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LA GUERRA DEL AGUA DE COCHABAMBA

En abril del 2000, durante casi una semana el poder del estado
prácticamente desapareció en el ciudad de Cochabamba en la país de
Bolivia; la ciudad estaba tomada por la multitud y las carreteras totalmente
bloqueadas, a pesar del estado de sitio decretado. El estado estaba
asustado con la señal cochabambina, y tuvo que retroceder, accediendo a
la demanda de anulación del contrato de concesión con el consorcio
transnacional “aguas del tunari” y la modificación de la ley de agua
potable y alcantarillado sanitario. Luego de quince años de
neoliberalismo, un movimiento social urbano rural había logrado detener
la estrategia de norma capitalista desplegada con el ajuste estructural.

Se realiza una breve reconstrucción de los principales hechos, desde los


primeros movimientos contra la privatización del agua, hasta culminar en
la salida del consorcio del país, en la ciudad de Cochabamba,
particularmente los campesinos posee una tradición de luchas regionales
en la defensa de derechos de agua , las causas inmediatas para la
“guerra del agua” fueron dos, la aprobación en el parlamento de la ley de
agua potable y alcantarillado sanitario (septiembre 1999) y la concesión
de la empresa municipal de agua (semapa) y un megaproyecto de agua
para usos múltiples (misicuni), al consorcio transnacional “aguas del
tunari” (octubre 1999).

Se organizo el "comité de defensa del agua y la economía familiar", con


participación de ecologistas, agrupaciones vecinales, colegios de
profesionales, frente al anuncio de la concesión. Los bancos publicó un
reporte sobre el gasto público en Bolivia, se enfocaron y dieron
importancia a la ley de agua potable para garantizar la transferencia de la
administración del agua potable al sector privado y la necesidad de
eliminar subsidios en el sector.

Luego del año nuevo, se organizó un nuevo bloqueo regional, esta vez
convocado por la coordinadora, contra la ley 2029 y la concesión,
particularmente el incremento en las tarifas del agua potable, establecido
por la concesionaria. la policía reprimió violentamente las movilizaciones
urbanas, pero se logró un acuerdo para modificar ambos documentos. en
febrero del 2000, la coordinadora organizó la llamada "toma simbólica de
la ciudad de Cochabamba", para demandar pacíficamente como la
anulación de la ley de agua potable y alcantarillado sanitario, anulación de
reglamentos que hicieron posible la concesión, anulación del contrato con
“aguas del tunari”, renuncia del superintendente de aguas, consenso con
todos los sectores sociales en la ley del recurso agua.

El gobierno detuvo violentamente la movilización urbana, pero esta


continuó, junto con los bloqueos del pueblo, con un saldo de 22 heridos,
más de 100 detenidos, y un acuerdo, bajo mediación de la iglesia y el
defensor del pueblo, estableciendo la revisión del contrato con “aguas del
tunari”, la modificación de la ley de agua potable y alcantarillado con
participación de campesinos, regantes y organizaciones urbanas
distribuidoras de agua y la suspensión del incremento tarifario mientras
continúen las negociaciones.

Actualmente la empresa ha vuelto a su condición original (empresa


municipal descentralizada) y existe una discusión sobre la nueva forma de
administración; el gobierno está empeñado en convocar a una nueva
licitación para su concesión a una compañía privada. por otro lado, la
coordinadora esta discutiendo con el gobierno los reglamentos de la
nueva ley de agua potable y alcantarillado sanitario, e intentando frenar la
estrategia privatizadora.

La guerra del agua escarbó la posibilidad de dotar a la democracia de su


original sentido anti autoritario: como dispositivo y fuerza creativa de la
multitud (hardt y negri 2000), para construir una sociedad autónoma
(castoriadis 1996). el movimiento de Cochabamba ha mostrado la
voluntad ciudadana por tomar decisiones, particularmente en temas que
están íntimamente relacionados con su vida diaria, su subsistencia, y el
agua es uno de ellos; la gente desea ser protagonista en la definición de
políticas y no solamente ser víctima de ellas; ellos quieren fiscalizar las
acciones de sus gobernantes y las compañías privadas, hoy dueñas de
los servicios públicos, y no sufrir solamente sus efectos perversos
producto de medidas inconsultas: corrupción, autoritarismo y pobreza.
Como decía otro representante de la coordinadora en una concentración:
“…no queremos que nos traigan planes prefabricados o que cuatro
empresarios se reúnan para decidir qué vamos a hacer; son ustedes y
nosotros, todos en conjunto que vamos a solucionar el problema de agua
en cochabamba…” (saul soria, discurso del 1ro mayo 00).

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