles que se escondían
entre los altos acantilados de la tierra humeante.

Finalmente llegó la hora cuando el sol apareció entre las nubes y vio como este pequeño planeta
estaba cubierto con unos pequeños charcos que se iban a desarrollar en los océanos de los
hemisferios occidental y oriental.

Entonces un día la gran maravilla sucedió. Lo que había estado muerto, dio luz a la vida.

La primera célula viva flotó sobre las aguas del mar.

Durante millones de años flotó a la deriva sin rumbo fijo con las corrientes de los océanos. Pero
durante todo ese tiempo estuvo desarrollando ciertos hábitos que la ayudaron a sobrevivir
fácilmente en lugares más inhóspitos. Algunas de estas células eran más felices en las oscuras
profundidades de los mares. Echaron raíces en los sedimentos viscosos que habían sido llevados
hacia abajo desde la cima de las colinas y se convirtieron en plantas. Otras células prefirieron
moverse y desarrollaron extrañas patas articuladas, como los escorpiones y comenzaron a
arrastrarse por el fondo del mar en medio de las plantas y cosas de color verde pálido que
parecían medusas. Otros organismos (cubiertos de escamas) dependían de un movimiento de
natación para ir de un lugar a otro en busca de alimentos, y poco a poco el océano se pobló de
millones de peces.

Mientras tanto, las plantas iban aumentando en número y tuvieron que buscar lugares nuevos
donde vivir. Ya no había lugar para ellas en el fondo del mar. A regañadientes dejaron el agua e
hicieron un nuevo hogar en los pantanos y en los bancos de barro que se formaban al pie de las
montañas. Dos veces al día el agua de mar las cubría con su salmuera. El resto del tiempo las
plantas trataron de adaptarse y sobrevivir con el aire que rodeaba la superficie del planeta.
Después de siglos de formación, aprendieron a vivir cómodamente en el aire como lo habían
hecho en el agua. Aumentaron de tamaño y se convirtieron en arbustos y árboles y aprendieron a
cultivar flores encantadoras que atrajo la atención de los ocupados grandes abejorros y las aves
que llevaron a las semillas por todas partes hasta que la tierra entera se había convertido en una
cubierta de pasto verde, o dejarlas bajo la oscura sombra de los árboles grandes. Sin embargo,
algunos de los peces también habían comenzado a salir del mar, y habían comenzado a aprender a
respirar con los pulmones. Llamamos a tales criaturas anfibias, lo que significa que capaces de
sobrevivir con la misma facilidad en la tierra y en el agua.

Una vez fuera dela gua, estos animales se adaptaron gradualmente más y más a la vida en la tierra.
Algunos se convirtieron en reptiles (criaturas que se arrastran como lagartos) y compartieron el
silencio de los bosques con los insectos. Con el paso del tiempo, estos reptiles aprendieron a
moverse más rápido a través del suelo suave, mejoraron sus piernas y aumentaron su tamaño
hasta que el mundo estaba poblado de formas gigantescas.

Algunos de los miembros de esta familia de reptiles comenzaron a vivir en las copas de los árboles,
los cuales llegaron a medir cientos de metros de altura. Tales reptiles ya no necesitaban las
piernas para caminar, pero era necesario que se pudieran mover rápidamente de rama en rama,
por lo que transformaron una parte de su piel en una especie de paracaídas, que se extendía a los
lados de sus cuerpos y entre los dedos de sus patas. Así nacieron las primeras aves.

Entonces ocurrió algo extraño. Todos los reptiles gigantes murieron dentro de poco tiempo. No
sabemos la razón. Tal vez se debió a un cambio repentino en el clima. Tal vez había crecido tanto
que no sabía nadar ni caminar ni gatear por lo que murieron de hambre. Sea cual sea la causa , el
imperio de los grandes reptiles había terminado.

Ahora, el mundo comenzó a ser ocupado por criaturas muy diferentes. Eran los descendientes de
los reptiles, pero eran bastante diferente a estos ya que alimentaban a sus crías de las “mamas” o
los pechos de la madre, por lo cual la ciencia moderna los ha llamado “mamíferos”. Sus cuerpos
estaban cubiertos de pelo. Los mamíferos no obstante desarrollaron otros hábitos que les dieron
ventaja sobre los demás animales. La hembra de la especie llevó a los huevos de los jóvenes
dentro de su cuerpo hasta su nacimiento, mientras todos los demás seres vivos, hasta entonces,
habían dejado a sus hijos expuestos a los peligros del frío

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